Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Salmo 8
¡Qué grande es tu nombre en la tierra entera!
8 Al maestro del coro; según la melodía de Gad. Salmo de David.
2 Señor Dios nuestro,
¡qué grande es tu nombre en la tierra entera!
Alzas tu gloria sobre los cielos
3 y de la boca de lactantes y niños,
has hecho un baluarte frente a tus rivales
para silenciar al enemigo y al rebelde.
4 Miro el cielo, obra de tus dedos,
la luna y las estrellas que has fijado,
5 ¿qué es el mortal para que te acuerdes de él,
el ser humano para que de él te ocupes?
6 Lo has hecho algo inferior a un dios,
lo has revestido de honor y de gloria,
7 lo has puesto al frente de tus obras,
todo lo has sometido a su poder:
8 el ganado menor y mayor, todo él,
y también los animales del campo,
9 los pájaros del cielo, los peces del mar
y cuanto surca los senderos de los mares.
10 Señor Dios nuestro,
¡qué grande es tu nombre en la tierra entera!
I.— LA SALIDA DE EGIPTO (1,1—15,21)
Israel oprimido en Egipto. Nacimiento y juventud de Moisés (1—2)
Origen de Israel como pueblo
1 Estos son los nombres de los israelitas que llegaron a Egipto con Jacob, cada uno con su familia: 2 Rubén, Simeón, Leví, Judá, 3 Isacar, Zabulón, Benjamín, 4 Dan, Neftalí, Gad y Aser. 5 Los descendientes de Jacob eran en total setenta personas, incluyendo a José, que ya estaba en Egipto.
6 José murió y también sus hermanos y toda aquella generación. 7 Como los israelitas eran fecundos, se multiplicaron sobremanera, se hicieron fuertes y llenaron el país.
El justo juicio de Dios
2 Por eso, tú, quienquiera que seas, no tienes excusa cuando te eriges en juez de los demás. Al juzgar a otro, tú mismo te condenas, pues te eriges en juez no siendo mejor que los demás. 2 Es sabido que el juicio de Dios cae con rigor sobre quienes así se comportan. 3 Y tú que condenas a quienes actúan así, pero te portas igual que ellos, ¿te imaginas que vas a librarte del castigo de Dios? 4 ¿Te es, acaso, indiferente la inagotable bondad, paciencia y generosidad de Dios, y no te das cuenta de que es precisamente esa bondad la que está impulsándote a cambiar de conducta? 5 Eres de corazón terco y obstinado, con lo que estás amontonando castigos sobre ti para aquel día de castigo, cuando Dios se manifieste como justo juez 6 y pague a cada uno según su merecido: 7 a los que buscan la gloria, el honor y la inmortalidad mediante la práctica constante del bien, les dará vida eterna; 8 en cambio, a los contumaces en rechazar la verdad y adherirse a la injusticia les corresponde un implacable castigo. 9 Habrá angustia y sufrimiento para cuantos hacen el mal: para los judíos, desde luego; pero también para los no judíos. 10 Gloria, honor y paz, en cambio, para los que hacen el bien, tanto si son judíos como si no lo son. 11 Porque en Dios no caben favoritismos.
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España