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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Version
2 Crónicas 11-12

Roboam desiste de atacar a Israel

11 Entonces Roboam llegó a Jerusalén y reunió a los de la casa de Judá y de Benjamín, ciento ochenta mil guerreros escogidos, a fin de combatir contra Israel y devolver el reino a Roboam. Pero la palabra del SEÑOR vino a Semaías, hombre de Dios, diciendo: “Habla a Roboam hijo de Salomón, rey de Judá, y a todos los israelitas que están en Judá y Benjamín, diciendo que así ha dicho el SEÑOR: ‘No suban ni combatan contra sus hermanos. Vuélvanse cada uno a su casa, porque de parte mía ha sucedido esto’”.

Ellos escucharon las palabras del SEÑOR y desistieron de ir contra Jeroboam.

Roboam fortifica Judá y Benjamín

Roboam habitó en Jerusalén y reedificó ciudades para la defensa de Judá. Reedificó Belén, Etam, Tecoa, Betsur, Soco, Adulam, Gat, Maresa, Zif, Adoraim, Laquis, Azeca, 10 Zora, Ajalón y Hebrón, ciudades fortificadas en Judá y en Benjamín. 11 También reforzó las fortificaciones y puso en ellas comandantes, provisiones, aceite y vino. 12 Proveyó escudos y lanzas a todas las ciudades, y las fortificó en gran manera. Así Judá y Benjamín le estaban sujetos.

Migración de los fieles a Jerusalén

13 Los sacerdotes y los levitas que estaban en todo Israel se pasaron a Roboam desde todo su territorio. 14 Los levitas abandonaban sus campos y sus posesiones, y se iban a Judá y a Jerusalén, porque Jeroboam y sus hijos los habían excluido de servir al SEÑOR como sacerdotes. 15 Más bien, estableció sus propios sacerdotes para los lugares altos, para los demonios y para los becerros que había hecho.

16 Tras ellos llegaron también personas de todas las tribus de Israel, que habían decidido en su corazón buscar al SEÑOR Dios de Israel. Ellos fueron a Jerusalén para ofrecer sacrificios al SEÑOR, Dios de sus padres. 17 Así fortalecieron el reino de Judá y apoyaron a Roboam hijo de Salomón durante tres años, porque tres años anduvieron en los caminos de David y de Salomón.

La familia de Roboam

18 Roboam tomó por mujer a Majalat hija de Jerimot, hijo de David, y de Abihaíl hija de Eliab, hijo de Isaí, 19 la cual le dio a luz estos hijos: Jeús, Semarías y Zaham. 20 Después de ella tomó a Maaca hija de Absalón, la cual le dio a luz a Abías, a Atai, a Ziza y a Selomit. 21 Roboam amaba a Maaca hija de Absalón más que a todas sus otras mujeres y concubinas; pues él tomó dieciocho mujeres y sesenta concubinas, y engendró veintiocho hijos y sesenta hijas.

22 Roboam puso a Abías, hijo de Maaca, como jefe y príncipe entre sus hermanos, a fin de proclamarlo rey. 23 Pero con prudencia dispersó al resto de sus hijos por todas las tierras de Judá y de Benjamín, y por todas las ciudades fortificadas, dándoles abundantes provisiones. Y les buscó muchas mujeres.

Roboam y la invasión de Sisac

12 Cuando se consolidó y se fortaleció el reino de Roboam, este abandonó la ley del SEÑOR, y todo Israel con él. Y sucedió que en el quinto año del rey Roboam, por cuanto se habían rebelado contra el SEÑOR, subió Sisac, rey de Egipto, contra Jerusalén, con mil doscientos carros, sesenta mil jinetes y gente innumerable que venía con él de Egipto: libios, suquienos y etíopes. Tomó las ciudades fortificadas de Judá y llegó hasta Jerusalén.

Entonces el profeta Semaías fue a Roboam y a los gobernadores de Judá, que estaban reunidos en Jerusalén por causa de Sisac, y les dijo:

—Así ha dicho el SEÑOR: “Ustedes me han abandonado; por tanto, yo también los he abandonado en mano de Sisac”.

Los jefes de Israel y el rey se humillaron y dijeron:

—Justo es el SEÑOR.

Cuando el SEÑOR vio que se habían humillado, vino la palabra del SEÑOR a Semaías, diciendo:

—Se han humillado; no los destruiré. Les daré alguna liberación, y mi ira no se derramará sobre Jerusalén por medio de Sisac. No obstante, serán sus siervos, para que sepan distinguir entre servirme a mí y servir a los reinos de otras tierras.

Entonces Sisac, rey de Egipto, subió contra Jerusalén y tomó los tesoros de la casa del SEÑOR y los tesoros de la casa del rey; todo lo tomó. También tomó los escudos de oro que había hecho Salomón. 10 En lugar de ellos, el rey Roboam hizo escudos de bronce y los entregó a la custodia de los jefes de la escolta, que guardaban la entrada de la casa del rey. 11 Y sucedía que cuantas veces el rey entraba en la casa del SEÑOR, los de la escolta venían y los llevaban, y después los volvían a poner en la cámara de los de la escolta.

12 Como Roboam se había humillado, la ira del SEÑOR se apartó de él para no destruirlo del todo. Además, en Judá las cosas marchaban bien. 13 El rey Roboam se hizo fuerte en Jerusalén y reinó. Roboam tenía cuarenta y un años cuando comenzó a reinar, y reinó diecisiete años en Jerusalén, la ciudad que el SEÑOR había elegido de entre todas las tribus de Israel para poner allí su nombre. El nombre de su madre era Naama la amonita.

14 Roboam hizo lo malo, porque no dispuso su corazón para buscar al SEÑOR. 15 Los hechos de Roboam, los primeros y los últimos, ¿no están escritos en las crónicas del profeta Semaías y del vidente Ido acerca del registro familiar? Hubo guerra constante entre Roboam y Jeroboam. 16 Roboam reposó con sus padres y fue sepultado en la Ciudad de David. Y su hijo Abías reinó en su lugar.

Apocalipsis 2

Mensaje para la iglesia en Éfeso

“Escribe al ángel de la iglesia en Éfeso: El que tiene las siete estrellas en su mano derecha, el que camina en medio de los siete candeleros de oro, dice estas cosas: Yo conozco tus obras, tu arduo trabajo y tu perseverancia; que no puedes soportar a los malos, que has puesto a prueba a los que dicen ser apóstoles y no lo son, y que los has hallado mentirosos. Además, sé que tienes perseverancia, que has sufrido por causa de mi nombre y que no has desfallecido[a].

“Sin embargo, tengo contra ti que has dejado tu primer amor. Recuerda, por tanto, de dónde has caído. ¡Arrepiéntete! Y haz las primeras obras. De lo contrario, yo vendré pronto a ti y quitaré tu candelero de su lugar, si no te arrepientes.

“Pero tienes esto: que aborreces los hechos de los nicolaítas, que yo también aborrezco.

“El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venza le daré de comer del árbol de la vida que está en medio del paraíso de Dios.

Mensaje para la iglesia en Esmirna

“Escribe al ángel de la iglesia en Esmirna: El primero y el último, el que estuvo muerto y vivió, dice estas cosas: Yo conozco tu tribulación y tu pobreza —aunque eres rico—, y la blasfemia de los que dicen ser judíos y no lo son; más bien, son sinagoga de Satanás. 10 No tengas ningún temor de las cosas que has de padecer. He aquí, el diablo va a echar a algunos de ustedes en la cárcel para que sean probados, y tendrán tribulación por diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida.

11 “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. El que venza, jamás recibirá daño de la muerte segunda.

Mensaje para la iglesia en Pérgamo

12 “Escribe al ángel de la iglesia en Pérgamo: El que tiene la espada aguda de dos filos dice estas cosas: 13 Yo conozco[b] dónde habitas: donde está el trono de Satanás. Y retienes mi nombre y no has negado mi fe, aun en los días de Antipas, mi testigo fiel, quien fue muerto entre ustedes, donde mora Satanás.

14 “Sin embargo, tengo unas pocas cosas contra ti: que tienes allí a algunos que se adhieren a la doctrina de Balaam[c], que enseñaba a Balac a poner tropiezo delante de los hijos de Israel, a comer de lo sacrificado a los ídolos y a cometer inmoralidad sexual. 15 Asimismo, tú también tienes a los que se adhieren a la doctrina de los nicolaítas[d], 16 Por tanto, ¡arrepiéntete! Pues de lo contrario vendré pronto a ti y pelearé contra ellos con la espada de mi boca.

17 “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venza le daré de comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca y en la piedrecita un nombre nuevo escrito, que nadie conoce sino el que lo recibe.

Mensaje para la iglesia en Tiatira

18 “Escribe al ángel de la iglesia en Tiatira: El Hijo de Dios, que tiene sus ojos como llama de fuego y sus pies semejantes al bronce bruñido, dice estas cosas: 19 Yo conozco tus obras, tu amor, tu fidelidad, tu servicio y tu perseverancia; y que tus últimas obras son mejores que las primeras.

20 “Sin embargo, tengo contra ti que toleras a la mujer Jezabel, que dice ser profetisa, y enseña y seduce a mis siervos a cometer inmoralidad sexual, y a comer lo sacrificado a los ídolos. 21 Le he dado tiempo para que se arrepienta, y no quiere arrepentirse de su inmoralidad. 22 He aquí, yo la echo en cama, y a los que con ella adulteran, en muy grande tribulación, a menos que se arrepientan de las obras de ella. 23 Y a sus hijos mataré con penosa muerte, y todas las iglesias sabrán que yo soy el que escudriño la mente y el corazón. Y les daré a cada uno de ustedes conforme a sus obras.

24 “Pero a los demás en Tiatira, a cuantos no tienen esta doctrina, quienes no han conocido las cosas profundas de Satanás (como las llaman), les digo: No les impongo ninguna carga más. 25 Solamente aférrense a lo que tienen, hasta que yo venga. 26 Al que venza y guarde mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones, 27 —él las guiará con cetro de hierro; como vaso de alfarero son quebradas—[e], así como yo también he recibido de mi Padre. 28 Además, yo le daré la estrella de la mañana.

29 “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.

Sofonías 3

Contra los dirigentes de Jerusalén

¡Ay de la ciudad rebelde, manchada y opresora! No escucha la voz ni recibe la corrección. No confía en el SEÑOR, ni se acerca a su Dios. Sus magistrados en medio de ella son leones rugientes. Sus jueces son lobos vespertinos que no dejan hueso para la mañana. Sus profetas son insolentes y hombres traicioneros. Sus sacerdotes han contaminado el santuario y hacen violencia a la ley. El SEÑOR es justo en medio de ella; él no hará maldad. Cada mañana saca a luz su juicio; nunca falta. Pero el perverso no conoce la vergüenza.

“Yo exterminaré las naciones. Sus torreones quedarán desolados; dejaré desiertas sus calles hasta que no quede quien transite. Sus ciudades serán devastadas hasta que no quede hombre, hasta que no quede habitante. Dije: ‘Ciertamente me temerás, recibirás corrección’. Y no será quitado de sus ojos[a] todo lo que le he encomendado a ella. Pero ellos se apresuraron a corromper todas sus obras. ¡Por tanto, dice el SEÑOR, esperen el día en que me levante para ser testigo[b]! Porque tengo determinado reunir las naciones y juntar los reinos para derramar sobre ellos mi enojo, todo el furor de mi ira. Porque toda la tierra será consumida por el fuego de mi celo.

Reconocimiento universal del SEÑOR

“Entonces daré a los pueblos un lenguaje puro para que todos invoquen el nombre del SEÑOR y le sirvan de común acuerdo. 10 Desde más allá de los ríos de Etiopía me traerán ofrenda los que me invocan en medio de la dispersión.

11 “En aquel día no serás avergonzada por ninguno de tus actos con que te rebelaste contra mí, porque entonces quitaré de en medio de ti a los que se alegran en su soberbia. Y nunca más te ensoberbecerás en el monte de mi santidad. 12 En medio de ti dejaré un pueblo humilde y pobre, el cual se refugiará en el nombre del SEÑOR. 13 El remanente de Israel no hará iniquidad ni dirá mentira ni habrá lengua engañosa en boca de ellos. Ciertamente serán apacentados y se recostarán sin que haya quien los amedrente”.

Reinado del SEÑOR desde Jerusalén

14 ¡Canta, oh hija de Sion;
da voces de júbilo, oh Israel!
¡Gózate y regocíjate de todo corazón,
oh hija de Jerusalén!
15 El SEÑOR ha quitado el juicio contra ti; ha echado fuera a tu enemigo. ¡El SEÑOR es el Rey de Israel
en medio de ti!
¡Nunca más temerás el mal!
16 En aquel día se dirá a Jerusalén: “No temas, oh Sion;
no se debiliten tus manos”.
17 El SEÑOR tu Dios está en medio de ti: ¡Es poderoso; él salvará!
Con alegría se regocijará por causa de ti. Te renovará[c] en su amor;
por causa de ti se regocijará con cánticos.
18 “Yo quitaré de ti el pesar de la festividad que era para ti como una carga.
19 He aquí, en aquel tiempo yo convertiré en oprobio a todos tus opresores. Pero salvaré a la que cojea
y recogeré a la descarriada.
Las pondré como objeto de alabanza y de renombre
en todos los países donde han sido avergonzadas.
20 En aquel tiempo los traeré;
en aquel tiempo los reuniré.
Yo les haré objeto de renombre
y de alabanza
entre todos los pueblos de la tierra, cuando les restaure de la cautividad ante sus propios ojos”,
ha dicho el SEÑOR.

Juan 1

La Palabra se hizo carne

En el principio era la Palabra[a], y la Palabra era con Dios, y la Palabra era Dios. Ella era en el principio con Dios. Todas las cosas fueron hechas por medio de ella, y sin ella no fue hecho nada de lo que ha sido hecho. En ella estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron.

Hubo un hombre enviado por Dios que se llamaba Juan. Él vino como testimonio, a fin de dar testimonio de la luz para que todos creyeran por medio de él. No era él la luz sino que vino para dar testimonio de la luz. Aquel era la luz verdadera que alumbra a todo hombre que viene al mundo. 10 En el mundo estaba y el mundo fue hecho por medio de él, pero el mundo no lo conoció. 11 A lo suyo vino pero los suyos no lo recibieron. 12 Pero a todos los que lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio derecho de ser hechos hijos de Dios, 13 los cuales nacieron no de sangre ni de la voluntad de la carne ni de la voluntad de varón sino de Dios.

14 Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros, y contemplamos su gloria, como la gloria del unigénito del Padre lleno de gracia y de verdad. 15 Juan dio testimonio de él y proclamó diciendo: “Este es aquel de quien dije: El que viene después de mí ha llegado a ser antes de mí porque era primero que yo”. 16 Porque de su plenitud todos nosotros recibimos, y gracia sobre gracia. 17 La ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad nos han llegado por medio de Jesucristo. 18 A Dios nadie lo ha visto jamás; el Dios[b] único que está en el seno del Padre, él lo ha dado a conocer.

Testimonio de Juan el Bautista

19 Este es el testimonio de Juan cuando los judíos le enviaron de Jerusalén unos sacerdotes y levitas para preguntarle:

—¿Quién eres tú?

20 Él confesó y no negó sino que confesó:

—Yo no soy el Cristo.

21 Y le preguntaron:

—¿Qué, pues? ¿Eres tú Elías?

Y dijo:

—No lo soy.

—¿Eres tú el profeta?

Y respondió:

—No.

22 Le dijeron entonces:

—¿Quién eres, para que demos respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices en cuanto a ti mismo?

23 Dijo:

—Yo soy la voz de uno que proclama en el desierto:

“Enderecen el camino del Señor”[c],

como dijo el profeta Isaías.

24 Y los que habían sido enviados eran de los fariseos. 25 Le preguntaron y le dijeron:

—¿Entonces, por qué bautizas si tú no eres el Cristo ni Elías ni el profeta?

26 Juan les respondió diciendo:

—Yo bautizo en agua, pero en medio de ustedes está uno a quien ustedes no conocen. 27 Él es el que viene después de mí[d], de quien yo no soy digno de desatar la correa del calzado.

28 Estas cosas acontecieron en Betania[e], al otro lado del Jordán, donde Juan estaba bautizando.

Juan el Bautista testifica de Jesús

29 Al día siguiente, Juan vio a Jesús que venía hacia él y dijo:

—¡He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo! 30 Este es aquel de quien dije: “Después de mí viene un hombre que ha llegado a ser antes de mí porque era primero que yo”. 31 Yo no lo conocía; pero para que él fuera manifestado a Israel, por eso vine yo bautizando en agua.

32 Juan dio testimonio diciendo:

—He visto al Espíritu que descendía del cielo como paloma, y posó sobre él. 33 Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar en agua me dijo: “Aquel sobre quien veas descender el Espíritu y posar sobre él, este es el que bautiza en el Espíritu Santo”. 34 Yo lo he visto y he dado testimonio de que este es el Hijo de Dios.

Los primeros discípulos

35 Al día siguiente, de nuevo estaba Juan con dos de sus discípulos. 36 Al ver a Jesús que andaba por allí, dijo:

—¡He aquí el Cordero de Dios!

37 Los dos discípulos lo oyeron hablar y siguieron a Jesús. 38 Jesús, al darse vuelta y ver que lo seguían, les dijo:

—¿Qué buscan?

Y ellos le dijeron:

—Rabí —que significa maestro—, ¿dónde moras?

39 Les dijo:

—Vengan y vean.

Por lo tanto, fueron y vieron dónde moraba; y se quedaron con él aquel día, porque eran como las cuatro de la tarde[f].

40 Andrés, el hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan y habían seguido a Jesús. 41 Este encontró primero a su hermano Simón y le dijo:

—Hemos encontrado al Mesías (que significa Cristo).

42 Él lo llevó a Jesús y, al verlo, Jesús le dijo:

—Tú eres Simón hijo de Jonás. Tú serás llamado Cefas[g] (que significa piedra).

43 Al día siguiente, Jesús quiso salir para Galilea y encontró a Felipe. Y Jesús le dijo:

—Sígueme.

44 Felipe era de Betsaida, la ciudad de Andrés y de Pedro. 45 Felipe encontró a Natanael y le dijo:

—Hemos encontrado a aquel de quien Moisés escribió en la Ley y también en los Profetas: a Jesús de Nazaret, el hijo de José.

46 Y le dijo Natanael:

—¿De Nazaret puede haber algo de bueno?

Le dijo Felipe:

—Ven y ve.

47 Jesús vio que Natanael venía hacia él y dijo de él:

—¡He aquí un verdadero israelita en quien no hay engaño!

48 Le dijo Natanael:

—¿De dónde me conoces?

Respondió Jesús y le dijo:

—Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.

49 Le respondió Natanael:

—Rabí, ¡tú eres el Hijo de Dios! ¡Tú eres el rey de Israel!

50 Respondió Jesús y le dijo:

—¿Crees porque te dije: “Te vi debajo de la higuera”? ¡Cosas mayores que estas verás!

51 Y les dijo:

—De cierto, de cierto les digo que verán el cielo abierto y a los ángeles de Dios que suben y descienden sobre el Hijo del Hombre.

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

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