Old/New Testament
Oráculo contra Damasco e Israel
17 Oráculo contra Damasco:
2 Damasco desaparecerá como ciudad
convertida en montones de ruinas;
las villas de Aroer abandonadas
sólo servirán para que se tumbe el ganado,
sin que nadie lo espante.
3 Efraín quedará sin plazas fuertes,
se acabará el poderío de Damasco;
a los que queden de Aram les pasará
lo mismo que a los nobles de Israel
—oráculo del Señor del universo—.
Oráculos varios
4 Aquel día
se debilitará el poder de Jacob,
su carne rolliza se consumirá;
5 será como el haz que abraza el segador,
como las espigas que recoge su brazo,
como quien pasa espigando
por el valle de Refaín.
6 Quedará sólo el rebusco,
como quien varea el olivo
y encuentra un par de aceitunas
en lo alto de la copa,
y pocas más en sus ramas.
—Oráculo del Señor Dios de Israel—.
7 Aquel día
mirará la gente a su Hacedor,
fijará su mirada en el Santo de Israel.
8 No mirará los altares,
obra de sus manos y hechura de sus dedos;
no se fijará en cipos ni estelas.
9 Aquel día
tus ciudades fortificadas
quedarán abandonadas,
como las de heveos y amorreos
ante el ataque israelita;
quedarán deshabitadas.
10 Pues olvidaste a tu Dios salvador,
no te acordaste de tu Roca inexpugnable.
Y plantabas parterres exóticos,
injertabas esquejes importados.
11 El mismo día los plantabas y crecían,
de mañana germinaba la semilla.
Pero un día aciago se pierde la cosecha:
¡un sufrimiento irremediable!
Los atacantes aniquilados
12 ¡Ay, turbulencia de pueblos que retumban,
que braman como braman los mares!
¡Tumulto de naciones tumultuosas,
como aguas impetuosas!
13 Naciones que se agitan
como aguas caudalosas.
Pero grita amenazante
y se escapan desde lejos,
como tamo de los montes
impelido por el viento,
como nube de vilanos
a merced del vendaval.
14 Por la tarde se presenta el espanto:
nadie queda al llegar la mañana.
Esto les queda a quienes nos saquean,
este es el lote de quienes nos despojan.
Contra Cus
18 ¡Ay del país donde zumban enjambres,
más allá de los ríos de Cus,
2 que envía sus correos por el mar,
por el agua en canoas de junco!
Vayan, rápidos, mensajeros a esa gente
esbelta y de tez brillante,
a ese pueblo temido por doquier,
que domina con fuerza y con nervio,
con su tierra surcada por ríos.
3 Habitantes del mundo,
moradores de la tierra,
miren cuando se alce
una enseña en los montes,
escuchen cuando oigan
el sonido del cuerno.
4 Pues así me dijo el Señor:
Desde mi sitio contemplo sereno:
como el calor ardiente del sol,
como nube de rocío en plena siega.
5 Antes de la vendimia, pasada la floración,
cuando están madurando los agraces,
se aplica la podadera a los racimos,
se cortan y se tiran los sarmientos.
6 Quedarán a merced de las rapaces del monte,
abandonados a las fieras del campo:
pasarán allí el verano las rapaces,
el invierno las fieras del campo.
7 Entonces traerá tributo al Señor del universo la gente esbelta de tez brillante, el pueblo temido por doquier, que domina con fuerza y con nervio, con su tierra surcada por ríos; lo traerán al lugar donde se invoca el nombre del Señor del universo, al Monte Sión.
Oráculo contra Egipto
19 El Señor cabalga sobre tenue nube,
véanlo entrando en Egipto;
tiemblan ante él los ídolos de Egipto,
el corazón de Egipto flaquea por dentro.
2 Voy a incitar a egipcios contra egipcios,
lucharán entre sí hermanos y amigos,
ciudad contra ciudad, reino contra reino.
3 El ímpetu egipcio no tiene salida,
yo destruiré sus planes;
consultarán a ídolos y adivinos,
también a nigromantes y hechiceros.
4 Voy a entregar a Egipto
en manos de un amo cruel,
un rey poderoso los gobernará
—oráculo del Señor del universo—.
5 Se agotarán las aguas del mar,
el Nilo quedará reseco,
6 los canales acabarán apestando,
el delta menguará hasta secarse,
cañas y juncos se agostarán;
7 las cañas de la orilla del Nilo,
todos los sembrados del Nilo
se secarán y el viento los llevará.
8 Hacen duelo los pescadores, se lamentan
los que lanzan al Nilo el anzuelo,
desfallecen los que echan las redes.
9 Los que trabajan el lino, defraudados,
palidecen con tejedores e hiladores;
10 los contratistas están consternados,
los jornaleros están desanimados.
11 ¡Qué necios los cortesanos de Soán!
Los consejeros del faraón desatinan.
¿Cómo se atreven a decir al faraón:
somos descendientes de sabios,
estirpe de reyes antiguos?
12 ¿Dónde están tus sabios?
¡Pues a ver si saben anunciarte
lo que ha decidido contra Egipto
el Señor del universo!
13 ¡Qué inútiles los cortesanos de Soán,
cómo se engañan los cortesanos de Nof!
Descarrían a Egipto sus gobernadores.
14 El Señor ha derramado en el país
espíritu de extravío:
están desorientando a Egipto
en todas sus empresas,
como cuando un borracho se tambalea
sacudido por su vómito.
15 Nada que hacer tiene Egipto:
lo haga la cabeza o la cola,
lo haga la palma o el junco.
Egipto y Asiria, pueblos del Señor
16 Aquel día será Egipto como las mujeres: temblará y temerá cuando vea agitarse sobre él la mano del Señor del universo. 17 La tierra de Judá causará terror a Egipto: cuando alguien se la mencione, temblará de miedo ante el plan que el Señor del universo ha proyectado sobre él. 18 Aquel día habrá cinco ciudades en el país de Egipto que hablarán la lengua de Canaán y jurarán por el Señor del universo. Una se llamará Ciudad del Sol. 19 Aquel día habrá un altar dedicado al Señor en medio del país de Egipto, y una piedra votiva cerca de su frontera, en honor del Señor. 20 Serán señal y testimonio de la presencia del Señor del universo en tierra de Egipto: cuando clamen al Señor agobiados por sus opresores, les enviará un salvador que los defenderá y los libertará. 21 El Señor se dará a conocer a Egipto, y conocerán los egipcios al Señor aquel día; servirán al Señor con sacrificios y ofrendas, le harán votos y los cumplirán. 22 El Señor irá imponiendo a Egipto castigos saludables, que le harán volver al Señor que los escuchará y los sanará. 23 Aquel día habrá una calzada de Egipto a Asiria, por la que Asiria irá a Egipto y Egipto a Asiria; y ambos servirán al Señor. 24 Aquel día Israel hará de mediador entre Egipto y Asiria, será una bendición en medio de la tierra, 25 pues los bendecirá así el Señor del universo: “Bendito sea Egipto, mi pueblo; y Asiria, obra de mis manos; e Israel, mi heredad”.
17 Así que no sean irreflexivos; al contrario, traten de descubrir cuál es la voluntad de Dios. 18 Y no se emborrachen, pues el vino conduce al libertinaje; llénense, más bien, del Espíritu, 19 y entonen entre ustedes salmos, himnos y cánticos inspirados. Canten y toquen para el Señor desde lo hondo del corazón, 20 dando gracias siempre y por todo a Dios Padre en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.
Relaciones familiares
21 Guárdense mutuamente respeto en atención a Cristo. 22 Que las mujeres respeten a sus maridos, como si se tratara del Señor. 23 Porque el marido es cabeza de la mujer, como Cristo es cabeza y salvador del cuerpo, que es la Iglesia. 24 Si, pues, la Iglesia es dócil a Cristo, séanlo también, y sin reserva alguna, las mujeres a sus maridos.
25 Ustedes, los maridos, amen a sus esposas, como Cristo amó a la Iglesia. Por ella entregó su vida 26 a fin de consagrarla a Dios, purificándola por medio del agua y la palabra. 27 Se preparó así una Iglesia radiante, sin mancha, ni arruga, ni nada semejante; una Iglesia santa e inmaculada. 28 Este es el modelo según el cual los maridos deben amar a sus esposas, como cuerpos suyos que son. El que ama a su esposa, a sí mismo se ama. 29 Pues nadie ha odiado jamás a su propio cuerpo; todo lo contrario, lo cuida y alimenta. Es lo que hace Cristo con su Iglesia, 30 que es su cuerpo, del cual todos nosotros somos miembros.
31 Por esta razón —dice la Escritura— dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y ambos llegarán a ser como una sola persona. 32 Es grande la verdad aquí encerrada, y yo la pongo en relación con Cristo y con la Iglesia. 33 En resumen, que cada uno de ustedes ame a su esposa como a sí mismo, y que la esposa sea respetuosa con su marido.
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España