Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Salmo 28 (27)
Escucha mi grito de súplica
28 De David.
Señor, a ti te llamo;
no me ignores, fortaleza mía,
que si tú no me hablas
seré como los muertos.
2 Escucha mi grito de súplica
cuando te invoco,
cuando alzo mis manos
hacia tu santuario.
3 No me arrojes con los malvados
ni con los que hacen el mal:
hablan de paz con sus amigos,
pero en su corazón hay violencia.
4 Trátalos según sus acciones
y la maldad de sus actos;
trátalos de acuerdo a sus obras,
¡dales tú su merecido!
5 Pues no reconocen las acciones del Señor
ni tampoco la obra de sus manos,
¡que él los derribe
y no vuelva a levantarlos!
6 Bendito sea el Señor
que escucha mi grito de súplica.
7 El Señor es mi fortaleza y mi escudo,
en él mi corazón confía.
Me ha socorrido y estoy alegre,
con mis cantos le doy gracias.
8 El Señor es el baluarte de su pueblo,
la fortaleza que salva a su ungido.
9 Salva a tu pueblo, bendice a tu heredad,
sé su pastor y guíalos por siempre.
15 Moisés respondió al Señor y le dijo:
16 — Que el Señor, origen de toda vida ponga alguien al frente de la comunidad 17 para que la presida y la guíe, de manera que la comunidad del Señor no sea como un rebaño de ovejas que no tienen pastor.
18 El Señor dijo a Moisés:
— Toma a Josué, hijo de Nun, hombre dotado de espíritu, e impón tu mano sobre él. 19 Preséntalo ante el sacerdote Eleazar y ante toda la comunidad y, en presencia de todos ellos, dale las órdenes oportunas. 20 Transmítele tu autoridad, para que toda la comunidad israelita lo obedezca. 21 Se presentará Josué al sacerdote Eleazar, quien consultará por él la decisión del Señor a través de los Urín cuyo dictamen seguirán tanto él como toda la comunidad israelita.
22 Moisés hizo tal como el Señor le había mandado. Tomó a Josué y lo presentó al sacerdote Eleazar y a toda la comunidad; 23 impuso sobre él sus manos y le dio las oportunas instrucciones, tal como se lo había ordenado el Señor.
Salvados en Jesucristo
8 Ten siempre presente a Jesucristo, que nació de la estirpe de David y resucitó triunfante de la muerte conforme al mensaje evangélico que yo anuncio 9 y por el que sufro hasta encontrarme encarcelado como si fuera un malhechor. Pero nadie puede encadenar la palabra de Dios. 10 Por eso, lo aguanto todo por amor a los elegidos a fin de que también ellos alcancen la salvación que nos ha conquistado Jesucristo junto con la gloria eterna. 11 Es esta una palabra digna de crédito:
Si morimos con Cristo, viviremos con él;
12 si nos mantenemos firmes, reinaremos con él;
si lo negamos, también él nos negará;
13 si le somos infieles, él permanece fiel,
pues no puede faltar a su palabra.
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España