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Old/New Testament

Each day includes a passage from both the Old Testament and New Testament.
Duration: 365 days
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
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Deuteronomio 7-9

Sentencia contra los pueblos de Canaán

“Cuando el SEÑOR tu Dios te haya introducido en la tierra a la cual entrarás para tomarla en posesión, y haya expulsado de delante de ti a muchas naciones (heteos, gergeseos, amorreos, cananeos, ferezeos, heveos y jebuseos: siete naciones mayores y más fuertes que tú), y cuando el SEÑOR tu Dios las haya entregado delante de ti y tú las hayas derrotado, entonces destrúyelas por completo. No harás alianza con ellas ni tendrás de ellas misericordia. No emparentarás con ellas: No darás tu hija a su hijo ni tomarás su hija para tu hijo. Porque desviará a tu hijo de en pos de mí, y servirá[a] a otros dioses, de modo que el furor del SEÑOR se encenderá sobre ustedes y pronto los destruirá.

“Ciertamente así han de proceder con ellos: Derribarán sus altares, romperán sus piedras rituales, cortarán sus árboles de Asera y quemarán sus imágenes en el fuego. Porque tú eres un pueblo santo para el SEÑOR tu Dios; el SEÑOR tu Dios te ha escogido para que le seas un pueblo especial, más que todos los pueblos que están sobre la faz de la tierra.

Recompensas de la obediencia

“No porque ustedes sean más numerosos que todos los pueblos, el SEÑOR los ha querido y los ha escogido, pues ustedes eran el más insignificante de todos los pueblos.

Es porque el SEÑOR los ama y guarda el juramento que hizo a sus padres, que los ha sacado de Egipto con mano poderosa y los ha rescatado de la casa de esclavitud, de mano del faraón, rey de Egipto.

“Reconoce, pues, que el SEÑOR tu Dios es Dios: Dios fiel que guarda el pacto y la misericordia para con los que lo aman y guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones, 10 y que da retribución en su misma cara al que lo aborrece, destruyéndolo. Él no tardará en darla al que lo aborrece; en su misma cara le retribuirá.

11 “Guarda, pues, los mandamientos, leyes y decretos que hoy te mando que cumplas. 12 Y será que por haber obedecido estos decretos, por guardarlos y ponerlos por obra, el SEÑOR tu Dios guardará para contigo el pacto y la misericordia que juró a tus padres. 13 Él te amará, te bendecirá y te multiplicará. También bendecirá el fruto de tu vientre y el fruto de tu tierra, tu grano y tu vino nuevo y tu aceite, la cría de tus vacas y el aumento de tus ovejas, en la tierra que juró a tus padres que te daría. 14 Serás más bendecido que todos los pueblos; no habrá hombre ni mujer estéril en medio de ti ni habrá estéril entre tus animales. 15 El SEÑOR quitará de ti toda dolencia y todas las terribles enfermedades de Egipto, que tú conoces. No las pondrá sobre ti; más bien, las pondrá sobre todos los que te aborrecen.

16 “Destruirás todos los pueblos que el SEÑOR tu Dios entrega en tus manos. Tu ojo no les tendrá lástima ni rendirás culto a sus dioses, porque eso te sería motivo de tropiezo.

17 “Si dices en tu corazón: ‘Estas naciones son más numerosas que yo; ¿cómo las podré desalojar?’, 18 no tengas temor de ellas. Acuérdate bien de lo que el SEÑOR tu Dios hizo con el faraón y con todo Egipto; 19 de las grandes pruebas que vieron tus ojos, de las señales y de los prodigios, de la mano poderosa y del brazo extendido con que el SEÑOR tu Dios te sacó. Así hará el SEÑOR tu Dios con todos los pueblos de cuya presencia temes. 20 El SEÑOR tu Dios también enviará contra ellos la avispa, hasta que perezcan los que queden y los que se hayan escondido de ti. 21 No desmayes ante ellos, porque el SEÑOR tu Dios está en medio de ti, Dios grande y temible.

22 “El SEÑOR tu Dios expulsará estas naciones de delante de ti, poco a poco. No podrás exterminarlas de inmediato, no sea que los animales del campo se multipliquen contra ti. 23 El SEÑOR tu Dios las entregará delante de ti; él las someterá a gran turbación, hasta destruirlas. 24 Él entregará a sus reyes en tu mano, y tú destruirás sus nombres de debajo del cielo. Nadie te podrá resistir, hasta que los destruyas.

25 “Quemarás en el fuego las imágenes de sus dioses. No codiciarás la plata y el oro que estén sobre ellas ni los tomarás para ti, para que no caigas en la trampa por ello. Esto es abominación al SEÑOR tu Dios. 26 No meterás en tu casa ninguna cosa abominable, para que no seas anatema juntamente con ella. La detestarás del todo y la abominarás, porque es anatema.

Exhortación a la disciplina

“Cuidarán de poner por obra todo mandamiento que yo les mando hoy, para que vivan y sean multiplicados, y para que entren y tomen posesión de la tierra que el SEÑOR juró dar a sus padres.

“Acuérdate de todo el camino por donde te ha conducido el SEÑOR tu Dios estos cuarenta años por el desierto, con el fin de humillarte y probarte, para saber lo que estaba en tu corazón, y si guardarías sus mandamientos o no.

“Él te humilló y te hizo sufrir hambre, pero te sustentó con maná, comida que tú no conocías ni tus padres habían conocido jamás. Lo hizo para enseñarte que no solo de pan vivirá el hombre, sino que el hombre vivirá de toda palabra que sale de la boca del SEÑOR.

“Tu vestido nunca se ha envejecido sobre ti, ni tu pie se te ha hinchado en estos cuarenta años. Reconoce, pues, en tu corazón, que como un hombre corrige a su hijo, así te corrige el SEÑOR tu Dios. Guardarás los mandamientos del SEÑOR tu Dios, andando en sus caminos y teniendo temor de él.

Advertencia de no olvidar al SEÑOR

“Ciertamente el SEÑOR tu Dios te introduce en una buena tierra: tierra de arroyos de agua, de manantiales y de fuentes del abismo que brotan en los valles y en los montes; tierra de trigo, de cebada, de vides, de higueras y de granados; tierra de olivos ricos en aceite y de miel; tierra en la cual no comerás el pan con escasez, pues nada te faltará en ella; tierra cuyas piedras son de hierro y de cuyas montañas extraerás cobre. 10 Comerás y te saciarás, y bendecirás al SEÑOR tu Dios por la buena tierra que te habrá dado.

11 “Cuídate de no olvidarte del SEÑOR tu Dios, dejando de guardar sus mandamientos, sus decretos y sus estatutos que yo te mando hoy. 12 No sea que cuando comas y te sacies, cuando edifiques buenas casas y las habites, 13 cuando se multipliquen tus vacas y tus ovejas, cuando se multipliquen la plata y el oro, y cuando se multiplique todo lo que tienes, 14 entonces se llegue a enaltecer tu corazón y te olvides del SEÑOR tu Dios, que te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de esclavitud. 15 Él es quien te hizo caminar por un desierto grande y terrible, de serpientes ardientes y de escorpiones; una tierra sedienta donde no había agua. Él es quien sacó para ti agua del duro pedernal. 16 Él es quien te sustentó en el desierto con maná, comida que no habían conocido tus padres, con el propósito de humillarte y probarte para al final hacerte bien. 17 No sea que digas en tu corazón: ‘Mi fuerza y el poder de mi mano me han traído esta prosperidad’. 18 Al contrario, acuérdate del SEÑOR tu Dios. Él es el que te da poder para hacer riquezas, con el fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este día.

19 “Pero sucederá que si alguna vez llegas a olvidarte del SEÑOR tu Dios, y caminas en pos de otros dioses y les rindes culto postrándote ante ellos, entonces yo testifico hoy contra ustedes que perecerán totalmente. 20 Como las naciones que el SEÑOR destruirá delante de ustedes, así perecerán; porque no han escuchado la voz del SEÑOR su Dios.

La victoria proviene de Dios

“Escucha, Israel: Tú vas a cruzar hoy el Jordán para entrar a desalojar naciones más grandes y más poderosas que tú, ciudades grandes y fortificadas hasta el cielo, un pueblo grande y alto, los anaquitas, de los cuales tú tienes conocimiento y has oído decir: ‘¿Quién podrá permanecer delante de los hijos de Anac?’. Y sabrás hoy que el SEÑOR tu Dios es el que cruza delante de ti. Él es fuego consumidor. Él los destruirá y los someterá delante de ti. Y tú los desalojarás y los destruirás rápidamente, como el SEÑOR te ha prometido.

“Cuando el SEÑOR tu Dios los haya echado de delante de ti, no digas en tu corazón: ‘Por mi justicia el SEÑOR me ha traído para tomar posesión de la tierra’. Porque por la impiedad de estas naciones es que el SEÑOR las echa de tu presencia. No es por tu justicia ni por la rectitud de tu corazón que entras a tomar posesión de su tierra. Es por la impiedad de estas naciones que el SEÑOR tu Dios las echa de tu presencia, y para cumplir la palabra que el SEÑOR juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob.

“Sabrás, pues, que no es por tu justicia que el SEÑOR tu Dios te da esta buena tierra para que la tomes en posesión, puesto que tú eres un pueblo de dura cerviz. Acuérdate; no te olvides que en el desierto provocaste a ira al SEÑOR tu Dios. Han sido rebeldes para con el SEÑOR desde el día en que salieron[b] de la tierra de Egipto, hasta que llegaron a este lugar.

Triste recuerdo del becerro de oro

“Ustedes provocaron a ira al SEÑOR en Horeb, y el SEÑOR se airó tanto contra ustedes como para destruirlos. Cuando subí al monte para recibir las tablas de piedra, las tablas del pacto que el SEÑOR hizo con ustedes, estuve en el monte cuarenta días y cuarenta noches, sin comer pan ni beber agua. 10 Y el SEÑOR me dio las dos tablas de piedra escritas con el dedo de Dios. En ellas estaban todas las palabras que el SEÑOR les había hablado en el monte, de en medio del fuego, el día de la asamblea. 11 Sucedió que, al final de los cuarenta días y cuarenta noches, el SEÑOR me dio las dos tablas de piedra, las tablas del pacto. 12 Y me dijo el SEÑOR: ‘Levántate, desciende pronto de aquí, porque tu pueblo que sacaste de Egipto se ha corrompido. Se han apartado rápidamente del camino que yo les mandé, y se han hecho una imagen de fundición’.

13 “El SEÑOR me habló diciendo: ‘Yo he visto a este pueblo, y he aquí que es un pueblo de dura cerviz. 14 Déjame que los destruya y borre su nombre de debajo del cielo, y de ti haré una nación más poderosa y numerosa que ellos’.

15 “Di vuelta y descendí del monte que ardía en fuego, con las dos tablas del pacto en mis dos manos. 16 Miré, y he aquí que habían pecado contra el SEÑOR su Dios. Se habían hecho un becerro de fundición, apartándose rápidamente del camino que el SEÑOR les había mandado. 17 Entonces tomé las dos tablas, las arrojé de mis dos manos y las rompí delante de sus ojos.

18 “Luego me postré delante del SEÑOR, como la primera vez, cuarenta días y cuarenta noches. No comí pan ni bebí agua, a causa de todo el pecado de ustedes que habían cometido haciendo lo malo ante los ojos del SEÑOR, hasta enojarlo. 19 Ciertamente tuve mucho miedo a causa del furor y de la ira con que el SEÑOR estaba tan enojado contra ustedes como para destruirlos. Pero el SEÑOR me escuchó también esta vez.

20 “El SEÑOR también se enojó tanto contra Aarón como para destruirlo. Y también oré por Aarón en aquella ocasión.

21 “Yo tomé su pecado[c], el becerro que habían hecho, y lo quemé en el fuego. Lo desmenucé moliéndolo bien, hasta reducirlo a polvo, el cual arrojé a la quebrada que descendía del monte.

Rebeliones en Masá y Cades-barnea

22 “También en Tabera, en Masá y en Quibrot-hataavah[d] provocaron a ira al SEÑOR. 23 Y cuando el SEÑOR los envió desde Cades-barnea, diciendo: ‘Suban y tomen posesión de la tierra que yo les doy’, fueron rebeldes al mandato del SEÑOR su Dios y no le creyeron ni obedecieron su voz. 24 Han sido rebeldes contra el SEÑOR desde el día en que yo los conocí. 25 Yo me postré delante del SEÑOR cuarenta días y cuarenta noches; me postré, porque el SEÑOR dijo que los iba a destruir. 26 Oré al SEÑOR diciendo: Oh, SEÑOR Dios[e], no destruyas a tu pueblo, a tu heredad que has rescatado por tu grandeza, al cual sacaste de Egipto con mano poderosa. 27 Acuérdate de tus siervos Abraham, Isaac y Jacob. No mires la dureza de este pueblo ni su impiedad ni su pecado. 28 No sea que los de la tierra de donde nos sacaste digan: ‘Porque el SEÑOR no fue capaz de introducirlos en la tierra que les había prometido, o porque los aborrecía, los sacó para matarlos en el desierto’. 29 Pero ellos son tu pueblo y tu heredad que sacaste con tu gran poder y con tu brazo extendido.

Marcos 11:19-33

19 Y al llegar la noche Jesús y los suyos salieron de la ciudad.

Lección de la higuera seca

20 Por la mañana, pasando por allí vieron que la higuera se había secado desde las raíces. 21 Entonces Pedro, acordándose, le dijo:

—Rabí, he aquí la higuera que maldijiste se ha secado.

22 Respondiendo Jesús les dijo:

—Tengan[a] fe en Dios. 23 De cierto les digo que cualquiera que diga a este monte: “Quítate y arrójate al mar”, y que no dude en su corazón sino que crea que será hecho lo que dice, le será hecho. 24 Por esta razón les digo que todo por lo cual oran y piden, crean que lo han recibido y les será hecho. 25 Y cuando se pongan de pie para orar, si tienen algo contra alguien, perdónenlo para que su Padre que está en los cielos también les perdone a ustedes sus ofensas. 26 [b].

La autoridad de Jesús

27 Volvieron a Jerusalén. Luego, mientras él andaba por el templo, vinieron a él los principales sacerdotes, los escribas y los ancianos, 28 y le decían:

—¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿O quién te dio la autoridad para hacer estas cosas?

29 Entonces Jesús les dijo:

—Yo les haré una pregunta. Respóndanme, y yo les diré con qué autoridad hago estas cosas: 30 El bautismo de Juan, ¿era del cielo o de los hombres? Respóndanme.

31 Entonces ellos razonaban entre sí diciendo:

—Si decimos “del cielo”, dirá: “¿Por qué, pues, no le creyeron?”. 32 Pero si decimos “de los hombres…”.

Temían al pueblo, porque todos consideraban que verdaderamente Juan era profeta. 33 Entonces, respondiendo a Jesús, dijeron:

—No sabemos.

Y Jesús les dijo:

—Tampoco yo les digo con qué autoridad hago estas cosas.

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

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