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Old/New Testament

Each day includes a passage from both the Old Testament and New Testament.
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La Palabra (España) (BLP)
Version
2 Reyes 13-14

Los dos reinos hasta el fin de Israel (13—17)

Joacaz de Israel (813-797)

13 Joacaz, hijo de Jehú, comenzó a reinar sobre Israel en el vigésimo tercer año del reinado de Joás, hijo de Ocozías, rey de Judá. Reinó en Samaría durante diecisiete años. Joacaz ofendió al Señor y persistió en el pecado que Jeroboán, el hijo de Nabat, había hecho cometer a Israel, sin apartarse de él. El Señor se encolerizó contra Israel y lo entregó en poder de Jazael, el rey de Siria, y de su hijo Benadad, durante todo aquel tiempo. Pero Joacaz suplicó al Señor y el Señor lo escuchó, pues había visto cómo oprimía el rey de Siria a los israelitas. El Señor dio a Israel un salvador que lo libró del dominio sirio, y los israelitas pudieron vivir en sus casas como antes. Sin embargo, no se apartaron de los pecados que la dinastía de Jeroboán había hecho cometer a Israel, sino que persistieron en ellos y mantuvieron una estela sagrada en Samaría. Por eso, el Señor no le dejó a Joacaz más que cincuenta jinetes, diez carros y diez mil soldados de infantería, pues el rey de Siria los había destruido por completo.

El resto de la historia de Joacaz, todo cuanto hizo y su valor, está escrito en el libro de los Anales de los Reyes de Israel. Cuando Joacaz murió, fue enterrado en Samaría y su hijo Joás le sucedió como rey.

Joás de Israel (797-782)

10 Joás, hijo de Joacaz, comenzó a reinar sobre Israel el año treinta y siete del reinado de Joás en Judá. Reinó en Samaría durante seis años. 11 Ofendió al Señor y no se apartó de los pecados que Jeroboán, el hijo de Nabat, hizo cometer a Israel, persistiendo en ellos.

12 El resto de la historia de Joás, todo lo que hizo y su valor en la guerra con Amasías, el rey de Judá, está escrito en el libro de los Anales de los reyes de Israel. 13 Cuando Joás murió, Jeroboán le sucedió en el trono. Joás fue enterrado en Samaría con los reyes de Israel.

Muerte de Eliseo

14 Eliseo estaba gravemente enfermo y Joás, el rey de Israel, bajó a visitarlo. Al verlo se puso a llorar, diciendo:

— ¡Padre mío, padre mío! ¡Carro y caballería de Israel!

15 Eliseo le dijo:

— Toma un arco y unas flechas.

Joás lo hizo así 16 y Eliseo le ordenó:

— Empuña el arco.

Joás empuñó el arco, y Eliseo puso sus manos sobre las manos del rey; 17 luego le dijo:

— Abre la ventana que da a oriente.

El rey la abrió, y Eliseo le ordenó:

— ¡Dispara!

Él disparó y Eliseo exclamó:

— ¡Flecha victoriosa del Señor! ¡Flecha victoriosa frente a Siria! Derrotarás a Siria en Afec, hasta acabar con ella.

18 Luego añadió:

— Toma las flechas.

El rey de Israel las tomó, y Eliseo le dijo:

— Golpea el suelo.

Lo golpeó tres veces y se detuvo. 19 Entonces el profeta se enfadó con él y le dijo:

— Si hubieras golpeado cinco o seis veces, habrías derrotado a Siria hasta acabar con ella; pero así sólo la derrotarás tres veces.

20 Eliseo murió y lo enterraron. A primeros de año bandas moabitas hicieron incursiones por el país. 21 Unos hombres, que estaban enterrando a un muerto, al divisar a estas bandas, arrojaron el muerto en la tumba de Eliseo y se fueron. Y cuando entró en contacto con los huesos de Eliseo, el muerto revivió y se puso en pie.

22 Jazael, rey de Siria, había oprimido a Israel durante todo el reinado de Joacaz. 23 Pero el Señor se compadeció de ellos y los atendió en consideración a su alianza con Abrahán, Isaac y Jacob. Por eso no quiso exterminarlos ni expulsarlos de su presencia hasta el presente. 24 Cuando murió Jazael, el rey de Siria, su hijo Benadad le sucedió como rey. 25 Entonces Joás, el hijo de Joacaz, arrebató a Benadad, el hijo de Jazael, las ciudades que este había arrebatado a su padre Joacaz en la guerra. Joás lo derrotó tres veces, recuperando así las ciudades de Israel.

Amasías de Judá (796-767) (2 Cr 25,1-4.11.17-28; 26,1.2a)

14 Amasías, hijo de Joás, comenzó a reinar en Judá el año segundo del reinado de Joás, hijo de Joacaz, en Israel. Amasías tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar, y reinó durante veintinueve años. Su madre se llamaba Joadán y era de Jerusalén. Actuó correctamente ante el Señor, aunque no tanto como su antepasado David. Actuó como su padre Joás. Pero no desaparecieron los santuarios de los altos y la gente seguía ofreciendo sacrificios y quemando incienso en ellos.

Cuando consolidó su soberanía, mató a los súbditos que habían asesinado a su padre, el rey. Pero no mató a los hijos de los asesinos, de acuerdo con lo escrito en la ley de Moisés, promulgada por el Señor: “Los padres no morirán por las culpas de los hijos, ni los hijos por las culpas de los padres. Cada cual morirá por su propio pecado”. Amasías derrotó a diez mil edomitas en el valle de la Sal y tomó por asalto Selá, a la que puso el nombre de Joctael, que mantiene hasta el presente.

Entonces Amasías envió mensajeros a Joás, el hijo de Joacaz y nieto de Jehú, rey de Israel, diciéndole:

— ¡Ven a que nos veamos las caras!

Pero Joás, el rey de Israel, mandó responder así a Amasías, el rey de Judá:

— El cardo del Líbano mandó esta embajada al cedro del Líbano: “Dale tu hija por esposa a mi hijo”. Pero pasó por allí un animal silvestre del Líbano y pisoteó el cardo. 10 Has derrotado estrepitosamente a Edom y te has envalentonado. Disfruta de tu fama, pero quédate en tu casa. ¿Por qué te empeñas en atraer la desgracia sobre ti y sobre Judá?

11 Pero Amasías no le hizo caso. Entonces Joás, el rey de Israel, subió a verse las caras con Amasías, el rey de Judá, en Bet Semes, que está en territorio de Judá. 12 Judá cayó derrotado ante Israel y todos huyeron a sus casas. 13 Joás, el rey de Israel, hizo prisionero en Bet Semes a Amasías, el rey de Judá, hijo de Joás y nieto de Ocozías. Luego fue a Jerusalén y abrió una brecha de unos doscientos metros en su muralla, desde la puerta de Efraín hasta la Puerta de la Esquina. 14 Se apoderó, además, de todo el oro y la plata y de todos los objetos que había en el Templo y en el tesoro del palacio real; tomó algunos rehenes y regresó a Samaría.

15 El resto de la historia de Joás, todo lo que hizo y su valor en la guerra con Amasías, el rey de Judá, está escrito en el libro de los Anales de los reyes de Israel. 16 Cuando Joás murió, fue enterrado en Samaría con los reyes de Israel y su hijo Jeroboán le sucedió como rey.

17 Amasías, el rey de Judá, sobrevivió quince años a Joás, el hijo de Ocozías, rey de Israel.

18 El resto de la historia de Amasías está escrito en el libro de los Anales de los Reyes de Judá. 19 Tramaron contra él una conspiración en Jerusalén y huyó a Laquis. Pero enviaron gente a Laquis en su persecución y lo mataron allí. 20 Luego lo transportaron en caballos a Jerusalén y lo enterraron con sus antepasados en la ciudad de David. 21 Entonces todo el pueblo de Judá proclamó como rey a Azarías, que tenía dieciséis años, en sustitución de su padre Amasías. 22 Azarías reconstruyó Eilat y la devolvió a Judá, una vez que el rey, su padre, descansó con sus antepasados.

Jeroboán II de Israel (782-753)

23 Jeroboán, hijo de Joás, rey de Israel, comenzó a reinar en Samaría el año décimo quinto del reinado de Amasías, el hijo de Joás, rey de Judá. Reinó durante cuarenta y un años. 24 Ofendió al Señor y no se apartó de todos los pecados que Jeroboán, el hijo de Nabat, hizo cometer a Israel. 25 Restableció la frontera de Israel desde la entrada de Jamat hasta el Mar Muerto, de acuerdo con la palabra que el Señor, Dios de Israel, había anunciado por medio de su servidor, el profeta Jonás, hijo de Amitay, de Bat Jéfer. 26 El Señor se había fijado en el terrible sufrimiento de Israel, pues no había quedado nadie, esclavo o libre, ni había nadie que pudiera ayudar a Israel. 27 Y es que el Señor aún no había decidido borrar del mapa el nombre de Israel, y lo salvó por medio de Jeroboán, el hijo de Joás.

28 El resto de la historia de Jeroboán, todo cuanto hizo, su valor en la guerra y la recuperación de Damasco y Jamat para Israel, está escrito en el libro de los Anales de los Reyes de Israel. 29 Cuando Jeroboán murió, fue enterrado con los reyes de Israel. Su hijo Zacarías le sucedió como rey.

Juan 2

I.— EL LIBRO DE LOS SIGNOS (2—12)

Primer signo (2,1—4,42)

Una boda en Caná de Galilea

Tres días después tuvo lugar una boda en Caná de Galilea. La madre de Jesús estaba invitada a la boda, y lo estaban también Jesús y sus discípulos. Se terminó el vino, y la madre de Jesús se lo hizo saber a su hijo:

— No les queda vino.

Jesús le respondió:

— ¡Mujer! ¿Qué tiene que ver eso con nosotros? Mi hora no ha llegado todavía.

Pero ella dijo a los que estaban sirviendo:

— Haced lo que él os diga.

Había allí seis tinajas de piedra, de las que utilizaban los judíos para sus ritos purificatorios, con una capacidad de entre setenta y cien litros cada una. Jesús dijo a los que servían:

— Llenad las tinajas de agua. Y las llenaron hasta arriba.

Una vez llenas, Jesús les dijo:

— Sacad ahora un poco y llevádselo al organizador del banquete.

Así lo hicieron, y en cuanto el organizador del banquete probó el nuevo vino, sin saber su procedencia (sólo lo sabían los sirvientes que lo habían sacado), llamó al novio y le dijo:

10 — Todo el mundo sirve al principio el vino de mejor calidad, y cuando los invitados han bebido en abundancia, se saca el corriente. Tú, en cambio, has reservado el mejor vino para última hora.

11 Jesús hizo este primer milagro en Caná de Galilea. Manifestó así su gloria y sus discípulos creyeron en él. 12 Después de esto, bajó a Cafarnaún acompañado por su madre, sus hermanos y sus discípulos. Y permanecieron allí unos cuantos días.

Jesús y el Templo (Mt 21,12-13; Mc 11,15-17; Lc 19,45-46)

13 Estaba ya próxima la fiesta judía de la Pascua, y Jesús subió a Jerusalén. 14 Encontró el Templo lleno de gente que vendía bueyes, ovejas y palomas, y de cambistas de monedas sentados detrás de sus mesas. 15 Hizo entonces un látigo con cuerdas y echó fuera del Templo a todos, junto con sus ovejas y sus bueyes. Tiró también al suelo las monedas de los cambistas y volcó sus mesas. 16 Y a los vendedores de palomas les dijo:

— Quitad eso de ahí. No convirtáis en un mercado la casa de mi Padre.

17 Al verlo, sus discípulos se acordaron de aquellas palabras de la Escritura: El celo por tu casa me consumirá. 18 Los judíos, por su parte, lo increparon diciendo:

— ¿Con qué señal nos demuestras que puedes hacer esto?

19 Jesús les contestó:

— Destruid este Templo, y en tres días yo lo levantaré de nuevo.

20 Los judíos le replicaron:

— Cuarenta y seis años costó construir este Templo, ¿y tú piensas reconstruirlo en tres días?

21 Pero el templo de que hablaba Jesús era su propio cuerpo. 22 Por eso, cuando resucitó, sus discípulos recordaron esto que había dicho, y creyeron en la Escritura y en las palabras que Jesús había pronunciado.

Jesús conoce la intimidad de cada uno

23 Mientras Jesús permaneció en Jerusalén durante la fiesta de la Pascua, fueron muchos los que vieron los milagros que hacía, y creyeron en él. 24 Pero Jesús no las tenía todas consigo, pues los conocía a todos perfectamente. 25 Como tampoco necesitaba que nadie le informara sobre nadie, conociendo como conocía la intimidad de cada persona.

La Palabra (España) (BLP)

La Palabra, (versión española) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España