Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
34 Entonces dijo: Soy siervo de Abraham(A). 35 Y el Señor ha bendecido en gran manera a mi señor(B), que se ha enriquecido[a], y le ha dado ovejas y vacas, plata y oro(C), siervos y siervas, camellos y asnos. 36 Y Sara, la mujer de mi señor, le dio a luz un hijo a mi señor en su vejez[b](D); y mi señor[c] le ha dado a él todo lo que posee(E). 37 Mi señor me hizo jurar, diciendo: «No tomarás mujer para mi hijo de entre las hijas de los cananeos, en cuya tierra habito(F); 38 sino que irás a la casa de mi padre y a mis parientes, y tomarás mujer para mi hijo».
42 Y llegué hoy a la fuente, y dije: «Oh Señor, Dios de mi señor Abraham(A), si ahora quieres dar éxito a mi viaje(B) en el cual ando, 43 he aquí, estoy parado junto a la fuente de agua(C); que la doncella que salga a sacar agua, y a quien yo diga: “Te ruego que me des de beber un poco de agua de tu cántaro(D)”, 44 y ella me diga, “Bebe, y también sacaré para tus camellos”, que sea ella la mujer que el Señor ha designado para el hijo de mi señor». 45 Antes de que yo hubiera terminado de hablar en mi corazón(E), he aquí, Rebeca salió con su cántaro al hombro(F), y bajó a la fuente y sacó agua, y yo le dije: «Te ruego que me des de beber(G)». 46 Y ella enseguida bajó el cántaro de su hombro, y dijo: «Bebe, y daré de beber también a tus camellos(H)»; de modo que bebí, y ella dio de beber también a los camellos. 47 Entonces le pregunté[a]: «¿De quién eres hija?». Y ella contestó: «Hija de Betuel, hijo de Nacor, que le dio a luz Milca(I)»; y puse el anillo en su nariz, y los brazaletes en sus manos(J). 48 Y me postré y adoré al Señor, y bendije al Señor, Dios de mi señor Abraham(K), que me había guiado por camino verdadero para tomar la hija del pariente[b] de mi señor(L) para su hijo. 49 Ahora pues, si habéis de mostrar bondad y sinceridad(M) con mi señor, decídmelo; y si no, decídmelo también, para que vaya yo a la mano derecha o a la izquierda.
58 Entonces llamaron a Rebeca y le dijeron: ¿Te irás con este hombre? Y ella dijo: Me iré. 59 Y enviaron a su hermana Rebeca y a su nodriza(A) con el siervo de Abraham y sus hombres. 60 Y bendijeron a Rebeca y le dijeron:
Que tú, hermana nuestra,
te conviertas en millares de miríadas(B),
y posean tus descendientes[a]
la puerta de los que los aborrecen(C).
Isaac y Rebeca se encuentran
61 Y se levantó Rebeca con sus doncellas y, montadas en los camellos, siguieron al hombre. El siervo, pues, tomó a Rebeca y partió. 62 Isaac había venido a Beer-lajai-roi[b](D), pues habitaba en la tierra del Neguev[c](E). 63 Y por la tarde Isaac salió a meditar[d](F) al campo; y alzó los ojos y miró(G), y he aquí, venían unos camellos. 64 Rebeca alzó los ojos, y cuando vio a Isaac, bajó del camello, 65 y dijo al siervo: ¿Quién es ese hombre que camina por el campo a nuestro encuentro? Y el siervo dijo: Es mi señor. Y ella tomó el velo y se cubrió. 66 Y el siervo contó a Isaac todo lo que había hecho. 67 Entonces Isaac la trajo a la tienda de su madre Sara, y tomó a Rebeca(H) y ella fue su mujer, y la amó(I). Así se consoló Isaac después de la muerte de su madre(J).
10 Escucha, hija, presta atención e inclina tu oído;
olvídate de tu pueblo y de la casa de tu padre(A).
11 Entonces el rey deseará tu hermosura;
inclínate ante él(B), porque él es tu señor(C).
12 Y la hija de Tiro vendrá con presentes[a](D);
los ricos del pueblo suplicarán tu favor(E).
LA ESPOSA:
8 ¡Una voz! ¡Mi amado!
He aquí, él viene,
saltando por los montes(A),
brincando por los collados.
9 Mi amado es semejante a una gacela o a un cervatillo[a](B).
He aquí, se detiene detrás de nuestro muro,
mirando por las ventanas,
atisbando por las celosías(C).
10 Mi amado habló[b], y me dijo:
«Levántate, amada mía, hermosa mía,
y ven conmigo(D).
11 Pues mira, ha pasado el invierno,
ha cesado la lluvia y se ha ido.
12 Han aparecido las flores en la tierra;
ha llegado el tiempo de la poda[c],
y se oye la voz de la tórtola(E) en nuestra tierra.
13 La higuera(F) ha madurado sus higos,
y las vides en flor han esparcido su fragancia.
Levántate amada mía, hermosa mía,
y ven conmigo(G)».
15 Porque lo que hago, no lo entiendo(A); porque no practico lo que quiero hacer, sino que lo que aborrezco, eso hago(B). 16 Y si lo que no quiero hacer, eso hago, estoy de acuerdo con la ley, reconociendo que es buena(C). 17 Así que ya no soy yo el que lo hace, sino el pecado que habita en mí(D). 18 Porque yo sé que en mí, es decir, en mi carne(E), no habita nada bueno; porque el querer está presente en mí, pero el hacer el bien, no. 19 Pues no hago el bien que deseo, sino que el mal que no quiero, eso practico(F). 20 Y si lo que no quiero hacer, eso hago, ya no soy yo el que lo hace, sino el pecado que habita en mí(G). 21 Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo la ley de que el mal está presente en mí(H). 22 Porque en el[a] hombre interior(I) me deleito con la ley de Dios, 23 pero veo otra ley en los miembros de mi cuerpo[b] que hace guerra(J) contra la ley de mi mente, y me hace prisionero de[c] la ley del pecado que está en mis miembros(K). 24 ¡Miserable de mí[d]! ¿Quién me libertará de este cuerpo de muerte[e](L)? 25 Gracias a Dios, por Jesucristo Señor nuestro(M). Así que yo mismo, por un lado, con la mente sirvo a la ley de Dios, pero por el otro, con la carne, a la ley del pecado(N).
16 Pero, ¿con qué compararé a esta generación? Es semejante a los muchachos que se sientan en las plazas, que dan voces a los otros, 17 y dicen: «Os tocamos la flauta, y no bailasteis; entonamos endechas, y no os lamentasteis[a]». 18 Porque vino Juan que no comía(A) ni bebía(B), y dicen: «Tiene un demonio(C)». 19 Vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y dicen: «Mirad, un hombre glotón y bebedor de vino, amigo de recaudadores de impuestos[b] y de pecadores(D)». Pero[c] la sabiduría se justifica por sus hechos[d].
La gran invitación
25 (A)En aquel tiempo[a], hablando[b] Jesús, dijo: Te alabo[c], Padre(B), Señor del cielo y de la tierra, porque ocultaste estas cosas a sabios e inteligentes(C), y las revelaste a los niños. 26 Sí, Padre(D), porque así fue de tu agrado. 27 Todas las cosas me han sido entregadas por mi Padre(E); y nadie conoce[d] al Hijo, sino el Padre, ni nadie conoce[e] al Padre, sino el Hijo(F), y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. 28 Venid a mí, todos los que estáis cansados[f] y cargados, y yo os haré descansar(G). 29 Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí(H), que soy manso y humilde de corazón, y hallareis descanso para vuestras almas(I). 30 Porque mi yugo es fácil[g] y mi carga ligera(J).
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