M’Cheyne Bible Reading Plan
Otras formas de impureza
15 Dios ordenó a Moisés y a Aarón 2 que les dieran a los israelitas las siguientes instrucciones:
«Todo hombre que tenga una infección en su pene, será considerado impuro, 3 ya sea que le salga pus o no.
4-7 »También se considerarán impuras la cama donde se acueste ese hombre, y la silla donde se siente. Si alguien toca a este hombre, o toca su cama o su silla, quedará impuro hasta el anochecer, y deberá lavar sus ropas y bañarse.
8 »Si ese hombre escupe sobre una persona pura, esa persona quedará impura hasta el anochecer, y deberá lavar sus ropas y bañarse.
9 »Si el hombre usa una montura, ésta quedará impura. 10 Si alguien toca un objeto que ese hombre haya usado, quedará impuro hasta el anochecer, y deberá lavar sus ropas y bañarse. 11 Lo mismo hará quien haya sido tocado por ese hombre, si éste no se había lavado las manos. 12 Toda olla de barro que toque ese hombre tendrá que romperse, y todo objeto de madera que toque, tendrá que lavarse.
13 »Si ese hombre sana, deberá esperar siete días, después de los cuales lavará sus ropas y se bañará con agua de manantial. Sólo entonces se considerará purificado. 14 Al octavo día irá a la entrada del santuario para presentarse ante Dios. Llevará dos palomas y dos tortolitas, y se los dará al sacerdote. 15 Entonces el sacerdote presentará una de ellas como ofrenda para el perdón de pecados, y la otra la quemará en mi honor. Así el enfermo será declarado limpio de su infección.
16 »Si algún hombre derrama semen involuntariamente, quedará impuro hasta el anochecer, y deberá lavar todo su cuerpo. 17 Si llega a caer semen sobre alguna ropa o sobre algún objeto de cuero, quedarán impuros hasta el anochecer, y deberán lavarse.
18 »Si un hombre y una mujer tienen relaciones sexuales, quedarán impuros hasta el anochecer, y deberán bañarse.
Impurezas en la mujer
19 »La mujer que tenga su menstruación será considerada impura durante siete días. Si alguien toca a esa mujer, 20-23 o toca su cama, o cualquier otro mueble que ella use, quedará impuro hasta el anochecer, y deberá lavar sus ropas y bañarse. 24 Si alguien tiene relaciones sexuales con ella, quedará impuro durante siete días, pues la impureza de ella se pasará también a él. La cama donde se acuesten quedará también impura.
25 »La mujer que tenga una hemorragia durante varios días, fuera del tiempo de su menstruación, será considerada impura. 26 También se considerarán impuras la cama donde se acueste y la silla donde se siente. 27 Todo el que toque esos muebles quedará también impuro hasta el anochecer, y deberá lavar sus ropas y bañarse.
28 »Para volver a ser considerada pura, la mujer deberá contar siete días a partir del momento en que se detenga la hemorragia. 29 Al octavo día, tomará dos palomas o dos tortolitas, y las presentará al sacerdote, a la entrada del santuario. 30 El sacerdote presentará una de ellas como ofrenda para el perdón de pecados, y quemará la otra en mi honor. Así la mujer será considerada pura otra vez.
31 »Ustedes, Moisés y Aarón, deberán instruir a los israelitas acerca de las impurezas. De lo contrario, ellos morirán por haber llenado de impureza mi santuario.
32-33 »Éstas son las instrucciones acerca de las impurezas en hombres y en mujeres».
Gracias Dios mío
SALMO 18 (17)
Himno de David, fiel servidor de Dios. David dedicó a Dios la letra de esta canción cuando Dios lo salvó de Saúl y de todos sus enemigos. En aquella ocasión, David dijo:
18 ¡Dios mío, yo te amo
porque tú me das fuerzas!
2 Tú eres para mí
la roca que me da refugio;
¡tú me cuidas y me libras!
Me proteges como un escudo,
y me salvas con tu poder.
¡Tú eres mi más alto escondite!
3 Tú mereces que te alabe porque,
cuando te llamo,
me libras de mis enemigos.
4 Hubo una vez en que la muerte
quiso atraparme entre sus lazos,
fui arrastrado por una corriente
que todo lo destruía.
5 Me vi atrapado por la muerte,
me vi al borde de la tumba.
6 Lleno de angustia
llamé a mi Dios,
y él me escuchó desde su templo,
¡mi oración llegó hasta sus oídos!
7 Hubo un temblor de tierra,
y la tierra se estremeció.
También los cerros temblaron
desde sus cimientos;
¡temblaron por el enojo de Dios!
8 Echaba humo por la nariz,
arrojaba fuego por la boca,
y lanzaba carbones encendidos.
9 Dios partió el cielo en dos
y bajó sobre una espesa nube.
10 Cruzó los cielos
sobre un querubín;
se fue volando
sobre las alas del viento.
11 Se escondió en la oscuridad,
entre las nubes cargadas de agua
que lo cubrían por completo.
12 ¡De su grandioso trono salían
nubes, granizos y carbones encendidos!
13 De pronto, en el cielo
se oyó una voz de trueno:
¡era la voz del Dios altísimo
que se dejó escuchar
entre granizos y carbones encendidos!
14 Arrojó sus relámpagos
como si disparara flechas;
¡dispersó a sus enemigos,
y los hizo salir corriendo!
15 Dios mío,
tú reprendiste al mar,
y por causa de tu enojo
el fondo del mar quedó a la vista.
En tu enojo resoplaste,
y los cimientos de la tierra
quedaron al descubierto.
16 Desde los altos cielos
me tendiste la mano
y me sacaste del mar profundo.
17 Mis enemigos me odiaban;
eran más fuertes y poderosos que yo,
¡pero tú me libraste de ellos!
18 Se enfrentaron a mí
en el peor momento,
pero tú me apoyaste.
19 Me diste libertad,
¡me libraste porque me amas!
20 Me diste mi recompensa
porque hago lo que quieres.
Me trataste con bondad
porque hago lo que es justo.
21 Yo obedezco tus enseñanzas
y no me aparto de ti.
22 Cumplo todas tus leyes,
y jamás me aparto de ellas.
23 He sido honesto contigo
y no he hecho nada malo.
24 Me diste mi recompensa
porque hago lo que quieres,
porque tú sabes
que yo hago lo que es justo.
25 Tú eres fiel
con los que te son fieles,
y tratas bien
a quienes bien se comportan.
26 Eres sincero
con los que son sinceros,
pero con los tramposos
demuestras ser más astuto.
27 A la gente humilde
le concedes la victoria,
pero a los orgullosos
los haces salir derrotados.
28-30 Dios mío,
tú alumbras mi vida,
tú iluminas mi oscuridad.
Con tu ayuda venceré al enemigo
y podré conquistar sus ciudades.
Tus enseñanzas son perfectas,
tu palabra no tiene defectos.
Tú proteges como un escudo
a los que buscan refugio en ti.
31 Dios de Israel,
sólo tú eres Dios,
¡sólo tú puedes protegernos!
32 ¡Sólo tú me llenas de valor
y me guías por el buen camino!
33 ¡Tú me das fuerzas para correr
con la velocidad de un venado!
Cuando ando por las altas montañas,
tú no me dejas caer.
34 Tú me enseñas
a enfrentarme a mis enemigos;
tú me das valor para vencerlos.
35 Tú me das tu protección;
me salvas con tu gran poder
y me concedes la victoria.
36 Me despejas el camino
para que no tenga yo tropiezos.
37 Perseguí a mis enemigos
y los alcancé,
y no volví hasta haberlos destruido.
38 Los derroté por completo;
¡los aplasté bajo mis pies,
y no volvieron a levantarse!
39 Tú me llenaste de valor
para entrar en combate;
tú hiciste que los rebeldes
cayeran derrotados a mis pies.
40 Me hiciste vencer a mis enemigos,
y acabé con los que me odiaban.
41 A gritos pedían ayuda,
pero nadie fue a salvarlos.
Hasta de ti pedían ayuda,
pero tampoco tú los salvaste.
42 Los deshice por completo:
¡quedaron como el polvo
que se lleva el viento!
¡Me di gusto aplastándolos
como al lodo de la calle!
43-45 Dios mío,
tú me libras de la gente
que anda buscando pelea;
me hiciste jefe de naciones,
y gente extraña que yo no conocía
ahora está dispuesta a servirme.
Tan pronto esos extranjeros me oyen,
se desaniman por completo
y temblando salen de sus escondites
dispuestos a obedecerme.
46 ¡Bendito seas, mi Dios,
tú que vives y me proteges!
¡Alabado seas, mi Dios y Salvador!
47 ¡Tú me permitiste
vengarme de mis enemigos!
¡Tú pusiste a los pueblos
bajo mi dominio!
48 Tú me pusiste a salvo
de la furia de mis enemigos.
Me pusiste por encima
de mis adversarios,
y me libraste de gente violenta.
49 Por eso, Dios mío,
yo te alabo y te canto himnos
en medio de las naciones.
50 Tú siempre le das la victoria
al rey que pusiste sobre Israel.
Tú siempre les muestras tu amor
a David y a sus herederos.
Hacer el bien trae alegría
29 Quien no acepta las reprensiones
será destruido,
y nadie podrá evitarlo.
2 Cuando la gente buena prospera,
el pueblo se pone alegre;
cuando gobiernan los malvados,
el pueblo se pone triste.
3 El que ama la sabiduría
trae alegría a su padre;
el que anda con prostitutas
malgasta todo lo que tiene.
4 El rey que hace justicia
da seguridad al país;
el que sólo cobra impuestos
lleva el país a la ruina.
5 Quien mucho alaba al amigo,
mucho lo engaña.
6 El malvado cae en su propia trampa;
pero el que es bueno
vive con gran alegría.
7 La gente buena se preocupa
por defender al indefenso;
pero a los malvados
eso ni les preocupa.
8 Los que aman la intriga
enredan a todos en pleitos,
pero los sabios siembran la paz.
9 Sólo burlas y enojos saca el sabio
que discute con un tonto.
10 Los asesinos desean la muerte
de la gente buena y honrada.
11 El necio no esconde su enojo;
el sabio sabe controlarse.
12 El gobernante que presta atención
a toda clase de mentiras,
vivirá rodeado de ayudantes malvados.
13 Al pobre y al que lo maltrata
Dios les ha dado la vida.
14 El rey afirma su reinado
cuando gobierna bien a los pobres.
15 Los golpes y la disciplina
enseñan a ser sabio,
pero el que es malcriado
sólo avergüenza a su madre.
16 Donde aumentan los malvados,
aumenta la maldad;
¡pero la gente buena los verá fracasar!
17 Corrige a tu hijo
y vivirás tranquilo y satisfecho.
18 Donde no hay un buen gobernante,
el pueblo no sabe qué hacer;
pero Dios bendice
a los que obedecen su ley.
19 Cuando el esclavo es necio,
no bastan las palabras;
sólo con golpes obedece.
20 Fíjate en la gente
que no piensa lo que dice:
¡más puedes esperar de un tonto
que de esa clase de gente!
21 Si empiezas por consentir a tu sirviente,
al final tendrás que lamentarlo.
22 La gente que fácilmente se enoja
siempre provoca peleas;
la gente violenta
comete muchos errores.
23 El orgulloso será humillado,
y el humilde será alabado.
24 Si te juntas con ladrones
no aprecias en nada tu vida;
pues cuando ellos sean acusados,
no podrás negar que eres culpable.
25 Si tienes miedo de la gente,
tú mismo te tiendes una trampa;
pero si confías en Dios
estarás fuera de peligro.
26 No busques la amistad del gobernante
para que él te haga justicia;
mejor confía en Dios,
pues él es justo con todos.
27 Ni el hombre justo soporta al malvado,
ni el malvado soporta al hombre justo.
Pablo pide que oren
3 Por último, hermanos, les pedimos que oren por nosotros, para que hagamos llegar a todas partes el mensaje del Señor Jesús, y para que la gente lo reciba con aprecio, así como lo hicieron ustedes. 2 Pídanle también a Dios que nos proteja de la gente malvada, porque no todos quieren confiar en Jesucristo. 3 Pero el Señor Jesucristo les dará una firme confianza y los protegerá del mal, porque él siempre cumple lo que dice. 4 Gracias al Señor Jesucristo, estamos seguros de que ustedes hacen y seguirán haciendo lo que les hemos ordenado. 5 Deseamos que el Señor Jesús los ayude a amar a los demás, así como Dios ama a todos, y que les dé su fortaleza para resistir en medio del sufrimiento.
Todos tienen que trabajar
6 Hermanos míos, con la autoridad que nuestro Señor Jesucristo nos da, les ordenamos que se alejen de cualquier miembro de la iglesia que no quiera trabajar ni viva de acuerdo con la enseñanza que les dimos. 7 Ustedes saben cómo deben vivir para seguir nuestro ejemplo: nunca estuvimos entre ustedes sin hacer nada, 8 y nunca recibimos comida sin pagar por ella. Al contrario, trabajábamos de día y de noche para que ninguno de ustedes tuviera que pagar nada por nosotros. 9 En realidad, teníamos derecho a pedirles que nos ayudaran, pero preferimos trabajar para ganarnos el pan, y así darles un ejemplo a seguir. 10 Cuando estábamos con ustedes, les decíamos que quien no quiera trabajar tampoco tiene derecho a comer. 11 Pero nos hemos enterado de que hay entre ustedes algunos que no quieren trabajar, y que se la pasan metiéndose en asuntos ajenos. 12 A esas personas les llamamos la atención y, con la autoridad que el Señor Jesucristo nos da, les ordenamos que trabajen para ganarse la vida, y que dejen de molestar a los demás.
13 En cuanto a ustedes, hermanos, no se cansen de hacer el bien. 14 Aléjense de cualquier miembro de la iglesia que no obedezca lo que ordenamos en esta carta, para que le dé vergüenza. 15 Pero no lo traten como a un enemigo, sino repréndanlo como a un hermano.
Despedida
16 Que el Señor que da la paz, les dé paz en todo lugar y en todo tiempo, y los acompañe siempre.
17 Yo, Pablo, escribo este saludo final con mi propia mano. Así es como firmo todas mis cartas; ésta es mi letra. 18 Deseo que nuestro Señor sea bueno y amoroso con todos ustedes.
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