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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Version
2 Crónicas 17

El rey Josafat y sus reformas

17 En lugar de Asa reinó su hijo Josafat, quien se hizo fuerte contra Israel. Puso tropas en todas las ciudades fortificadas de Judá, y puso destacamentos en la tierra de Judá y en las ciudades de Efraín que su padre Asa había tomado.

El SEÑOR estuvo con Josafat, porque anduvo en los primeros caminos de su padre David, y no acudió a los Baales. Más bien, buscó al Dios de su padre, andando según sus mandamientos y no según las obras de Israel. Por eso el SEÑOR afirmó el reino en su mano. Todo Judá daba presentes a Josafat, y él tuvo riquezas y gloria en abundancia. Elevó su corazón hacia los caminos del SEÑOR, y quitó otra vez de Judá los lugares altos y los árboles rituales de Asera.

En el tercer año de su reinado envió a sus magistrados —Benjail, Abdías, Zacarías, Natanael y Micaías—, para que enseñaran en las ciudades de Judá. Y con ellos, a los levitas Semaías, Netanías, Zebadías, Asael, Semiramot, Jonatán, Adonías, Tobías y Tob-adonías; y con los levitas, a los sacerdotes Elisama y Joram. Ellos enseñaron en Judá, llevando consigo el libro de la Ley del SEÑOR. E hicieron una gira por todas las ciudades de Judá, instruyendo al pueblo.

10 El temor del SEÑOR cayó sobre todos los reinos de las tierras que estaban alrededor de Judá, y no hicieron guerra contra Josafat. 11 Algunos de los filisteos traían a Josafat presentes y tributos de plata. También los árabes le llevaban ganado: siete mil setecientos carneros y siete mil setecientos machos cabríos. 12 Josafat se fue engrandeciendo más y más, y edificó en Judá fortalezas y ciudades almacenes. 13 Tenía muchas provisiones en las ciudades de Judá.

Él tenía en Jerusalén guerreros y hombres valientes. 14 Esta era la lista de ellos, según sus casas paternas:

Los jefes de millares de Judá: el jefe Adnas, y con él, trescientos mil hombres valientes. 15 A su lado, el jefe Johanán, y con él, doscientos ochenta mil. 16 A su lado, Amasías hijo de Zicri, que se había ofrecido voluntariamente al SEÑOR, y con él, doscientos mil hombres valientes.

17 Los de Benjamín: Eliada, un hombre valiente, y con él, doscientos mil hombres armados de arco y escudo. 18 A su lado, Jozabad, y con él, ciento ochenta mil hombres listos para la guerra. 19 Estos eran servidores del rey, sin contar los que el rey había puesto en las ciudades fortificadas, por todo Judá.

Apocalipsis 6

El Cordero abre los siete sellos

Y miré cuando el Cordero abrió el primero de los siete sellos, y oí a uno de los cuatro seres vivientes que decía con voz de trueno: “¡Ven!”. Y miré, y he aquí un caballo blanco. El que estaba montado sobre él tenía un arco, y le fue dada una corona; y salió venciendo y para vencer.

Cuando abrió el segundo sello, oí al segundo ser viviente que decía: “¡Ven!”. Y salió otro caballo, rojo. Al que estaba montado sobre él, le fue dado poder para quitar la paz de la tierra y para que se matasen unos a otros. Y le fue dada una gran espada. Cuando abrió el tercer sello, oí al tercer ser viviente que decía: “¡Ven!”. Y miré y he aquí un caballo negro, y el que estaba montado sobre él tenía una balanza en su mano. Y oí como una voz en medio de los cuatro seres vivientes, que decía: “¡Un kilo de trigo por el salario de un día, y tres kilos de cebada por el salario de un día! Y no hagas ningún daño al vino ni al aceite”.

Cuando abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto ser viviente que decía: “¡Ven!”. Y miré, y he aquí un caballo pálido; y el que estaba montado sobre él se llamaba Muerte; y el Hades le seguía muy de cerca. A ellos les fue dado poder sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada y con hambre y con pestilencia, y por las fieras del campo.

Cuando abrió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los que habían sido muertos a causa de la palabra de Dios y del testimonio que ellos tenían. 10 Y clamaban a gran voz diciendo: “¿Hasta cuándo, oh soberano Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre sobre los que moran en la tierra?”. 11 Y a cada uno de ellos le fue dado un vestido blanco; y se les dijo que descansaran todavía un poco de tiempo, hasta que se completase el número de sus consiervos y sus hermanos que también habían de ser muertos como ellos.

12 Y miré cuando él abrió el sexto sello, y se produjo un gran terremoto. El sol se puso negro como tela de cilicio; la luna entera se puso como sangre, 13 y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, como una higuera arroja sus higos tardíos cuando es sacudida por un fuerte viento. 14 El cielo fue apartado como un pergamino enrollado, y toda montaña e isla fueron removidas de sus lugares. 15 Los reyes de la tierra, los grandes, los comandantes, los ricos, los poderosos, todo esclavo y todo libre se escondieron en las cuevas y entre las peñas de las montañas, 16 y decían a las montañas y a las peñas: “Caigan sobre nosotros y escóndanos del rostro del que está sentado sobre el trono y de la ira del Cordero. 17 Porque ha llegado el gran día de su ira, y ¡quién podrá permanecer de pie!”.

Zacarías 2

Llamado para volver a Sion

Después alcé mis ojos y miré, y he aquí un hombre que tenía en su mano una cuerda de medir. Le pregunté:

—¿A dónde vas?

Y él me respondió:

—A medir a Jerusalén, para ver cuál es su ancho y cuál es su largo.

Y he aquí, cuando salía el ángel que hablaba conmigo, otro ángel le salió al encuentro, y le dijo:

—Corre y di a ese joven: “Jerusalén será habitada sin muros a causa de la multitud de la gente y del ganado que habrá en medio de ella. Y yo seré para ella un muro de fuego alrededor y estaré en medio de ella como su Gloria, dice el SEÑOR. ¡Ea, ea! Huyan de la tierra del norte, dice el SEÑOR, pues que los esparcí por los cuatro vientos de los cielos, dice el SEÑOR. ¡Ea, Sion! Escápate tú que habitas con la hija de Babilonia”. Porque así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos, después que la Gloria me enviara a las naciones que los despojaron (porque el que los toca, toca la niña de su ojo): “Porque he aquí, alzo mi mano sobre ellos y serán botín para los que fueron sus esclavos”. Así sabrán que el SEÑOR de los Ejércitos me ha enviado. 10 “¡Canta y alégrate, oh hija de Sion, porque he aquí que vengo y habitaré en medio de ti!, dice el SEÑOR. 11 En aquel día se unirán al SEÑOR muchas naciones y serán mi pueblo. Y habitaré en medio de ti”. Entonces conocerán que el SEÑOR de los Ejércitos me ha enviado a ti. 12 El SEÑOR poseerá a Judá como su heredad en la tierra santa y de nuevo escogerá a Jerusalén. 13 ¡Calle todo mortal delante del SEÑOR, porque él se ha despertado en su santa morada!

Juan 5

Jesús sana al paralítico en Betesda

Después de esto había una fiesta de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. En Jerusalén, junto a la puerta de las Ovejas, hay un estanque con cinco pórticos que en hebreo se llama Betesda[a]. En ellos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos [b].

Se encontraba allí cierto hombre que había estado enfermo durante treinta y ocho años. Cuando Jesús lo vio tendido y supo que ya había pasado tanto tiempo así, le preguntó:

—¿Quieres ser sano?

Le respondió el enfermo:

—Señor, no tengo a nadie que me meta en el estanque cuando el agua es agitada; y mientras me muevo yo, otro desciende antes que yo.

Jesús le dijo:

—Levántate, toma tu cama y anda.

Y en seguida el hombre fue sanado, tomó su cama y anduvo. Y aquel día era sábado.

10 Entonces los judíos le decían a aquel que había sido sanado:

—Es sábado y no te es lícito llevar tu cama.

11 Pero él les respondió:

—El que me sanó, él mismo me dijo: “Toma tu cama y anda”.

12 Entonces le preguntaron:

—¿Quién es el hombre que te dijo: “Toma tu cama y anda”?

13 Pero el que había sido sanado no sabía quién había sido, porque Jesús se había apartado pues había mucha gente en el lugar. 14 Después Jesús lo halló en el templo y le dijo:

—He aquí, has sido sanado; no peques más para que no te ocurra algo peor.

15 El hombre se fue y declaró a los judíos que Jesús era el que lo había sanado. 16 Por esta causa los judíos perseguían a Jesús, porque hacía estas cosas en sábado. 17 Pero Jesús les respondió:

—Mi Padre hasta ahora trabaja; también yo trabajo.

18 Por esta razón los judíos aún más procuraban matarle, porque no solo quebrantaba el sábado sino que también llamaba a Dios su propio Padre, haciéndose igual a Dios.

Jesús habla de su autoridad

19 Por esto respondió Jesús y les decía:

—De cierto, de cierto les digo que el Hijo no puede hacer nada de sí mismo sino lo que ve hacer al Padre. Porque todo lo que él hace, esto también lo hace el Hijo de igual manera. 20 Porque el Padre ama al Hijo y le muestra todas las cosas que él mismo hace. Y mayores obras que estas le mostrará, de modo que ustedes se asombrarán. 21 Porque así como el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también el Hijo da vida a los que quiere. 22 Porque el Padre no juzga a nadie sino que todo el juicio lo dio al Hijo 23 para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que lo envió.

24 »De cierto, de cierto les digo que el que oye mi palabra y cree al que me envió tiene vida eterna. El tal no viene a condenación sino que ha pasado de muerte a vida. 25 De cierto, de cierto les digo que viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que oyen vivirán. 26 Porque así como el Padre tiene vida en sí mismo, así también dio al Hijo el tener vida en sí mismo. 27 Y también le dio autoridad para hacer juicio, porque él es el Hijo del Hombre. 28 No se asombren de esto, porque vendrá la hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz 29 y saldrán, los que hicieron el bien para la resurrección de vida pero los que practicaron el mal para la resurrección de condenación. 30 Yo no puedo hacer nada de mí mismo. Como oigo, juzgo; y mi juicio es justo porque no busco la voluntad mía sino la voluntad del que me envió.

Testimonio acerca de Jesús

31 »Si yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio no es verdadero. 32 El que da testimonio de mí es otro, y sé que el testimonio que da de mí es verdadero. 33 Ustedes enviaron mensajeros a Juan, y él ha dado testimonio de la verdad. 34 Pero yo no recibo el testimonio de parte del hombre; más bien, digo esto para que ustedes sean salvos. 35 Él era antorcha que ardía y alumbraba, y ustedes quisieron regocijarse por un poco en su luz.

36 »Pero yo tengo un testimonio mayor que el de Juan; porque las obras que el Padre me ha dado para cumplirlas, las mismas obras que hago dan testimonio de mí de que el Padre me ha enviado.

37 »Y el Padre que me envió ha dado testimonio de mí. Pero nunca han oído su voz ni han visto su apariencia 38 ni tienen su palabra permaneciendo en ustedes; porque ustedes no creen a quien él envió. 39 Escudriñen las Escrituras, porque les parece que en ellas tienen vida eterna y ellas son las que dan testimonio de mí. 40 Y ustedes no quieren venir a mí para que tengan vida.

41 »No recibo gloria de parte de los hombres. 42 Al contrario, yo los conozco que no tienen el amor de Dios en ustedes. 43 Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me reciben. Si otro viniera en su propio nombre, a aquel recibirían. 44 ¿Cómo pueden ustedes creer? Pues recibiendo la gloria los unos de los otros no buscan la gloria que viene de parte del único Dios.

45 »No piensen que yo los acusaré delante del Padre. Hay quien los acusa: Moisés, en quien han puesto la esperanza. 46 Porque si ustedes creyeran a Moisés, me creerían a mí; pues él escribió de mí. 47 Pero si no creen a sus escritos, ¿cómo creerán a mis palabras?

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

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