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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Traducción en lenguaje actual (TLA)
Version
Levítico 25

El descanso del séptimo año

25 En el monte Sinaí Dios ordenó a Moisés que les diera a los israelitas las siguientes instrucciones:

«Cuando entren al territorio que voy a darles, la tierra deberá tener un año de descanso en mi honor. Durante seis años, podrán sembrar sus campos, podar sus viñedos y recoger sus frutos, 4-7 pero al llegar el séptimo año no deberán sembrar sus campos ni podar sus viñedos. Tampoco deberán cosechar los campos ni recoger las uvas que broten después de la última cosecha.

»Lo que la tierra produzca por sí misma el séptimo año alcanzará para que coman ustedes, sus esclavos, sus trabajadores y los refugiados en el país, además de su ganado y los animales salvajes. Así la tierra gozará de un año completo de descanso en mi honor.

El año de liberación

8-13 »Además, deberán multiplicar siete años por siete, lo cual da cuarenta y nueve años, y el año siguiente, es decir, el cincuenta, será declarado año de liberación. En el día diez del mes de Etanim[a] de ese año, que es el día del perdón, harán sonar por todo el país la trompeta y anunciarán la libertad para todos los habitantes del país. En ese año, los que hayan perdido su propiedad podrán recobrarla, y los esclavos quedarán en libertad de volver a sus familias.

»En el año cincuenta no deberán trabajar la tierra en ninguna manera, sólo comerán lo que la tierra produzca por sí sola.

14 »Para que nadie haga trampa en la compra o venta de un terreno, 15-16 el precio se fijará según el número de cosechas que se puedan recoger hasta el siguiente año de liberación.

17 »Nadie debe abusar de nadie. Muestren respeto por mí. Yo soy el Dios de Israel. 18 Si ustedes obedecen mis leyes y cumplen mis mandamientos, vivirán tranquilos en el país, 19 la tierra les dará sus frutos, y ustedes disfrutarán de ellos hasta quedar satisfechos.

Dios promete bendecir a su pueblo

20 »Seguramente ustedes se preguntarán: “¿Y qué vamos a comer durante el séptimo año, si no podemos sembrar ni recoger los frutos de la cosecha?” 21 Pues bien, en el sexto año yo los bendeciré tanto que la cosecha bastará para los tres años siguientes. 22 Así, en el octavo año, mientras ustedes estén sembrando, podrán comer del grano que hayan almacenado. Y lo mismo sucederá en el noveno año, mientras llega el momento de recoger la nueva cosecha.

Recuperación de la propiedad familiar

23 »Nadie debe vender de manera definitiva su propiedad familiar. La tierra es mía. Ustedes sólo son mis huéspedes y están de paso en ella.

24 »Si acaso compran un terreno, deberán reconocer que el propietario anterior tiene derecho a recuperarlo.

25 »Si algún israelita queda en la miseria y se ve obligado a vender su propiedad, su pariente más cercano tiene el derecho de recuperarla por él, para que la propiedad vuelva a sus manos. 26 Si no tiene ningún pariente cercano, y puede conseguir por sí mismo el dinero para recuperarla, 27 deberá contar cuántas cosechas faltan hasta el siguiente año de liberación, y ése será el precio que deberá pagar.

28 »Si el que vendió no tiene dinero suficiente para recuperar su propiedad, el que compró seguirá siendo el dueño de la propiedad hasta el año de liberación. En ese año, la propiedad quedará liberada, y el dueño original la recuperará.

Recuperación de una casa

29 »Si alguien vende una casa construida en una ciudad protegida con murallas, tendrá un año de plazo para volver a comprarla. 30 Si en ese plazo no logra recuperarla, la casa no le será devuelta en el año de liberación sino que pasará a ser propiedad permanente del comprador y de sus descendientes.

31 »Con las casas construidas fuera de las ciudades, se hará lo mismo que con los terrenos: podrán ser recuperadas y devueltas a sus antiguos dueños en el año de liberación.

Propiedades de la tribu de Leví

32 »Los de la tribu de Leví podrán volver a comprar, en cualquier momento, las casas que construyan en las ciudades de su propiedad. 33 Si alguno de ellos no puede volver a comprarla, podrá recuperarla en el año de liberación. 34 Los terrenos que rodean las ciudades de la tribu de Leví, no podrán ser vendidos jamás, porque son su propiedad permanente.

No se aprovechen del pobre

35 »Cuando algún israelita se quede en la miseria, deberán ayudarlo como si se tratara de un refugiado en el país. 36-37 Si le hacen un préstamo, no deben cobrarle intereses; si le dan de comer, no deben hacerlo por negocio. Muestren respeto por mí, y déjenlo vivir entre ustedes. 38 Yo los saqué de Egipto para darles el país de Canaán y para ser el Dios de ustedes. Yo soy el Dios de Israel.

Los esclavos israelitas

39 »Si algún israelita se queda en la miseria y para sobrevivir se vende como esclavo, no lo traten mal. 40 Él estará al servicio de su amo en calidad de trabajador y de huésped, y trabajará para él sólo hasta el año de liberación. 41 En ese año quedará en libertad, y junto con sus hijos podrá volver a vivir con sus parientes, en su propio terreno. 42 Los israelitas me pertenecen. No pueden ser vendidos como esclavos, porque eran esclavos en Egipto y yo les di libertad.

43 »No maltraten a ningún israelita. Muestren respeto por mí.

Los esclavos extranjeros

44 »Si ustedes quieren tener esclavos, cómprenlos en las naciones vecinas, 45-46 o entre los hijos de los extranjeros que han nacido en el país y viven entre ustedes. A ellos sí podrán tenerlos como esclavos, y hasta dejárselos a sus hijos como herencia. Pero no maltraten a ningún israelita.

Libertad de los esclavos israelitas

47 »Si alguno de los extranjeros que viven en el país se hace rico, y un israelita queda en la pobreza, al punto de venderse como esclavo al extranjero rico, 48-49 ese israelita tendrá el derecho a ser rescatado. Esto podrá hacerlo un pariente cercano, y hasta él mismo si cuenta con los medios suficientes. 50-52 El dueño contará los años que faltan para que llegue el año de liberación, y calculará cuánto habría ganado un obrero en todo ese tiempo. Ése será el precio que deberá pagarse por su liberación. 53 Ustedes deben cuidar que ningún extranjero maltrate a un obrero israelita.

54 »Si el israelita que se vende como esclavo no es rescatado de este modo, quedará libre en el año de liberación, lo mismo que sus hijos. 55 Ustedes me pertenecen, porque yo los saqué de Egipto. Yo soy el Dios de Israel.

Salmos 32

La bendición del perdón

SALMO 32 (31)

Poema de David.

32 Dios mío,
tu perdón nos llega a todos
como una bendición;
tu perdón borra
nuestros pecados y rebeldías.
Tú bendices y declaras inocentes,
a los que no actúan con malicia.

Mientras no te confesé mi pecado,
las fuerzas se me fueron acabando
de tanto llorar.
Me castigabas día y noche,
y fui perdiendo fuerzas,
como una flor que se marchita
bajo el calor del sol.

Pero te confesé mi pecado,
y no oculté mi maldad.
Me decidí a reconocer
que había sido rebelde contigo,
y tú, mi Dios, me perdonaste.

Por eso los que te amamos
oramos a ti en momentos de angustia.
Cuando vengan los problemas,
no nos podrán alcanzar.
Tú eres mi refugio;
tú me libras del peligro,
por eso, con voz fuerte,
canto y festejo mi liberación.

Tú me dijiste:
«Yo te voy a instruir;
te voy a enseñar
cómo debes portarte.
Voy a darte buenos consejos
y a cuidar siempre de ti.
Los mulos y los caballos
son tercos y no quieren aprender;
para acercarse a ellos
y poderlos controlar,
hay que ponerles rienda y freno.
¡No seas tú como ellos!»

10 A los malvados les esperan
muchos sufrimientos,
pero a los que confían en ti
los cubres con tu gran amor.

11 Ustedes, pueblo de Dios,
¡alábenlo y hagan fiesta!
Y ustedes, los de corazón sincero,
¡canten a Dios con alegría!

Eclesiastés 8

No hay quien pueda compararse al sabio, ni quien sepa todas las respuestas. El que es sabio siempre se ve sonriente y amable.

La obediencia al rey

Yo creo que debemos obedecer al rey, si así lo hemos jurado ante Dios. 3-4 La autoridad del rey no se discute. Nadie puede pedirle cuentas. El rey puede hacer lo que quiera. Por eso no hay que salir de su presencia sin su permiso, ni tampoco insistir en hacer lo malo.

Quien obedece sus órdenes no sufre ningún daño, y quien es inteligente sabe cuándo y cómo debe obedecerlas. 6-7 Lo cierto es que todo tiene su cómo y su cuándo; nuestro gran problema es que no sabemos cuándo y cómo van a pasar las cosas, ni hay tampoco nadie que nos lo pueda decir. Nadie tiene tanto poder como para evitar la muerte y vivir para siempre. De la batalla entre la vida y la muerte nadie se libra, ni siquiera los malvados.

La vida es difícil de entender

Me he dedicado a tratar de entender todo lo que se hace en esta vida, y he visto casos en que unos dominan a otros, pero que al final todos salen perjudicados. 10 También he visto que sepultan con honores a gente malvada, y que a la gente buena ni en su propio pueblo la recuerdan. ¡Y esto tampoco tiene sentido! 11 Cuando el malvado no es castigado de inmediato, la gente piensa que puede seguir haciendo lo malo. 12-13 Tal vez haya gente malvada que peque y vuelva a pecar, y viva muchos años, pero yo sé que no les irá bien ni vivirán mucho tiempo. Pasarán por la vida como una sombra, porque no respetan a Dios. En cambio, a quienes aman y obedecen a Dios les irá mejor.

14 En este mundo pasan cosas que no tienen sentido; a la gente buena le va como si fuera mala, y a la gente mala le va como si fuera buena. ¡Yo digo que esto no tiene sentido! 15 Por eso digo: «¡A pasarla bien!» En esta vida que Dios nos ha dado, lo mejor que podemos hacer es comer, beber y divertirnos. Eso es lo único que nos queda después de mucho trabajar.

16 Tanto me dediqué a observar todo lo que se hace en este mundo, y a tratar de entender lo que es la sabiduría, que ni de noche ni de día podía dormir. 17 Fue así como vi todo lo que Dios ha hecho en este mundo, y que es algo que jamás podremos comprender. Aunque tratemos de hallarle algún sentido, no se lo encontraremos; y aunque haya algún sabio que crea entenderlo, en realidad no podrá comprender.

2 Timoteo 4

Cuando Jesucristo venga como Rey, juzgará a todos, tanto a los que estén vivos como a los que estén muertos. Por eso pongo a Dios y a Jesucristo por testigos de lo que te ordeno. Tú anuncia el mensaje de Dios en todo momento. Anúncialo, aunque ese momento no parezca ser el mejor. Muéstrale a la gente sus errores, corrígela y anímala; instrúyela con mucha paciencia. Porque llegará el día en que la gente no querrá escuchar la buena enseñanza. Al contrario, querrá oír enseñanzas diferentes. Por eso buscará maestros que le digan lo que quiere oír. La gente no escuchará la verdadera enseñanza, sino que prestará atención a toda clase de cuentos. Pero tú, Timoteo, mantén la calma en todo momento, soporta los sufrimientos y anuncia siempre la buena noticia. Haz bien tu trabajo.

Ya falta poco para que yo muera, y mi muerte será mi ofrenda a Dios. He luchado por obedecer a Dios en todo, y lo he logrado; he llegado a la meta, y en ningún momento he dejado de confiar en Dios. Sé que Dios es un juez justo y que, cuando juzgue a todos, me dará una corona como premio a mi obediencia. Y no sólo a mí me la dará, sino también a todos los que esperan con ansias su regreso.

Instrucciones personales

Haz todo lo posible por venir a verme pronto. 10 Demas me ha abandonado y se ha ido a la ciudad de Tesalónica, pues ama demasiado las cosas de este mundo. Crescente se fue a la región de Galacia, y Tito a la de Dalmacia. 11 El único que está conmigo es Lucas.

Marcos puede ayudarme mucho en mi trabajo, así que búscalo y tráelo contigo cuando vengas. 12 A Tíquico lo envié a la ciudad de Éfeso.

13 Cuando vengas, tráeme el abrigo que dejé en la ciudad de Tróade, en casa de Carpo. Trae también los libros, especialmente los pergaminos.[a]

14-15 Cuídate de Alejandro, el herrero, pues me ha hecho mucho daño y está en contra de lo que enseñamos. Pero yo sé que el Señor Jesucristo habrá de castigarlo.

16 La primera vez que tuve que presentar mi defensa ante las autoridades de Roma, nadie me ayudó. ¡Todos me abandonaron! Le pido a Dios que no los castigue por eso. 17 Pero el Señor Jesucristo sí me ayudó, y me dio valor para anunciar su mensaje a gente de otros países. Así Dios me salvó de la muerte, como si me hubiera rescatado de la boca de un león hambriento. 18 Yo sé que Dios siempre me cuidará y me protegerá de todo mal, hasta que me lleve a su reino celestial. ¡Él merece que lo alabemos por siempre! Amén.

Despedida

19 Dale mis saludos a Priscila y a Áquila, y a toda la familia de Onesíforo.

20 Erasto se quedó en la ciudad de Corinto, y a Trófimo lo dejé en la ciudad de Mileto porque estaba enfermo.

21 Haz todo lo posible por venir antes de que llegue el invierno.

Te envían sus saludos Eubulo, Pudente, Lino y Claudia, y todos los hermanos de la iglesia.

22 Que el Señor Jesucristo te bendiga. Que el amor de Dios los acompañe siempre.