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Old/New Testament

Each day includes a passage from both the Old Testament and New Testament.
Duration: 365 days
La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
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Jeremías 3-5

La idolatría como prostitución

Si un hombre repudia a su mujer
y esta se va de su lado,
y se casa con otro hombre,
¿volverá el primero a ella?,
¿no es ya tierra profanada?
Y tú, que te has prostituido
con tantos y tantos amantes,
¿vas ahora a volver a mí?
Alza tu mirada a las dunas,
¿dónde no has sido gozada?
Los esperabas sentada en los caminos,
igual que un beduino en el desierto,
y así has profanado la tierra
con tus infames fornicaciones.
Fallaron los chaparrones
y las lluvias no llegaron,
mas tú, ramera descarada,
te resistías a humillarte.
Ahora vienes y me dices: “Padre,
amor de mi primera juventud,
¿me guardarás rencor por siempre?,
¿me vas a vigilar eternamente?”.
Así hablabas, mientras hacías
todas las maldades que podías.

Fracaso de las dos hermanas

Me dijo el Señor en tiempo del rey Josías:

— ¿Has visto lo que ha hecho la apóstata Israel? Ha recorrido todos los santuarios de los montes y se ha prostituido bajo todos los árboles frondosos. Yo me dije: “Después de hacerme todo lo que me ha hecho, volverá a mí”. Pero no volvió. Y Judá, su hermana infiel, aunque vio que, debido a todos sus adulterios, yo había despedido a la apóstata Israel y le había dado el acta de divorcio, no tuvo miedo; así que su infiel hermana Judá siguió adelante y se prostituyó ella también. Y con la frivolidad de su prostitución, profanó el país y cometió adulterio con la piedra y con el leño. 10 Y a pesar de todo ello, su infiel hermana Judá no volvió a mí con corazón sincero, sino fingidamente —oráculo del Señor—.

11 Me dijo el Señor:

— Es más inocente la apóstata Israel que la infiel Judá.

Invitación a la conversión de Israel y de Judá

12 — Vete y proclama estas palabras en dirección al norte. Dirás:

Vuelve, Israel, apóstata
—oráculo del Señor—,
que no les frunciré el ceño,
porque yo soy bondadoso
—oráculo del Señor—
y no guardo rencor por siempre.

13 Reconoce, sin embargo, tu culpa,

tu rebeldía contra el Señor, tu Dios:
prodigaste tus amores a extranjeros
debajo de todo árbol frondoso,
sin escuchar siquiera mi voz
—oráculo del Señor—.

14 Vuelvan, hijos apóstatas —oráculo del Señor—, que yo soy su dueño. Voy a elegir uno de cada ciudad y dos de cada clan, y voy a traerlos a Sión. 15 Les daré los pastores que yo crea conveniente, y los apacentarán con profesionalidad y acierto. 16 Cuando por aquel entonces se multipliquen y fructifiquen en el país —oráculo del Señor—, no volverán a nombrar el Arca de la alianza del Señor; no se recordará ni se hablará de ella. No la echarán de menos ni se construirá otra. 17 Por aquel tiempo llamarán a Jerusalén “Trono del Señor”, y se congregarán en ella todas las naciones (en el nombre del Señor y en el de Jerusalén); y ya no seguirán a su obstinado y perverso corazón. 18 En aquellos días, Judá caminará con Israel, y vendrán juntos de un país del norte a la tierra que di en heredad a sus antepasados.

Arrepentimiento y perdón

19 Yo había pensado:
Voy a contarte entre mis hijos,
te daré una tierra deliciosa,
la heredad más hermosa de las naciones.
Pensaba que me llamarías “Padre”,
que no te apartarías de mí.
20 Pero igual que una esposa traiciona a su marido,
así me traicionaron, pueblo de Israel
—oráculo del Señor—.
21 Se escuchan voces por las dunas,
el llanto suplicante de Israel,
porque han equivocado su camino,
han olvidado al Señor, su Dios.
22 ¡Vuelvan, hijos apóstatas,
que voy a sanar su apostasía!
“Aquí estamos, venimos a ti,
pues eres el Señor, nuestro Dios.
23 ¡Qué mentira son las colinas,
los montes son pura confusión!
Sólo en el Señor, nuestro Dios,
está la salvación de Israel.
24 La ignominia ha devorado,
ya desde que éramos jóvenes,
los logros de nuestros antepasados:
sus ovejas y sus vacas,
sus hijos y sus hijas.
25 ¡Acostémonos en nuestra vergüenza,
cubrámonos con nuestra deshonra!
Desde que éramos jóvenes hasta hoy,
nosotros, lo mismo que nuestros antepasados,
hemos pecado contra el Señor, nuestro Dios,
nos hemos negado a obedecerlo”.

¡Ojalá te convirtieras, Israel,
—oráculo del Señor—,
ojalá volvieras a mí!
Si quitas de mi vista
tu culto abominable,
no andarás perdido.
Si juras sinceramente
“por vida del Señor”,
con derecho y con justicia,
las naciones se bendecirán,
se alabarán entre sí
en el nombre del Señor.

Nueva llamada al arrepentimiento

Pues así dice el Señor
a la gente de Judá y a Jerusalén:
Cultiven nuevas fincas
y no siembren entre espinos.
Circuncídense para el Señor, extirpen
el prepucio de sus corazones,
gente de Judá y de Jerusalén;
para que no estalle mi ira como fuego
y arda sin que nadie la extinga,
a causa de sus malas acciones.

Alarma ante el avance enemigo

Anúncienlo en Judá,
háganlo saber en Jerusalén,
toquen la trompeta en el país;
proclámenlo, confírmenlo,
digan: “Juntémonos y entremos
en las ciudades fortificadas”.
Alcen la enseña hacia Sión;
en marcha, no se detengan,
pues traigo una desgracia del norte,
acompañada de una gran calamidad.
Sube un león de la espesura,
se apresta un destructor de pueblos;
ya está saliendo de su escondrijo
para hacer de tu tierra un erial;
tus ciudades serán incendiadas,
todas quedarán deshabitadas.
Vístanse, pues, de sayal;
hagan duelo y laméntense,
que no se aparta de nosotros
el incendio de la ira del Señor.
Aquel día —oráculo del Señor—
se hundirá el ánimo del rey
y también el de los príncipes;
los sacerdotes quedarán espantados,
los profetas sin palabras.
10 Yo dije: “Ay, Señor mi Dios, ciertamente
engañaste a este pueblo y a Jerusalén,
pues dijiste que tendrían paz,
pero la espada amenaza su garganta”.

Vientos de guerra

11 En aquel tiempo dirán
a este pueblo y a Jerusalén:
“Un aire sofocante llega de las dunas,
avanza por el desierto camino de la capital”.
No es un viento para aventar o cribar,
12 sino un viento poderoso a mis órdenes.
Ahora es el momento de lanzar
mis acusaciones contra ellos.
13 Mírenlo avanzar como las nubes,
sus carros igual que el torbellino,
sus caballos más ligeros que las águilas.
¡Ay de nosotros, seremos devastados!
14 Limpia tu corazón de maldad,
Jerusalén, si quieres salvarte.
¿Hasta cuándo ocuparán tu pecho
tantos proyectos criminales?
15 La voz de un mensajero llega desde Dan,
noticias de muerte de la montaña de Efraín.
16 Comuniquen esto a las naciones,
háganlo saber en Jerusalén:
Llegan dando gritos de tierras lejanas,
lanzan sus voces contra los pueblos de Judá;
17 te asedian en torno como guardias de campo,
por haberte rebelado contra mí
—oráculo del Señor—.
18 Tu propia conducta y tus acciones
te han acarreado estas cosas;
tu maldad ha acabado en amargura,
te ha penetrado hasta el corazón.

El profeta se queja de la falta de perspicacia

19 ¡Ay mis entrañas, mis entrañas!
¡Cómo me tiembla el corazón!
Tengo el corazón palpitando,
no puedo seguir en silencio.
He oído el sonido de la trompeta,
el alarido que preludia la guerra;
20 se anuncia desastre tras desastre,
devastación a lo largo del país.
De pronto son arrasadas las tiendas,
en un momento el campamento.
21 ¿Hasta cuándo veré el estandarte,
escucharé el sonido de la trompeta?
22 Mi pueblo es un necio,
ni siquiera me conoce;
son gente insensata,
que no recapacita;
expertos en el mal,
inexpertos para el bien.

Dimensiones cósmicas del desastre

23 Miré a la tierra: caos y vacío;
al cielo: ausencia de luz.
24 Miré a los montes: temblaban;
todas las colinas se estremecían.
25 Miré y no había ni un ser humano,
habían volado hasta los pájaros.
26 Miré y el vergel era estepa,
los pueblos estaban arrasados,
por la ira ardiente del Señor.
27 Pues así ha dicho el Señor:
Devastado quedará el país,
pero no provocaré su fin.
28 Por ello el país hará duelo,
arriba el cielo se oscurecerá.
Lo dije y no me arrepiento,
lo he pensado y no me desdigo.

Duelo por Sión

29 Griterío de jinetes y arqueros
ponen en fuga a la ciudad:
penetran en la maleza,
suben por los desfiladeros.
La ciudad ha sido abandonada,
no han quedado habitantes en ella.
30 Y una vez devastada, ¿qué harás,
tú, que te vistes de púrpura,
te adornas con joyas de oro
y resaltas tus ojos con sombra?
De nada sirve embellecerte;
tus amantes te han rechazado,
y sólo buscan tu muerte.
31 Oigo quejidos de parturienta,
angustias como de primeriza:
son quejidos y suspiros de Sión,
que estira doliente sus brazos:
¡Ay de mí, que estoy agotada,
me están quitando la vida!

Variaciones sobre el tema del juicio

Patrullen las calles de Jerusalén,
miren bien y comprueben;
busquen por todas sus plazas
a ver si encuentran a alguien,
uno siquiera que sea justo,
que vaya tras la verdad,
y yo lo perdonaré.
Cuando juran “por vida del Señor”,
¿acaso no juran en falso
siendo así, Señor,
que tus ojos buscan la verdad?
Los golpeaste y no les afectó,
los destrozaste y no se corrigieron;
endurecían su cara como la piedra,
no quisieron convertirse a ti.
Yo pensaba: “Se trata de pobre gente,
de personas ignorantes
que no saben cómo actúa el Señor,
ni qué es lo que quiere su Dios.
Iré, pues, donde los bien situados,
voy a dirigirme a quienes
conocen cómo actúa el Señor
y qué es lo que quiere su Dios”.
Pero habían roto el yugo
y habían soltado las riendas.
Por eso, un león de la selva los herirá,
un lobo estepario los destrozará;
una pantera acecha sus ciudades
y desgarra a quien sale de ellas.
Pues son numerosas sus rebeldías,
han multiplicado sus traiciones.
¿Por qué debería perdonarte?
Tus hijos me han abandonado,
juraron por dioses falsos;
después de haberlos saciado,
ellos cometieron adulterio,
acudieron en masa al burdel.
¡Sementales ardientes y lascivos,
que relinchan por la mujer de su vecino!
¿Y no castigaré estas cosas?
—Oráculo del Señor—.
De un pueblo que así se comporta,
¿no he de vengarme en persona?
10 Pasen por las hileras de la viña,
destruyan, pero no aniquilen;
arranquen todos sus sarmientos,
porque ya no son del Señor.
11 Pues tanto Israel como Judá
me han traicionado sin pudor
—oráculo del Señor—.
12 Han renegado del Señor,
iban diciendo: “Es un don nadie;
no nos alcanzará la desgracia,
no veremos espada ni hambre;
13 los profetas no son más que viento,
no hay en ellos palabras del Señor”.
14 Pues así dice el Señor,
Dios del universo:
Por haber hablado de este modo,
así les va a suceder:
haré que sean mis palabras
lo mismo que fuego en tu boca;
el pueblo será el combustible
y el fuego los devorará.
15 Voy a traer contra ustedes,
gente de la casa de Israel,
un pueblo de tierras lejanas
—oráculo del Señor—,
un pueblo vetusto y antiguo,
un pueblo cuya lengua desconoces,
y no entenderás lo que diga.
16 Su aljaba es una tumba abierta,
todos son valientes guerreros;
17 devorarán tu mies y tu comida,
devorarán a tus hijos e hijas;
devorarán tus ovejas y tus vacas,
devorarán tu viña y tus higueras.
Conquistarán a espada las ciudades fortificadas,
esas en las que tienes puesta tu confianza.
18 Pero tampoco en aquellos días acabaré con ustedes —oráculo del Señor—.

19 Y cuando digan: “¿Por qué nos ha hecho todas estas cosas el Señor, nuestro Dios?”, les responderás: “Por haberme abandonado y haber servido a dioses extranjeros en la tierra de ustedes, también servirán a extraños en una tierra extraña”.

Nuevas acusaciones y amenazas

20 Anuncien esto a la casa de Jacob,
háganselo saber así a Judá:
21 Escuchen lo que voy a decir,
pueblo necio e insensato.
Tienen ojos y no ven,
oídos pero no escuchan.
22 ¿Es que no me respetan?
—oráculo del Señor—
¿No tiemblan en mi presencia?
Yo mismo puse arena como límite al mar,
una linde perpetua que no traspasará;
hierven las aguas, pero son impotentes,
mugen las olas, pero no lo traspasan.
23 En cambio este pueblo tiene
corazón terco y rebelde;
se apartan de mí y se van,
24 incapaces de decir en su interior:
“Respetemos al Señor, nuestro Dios,
que es quien proporciona lluvia,
en otoño y primavera, a su tiempo;
quien garantiza los tiempos de la siega”.
25 Sus culpas lo han trastornado todo,
sus pecados los dejan sin lluvia,
26 pues mi pueblo está lleno de canallas
que espían como pajarero al acecho:
tienden trampas y atrapan personas.
27 Como un cesto repleto de pájaros,
así rebosan sus casas de fraudes;
por eso prosperan y se enriquecen,
28 engordan y se ponen lustrosos.
También rebosan de maledicencia,
no juzgan conforme a justicia,
no atienden la causa del huérfano
ni defienden el derecho de los pobres.
29 ¿Y no castigaré estas cosas?
—oráculo del Señor—.
De un pueblo que así se comporta,
¿no he de vengarme en persona?
30 Una cosa espantosa y horrible
está sucediendo en el país:
31 los profetas profetizan en falso,
los sacerdotes actúan a su antojo,
y a mi pueblo le gustan estas cosas.
¿Qué harán cuando todo esto acabe?

1 Timoteo 4

II.— INSTRUCCIONES PERSONALES A TIMOTEO (4,1—6,21)

Falsos maestros y falsas enseñanzas

El Espíritu proclama que, en los últimos tiempos, algunos desertarán de la ley y prestarán oídos a falsos maestros y a enseñanzas demoniacas. Se trata de embaucadores hipócritas que tienen la conciencia empedernida y que prohíben tanto el matrimonio como el uso de ciertos alimentos, siendo así que Dios ha creado estas cosas para que los fieles, que conocen la verdad, disfruten de ellas dándole gracias. Pues todo cuanto Dios ha creado es bueno, y nada hay que sea pernicioso si se come dando gracias. Todo lo santifica la palabra de Dios y la oración.

El buen servidor de Jesucristo

Si enseñas estas cosas a los hermanos, serás un buen servidor de Cristo Jesús y estarás alimentado con el mensaje de la fe y de la hermosa enseñanza que tan fielmente has seguido. Desecha los mitos profanos que sólo son cuentos de viejas. Ejercítate en una vida auténticamente piadosa, teniendo en cuenta que el ejercicio corporal no sirve para mucho y, en cambio, una vida auténticamente religiosa es útil para todo; además, cuenta con la promesa de la vida, tanto presente como futura. Es esta una palabra digna de crédito y que debe aceptarse sin reservas. 10 En efecto, si nos fatigamos y luchamos, es porque hemos puesto la esperanza en Dios viviente que es salvador de todos, especialmente de los creyentes.

11 Enseña y recomienda estas cosas. 12 Que nadie te menosprecie por ser joven. Al contrario, que tu palabra, tu conducta, tu amor, tu fe y tu limpio proceder te conviertan en modelo para los creyentes. 13 Mientras esperas que yo llegue, dedícate a la lectura [de las Escrituras], a la exhortación y a la enseñanza. 14 No hagas estéril el don que hay en ti y que se te confirió cuando, por indicación profética, los presbíteros te impusieron las manos. 15 Tómate en serio todo esto y vívelo intensamente a fin de que todos puedan constatar tu aprovechamiento. 16 Cuida de ti y de la enseñanza; sé constante en lo que hagas, pues de esa manera te salvarás tú y salvarás a quienes te escuchen.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España