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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Version
2 Crónicas 24

24 Joás tenía siete años cuando comenzó a reinar, y reinó cuarenta años en Jerusalén. El nombre de su madre era Sibia, de Beerseba.

Joás restaura el templo

Joás hizo lo recto ante los ojos del SEÑOR, todo el tiempo del sacerdote Joyada. Joyada tomó para el rey dos mujeres, y este engendró hijos e hijas.

Aconteció después de esto que Joás decidió reparar la casa del SEÑOR. Entonces reunió a los sacerdotes y a los levitas, y les dijo:

—Recorran las ciudades de Judá y reúnan de todo Israel el dinero para reparar de año en año la casa de su Dios. Pongan diligencia en este asunto.

Pero los levitas no pusieron diligencia. Entonces el rey llamó a Joyada, el sumo sacerdote, y le dijo:

—¿Por qué no has requerido de los levitas que traigan de Judá y de Jerusalén la contribución que Moisés, siervo del SEÑOR, y la congregación de Israel establecieron para el tabernáculo del testimonio?

Pues los hijos de la malvada Atalía habían arruinado la casa de Dios, y también habían empleado para los Baales todas las cosas sagradas de la casa del SEÑOR.

Entonces el rey dijo que hicieran un cofre, que pusieron fuera, junto a la puerta de la casa del SEÑOR. Luego hicieron pregonar en Judá y en Jerusalén que trajeran al SEÑOR la contribución que Moisés, siervo de Dios, había establecido para Israel en el desierto. 10 Entonces se regocijaron todos los jefes y todo el pueblo, y traían sus contribuciones y las echaban en el cofre, hasta llenarlo. 11 Y sucedía que cuando llegaba el tiempo para llevar el cofre al oficial del rey por medio de los levitas, y cuando veían que había mucho dinero, el escriba del rey y el oficial del sumo sacerdote iban y vaciaban el cofre, y lo tomaban y lo volvían a poner en su lugar. Así lo hacían a diario, y recogían mucho dinero. 12 Luego el rey y Joyada lo entregaban a los que hacían la obra de reparación de la casa del SEÑOR. Así contrataban canteros y carpinteros para que restauraran la casa del SEÑOR; igualmente trabajadores en hierro y en bronce, para que repararan la casa del SEÑOR.

13 Los obreros trabajaban, y la obra de restauración progresó en sus manos. Restauraron la casa de Dios a su primer estado y la reforzaron. 14 Cuando acabaron, llevaron al rey y a Joyada lo que quedó del dinero, y con él hicieron utensilios para la casa del SEÑOR: utensilios para el servicio y para ofrecer holocaustos, cucharas y utensilios de oro y de plata. Continuamente ofrecían holocaustos en la casa del SEÑOR, todos los días de Joyada.

Muerte de Joyada y apostasía de Joás

15 Entonces Joyada envejeció y murió lleno de años. Tenía ciento treinta años cuando murió, 16 y lo sepultaron en la Ciudad de David, junto con los reyes, porque había hecho bien en Israel para con Dios y su casa.

17 Después de la muerte de Joyada vinieron los jefes de Judá y se postraron ante el rey, y el rey los escuchó. 18 Entonces abandonaron la casa del SEÑOR, Dios de sus padres, y rindieron culto a los árboles rituales de Asera y a los ídolos. Y la ira de Dios vino contra Judá y contra Jerusalén, a causa de esta culpa suya. 19 Sin embargo, les envió profetas para que los hicieran volver al SEÑOR; y estos los amonestaron, pero ellos no escucharon.

Crimen de Joás contra Zacarías

20 Entonces el Espíritu de Dios invistió a Zacarías, hijo del sacerdote Joyada, quien se puso de pie donde estaba más alto que el pueblo y les dijo:

—Así ha dicho Dios: “¿Por qué quebrantan los mandamientos del SEÑOR? No prosperarán; porque por haber abandonado al SEÑOR, él también los abandonará”.

21 Pero ellos conspiraron contra él, y por mandato del rey lo apedrearon en el atrio de la casa del SEÑOR. 22 El rey Joás no se acordó de la bondad que Joyada, padre de Zacarías, había mostrado con él. Más bien, mató a su hijo, quien dijo al morir: “¡El SEÑOR lo vea y lo demande!”.

Últimos años y muerte de Joás

23 Aconteció que al año siguiente subió contra él el ejército de Siria. Vinieron a Judá y a Jerusalén, destruyeron de entre la población a todos los magistrados del pueblo y enviaron todo su botín al rey en Damasco. 24 Aunque el ejército de Siria había venido con poca gente, el SEÑOR entregó en su mano un ejército muy numeroso, porque habían abandonado al SEÑOR, Dios de sus padres. Así ejecutaron juicio contra Joás.

25 Cuando los sirios se alejaron de él, lo dejaron gravemente enfermo. Después conspiraron contra él sus servidores, a causa de la sangre del hijo[a] del sacerdote Joyada. Lo hirieron de muerte en su cama, y murió. Y lo sepultaron en la Ciudad de David, pero no en los sepulcros de los reyes. 26 Los que conspiraron contra él fueron Zabad, hijo de Simeat la amonita, y Jozabad, hijo de Simrit la moabita.

27 Lo referente a sus hijos, a las muchas profecías acerca de él y a la restauración de la casa del SEÑOR, he aquí que está escrito en la historia del libro de los reyes. Y su hijo Amasías reinó en su lugar.

Apocalipsis 11

Los dos testigos y la bestia

11 Entonces me fue dada una caña, semejante a una vara de medir, y se me dijo: “Levántate y mide el templo de Dios y el altar, y a los que en él adoran. Y deja aparte el atrio de afuera del templo. Y no lo midas, porque ha sido dado a los gentiles, y ellos pisotearán la ciudad santa por cuarenta y dos meses. Yo mandaré a mis dos testigos, y ellos profetizarán por mil doscientos sesenta días, vestidos de cilicio. Ellos son los dos olivos y los dos candeleros que están delante del Dios de la tierra[a]. Si alguien les quiere dañar, fuego sale de la boca de ellos y devora a sus enemigos. Cuando alguien les quiera hacer daño, tiene que morir de esta manera. Ellos tienen poder para cerrar el cielo, de modo que no caiga lluvia durante los días de su profecía; y tienen poder sobre las aguas, para convertirlas en sangre y para herir la tierra con toda plaga, cuantas veces quieran.

Cuando hayan concluido su testimonio, la bestia que sube del abismo hará guerra contra ellos, los vencerá y los matará. Y sus cadáveres estarán en la plaza de la gran ciudad que simbólicamente[b] es llamada Sodoma y Egipto, donde también fue crucificado el Señor de ellos[c]. Y por tres días y medio, la gente de los pueblos y de las razas y de las lenguas y de las naciones miran sus cadáveres; y no permiten que sus cadáveres sean puestos en sepulcros. 10 Y los habitantes de la tierra se gozan sobre ellos y se alegran. Y se enviarán regalos unos a otros, porque estos dos profetas habían sido un tormento para los habitantes de la tierra.

11 Después de los tres días y medio el aliento de vida enviado por Dios entró en ellos, y se levantaron sobre sus pies. Y un gran temor cayó sobre los que los veían. 12 Oyeron una gran voz del cielo que les decía: “¡Suban acá!”. Y subieron al cielo en la nube, y sus enemigos los vieron. 13 Y en aquella hora se produjo un gran terremoto, y cayó la décima parte de la ciudad. Murieron por el terremoto siete mil hombres, y los demás estaban aterrorizados y dieron gloria al Dios del cielo.

14 Ha pasado el segundo ay. He aquí el tercer ay viene pronto.

Séptima trompeta: el reino de Cristo

15 El séptimo ángel tocó la trompeta. Y en el cielo se oyeron grandes voces que decían:

“El reino del mundo ha venido a ser

de nuestro Señor y de su Cristo.

Él reinará por los siglos de los siglos”.

16 Y los veinticuatro ancianos, que estaban sentados en sus tronos delante de Dios, se postraron sobre sus rostros y adoraron a Dios 17 diciendo: “Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, que eres y que eras[d], porque has asumido tu gran poder y reinas. 18 Las naciones se enfurecieron, pero ha venido tu ira y el tiempo de juzgar a los muertos, y de dar su galardón a tus siervos los profetas y a los santos y a los que temen tu nombre, tanto a los pequeños como a los grandes, y de destruir a los que destruyen la tierra”.

19 Y fue abierto el templo de Dios que está en el cielo, y se hizo visible el arca de su pacto en su templo. Entonces estallaron relámpagos, voces, truenos, un terremoto y una fuerte granizada.

Zacarías 7

Consulta sobre el ayuno por Sion

Aconteció que en el cuarto día del mes noveno[a], es decir, en Quislev, del cuarto año del rey Darío, vino la palabra del SEÑOR a Zacarías. Entonces enviaron a Sarezer, a Reguem-melec y a sus hombres a la casa de Dios para implorar el favor del SEÑOR, y para hablar con los sacerdotes que estaban en la casa del SEÑOR de los Ejércitos y con los profetas, a fin de preguntarles: “¿Debo hacer duelo en el mes quinto[b] y ayunar, como he hecho desde hace algunos años?”.

Entonces vino a mí la palabra del SEÑOR de los Ejércitos, diciendo: “Habla a todo el pueblo de la tierra y a los sacerdotes, diciendo: ‘Cuando ayunaban y hacían duelo en los meses quinto[c] y séptimo[d] durante estos setenta años, ¿acaso ayunaban para mí? Y cuando comen y beben, ¿acaso no comen y beben para ustedes mismos? ¿No son estas las palabras que ha dado a conocer el SEÑOR por medio de los antiguos profetas, cuando Jerusalén estaba habitada y en paz, y estaban habitadas las ciudades en sus alrededores, y en el Néguev y en la Sefela?”.

Causas de la ruina de Sion

Vino la palabra del SEÑOR a Zacarías, diciendo: “Así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos: ‘Juzguen conforme a la verdad; practiquen la bondad y la misericordia, cada uno con su hermano. 10 No extorsionen a la viuda, al huérfano, al extranjero y al pobre; ni ninguno piense en su corazón el mal contra su hermano’. 11 Pero no quisieron escuchar. Más bien, se encogieron de hombros rebeldemente y taparon sus oídos para no oír. 12 Y endurecieron su corazón como un diamante para no oír la ley ni las palabras que el SEÑOR de los Ejércitos enviaba por su Espíritu, por medio de los antiguos profetas. Por tanto, se desencadenó la gran ira del SEÑOR de los Ejércitos. 13 Aconteció que como llamé[e] y ellos no escucharon, así ellos llamaron y yo no escuché, dice el SEÑOR de los Ejércitos. 14 Más bien, los esparcí con vendaval por todas las naciones que no conocían, y tras ellos la tierra fue desolada hasta no quedar quien fuera ni viniera. Así convirtieron la tierra de las delicias en desolación”.

Juan 10

Jesús: el buen pastor

10 “De cierto, de cierto les digo que el que no entra al redil de las ovejas por la puerta sino que sube por otra parte, ese es ladrón y asaltante. Pero el que entra por la puerta es el pastor de las ovejas. A él le abre el portero, y las ovejas oyen su voz. A sus ovejas las llama por nombre y las conduce afuera. Y cuando saca fuera a todas las suyas va delante de ellas; y las ovejas lo siguen porque conocen su voz. Pero al extraño jamás seguirán; más bien, huirán de él porque no conocen la voz de los extraños”.

Jesús les dijo esta figura, pero ellos no entendieron qué era lo que les decía. Entonces Jesús les habló de nuevo: “De cierto, de cierto les digo que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que vinieron antes de mí eran ladrones y asaltantes, pero las ovejas no los oyeron. Yo soy la puerta. Si alguien entra por mí será salvo; entrará, saldrá y hallará pastos. 10 El ladrón no viene sino para robar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. 11 Yo soy el buen pastor; el buen pastor pone su vida por las ovejas. 12 Pero el asalariado, que no es el pastor y a quien no le pertenecen las ovejas, ve que viene el lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo arrebata y esparce las ovejas. 13 Huye porque es asalariado y a él no le importan las ovejas. 14 Yo soy el buen pastor y conozco mis ovejas, y las mías me conocen. 15 Como el Padre me conoce, yo también conozco al Padre y pongo mi vida por las ovejas.

16 “También tengo otras ovejas que no son de este redil. A ellas también me es necesario traer, y oirán mi voz. Así habrá un solo rebaño y un solo pastor. 17 Por esto me ama el Padre, porque yo pongo mi vida para volverla a tomar. 18 Nadie me la quita, sino que yo la pongo de mí mismo. Tengo poder para ponerla y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre”.

19 Hubo división otra vez entre los judíos a causa de estas palabras, 20 y muchos de ellos decían:

—Demonio tiene y está fuera de sí. ¿Por qué lo escuchan?

21 Otros decían:

—Estas palabras no son las de un endemoniado. ¿Podrá un demonio abrir los ojos de los ciegos?

Jesús declara ser Hijo de Dios

22 Se celebraba entonces la fiesta de la Dedicación en Jerusalén. Era invierno, 23 y Jesús andaba en el templo por el pórtico de Salomón. 24 Entonces lo rodearon los judíos y le dijeron:

—¿Hasta cuándo nos tendrás en suspenso? Si tú eres el Cristo dínoslo abiertamente.

25 Jesús les contestó:

—Se lo he dicho y no creen. Las obras que yo hago en nombre de mi Padre, estas dan testimonio de mí. 26 Pero ustedes no creen porque no son de mis ovejas. 27 Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen. 28 Yo les doy vida eterna, y no perecerán jamás, y nadie las arrebatará de mi mano. 29 Mi Padre, que me las ha dado[a], es mayor que todos y nadie las puede arrebatar de las manos del Padre[b]. 30 Yo y el Padre uno somos.

Los judíos rechazan a Jesús

31 Los judíos volvieron a tomar piedras para apedrearle. 32 Jesús les respondió:

—Muchas buenas obras les he mostrado de parte del Padre[c]. ¿Por cuál de estas obras me apedrean?

33 Los judíos le respondieron:

—No te apedreamos por obra buena sino por blasfemia y porque tú, siendo hombre, te haces Dios.

34 Jesús les respondió:

—¿No está escrito en su ley, “Yo dije: Ustedes son dioses”[d]? 35 Si dijo “dioses” a aquellos a quienes fue dirigida la palabra de Dios (y la Escritura no puede ser anulada), 36 ¿dicen ustedes: “Tú blasfemas” a quien el Padre santificó y envió al mundo, porque dije: “Soy Hijo de Dios”? 37 Si no hago las obras de mi Padre, no me crean. 38 Pero si las hago, aunque a mí no me crean, crean a las obras para que conozcan y crean[e] que el Padre está en mí, y yo en el Padre.

39 Procuraban otra vez tomarlo preso pero él se salió de las manos de ellos. 40 Y volvió al otro lado del Jordán, al lugar donde al principio Juan había estado bautizando, y se quedó allí. 41 Y muchos fueron a él y decían: “Juan, a la verdad, ninguna señal hizo pero todo lo que Juan dijo de este era verdad”.

42 Y muchos creyeron en él allí.

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

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