Old/New Testament
Las bendiciones de la obediencia
28 “Y sucederá que si escuchas diligentemente la voz del SEÑOR tu Dios, procurando poner por obra todos sus mandamientos que yo te mando hoy, también el SEÑOR tu Dios te enaltecerá sobre todas las naciones de la tierra. 2 Cuando obedezcas la voz del SEÑOR tu Dios, vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán:
3 “Bendito serás en la ciudad, y bendito en el campo.
4 “Benditos serán el fruto de tu vientre, el fruto de tu tierra y el fruto de tu ganado, la cría de tus vacas y el aumento de tus ovejas.
5 “Benditas serán tu canasta y tu artesa de amasar.
6 “Bendito serás al entrar, y bendito al salir.
7 “El SEÑOR hará que tus enemigos que se levanten contra ti sean derrotados delante de ti. Por un camino saldrán hacia ti, y por siete caminos huirán de ti.
8 “El SEÑOR mandará bendición a tus graneros y a todo lo que emprenda tu mano. Él te bendecirá en la tierra que el SEÑOR tu Dios te da. 9 Si guardas los mandamientos del SEÑOR tu Dios y andas en sus caminos, el SEÑOR te confirmará como pueblo santo suyo, como te ha jurado. 10 Todos los pueblos de la tierra verán que eres llamado por el nombre del SEÑOR, y te temerán.
11 “El SEÑOR hará que sobreabundes en bienes, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tus animales y en el fruto de tu campo, en la tierra que el SEÑOR juró a tus padres que te daría. 12 Él te abrirá su buen tesoro, los cielos, para dar lluvia a tu tierra en su tiempo y para bendecir toda la obra de tus manos. Tú darás prestado a muchas naciones, pero tú no pedirás prestado.
13 “Si obedeces los mandamientos del SEÑOR tu Dios que yo te mando hoy para que los guardes y cumplas, el SEÑOR te pondrá como cabeza y no como cola. Estarás encima, nunca debajo.
14 “No se aparten de todas las palabras que yo les mando hoy ni a la derecha ni a la izquierda, para ir tras otros dioses a fin de rendirles culto.
Maldiciones de la desobediencia
15 “Pero si no escuchas la voz del SEÑOR tu Dios a fin de procurar poner por obra todos sus mandamientos y sus estatutos que yo te mando hoy, todas estas maldiciones vendrán sobre ti y te alcanzarán:
16 “Maldito serás en la ciudad, y maldito en el campo.
17 “Malditas serán tu canasta y tu artesa de amasar.
18 “Malditos serán el fruto de tu vientre y el fruto de tu tierra, la cría de tus vacas y el aumento de tus ovejas.
19 “Maldito serás al entrar, y maldito al salir.
20 “El SEÑOR enviará contra ti maldición, turbación y reprensión en todo lo que emprenda tu mano, hasta que seas destruido y perezcas rápidamente a causa de la maldad de tus hechos, por los cuales me habrás abandonado.
21 “El SEÑOR hará que se te pegue la peste hasta acabar contigo en la tierra a la cual entras para tomarla en posesión. 22 El SEÑOR te herirá con tisis, con fiebre, con inflamación, con calor sofocante, con sequía, con tizón y con hongos, los cuales te perseguirán hasta que perezcas. 23 Tus cielos que están sobre tu cabeza serán de bronce, y la tierra que está debajo de ti será de hierro. 24 En lugar de lluvia el SEÑOR dará a tu tierra polvo y ceniza, los cuales descenderán del cielo sobre ti hasta que perezcas.
25 “El SEÑOR hará que seas derrotado delante de tus enemigos. Por un camino saldrás hacia ellos, y por siete caminos huirás de ellos. Así serás objeto de horror para todos los reinos de la tierra. 26 Tu cadáver servirá de comida a todas las aves del cielo y a los animales de la tierra, y no habrá quien los espante.
27 “El SEÑOR te afligirá con sarpullido de Egipto, con tumores, con sarna y con comezón, de los que no puedas ser sanado.
28 “El SEÑOR te afligirá con locura, con ceguera y con confusión de la mente. 29 Palparás al mediodía, como palpa el ciego en la oscuridad, y no tendrás éxito en tus caminos. Todos los días serás oprimido y robado, sin que haya quien te libre. 30 Te desposarás con una mujer, y otro hombre dormirá con ella. Edificarás una casa, y no la habitarás. Plantarás una viña, y no la vendimiarás. 31 Tu buey será matado ante tus ojos, pero no comerás de él. Tu asno será arrebatado delante de ti, y no te será devuelto. Tus ovejas serán dadas a tus enemigos, y no tendrás quien te las rescate. 32 Tus hijos y tus hijas serán entregados a otro pueblo. Tus ojos lo verán y se desesperarán por ellos todo el día, pero tu mano no podrá hacer nada. 33 El fruto de tu tierra y de toda tu labor lo comerá un pueblo que no has conocido. Serás oprimido y quebrantado todos los días, 34 y enloquecerás a causa de lo que verán tus ojos.
35 “El SEÑOR te afligirá con úlcera maligna en las rodillas y en las piernas, y desde la planta de tu pie hasta tu coronilla, sin que puedas ser sanado.
36 “El SEÑOR te llevará a ti, y a tu rey que hayas establecido sobre ti, a una nación que ni tú ni tus padres han conocido. Allá rendirás culto a otros dioses de madera y de piedra. 37 Serás objeto de horror y servirás de refrán y de hazmerreír a todos los pueblos a los cuales te lleve el SEÑOR.
38 “Llevarás mucha semilla al campo, pero cosecharás poco; porque la langosta la consumirá. 39 Plantarás viñas y las cuidarás, pero no recogerás uvas ni beberás vino; porque el gusano se las comerá. 40 Tendrás olivos por todo tu territorio, pero no te ungirás con aceite; porque tus olivas se caerán. 41 Engendrarás hijos e hijas, pero no serán para ti; porque serán llevados cautivos. 42 La langosta tomará posesión de toda tu arboleda y del fruto de tu tierra. 43 El forastero que habite en medio de ti subirá cada vez más alto que tú, pero tú descenderás cada vez más bajo. 44 Él podrá prestarte a ti, pero tú no podrás prestarle a él. Él será la cabeza, y tú serás la cola. 45 Sobre ti vendrán todas estas maldiciones. Te perseguirán y te alcanzarán hasta que perezcas, porque no habrás escuchado la voz del SEÑOR tu Dios, a fin de guardar los mandamientos y los estatutos que él te ha mandado. 46 Y serán en ti señal y prodigio, y también en tu descendencia, para siempre.
47 “Por no haber servido al SEÑOR tu Dios con alegría y gozo de corazón por la abundancia de todo, 48 servirás a tus enemigos que el SEÑOR enviará contra ti, en medio del hambre, de la sed, de la desnudez y de la falta de todas las cosas. Él pondrá sobre tu cuello un yugo de hierro, hasta destruirte. 49 El SEÑOR traerá, desde el extremo de la tierra, una nación lejana que se abalanzará sobre ti como el águila, una nación cuyo idioma no entiendas, 50 gente de aspecto fiero, que no respetará al anciano ni tendrá compasión del niño. 51 Comerá el fruto de tus animales y el fruto de tu tierra hasta que tú perezcas. No dejará para ti el grano ni el vino nuevo ni el aceite ni la cría de tus vacas ni el aumento de tus ovejas, hasta destruirte.
52 “Él te asediará en todas tus ciudades, hasta que en toda tu tierra caigan tus murallas altas y fortificadas en las cuales confías. Él te asediará en todas tus ciudades y en toda la tierra que el SEÑOR tu Dios te haya dado. 53 En el asedio y en la angustia con que te angustiará tu enemigo, comerás el fruto de tu vientre: la carne de tus hijos y de tus hijas que el SEÑOR tu Dios te haya dado. 54 Aun el hombre más tierno y acostumbrado a los deleites en medio de ti mirará malévolamente a su hermano, a su amada mujer y al resto de sus hijos que queden, 55 para no compartir con ninguno de ellos la carne de sus hijos que él se comerá. Porque nada le habrá quedado, debido al asedio y a la angustia con que te angustiará tu enemigo en todas tus ciudades. 56 También la mujer más tierna y acostumbrada a los deleites en medio de ti, que nunca probó asentar la planta de su pie sobre el suelo a causa de su delicadeza y de su ternura, mirará malévolamente a su amado marido, a su hijo y a su hija. 57 Hasta la placenta que sale de entre sus piernas, y los hijos que dé a luz, se los comerá a escondidas, debido a que faltará todo por causa del asedio y la angustia con que tu enemigo te oprimirá en tus ciudades.
58 “Si no cuidas de poner por obra todas las palabras de esta ley, escritas en este libro, temiendo este nombre grande y temible, el SEÑOR tu Dios, 59 entonces aumentará el SEÑOR asombrosamente tus plagas y las plagas de tus descendientes, plagas graves y crónicas, enfermedades malignas y crónicas. 60 Él traerá contra ti todas las enfermedades de Egipto, de las cuales tuviste miedo, y se te pegarán. 61 El SEÑOR también enviará sobre ti todas las enfermedades y todas las plagas que no están mencionadas en el libro de esta ley, hasta que seas destruido. 62 Y después de haber sido tan numerosos como las estrellas del cielo, quedarán pocos en número, porque no habrás obedecido la voz del SEÑOR tu Dios.
63 “Y sucederá que como el SEÑOR se gozó en ustedes para hacerles el bien y para multiplicarlos, así se gozará en ustedes para arruinarlos y destruirlos. Serán arrancados de la tierra en la cual entran para tomarla en posesión. 64 El SEÑOR te esparcirá entre todos los pueblos, desde un extremo de la tierra hasta el otro extremo de la tierra. Allí rendirán culto a otros dioses, de madera y de piedra, que ni tú ni tus padres han conocido. 65 Y entre aquellas naciones no tendrás tranquilidad ni habrá reposo para la planta de tu pie. Allí te dará el SEÑOR corazón tembloroso, decaimiento de ojos y desesperación del alma. 66 Vivirás en constante suspenso; estarás temeroso de noche y de día, y no tendrás seguridad de tu vida. 67 Debido a lo que temerá tu corazón y por lo que verán tus ojos, dirás por la mañana: ‘¡Oh, si fuera de noche!’. Y dirás por la noche: ‘¡Oh, si fuera de mañana!’. 68 Y el SEÑOR te hará volver a Egipto en navíos, por el camino del cual yo te había dicho: ‘¡Nunca más volverán a verlo!’. Allí ustedes se ofrecerán en venta como esclavos y esclavas a sus enemigos, y no habrá quien los compre”.
Renovación del pacto en Moab
29 Estas son las palabras del pacto que el SEÑOR mandó a Moisés que hiciera con los hijos de Israel en la tierra de Moab, además del pacto que hizo con ellos en Horeb.
2 Moisés llamó a todo Israel y les dijo: “Ustedes han visto todo lo que el SEÑOR hizo ante sus ojos en la tierra de Egipto al faraón, a todos sus servidores y a toda su tierra; 3 las grandes pruebas que sus ojos vieron, aquellas grandes señales y prodigios. 4 Pero hasta el día de hoy el SEÑOR no les ha dado corazón para entender ni ojos para ver ni oídos para oír.
5 “Yo los he conducido cuarenta años por el desierto. Sus vestidos no se han envejecido sobre ustedes ni sus zapatos se han gastado en sus pies. 6 No han comido pan ni tomado vino ni licor, para que sepan que yo soy el SEÑOR su Dios. 7 Así llegaron a este lugar, y cuando Sejón, rey de Hesbón, y Og, rey de Basán, salieron para combatir contra nosotros, los derrotamos. 8 Luego tomamos su tierra y la dimos por posesión a Rubén, a Gad y a la media tribu de Manasés. 9 Guarden, pues, las palabras de este pacto y pónganlas por obra, para que prosperen en todo lo que hagan.
10 “Todos ustedes están hoy delante del SEÑOR su Dios: los jefes de sus tribus[a], sus ancianos, sus oficiales, todos los hombres de Israel, 11 sus niños, sus mujeres y los forasteros que están en medio del campamento de ustedes, desde el que corta tu leña hasta el que saca tus aguas. 12 Estás por entrar en el pacto del SEÑOR tu Dios, y en el compromiso solemne que el SEÑOR tu Dios hace hoy contigo, 13 a fin de confirmarte hoy como pueblo suyo, y para que él sea tu Dios, como te ha prometido y como lo juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob.
14 “No solo con ustedes hago yo este pacto y este compromiso solemne; 15 ciertamente es con el que está aquí con nosotros hoy, delante del SEÑOR nuestro Dios, y también con aquel que no está aquí con nosotros hoy. 16 Pues ustedes saben cómo habitábamos en la tierra de Egipto y cómo hemos pasado en medio de las naciones por las cuales han pasado. 17 Ustedes han visto sus abominaciones y sus ídolos de madera y de piedra, de plata y de oro, que tienen entre ellos. 18 No sea que haya entre ustedes hombre o mujer, familia o tribu, cuyo corazón se aparte hoy del SEÑOR nuestro Dios para ir a rendir culto a los dioses de aquellas naciones. No sea que haya entre ustedes una raíz que produzca una hierba venenosa y ajenjo, 19 y que al oír las palabras de este compromiso solemne, se bendiga a sí mismo en su corazón, diciendo: ‘Yo tendré paz, aunque ande en la dureza de mi corazón’, de modo que arrase la tierra regada junto con la sedienta.
20 “El SEÑOR no estará dispuesto a perdonarlo sino que subirán entonces cual humo el furor y el celo del SEÑOR contra ese hombre, y sobre él se asentarán todas las imprecaciones escritas en este libro. El SEÑOR borrará su nombre de debajo del cielo. 21 Él lo apartará para mal de entre todas las tribus de Israel, conforme a todas las imprecaciones del pacto escritas en este libro de la ley.
22 “La generación futura, sus hijos que se levantarán después de ustedes y el extranjero que vendrá de tierras lejanas, cuando vean las plagas de aquella tierra y las enfermedades que el SEÑOR habrá hecho brotar en ella, dirán: 23 ‘Toda su tierra está quemada con azufre y sal. No puede ser sembrada ni producirá; y en ella no crecerá ninguna planta, como cuando fueron trastornadas Sodoma, Gomorra, Adma y Zeboím, las cuales el SEÑOR destruyó en su ira y su furor’. 24 Y todas las naciones preguntarán: ‘¿Por qué ha hecho así el SEÑOR a esta tierra? ¿Por qué razón se ha encendido este gran furor?’. 25 Entonces les responderán: ‘Porque abandonaron el pacto del SEÑOR, Dios de sus padres, que él hizo con ellos cuando los sacó de la tierra de Egipto. 26 Ellos fueron a rendir culto a otros dioses; se postraron ante ellos, dioses que no habían conocido y que él no les había asignado. 27 Por eso se encendió el furor del SEÑOR contra esta tierra, para traer sobre ella toda maldición escrita en este libro. 28 El SEÑOR los desarraigó de su suelo con furor, con ira y con gran indignación, y los echó a otra tierra, como hoy’.
29 “Las cosas secretas pertenecen al SEÑOR nuestro Dios, pero las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos, para siempre, a fin de que cumplamos todas las palabras de esta ley.
54 Y Pedro le siguió de lejos hasta dentro del patio del sumo sacerdote, y estaba sentado con los guardias y se calentaba ante el fuego.
55 Los principales sacerdotes y todo el Sanedrín buscaban testimonio contra Jesús para entregarlo a muerte, pero no lo hallaban. 56 Porque muchos daban falso testimonio contra Jesús, pero sus testimonios no concordaban. 57 Entonces se levantaron unos y dieron falso testimonio contra él diciendo:
58 —Nosotros le oímos decir: “Yo derribaré este templo que ha sido hecho con manos, y en tres días edificaré otro hecho sin manos”.
59 Pero ni aun así concordaba el testimonio de ellos. 60 Entonces el sumo sacerdote se levantó en medio y le preguntó a Jesús diciendo:
—¿No respondes nada? ¿Qué testifican estos contra ti?
61 Pero él callaba y no respondió nada. Otra vez el sumo sacerdote le preguntó y le dijo:
—¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito?
62 Jesús le dijo:
—Yo soy. Y además, verán al Hijo del Hombre sentado a la diestra del Poder[a] y viniendo con las nubes del cielo[b].
63 Entonces el sumo sacerdote rasgó su vestidura y dijo:
—¿Qué más necesidad tenemos de testigos? 64 Ustedes han oído la blasfemia. ¿Qué les parece?
Y todos ellos lo condenaron como reo de muerte. 65 Algunos comenzaron a escupirle, a cubrirle la cara y a darle bofetadas diciendo:
—¡Profetiza!
También los guardias lo recibieron a bofetadas.
Pedro niega a Jesús
66 Estando Pedro abajo en el patio, vino una de las criadas del sumo sacerdote. 67 Cuando vio a Pedro calentándose, se fijó en él y le dijo:
—¡Tú también estabas con Jesús de Nazaret!
68 Pero él negó diciendo:
—No lo conozco, ni sé lo que dices.
Y salió afuera a la entrada, y el gallo cantó. 69 Cuando la criada lo vio, comenzó otra vez a decir a los que estaban allí:
—Este es uno de ellos.
70 Pero él negó otra vez.
Poco después, los que estaban allí decían otra vez a Pedro:
—Verdaderamente tú eres uno de ellos, porque eres galileo[c].
71 Pero él comenzó a maldecir y a jurar:
—¡No conozco a este hombre de quien hablan!
72 Y en seguida cantó el gallo por segunda vez; y Pedro se acordó de la palabra que Jesús le había dicho: “Antes que cante el gallo dos veces, me negarás tres veces”. Y pensando en esto, lloraba.
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