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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Version
2 Crónicas 27-28

Jotam, rey de Judá

27 Jotam tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar, y reinó dieciséis años en Jerusalén. El nombre de su madre era Jerusa hija de Sadoc.

Él hizo lo recto ante los ojos del SEÑOR, conforme a todas las cosas que había hecho su padre Uzías, salvo que no entró en el templo del SEÑOR. Sin embargo, el pueblo continuaba corrompiéndose.

Jotam edificó la puerta superior de la casa del SEÑOR e hizo muchas edificaciones en la muralla del Ofel. Edificó ciudades en la región montañosa de Judá, y fortalezas y torres en los bosques. También hizo guerra contra el rey de los hijos de Amón, a los cuales venció. Aquel año los hijos de Amón le dieron tres mil trescientos kilos de plata, dos millones doscientos mil kilos de trigo y dos millones doscientos mil kilos de cebada. Esto mismo le dieron los hijos de Amón el segundo y el tercer año. Jotam se hizo fuerte, porque dispuso sus caminos delante del SEÑOR su Dios.

Los demás hechos de Jotam, todas sus guerras y sus actividades, he aquí que están escritos en el libro de los reyes de Israel y de Judá. Tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar, y reinó dieciséis años en Jerusalén. Jotam reposó con sus padres, y lo sepultaron en la Ciudad de David. Y su hijo Acaz reinó en su lugar.

Acaz, rey de Judá

28 Acaz tenía veinte años cuando comenzó a reinar, y reinó dieciséis años en Jerusalén.

Él no hizo lo recto ante los ojos del SEÑOR, en contraste con su padre David. Anduvo en los caminos de los reyes de Israel, y aun hizo de metal fundido imágenes de los Baales. Quemó incienso en el valle de Ben-hinom e hizo pasar por fuego a sus hijos, conforme a las prácticas abominables de las naciones que el SEÑOR había echado de delante de los hijos de Israel. Asimismo, ofreció sacrificios y quemó incienso en los lugares altos, sobre las colinas y debajo de todo árbol frondoso. Entonces el SEÑOR su Dios lo entregó en mano del rey de Siria; ellos lo derrotaron y le tomaron muchos cautivos, a los cuales llevaron a Damasco.

También fue entregado en mano del rey de Israel, el cual le ocasionó una gran derrota. Pécaj hijo de Remalías mató en Judá a ciento veinte mil en un solo día, todos hombres valientes, porque habían abandonado al SEÑOR, Dios de sus padres. También Zicri, un hombre poderoso de Efraín, mató a Maasías, hijo del rey, a Azricam, encargado del palacio, y a Elcana que era segundo después del rey. Los hijos de Israel también tomaron cautivos a doscientos mil de sus hermanos: mujeres, hijos e hijas. Además, tomaron de ellos un gran botín y se lo llevaron a Samaria.

Había allí un profeta del SEÑOR que se llamaba Oded, el cual salió al encuentro del ejército, cuando llegaba a Samaria, y les dijo:

—He aquí, fue debido a que el SEÑOR, Dios de sus padres, estaba airado contra Judá, que la entregó en la mano de ustedes. Pero ustedes los han matado con tal saña que ha llegado hasta el cielo. 10 Y ahora han determinado someter a los hijos de Judá y de Jerusalén como sus siervos y siervas. ¿No son ustedes los verdaderos culpables ante el SEÑOR su Dios? 11 Ahora pues, escúchenme y hagan volver a los cautivos que han tomado de sus hermanos, porque el furor de la ira del SEÑOR está sobre ustedes.

12 Entonces se levantaron contra los que venían de la guerra algunos hombres de los jefes de los hijos de Efraín (Azarías hijo de Johanán, Berequías hijo de Mesilemot, Ezequías hijo de Salum y Amasa hijo de Hadlai), 13 y les dijeron:

—No traigan acá a los cautivos, porque esto nos hará culpables delante del SEÑOR. Ustedes tratan de añadir sobre nuestros pecados y sobre nuestra culpa, a pesar de que ya es grande nuestra culpa y de que el furor de su ira está sobre Israel.

14 Entonces el ejército abandonó a los cautivos y el botín delante de los jefes y de toda la congregación. 15 Unos hombres que fueron designados por nombre se levantaron, tomaron a los cautivos y vistieron del botín a todos los que entre ellos estaban desnudos. Los vistieron, los calzaron y les dieron de comer y de beber. Los ungieron, condujeron en asnos a todos los débiles, y los llevaron hasta Jericó, la ciudad de las palmeras, junto a sus hermanos. Después regresaron a Samaria.

16 En aquel tiempo el rey Acaz envió a pedir ayuda al rey[a] de Asiria, 17 porque otra vez habían venido los edomitas y habían atacado a los de Judá, llevándose cautivos. 18 Asimismo, los filisteos habían hecho una incursión en las ciudades de la Sefela y del Néguev de Judá, y habían tomado Bet-semes, Ajalón, Gederot, Soco con sus aldeas, Timna con sus aldeas y Gimzo con sus aldeas; y habitaron en ellas. 19 Ciertamente el SEÑOR humilló a Judá por causa de Acaz, rey de Judá[b], porque él había permitido la corrupción en Judá y había actuado gravemente contra el SEÑOR.

20 Tiglat-pileser[c], rey de Asiria, vino a él, pero lo redujo a estrechez en lugar de fortalecerlo. 21 A pesar de que Acaz había despojado la casa del SEÑOR, la casa del rey y las casas de los gobernadores, para darlo al rey de Asiria, este no le prestó ayuda.

22 En el tiempo de su aflicción el rey Acaz persistió en su infidelidad al SEÑOR, 23 porque ofreció sacrificios a los dioses de Damasco que lo habían derrotado. Y dijo: “Puesto que los dioses de los reyes de Siria les ayudan, yo también les ofreceré sacrificios, para que me ayuden a mí”. Pero ellos fueron los que lo hicieron fracasar a él y a todo Israel.

24 Además de esto, Acaz recogió los utensilios de la casa de Dios. Destrozó los utensilios de la casa de Dios, y cerró las puertas de la casa del SEÑOR. Se hizo altares en todos los rincones de Jerusalén. 25 E hizo lugares altos en todas las ciudades de Judá, para quemar incienso a otros dioses, provocando a ira al SEÑOR, Dios de sus padres.

26 Los demás hechos de Acaz, todos sus caminos, los primeros y los últimos, he aquí que están escritos en el libro de los reyes de Judá y de Israel. 27 Acaz reposó con sus padres, y lo sepultaron en la ciudad de Jerusalén, pero no lo pusieron en los sepulcros de los reyes de Israel. Y su hijo Ezequías reinó en su lugar.

Apocalipsis 14

El Cordero y los ciento cuarenta y cuatro mil sellados

14 Y miré, y he aquí el Cordero de pie sobre el monte Sion, y con él estaban los ciento cuarenta y cuatro mil que tenían su nombre y el nombre de su Padre escrito en sus frentes. Oí una voz del cielo como estruendo de muchas aguas y como la voz de un gran trueno. Y la voz que escuché era como de arpistas cuando tocan sus arpas. Ellos cantan un himno nuevo delante del trono y en presencia de los cuatro seres vivientes y de los ancianos. Nadie podía aprender el himno, sino solo los ciento cuarenta y cuatro mil, quienes habían sido redimidos de la tierra. Estos son los que nunca se mancharon con mujeres, pues son vírgenes. Estos son los que siguen al Cordero por dondequiera que vaya. Estos fueron redimidos de entre los hombres, primicias para Dios y para el Cordero. Y en sus bocas no se halló engaño; son sin mancha.

Mensaje de tres ángeles

Vi a otro ángel que volaba en medio del cielo, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los que habitan en la tierra: a toda nación y raza y lengua y pueblo. Decía a gran voz:

“¡Teman a Dios y denle gloria,

porque ha llegado

la hora de su juicio!

Adoren al que hizo los cielos

y la tierra y el mar

y las fuentes de las aguas”.

Y siguió otro ángel, un segundo, diciendo: “¡Ha caído, ha caído Babilonia la grande! Todas las naciones habían bebido del vino de la furia de su inmoralidad”.

Y siguió otro ángel, un tercero, diciendo a gran voz: “¡Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe su marca en la frente o en la mano, 10 él también beberá del vino del furor de Dios que ha sido vertido puro en la copa de su ira, y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y delante del Cordero. 11 El humo del tormento de ellos sube para siempre jamás. Y no tienen descanso ni de día ni de noche los que adoran a la bestia y a su imagen, ni cualquiera que recibe la marca de su nombre. 12 ¡Aquí está la perseverancia de los santos, quienes guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús!”.

13 Y oí una voz del cielo que decía: “Escribe: ¡Bienaventurados los muertos que de aquí en adelante mueren en el Señor!”. “Sí”, dice el Espíritu, “para que descansen de sus arduos trabajos; pues sus obras les seguirán”.

La cosecha de la tierra para juicio

14 Y miré, y he aquí una nube blanca, y sobre la nube estaba sentado uno semejante al Hijo de Hombre[a]. Tenía en su cabeza una corona de oro y en su mano una hoz afilada. 15 Y otro ángel salió del templo, gritando a gran voz al que estaba sentado sobre la nube: “¡Mete tu hoz y siega! Porque ha llegado la hora de segar, porque la mies de la tierra está madura”. 16 Y el que estaba sentado sobre la nube lanzó su hoz sobre la tierra, y la tierra fue segada.

17 Luego salió otro ángel del templo que estaba en el cielo, llevando también él una hoz afilada. 18 Y salió del altar otro ángel que tenía poder sobre el fuego. Y llamó a gran voz al que tenía la hoz afilada, diciendo: “¡Mete tu hoz afilada y vendimia los racimos de la viña de la tierra, porque las uvas están maduras!”. 19 Entonces el ángel lanzó su hoz afilada en la tierra, y vendimió la viña de la tierra. Echó las uvas en el gran lagar de la ira de Dios. 20 Y el lagar fue pisado fuera de la ciudad, y salió sangre del lagar hasta la altura de los frenos de los caballos, a lo largo de trescientos kilómetros.

Zacarías 10

El SEÑOR vindicará a su pueblo

10 ¡Pidan al SEÑOR la lluvia de la estación tardía! El SEÑOR produce relámpagos y hace llover. Él da pan al hombre y hierba en el campo. Pero los ídolos domésticos prometen en vano. Los adivinos ven mentiras y refieren sueños falsos; vano es su consuelo. Por eso el pueblo vaga como ovejas; fue afligido por falta de pastor.

“Mi ira se ha encendido contra los pastores y castigaré a los machos cabríos. Porque el SEÑOR de los Ejércitos visitará con su favor a su rebaño, a la casa de Judá, y los convertirá en su corcel de honor en la batalla. De él saldrá la piedra angular, de él la estaca, de él el arco de guerra y de él también el gobernante. Serán como los valientes que en la batalla pisotean al enemigo en el lodo de la calle. Combatirán, porque el SEÑOR estará con ellos, y los que montan a caballo serán avergonzados.

“Porque yo fortaleceré la casa de Judá y libraré la casa de José. Los haré volver, porque tendré misericordia de ellos. Serán como si no los hubiera rechazado, porque yo soy el SEÑOR su Dios que los oiré. Los de Efraín serán como un héroe y el corazón de ellos se alegrará como por el vino. Sus hijos también lo verán y se alegrarán; su corazón se gozará en el SEÑOR. Los llamaré con un silbido y los reuniré, porque los he redimido; y serán tan numerosos como lo fueron antes. Aunque los sembraré entre los pueblos, aun en la lejanía se acordarán de mí; criarán a sus hijos y regresarán. 10 Porque los haré volver de la tierra de Egipto y los recogeré de Asiria. Los traeré a la tierra de Galaad y al Líbano, y no les bastará. 11 Pasarán por el mar de la angustia[a] golpeando sus olas, y se secarán todas las profundidades del Nilo. La soberbia de Asiria será derribada y haré cesar el cetro de Egipto. 12 Los fortaleceré en el SEÑOR y caminarán en su nombre”, dice el SEÑOR.

Juan 13

Jesús lava los pies a sus discípulos

13 Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora para pasar de este mundo al Padre, como había amado a los suyos que estaban en el mundo los amó hasta el fin.

Durante la cena, como el diablo ya había puesto en el corazón de Judas hijo de Simón Iscariote que lo entregara, y sabiendo Jesús que el Padre había puesto todas las cosas en sus manos y que él había salido de Dios y a Dios iba, se levantó de la cena; se quitó el manto y, tomando una toalla, se ciñó con ella. Luego echó agua en una vasija y comenzó a lavar los pies de los discípulos y a secarlos con la toalla con que estaba ceñido. Entonces llegó a Simón Pedro y este le dijo:

—Señor, ¿tú me lavas los pies a mí?

Respondió Jesús y le dijo:

—Lo que yo hago tú no lo entiendes ahora pero lo comprenderás después.

Pedro le dijo:

—¡Jamás me lavarás los pies!

Jesús le respondió:

—Si no te lavo no tienes parte conmigo.

Le dijo Simón Pedro:

—Señor, entonces, no solo mis pies sino también las manos y la cabeza.

10 Le dijo Jesús:

—El que se ha lavado no tiene necesidad de lavarse más que los pies pues está todo limpio. Ya ustedes están limpios, aunque no todos.

11 Porque sabía quién lo entregaba por eso dijo: “No todos están limpios”. 12 Así que, después de haberles lavado los pies, tomó su manto, se volvió a sentar a la mesa y les dijo:

—¿Entienden lo que les he hecho? 13 Ustedes me laman Maestro y Señor y dicen bien, porque lo soy. 14 Pues bien, si yo, el Señor y el Maestro, lavé sus pies, también ustedes deben lavarse los pies los unos a los otros. 15 Porque ejemplo les he dado para que, así como yo se los hice, ustedes también lo hagan. 16 De cierto, de cierto les digo que el siervo no es mayor que su señor ni tampoco el apóstol es mayor que el que lo envió. 17 Si saben estas cosas, bienaventurados son si las hacen. 18 No hablo así de todos ustedes. Yo sé a quiénes he elegido; pero para que se cumpla la Escritura: El que come pan conmigo[a] levantó contra mí su talón[b]. 19 Desde ahora les digo, antes de que suceda, para que cuando suceda crean que Yo Soy. 20 De cierto, de cierto les digo que el que recibe al que yo envío a mí me recibe; y el que a mí me recibe, recibe al que me envió.

Jesús anuncia la traición de Judas

21 Después de haber dicho esto, Jesús se conmovió en espíritu y testificó diciendo:

—De cierto, de cierto les digo que uno de ustedes me va a entregar.

22 Entonces los discípulos se miraban unos a otros dudando de quién hablaba. 23 Uno de sus discípulos, a quien Jesús amaba, estaba a la mesa recostado junto a Jesús. 24 A él Simón Pedro le hizo señas para que preguntara quién era aquel de quien hablaba. 25 Entonces él, recostándose sobre el pecho de Jesús, le dijo:

—Señor, ¿quién es?

26 Jesús contestó:

—Es aquel para quien yo mojo el bocado y se lo doy.

Y mojando el bocado, lo tomó y se lo dio a Judas hijo de Simón Iscariote. 27 Después del bocado, Satanás entró en él. Entonces le dijo Jesús:

—Lo que estás haciendo, hazlo pronto.

28 Ninguno de los que estaban a la mesa entendió para qué le dijo esto 29 porque algunos pensaban, puesto que Judas tenía la bolsa, que Jesús le decía: “Compra lo que necesitamos para la fiesta”, o que diera algo a los pobres.

30 Cuando tomó el bocado, él salió en seguida; y ya era de noche.

Un mandamiento nuevo

31 Cuando Judas había salido, dijo Jesús:

—Ahora es glorificado el Hijo del Hombre, y Dios es glorificado en él. 32 Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo. Y pronto lo glorificará. 33 Hijitos, todavía sigo un poco con ustedes. Me buscarán pero, como dije a los judíos: “A donde yo voy ustedes no pueden ir”, así les digo a ustedes ahora.

34 »Un mandamiento nuevo les doy: que se amen los unos a los otros. Como los he amado, ámense también ustedes los unos a los otros. 35 En esto conocerán todos que son mis discípulos: si tienen amor los unos por los otros.

Jesús predice la negación de Pedro

36 Simón Pedro le dijo:

—Señor, ¿a dónde vas?

Le respondió Jesús:

—A donde yo voy no me puedes seguir ahora, pero me seguirás más tarde.

37 Le dijo Pedro:

—Señor, ¿por qué no te puedo seguir ahora? ¡Mi vida pondré por ti!

38 Jesús le respondió:

—¿Tu vida pondrás por mí? De cierto, de cierto te digo que no cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces.

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

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