Book of Common Prayer
El reino del Ungido del Señor
2 ¿Por qué se sublevan las naciones[a](A),
y los pueblos traman cosas vanas(B)?
2 Se levantan los reyes de la tierra(C),
y los gobernantes traman unidos
contra el Señor(D) y contra su Ungido[b](E), diciendo:
3 ¡Rompamos sus cadenas[c](F)
y echemos de nosotros sus cuerdas!
4 Él que se sienta como Rey en los cielos se ríe(G),
el Señor se burla de ellos(H).
5 Luego les hablará en su ira(I),
y en su furor los aterrará(J), diciendo:
6 Pero yo mismo he consagrado[d] a mi Rey(K)
sobre Sión, mi santo monte(L).
7 Ciertamente anunciaré el decreto del Señor
que me dijo[e]: «Mi Hijo eres tú,
yo te he engendrado hoy(M).
8 Pídeme, y te daré(N) las naciones[f] como herencia tuya(O),
y como posesión tuya los confines de la tierra(P).
9 Tú los quebrantarás[g] con vara[h] de hierro(Q);
los desmenuzarás como vaso de alfarero(R)».
10 Ahora pues, oh reyes, mostrad discernimiento(S);
recibid amonestación, oh jueces[i] de la tierra.
11 Adorad[j] al Señor con reverencia[k](T),
y alegraos con temblor(U).
12 Honrad[l] al Hijo(V) para que no se enoje y perezcáis en el camino,
pues puede inflamarse de repente su ira.
¡Cuán bienaventurados son todos los que en Él se refugian(W)!
Oración del íntegro
Salmo de David.
26 Hazme justicia[a](A), oh Señor, porque yo en mi integridad he andado(B),
y en el Señor he confiado(C) sin titubear[b](D).
2 Examíname, oh Señor, y pruébame(E);
escudriña[c] mi mente[d] y mi corazón(F).
3 Porque delante de mis ojos está tu misericordia(G),
y en tu verdad[e] he andado(H).
4 Con los falsos[f] no me he sentado(I),
ni con los hipócritas[g] iré(J).
5 Aborrezco la reunión de los malhechores(K),
y no me sentaré con los impíos.
6 Lavaré en inocencia mis manos[h](L),
y andaré en torno a tu altar, oh Señor(M),
7 proclamando con voz de acción de gracias
y contando todas tus maravillas[i](N).
8 Oh Señor, yo amo la habitación de tu casa(O),
y el lugar donde habita tu gloria[j](P).
9 No juntes mi alma con pecadores(Q),
ni mi vida con hombres sanguinarios(R),
10 en cuyas manos hay ardides inicuos(S),
y cuya diestra está llena de sobornos(T).
11 Mas yo en mi integridad andaré(U);
redímeme, y ten piedad de mí(V).
12 Sobre tierra firme[k] está mi pie(W);
en las congregaciones bendeciré al Señor(X).
13 Gritad de júbilo, cielos, y regocíjate, tierra(A).
Prorrumpid, montes, en gritos de alegría,
porque el Señor ha consolado a su pueblo(B),
y de sus afligidos tendrá compasión(C).
14 Pero Sión dijo: El Señor me ha abandonado,
el Señor se ha olvidado de mí.
15 ¿Puede una mujer olvidar a su niño de pecho,
sin compadecerse del hijo de sus entrañas?
Aunque ellas se olvidaran, yo no te olvidaré(D).
16 He aquí, en las palmas de mis manos, te he grabado(E);
tus muros están constantemente delante de mí(F).
17 Tus edificadores[a] se apresuran;
tus destructores y tus devastadores(G)
se alejarán de ti.
18 Levanta en derredor tus ojos y mira(H):
todos ellos se reúnen(I), vienen a ti(J).
Vivo yo(K) —declara el Señor—
que a todos ellos como joyas[b] te los pondrás, y te ceñirás con ellos como una novia(L).
19 En cuanto a[c] tus lugares desiertos y desolados y tu tierra arruinada(M),
ahora serás ciertamente demasiado estrecha para los moradores(N),
y tus devoradores estarán muy lejos(O).
20 Todavía te dirán al oído los hijos de los que fuiste privada[d]:
«El lugar es muy estrecho para mí;
hazme sitio para que yo more aquí(P)».
21 Y dirás en tu corazón(Q):
«¿Quién me ha engendrado estos?
Pues yo había sido privada de mis hijos,
y era estéril(R), desterrada y errante(S).
Y a estos, ¿quién los ha criado?
He aquí, yo había sido dejada sola(T);
y estos, ¿dónde estaban(U)?».
22 Así dice el Señor Dios[e]:
He aquí, levantaré hacia las naciones mi mano,
y hacia los pueblos alzaré mi estandarte(V);
traerán a tus hijos en brazos,
y tus hijas en hombros serán llevadas(W).
23 Reyes serán tus tutores(X),
y sus princesas, tus nodrizas.
Rostro en tierra te rendirán homenaje(Y)
y el polvo de tus pies lamerán(Z).
Y sabrás que yo soy el Señor(AA),
y que no se avergonzarán(AB) los que esperan en mí(AC).
El mayor en el reino de los cielos
18 (A)En aquel momento[a] se acercaron los discípulos a Jesús, diciendo: ¿Quién es, entonces, el mayor en el reino de los cielos? 2 Y Él, llamando a un niño, lo puso en medio de ellos, 3 y dijo: En verdad os digo que si no os convertís[b] y os hacéis como niños(B), no entraréis en el reino de los cielos. 4 Así pues, cualquiera que se humille como este niño, ese es el mayor en el reino de los cielos. 5 Y el que reciba a un niño como este[c] en mi nombre, a mí me recibe. 6 Pero al que(C) haga tropezar[d] a uno de estos pequeñitos que creen en mí(D), mejor le sería que le colgaran al cuello una piedra de molino de las que mueve un asno, y que se ahogara en lo profundo del mar.
¡Ay de los que son piedras de tropiezo!
7 ¡Ay del mundo por sus piedras de tropiezo! Porque es inevitable que vengan piedras de tropiezo(E); pero ¡ay de aquel hombre por quien viene el tropiezo! 8 Y si tu mano o tu pie te es ocasión de pecar[e], córtatelo y échalo de ti; te es mejor entrar en la vida manco o cojo, que teniendo dos manos y dos pies, ser echado en el fuego eterno(F). 9 Y si tu ojo te es ocasión de pecar[f], arráncatelo y échalo de ti. Te es mejor entrar en la vida con un solo ojo, que teniendo dos ojos, ser echado en el infierno[g] de fuego(G).
10 Mirad que no despreciéis a uno de estos pequeñitos, porque os digo que sus ángeles en los cielos contemplan siempre el rostro de mi Padre(H) que está en los cielos. 11 [h]Porque el Hijo del Hombre ha venido a salvar lo que se había perdido(I).
Parábola de la oveja perdida
12 ¿Qué os parece? (J)Si un hombre tiene cien ovejas y una de ellas se ha descarriado, ¿no deja las noventa y nueve en los montes, y va en busca de la descarriada? 13 Y si sucede que la halla, en verdad os digo que se regocija más por esta que por las noventa y nueve que no se han descarriado. 14 Así, no es la voluntad de[i] vuestro Padre que está en los cielos que se pierda uno de estos pequeñitos.
Las obras y la palabra de Dios
Para el director del coro. Salmo de David.
19 Los cielos proclaman[a] la gloria de Dios(A),
y la expansión[b] anuncia la obra de sus manos(B).
2 Un día transmite el mensaje al otro día(C),
y una noche a la otra noche revela sabiduría(D).
3 No hay mensaje, no hay palabras;
no se oye su voz[c].
4 Mas por toda la tierra salió su voz[d](E),
y hasta los confines del mundo sus palabras.
En ellos[e] puso una tienda para el sol(F),
5 y este, como un esposo que sale de su alcoba,
se regocija cual hombre fuerte al correr su carrera.
6 De un extremo de los cielos es su salida,
y su curso hasta el otro extremo[f] de ellos(G);
y nada hay que se esconda de su calor.
7 La ley del Señor es perfecta[g](H), que restaura el alma(I);
el testimonio del Señor es seguro(J), que hace sabio al sencillo(K).
8 Los preceptos del Señor son rectos(L), que alegran el corazón(M);
el mandamiento del Señor es puro(N), que alumbra los ojos(O).
9 El temor del Señor es limpio, que permanece para siempre;
los juicios del Señor son verdaderos(P), todos ellos justos(Q);
10 deseables más que el oro(R); sí, más que mucho oro fino,
más dulces que la miel(S) y que el destilar[h] del panal.
11 Además, tu siervo es amonestado por ellos(T);
en guardarlos hay gran recompensa(U).
12 ¿Quién puede discernir sus propios errores(V)?
Absuélveme(W) de los que me son ocultos(X).
13 Guarda también a tu siervo de pecados de soberbia(Y);
que no se enseñoreen de mí(Z).
Entonces seré íntegro[i](AA),
y seré absuelto de gran transgresión(AB).
14 Sean gratas las palabras de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti(AC),
oh Señor, roca mía(AD) y redentor mío(AE).
Gratitud por el regreso de la cautividad
Cántico de ascenso gradual[a].
126 Cuando el Señor hizo volver a los cautivos de[b] Sión(A),
éramos como los que sueñan(B).
2 Entonces nuestra boca se llenó de risa(C),
y nuestra lengua de gritos de alegría(D);
entonces dijeron entre las naciones:
Grandes cosas ha hecho el Señor con ellos(E).
3 Grandes cosas ha hecho el Señor con nosotros;
estamos alegres(F).
Jesús bendice a los niños
13 (A)Y le traían niños para que los tocara; y los discípulos los reprendieron. 14 Pero cuando Jesús vio esto, se indignó y les dijo: Dejad que los niños vengan a mí; no se lo impidáis, porque de los que son como estos[a] es el reino de Dios(B). 15 En verdad os digo: el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él(C). 16 Y tomándolos en sus brazos(D), los bendecía, poniendo las manos sobre ellos.
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