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Old/New Testament

Each day includes a passage from both the Old Testament and New Testament.
Duration: 365 days
La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
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Isaías 41-42

La historia presente también en manos de Dios

41 Escúchenme, islas, en silencio;
pueblos, esperen mi reprensión.
Que se acerquen y entonces hablaremos,
comparezcamos juntos a juicio.
¿Quién lo ha suscitado por oriente
y le ofrece la victoria a cada paso,
pone a su alcance a las naciones
y le somete a sus reyes?
Su espada los reduce a polvo,
su arco los avienta como paja;
los persigue y avanza seguro,
y ni tocan sus pies el camino.
¿Quién lo ha hecho y realizado?
El que llama al futuro desde el principio.
Yo soy el Señor, el primero;
y estaré presente con los últimos.
Las islas lo contemplan temerosas,
tiemblan los confines de la tierra;
ya se acercan, ya están aquí.
Cada cual ayuda a su compañero,
y dice al de al lado: “Ánimo”.
El escultor anima al orfebre,
el forjador al que golpea el yunque;
le dice: “Va bien la soldadura”,
y la sujeta bien fuerte con clavos.

Futuro sereno del pueblo elegido

Y tú, Israel, siervo mío,
tú, Jacob, mi elegido,
estirpe de mi amigo Abrahán,
a quien tomé del confín de la tierra,
a quien llamé de lejanas regiones;
a quien dije: Tú eres mi siervo;
te he elegido, no te he rechazado.
10 No temas, que estoy contigo;
no te angusties, que soy tu Dios.
Te doy fuerza y voy a ayudarte,
te sostiene mi diestra salvadora.
11 Mira: se retraen avergonzados
todos los que se afanan contra ti;
en nada quedarán, perecerán
todos los que pleitean contigo.
12 Buscarás pero no encontrarás
a la gente que te anda provocando;
en nada quedarán, sin valor,
todos los que te hacen la guerra.
13 Porque yo, el Señor tu Dios,
soy quien te toma de la mano,
quien te dice: Nada temas,
porque yo soy tu auxilio.

Nuevo oráculo de salvación

14 No temas, gusanito de Jacob;
no te angusties, cosita de Israel;
te voy a auxiliar —oráculo del Señor—.
Tu redentor es el Santo de Israel.
15 Voy a convertirte en trillo cortante,
en trillo nuevo, lleno de dientes.
Trillarás, triturarás montañas,
reducirás a paja las colinas;
16 los aventarás, el viento los dispersará,
el torbellino los arrebatará consigo.
Pero tú te alegrarás en el Señor,
te gloriarás del Santo de Israel.

El desierto transformado

17 En vano los pobres buscan agua,
la sed reseca su lengua.
Yo, el Señor, les respondo;
como Dios de Israel, no los abandono.
18 Abriré canales en cumbres peladas,
fuentes en medio de los valles;
transformaré la estepa en estanque,
la tierra desierta en manantiales.
19 Llenaré la estepa de cedros,
de acacias, mirtos y olivos;
plantaré en el desierto cipreses,
y a la vez olmos y abetos.
20 Para que así vean y entiendan,
y a la vez se fijen y aprendan
que lo ha hecho la mano del Señor,
lo ha creado el Santo de Israel.

Los ídolos nada saben y nada son

21 Presenten su causa, dice el Señor,
aduzcan sus pruebas, dice el Rey de Jacob;
22 que se acerquen y nos digan
lo que va a suceder.
Dígannos cómo fue el pasado
y prestaremos atención;
anúnciennos el futuro
y lo reconoceremos cuando llegue;
23 predigan los signos del futuro
y sabremos que son dioses.
Hagan algo, bueno o malo,
y que todos lo veamos admirados.
24 Mas ustedes no son nada,
sus obras son vacío;
es detestable elegirlos como dioses.
25 Del norte he suscitado
a uno que está llegando;
de oriente lo llamo por su nombre:
pisoteará príncipes como barro,
como pisa un alfarero la arcilla.
26 ¿Quién lo dijo de antemano
para que lo supiéramos por adelantado,
para que asintiéramos diciendo: “Es cierto”?
Pero nadie lo cuenta ni lo explica,
y nadie escucha sus palabras.
27 Lo he anunciado primero en Sión,
he enviado un heraldo a Jerusalén.
28 Miré, pero a nadie vi,
ni un consejero entre ellos
que pudiese responder a mi pregunta.
29 Son todos pura nadería,
sus obras un cero a la izquierda,
viento y nulidad sus estatuas.

Primer canto del Siervo

42 Este es mi siervo, a quien sostengo,
mi elegido, en quien me complazco.
Lo he dotado de mi espíritu,
para que lleve el derecho a las naciones.
No gritará ni alzará la voz,
ni se hará escuchar por las calles.
No romperá la caña ya quebrada,
ni apagará la llama que aún vacila;
proclamará el derecho con verdad.
No desfallecerá ni se quebrará,
hasta que implante el derecho en la tierra,
en las islas que esperan su enseñanza.
Así dice Dios, el Señor,
que ha creado y desplegado el cielo,
que ha establecido la tierra y su vegetación,
que ha dado aliento a la gente que hay en ella,
vida a cuantos se mueven por ella:
Yo, el Señor, te llamo con amor,
te tengo asido por la mano,
te formo y te convierto
en alianza de un pueblo,
en luz de las naciones;
para que abras los ojos a los ciegos
y saques a los presos de la cárcel,
del calabozo a los que viven a oscuras.
Yo soy el Señor, así me llamo,
y no cedo a nadie esa gloria,
ni ese honor a los ídolos.
Como ya se ha cumplido lo antiguo,
voy a anunciar cosas nuevas;
antes de que germinen se las digo.

Himno al Señor victorioso

10 Canten al Señor un cántico nuevo,
llegue su alabanza a los confines de la tierra;
lo ensalce el mar y cuanto hay en él,
las islas y los que habitan en ellas.
11 Exulten la estepa y sus poblados,
las aldeas donde habita Quedar;
griten alegres los que moran en Selá,
aclamen desde las cimas de los montes;
12 reconozcan la gloria del Señor,
proclamen su alabanza en las islas.
13 El Señor sale como un guerrero,
excita su ardor como un soldado;
lanza el grito, el alarido de guerra,
se muestra valiente ante sus enemigos.

La restauración está a punto

14 Por mucho tiempo he callado,
me contenía en silencio;
pero, igual que parturienta,
grito, resuello y jadeo.
15 Secaré montes y cerros,
agostaré su verdor;
de sus ríos haré un yermo,
secaré sus humedales.
16 Guiaré a los ciegos por rutas que ignoran,
los encaminaré por sendas desconocidas;
convertiré a su paso la tiniebla en luz,
transformaré lo escabroso en llanuras.
Todo esto haré, sin dejar nada.
17 Retrocederán llenos de vergüenza
todos los que confían en los ídolos,
los que dicen a simples estatuas:
“Ustedes son nuestros dioses”.

Un pueblo de sordos y ciegos

18 Ustedes, sordos, escuchen;
ciegos, miren con atención.
19 ¿Quién es ciego, sino mi siervo?,
¿quién sordo, sino mi enviado?
¿Quién es ciego, sino mi elegido?,
¿quién sordo, sino el siervo del Señor?
20 Mucho has visto, pero no has hecho caso;
oías muy bien, pero no escuchabas.
21 El Señor, por su justicia, se propuso
engrandecer y exaltar su propósito;
22 pero es un pueblo saqueado y despojado,
atrapados todos en cuevas,
detenidos todos en mazmorras,
convertidos en botín, sin salvación,
en despojo, sin que nadie lo reclame.
23 ¿Quién de ustedes prestará oído,
escuchará con atención el futuro?
24 ¿Quién entregó a Jacob como botín
y dio a Israel a los saqueadores?
¿Acaso no pecamos contra el Señor?
Rehusaron caminar por sus sendas,
no escucharon sus indicaciones;
25 así que derramó sobre Israel su cólera,
la violencia de la guerra;
lo incendiaba y no comprendía,
lo quemaba y no hacía caso.

1 Tesalonicenses 1

Introducción (1,1-10)

Saludo

Pablo, Silvano y Timoteo a la iglesia de los tesalonicenses congregada en el nombre de Dios Padre y de Jesucristo, el Señor. Con ustedes, gracia y paz.

Acción de gracias por el ejemplo de los tesalonicenses

Permanentemente damos gracias a Dios por cada uno de ustedes y los tenemos presentes en nuestras oraciones. Sin cesar recordamos ante Dios, nuestro Padre, qué activa es la fe que ustedes tienen, qué esforzado su amor y qué firme la esperanza que han depositado en nuestro Señor Jesucristo.

Sabemos bien, hermanos queridos de Dios, cómo se llevó a cabo la elección de ustedes. Porque el mensaje evangélico que les anunciamos no se redujo a palabras hueras, sino que estuvo acompañado de poder, de Espíritu Santo y de profunda convicción. Bien saben que nuestro comportamiento entre ustedes fue para su bien.

En cuanto a ustedes, siguieron nuestro ejemplo y el del Señor al recibir la palabra en medio de grandes dificultades, pero con la alegría que proporciona el Espíritu Santo. De esta manera se han convertido en un modelo para todos los creyentes de Macedonia y Acaya. Y no sólo en Macedonia y Acaya han hecho resonar la palabra del Señor, sino que su fe en Dios se ha extendido por todas partes, hasta el punto de hacer innecesaria cualquier palabra nuestra. Todos, en efecto, se hacen lenguas de la acogida que nos dispensaron y de cómo se convirtieron a Dios y renunciaron a los ídolos para servir al Dios vivo y verdadero, 10 en espera de que su Hijo Jesús, a quien resucitó triunfante de la muerte, venga desde el cielo y nos libre del castigo que ha de llegar.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España