Revised Common Lectionary (Complementary)
Alabad al Señor por su justicia
Salmo.
98 Cantad al Señor un cántico nuevo(A),
porque ha hecho maravillas(B),
su diestra(C) y su santo brazo(D) le han dado la victoria[a].
2 El Señor ha dado a conocer su salvación;
a la vista de las naciones ha revelado su justicia[b](E).
3 Se ha acordado de su misericordia y de su fidelidad(F) para con la casa de Israel;
todos los términos de la tierra(G) han visto la salvación de nuestro Dios.
Librados del horno de fuego
19 Entonces Nabucodonosor se llenó de furor, y demudó su semblante contra Sadrac, Mesac y Abed-nego(A). Respondió ordenando que se calentara el horno siete veces más de lo que se acostumbraba calentar. 20 Y mandó que algunos valientes guerreros de su ejército ataran a Sadrac, Mesac y Abed-nego, y los echaran en el horno de fuego ardiente. 21 Entonces estos hombres fueron atados y arrojados con sus mantos[a], sus túnicas[b], sus gorros y sus otras ropas en el horno de fuego ardiente(B). 22 Como la orden[c] del rey era apremiante[d](C) y el horno había sido calentado excesivamente, la llama del fuego mató a los que habían alzado a Sadrac, Mesac y Abed-nego. 23 Pero estos tres hombres, Sadrac, Mesac y Abed-nego cayeron, atados, en medio del horno de fuego ardiente(D).
24 Entonces el rey Nabucodonosor se espantó, y levantándose apresuradamente preguntó[e] a sus altos oficiales: ¿No eran tres los hombres que echamos atados en medio del fuego? Ellos respondieron y dijeron al rey: Ciertamente, oh rey. 25 El rey respondió y dijo: ¡Mirad! Veo a cuatro hombres sueltos que se pasean en medio del fuego sin sufrir daño alguno[f](E), y el aspecto del cuarto es semejante al de un hijo de los dioses. 26 Entonces Nabucodonosor se acercó a la puerta del horno de fuego ardiente y[g] dijo: Sadrac, Mesac y Abed-nego, siervos del Dios Altísimo(F), salid y venid acá. Entonces Sadrac, Mesac y Abed-nego salieron de en medio del fuego(G). 27 Y los sátrapas, los prefectos, los gobernadores y los altos oficiales del rey se reunieron(H) para ver a estos hombres, cómo el fuego no había tenido efecto[h] alguno sobre sus cuerpos, ni el cabello de sus cabezas se había chamuscado, ni sus mantos[i](I) habían sufrido daño alguno[j], ni aun olor del fuego había quedado en ellos(J).
28 Habló Nabucodonosor y dijo: Bendito sea el Dios de Sadrac, Mesac y Abed-nego(K) que ha enviado a su ángel(L) y ha librado a sus siervos que, confiando en Él(M), desobedecieron la orden[k] del rey y entregaron sus cuerpos antes de servir y adorar a ningún otro dios excepto a su Dios(N). 29 Por tanto, proclamo un decreto de que todo pueblo, nación o lengua que diga blasfemia contra el Dios(O) de Sadrac, Mesac y Abed-nego(P) sea descuartizado y sus casas reducidas a escombros[l](Q), ya que no hay otro dios que pueda librar de esta manera(R). 30 Entonces el rey hizo prosperar a Sadrac, Mesac y Abed-nego en la provincia de Babilonia(S).
21 Entonces un ángel poderoso[a](A) tomó una piedra, como una gran piedra de molino(B), y la arrojó al mar, diciendo: Así será derribada con violencia Babilonia, la gran ciudad(C), y nunca más será hallada(D). 22 Y el sonido de arpistas, de músicos, de flautistas y de trompeteros(E) no se oirá más en ti; ni artífice de oficio alguno se hallará más en ti; ni ruido de molino(F) se oirá más en ti; 23 luz de lámpara no alumbrará más en ti; tampoco la voz del novio[b] y de la novia[c](G) se oirá más en ti; porque tus mercaderes(H) eran los grandes de la tierra, pues todas las naciones fueron engañadas por tus hechicerías(I). 24 Y en ella fue hallada la sangre de los profetas, de los santos(J) y de todos los que habían sido muertos sobre la tierra(K).
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