Print Page Options
Previous Prev Day Next DayNext

Old/New Testament

Each day includes a passage from both the Old Testament and New Testament.
Duration: 365 days
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Version
Deuteronomio 32-34

32 Presten atención, oh cielos, y hablaré; escuche la tierra los dichos de mi boca.

Goteará como lluvia mi enseñanza,

destilará cual rocío mi palabra,

como lloviznas sobre el pasto,

como aguaceros sobre la hierba.

Porque el nombre del SEÑOR proclamaré.

¡Engrandezcan a nuestro Dios!

“Él es la Roca, cuya obra es perfecta, porque todos sus caminos son rectitud.

Él es un Dios fiel,

en quien no hay iniquidad;

es justo y recto.

La corrupción no es suya;

de sus hijos[a] es la mancha,

generación torcida y perversa.

¿Así pagan al SEÑOR,

pueblo necio e insensato?

¿Acaso no es él tu Padre, tu Creador, quien te hizo y te estableció?

“Acuérdate de los días antiguos;

considera los años de muchas generaciones.

Pregunta a tu padre, y él te declarará;

a tus ancianos, y ellos te dirán.

Cuando el Altísimo repartió heredades a las naciones,

cuando separó a los hijos del hombre,

estableció las fronteras de los pueblos según el número de los hijos de Israel[b].

Porque la porción del SEÑOR

es su pueblo;

Jacob es la parcela de su heredad.

10 “Lo halló en tierra desértica,

en medio de la soledad rugiente del desierto.

Lo rodeó, lo cuidó,

lo guardó como a la niña de sus ojos;

11 como el águila que agita su nidada,

revolotea sobre sus polluelos,

extiende sus alas, los toma,

y los lleva sobre sus plumas.

12 El SEÑOR solo lo guió;

no hubo dioses extraños con él.

13 Lo hizo cabalgar sobre las alturas

de la tierra

y lo hizo comer los productos del campo.

Hizo que chupara miel de la peña,

aceite del duro pedernal,

14 mantequilla de las vacas,

leche de las ovejas,

con sebo de corderos y carneros,

y machos cabríos de Basán[c].

Con lo mejor del trigo

y de la sangre de uvas bebiste vino.

15 “Jesurún[d] se engordó y dio coces. (Te hiciste gordo, grueso y rollizo).

Y abandonó al Dios que lo hizo; desdeñó a la Roca de su salvación.

16 Lo provocaron a celos con dioses ajenos; lo enojaron con abominaciones.

17 Ofrecieron sacrificios a los demonios, no a Dios;

a dioses que no habían conocido,

a dioses nuevos, llegados de cerca,

a los cuales sus padres no temieron.

18 Te has olvidado de la Roca que te procreó;

te has olvidado del Dios que te hizo nacer.

19 “El SEÑOR lo vio, e indignado desdeñó a sus hijos y a sus hijas.

20 Entonces dijo:

‘Esconderé de ellos mi rostro

y veré cuál será su final;

porque son una generación perversa, hijos en quienes no hay fidelidad.

21 Ellos me provocaron a celos

con lo que no es Dios;

me indignaron con sus vanidades. También yo los provocaré a celos

con uno que no es pueblo;

con una nación insensata les causaré indignación.

22 Porque fuego se ha encendido

en mi furor

y arderá hasta el fondo del Seol.

Devorará la tierra y sus frutos,

e inflamará los fundamentos de las montañas.

23 Yo añadiré males sobre ellos;

con mis flechas los acabaré.

24 Serán abatidos por el hambre,

y consumidos por la fiebre ardiente

y por la amarga plaga.

Contra ellos enviaré dientes de fieras junto con el veneno de serpientes

que se arrastran en el polvo.

25 Afuera desolará la espada

y adentro el espanto,

tanto a los jóvenes como a las vírgenes, al que mama y al hombre con canas.

26 Yo dije: Yo los dispersaría[e];

haría cesar su memoria de entre los hombres,

27 si no temiera la saña del enemigo,

y que sus adversarios entiendan mal. No sea que ellos digan:

Nuestra mano enaltecida

hizo todo esto, y no el SEÑOR’.

28 “Son un pueblo al cual le falta juicio;

no hay en ellos entendimiento.

29 Si fueran sabios, entenderían esto;

comprenderían cuál sería su final.

30 ¿Cómo podrá perseguir uno a mil?

¿Cómo harán huir dos a diez mil,

si su Roca no los hubiera vendido,

si el SEÑOR no los hubiera entregado?

31 La roca de ellos no es como nuestra Roca;

nuestros mismos enemigos lo han

de reconocer.

32 La vid de ellos proviene de la vid

de Sodoma[f],

y de los campos de Gomorra.

Sus uvas son uvas venenosas;

sus racimos son amargos.

33 Su vino es veneno de serpientes

y veneno cruel de cobras.

34 “‘¿Acaso no tengo reservado esto conmigo,

sellado entre mis tesoros?

35 Mía es la venganza, yo pagaré[g];

a su debido tiempo su pie resbalará.

Porque está cercano el día

de su calamidad,

y lo que les está preparado se apresura’.

36 “Ciertamente el SEÑOR juzgará

a su pueblo

y tendrá misericordia de sus siervos,

cuando vea que se agota su fuerza

y que no queda nadie, ni preso

ni abandonado.

37 Él dirá: ‘¿Dónde están sus dioses,

la roca en que se refugiaban,

38 los que comían el sebo de sus sacrificios y bebían el vino de sus libaciones?

¡Que se levanten y los socorran!

¡Que les sirvan de refugio!’.

39 “‘Vean ahora que yo, Yo Soy[h],

y conmigo no hay más dioses.

Yo hago morir y hago vivir;

yo hiero y también sano;

no hay quien pueda librar de mi mano.

40 Ciertamente levantaré mis manos

a los cielos

y diré: ¡Viva yo para siempre!

41 Cuando afile mi reluciente espada

y mi mano arrebate el juicio,

tomaré venganza de mis enemigos

y retribuiré a los que me aborrecen.

42 Mi espada devorará carne,

y mis flechas embriagaré con sangre: con la sangre de muertos y cautivos,

y de las cabezas melenudas del enemigo’.

43 “¡Regocíjense, oh naciones,

con su pueblo!

Porque él vengará la sangre

de sus siervos.

Él tomará venganza de sus enemigos

y expiará la tierra de su pueblo”.

44 Moisés fue con Josué[i] hijo de Nun y pronunció todas las palabras de este cántico a oídos del pueblo. 45 Cuando Moisés acabó de pronunciar todas estas palabras a todo Israel, 46 les dijo: “Apliquen su corazón a todas las palabras con que yo les advierto hoy, para que las encarguen a sus hijos a fin de guardar y poner por obra todas las palabras de esta ley. 47 Porque no son palabras vanas; pues son la vida de ustedes, y a causa de estas palabras prolongarán sus días en la tierra que para tomarla en posesión cruzan el Jordán”.

Dios manda a Moisés subir al Nebo

48 Aquel mismo día el SEÑOR habló a Moisés diciendo: 49 “Sube a este monte de Abarim, al monte Nebo, que está en la tierra de Moab, frente a Jericó, y mira la tierra de Canaán que yo doy en posesión a los hijos de Israel. 50 Allí en el monte a donde subas, morirás y serás reunido con tu pueblo, así como murió Aarón tu hermano en el monte Hor y fue reunido con su pueblo. 51 Porque actuaron contra mí en medio de los hijos de Israel en las aguas de Meriba en Cades, en el desierto de Zin; y no me trataron como santo en medio de los hijos de Israel. 52 Por eso verás la tierra delante de ti, pero no irás allá, a la tierra que doy a los hijos de Israel”.

Bendición de Moisés para Israel

33 Esta es la bendición con la cual Moisés, hombre de Dios, bendijo a los hijos de Israel, antes de morir. Él dijo:

“El SEÑOR vino de Sinaí

y de Seír les resplandeció.

Apareció desde los montes de Parán

y vino con miríadas de santos[j],

y a su diestra fuego refulgente[k].

Ciertamente él ama a los pueblos.

Todos sus santos están en sus manos[l]. Ellos se postran a tus pies

y reciben tus palabras.

“Moisés nos prescribió la ley,[m]

la heredad de la congregación de Jacob.

Él ha sido rey en Jesurún,

cuando se congregaban los jefes del pueblo,

la comunidad de las tribus de Israel.

“¡Viva Rubén, y no muera!

Y sean numerosos sus hombres”.

Esto dijo acerca de Judá:

“Escucha, oh SEÑOR, la voz de Judá; tráelo a su pueblo.

Sus manos le basten,

y sé ayuda contra sus enemigos”.

Dijo acerca de Leví:

“Dale a Leví[n] tu Tumim

y tu Urim a tu hombre piadoso

al cual probaste en Masá,

y con quien contendiste en

las aguas de Meriba.

El que dijo de su padre y de su madre: ‘No los conozco’.

No reconoció a sus hermanos

ni conoció a sus propios hijos.

Pues ellos guardaron tu palabra

y observaron tu pacto.

10 Ellos enseñarán tus juicios a Jacob,

y tu ley a Israel.

Pondrán delante de ti el incienso

y sobre tu altar la ofrenda

del todo quemada.

11 ¡Bendice, oh SEÑOR, lo que ellos hagan!

¡Recibe con agrado la obra de sus manos!

Hiere las espaldas de sus enemigos

y de los que lo aborrecen,

de modo que no se levanten”.

12 Dijo acerca de Benjamín:

“El amado del SEÑOR

habitará confiado cerca de él.

Él lo protegerá todo el día,

y entre sus hombros morará”.

13 Dijo acerca de José:

“Bendita del SEÑOR sea su tierra

con lo mejor del cielo, con el rocío[o]

y con el océano que se extiende abajo,

14 con lo mejor que produce el sol,

y con lo mejor que da la luna,

15 con lo principal de las montañas antiguas,

con lo mejor de las colinas eternas,

16 con lo mejor de la tierra y de su plenitud, y el favor de aquel que moraba

en la zarza.

Que esto venga sobre la cabeza de José, y sobre la coronilla del príncipe

de sus hermanos.

17 Él tiene el esplendor del primogénito del toro[p];

sus cuernos son como los del toro salvaje. Con ellos embestirá a los pueblos

hasta los confines de la tierra.

¡Estas son las miríadas de Efraín!

¡Estos son los millares de Manasés!”.

18 Dijo acerca de Zabulón:

“¡Alégrate, oh Zabulón, en tus salidas;

y tú, oh Isacar, en tus tiendas!

19 Convocarán a los pueblos al monte,

y allí ofrecerán sacrificios de justicia. Porque absorberán la abundancia

de los mares,

y los tesoros escondidos de la arena”.

20 Dijo acerca de Gad:

“¡Bendito el que hizo ensanchar a Gad! Como león habita,

y arrebata el brazo y aun la coronilla.

21 Escogió lo mejor de la tierra para sí,

pues allí estaba la parte del legislador. Cuando se congregaron los jefes

del pueblo,

realizó la justicia del SEÑOR,

sus juicios acerca de Israel”.

22 Dijo acerca de Dan:

“Dan es un cachorro de león

que salta desde Basán”.

23 Dijo acerca de Neftalí:

“Neftalí, satisfecho con favores

y lleno de las bendiciones del SEÑOR, posee la región del mar y del sur”.

24 Dijo acerca de Aser:

“¡Bendito más que los hijos sea Aser! Sea querido por sus hermanos

y moje su pie en aceite.

25 De hierro y bronce sean tus cerrojos,

y tu fuerza sea como tus días”.

26 “¡No hay como el Dios de Jesurún[q]!

Él cabalga sobre los cielos en tu ayuda,

y sobre las nubes en su majestad.

27 El eterno Dios es tu refugio,

y abajo están los brazos eternos.

Él echará de delante de ti al enemigo,

diciendo: ‘¡Destruye!’.

28 Israel habitará confiado;

el manantial de Jacob estará solitario

en tierra de grano y de vino nuevo.

También sus cielos gotearán rocío.

29 ¡Bienaventurado eres tú, oh Israel!

¿Quién como tú, oh pueblo salvo por el SEÑOR,

escudo de tu socorro y espada

de tu excelencia?

Tus enemigos tratarán de engañarte,

pero tú pisotearás sus lugares altos”.

Muerte y sepultura de Moisés

34 Entonces subió Moisés de la llanura de Moab al monte Nebo, en la cumbre del Pisga, que está frente a Jericó. Y el SEÑOR le mostró toda la tierra: desde Galaad hasta Dan, todo Neftalí, la tierra de Efraín y de Manasés, toda la tierra de Judá hasta el mar Grande, el Néguev y la llanura del valle de Jericó (la ciudad de las palmeras), hasta Zoar. Y el SEÑOR le dijo: “Esta es la tierra de la cual juré a Abraham, a Isaac y a Jacob, diciendo: ‘A tus descendientes la daré’. Yo te he permitido que la mires con tus ojos, pero tú no cruzarás allá”.

Y allí murió Moisés, siervo del SEÑOR, en la tierra de Moab, conforme al dicho del SEÑOR. Y él lo sepultó en el valle, en la tierra de Moab, frente a Bet-peor. Nadie conoce su sepulcro, hasta el día de hoy.

Moisés tenía ciento veinte años cuando murió. Sus ojos nunca se debilitaron, ni perdió su vigor. Los hijos de Israel hicieron duelo por Moisés en las llanuras de Moab durante treinta días, hasta que se cumplieron los días del llanto y de duelo por Moisés.

Y Josué hijo de Nun estaba lleno del espíritu de sabiduría, porque Moisés había puesto sus manos sobre él. Así que los hijos de Israel le obedecieron e hicieron como el SEÑOR había mandado a Moisés.

10 Nunca en Israel se levantó otro profeta como Moisés, a quien el SEÑOR conociera cara a cara. 11 Nadie fue como él, ni por todas las señales y prodigios que el SEÑOR le mandó hacer en la tierra de Egipto contra el faraón, contra todos sus servidores y contra toda su tierra, 12 ni por la mano poderosa y los hechos asombrosos, como los que Moisés hizo ante los ojos de todo Israel.

Marcos 15:26-47

26 El título de su acusación estaba escrito: EL REY DE LOS JUDÍOS. 27 Y con él crucificaron a dos ladrones, uno a su derecha y otro a su izquierda. 28 [a], 29 Y los que pasaban lo insultaban, meneando sus cabezas y diciendo:

—¡Ah! Tú que derribas el templo y lo edificas en tres días, 30 ¡sálvate a ti mismo y desciende de la cruz!

31 De igual manera, burlándose de él entre ellos mismos, los principales sacerdotes junto con los escribas decían:

—A otros salvó; a sí mismo no se puede salvar. 32 ¡Que el Cristo, el rey de Israel, descienda ahora de la cruz para que veamos y creamos!

También los que estaban crucificados con él lo injuriaban.

La muerte de Jesús

33 Cuando llegó el medio día, descendió oscuridad sobre toda la tierra hasta las tres de la tarde. 34 Y a las tres de la tarde Jesús exclamó a gran voz diciendo:

—¡Eloi, Eloi! ¿Lama sabactani? (que traducido es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?)[b].

35 Al oírle, algunos de los que estaban allí decían:

—He aquí, llama a Elías.

36 Corrió uno y empapó una esponja en vinagre, la puso en una caña y le dio a beber, diciendo:

—Dejen, veamos si viene Elías a bajarle.

37 Pero Jesús, dando un fuerte grito, expiró. 38 Y el velo del templo se rasgó en dos de arriba abajo.

39 El centurión que estaba de pie delante de él, cuando vio que había muerto de esta manera, dijo:

—¡Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios!

40 También estaban allí algunas mujeres mirando desde lejos. Entre ellas se encontraban María Magdalena, María la madre de Jacobo el Menor y de José, y Salomé. 41 Cuando Jesús estaba en Galilea, estas lo seguían y le servían. También había muchas otras que habían subido con él a Jerusalén.

Jesús es sepultado

42 Cuando ya atardecía, siendo el día de la Preparación; es decir, la víspera del sábado, 43 llegó José de Arimatea, miembro ilustre del concilio, quien también esperaba el reino de Dios, y entró osadamente a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús.

44 Pilato se sorprendió de que ya hubiera muerto. Y llamando al centurión, le preguntó si ya había muerto. 45 Una vez informado por el centurión, concedió el cuerpo a José. 46 Comprando una sábana y bajándolo de la cruz, José lo envolvió en la sábana y lo puso en un sepulcro que había sido cavado en una peña. Luego hizo rodar una piedra a la entrada del sepulcro.

47 María Magdalena y María la madre de José miraban dónde lo ponían.

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

Version Reina Valera Actualizada, Copyright © 2015 by Editorial Mundo Hispano