M’Cheyne Bible Reading Plan
Días y fiestas especiales
23 Dios ordenó a Moisés 2-4 que les diera a los israelitas las siguientes instrucciones:
«Las fiestas en mi honor, que yo les ordeno celebrar con una reunión especial, son las siguientes:
El día de descanso
»Ustedes podrán trabajar durante seis días, pero el séptimo día será de descanso obligatorio. Dondequiera que ustedes vivan, dejarán de trabajar en ese día, y celebrarán un culto en mi honor.
La Pascua y la fiesta de los panes sin levadura
5 »Celebrarán la Pascua en la noche del día catorce del mes de Abib.[a] 6-8 Y el día quince de ese mes comenzarán a celebrar en mi honor la fiesta de los panes sin levadura. El día primero y el séptimo celebrarán un culto en mi honor, y no deberán trabajar en esos días. Además, durante los siete días de la fiesta, deberán comer pan sin levadura y quemar ofrendas en mi honor».
La fiesta de los primeros frutos
9 Dios le ordenó a Moisés 10 que les diera a los israelitas las siguientes instrucciones:
«Cuando ya vivan en el territorio que yo voy a darles, deberán llevarle al sacerdote el primer manojo de cebada que cosechen. 11 Una vez pasado el día de descanso, el sacerdote me presentará esa ofrenda, y yo los bendeciré. 12-13 Ese mismo día ustedes deberán quemar en mi honor una ofrenda de aroma agradable. La ofrenda será un cordero de un año, sin ningún defecto, y cuatro kilos de harina amasada con aceite. Al mismo tiempo, derramarán en mi honor un litro de vino. 14 No podrán comer pan ni granos tostados o tiernos hasta que hayan presentado esta ofrenda. Dondequiera que ustedes vivan, deberán cumplir siempre con este mandamiento.
La fiesta de la cosecha
15-16 »Siete semanas después, deberán presentarme una nueva ofrenda, 17-18 que consistirá en lo siguiente: dos panes de la mejor harina cocidos con levadura, de cuatro kilos cada uno, siete corderos de un año y sin defecto, un ternero y dos carneros. Estos animales los quemarán en mi honor, sobre mi altar, como ofrenda de aroma agradable. 19 También me presentarán un chivo como ofrenda para el perdón de pecados, y dos corderos de un año como ofrenda para pedirme salud y bienestar. 20 Estas ofrendas las presentará el sacerdote, junto con el pan y los dos corderos. Son ofrendas presentadas en mi honor, y que pertenecen al sacerdote.
21 »Ese mismo día celebrarán un culto en mi honor, y no harán ningún trabajo. Dondequiera que ustedes vivan, deberán cumplir siempre este mandamiento.
22 »Cuando recojan las cosechas, no corten las espigas que crecieron en el borde del terreno, ni levanten las espigas que hayan quedado en el suelo. Déjenlas allí para los pobres y los refugiados en el país. Yo soy el Dios de Israel».
La fiesta de las trompetas
23 Dios le ordenó a Moisés 24-25 que les diera a los israelitas las siguientes instrucciones:
«El día primero del mes de Etanim[b] será de descanso y de gran fiesta para ustedes. Ese día nadie en Israel trabajará, sino que todos se reunirán para adorarme. Y tocarán las trompetas, y sobre el altar quemarán una ofrenda en mi honor».
El día del perdón
26 Dios también le dijo a Moisés:
27-32 «El día diez del mes de Etanim será el día del perdón. Ese día ustedes ayunarán y celebrarán un culto especial, en el que quemarán sobre mi altar una ofrenda en mi honor. Como se trata del día en que yo les perdonaré todos sus pecados, nadie deberá trabajar. El que no siga estas instrucciones será expulsado del país.
»La fiesta comenzará a partir del día nueve por la tarde, y hasta la tarde del día siguiente. Este mandamiento deben cumplirlo siempre».
La fiesta de las enramadas
33-43 Dios ordenó a Moisés que les diera a los israelitas las siguientes instrucciones:
«El día quince del mes de Etanim, después de que hayan cosechado los frutos de la tierra, nadie trabajará, sino que todo el pueblo se reunirá para adorarme. Ese día dará comienzo una fiesta en mi honor, que durará siete días. Durante esos siete días, y también al octavo día, se quemarán ofrendas sobre mi altar, y además celebrarán un culto especial. El primero y el octavo día de la fiesta serán días de descanso. El primer día tomarán frutos de los mejores árboles, y con ramas de palmera y de árboles harán enramadas. Durante los siete días de la fiesta todos vivirán bajo esas enramadas, para que se acuerden de que yo los saqué de Egipto y los hice vivir bajo enramadas.
»Esta fiesta deberá celebrarse cada año; es una orden que nunca deben desobedecer. Yo soy el Dios de Israel.
»Éstas son todas las fiestas que celebrarán en mi honor. En ellas celebrarán una reunión especial y me presentarán toda clase de ofrendas, según lo que deba presentarse cada día. Además de estas fiestas, deberán respetarme cumpliendo con los días de descanso, y presentando las ofrendas y regalos que ustedes me prometan y quieran hacerme».
44 Y así fue como Moisés instruyó a los israelitas acerca de las fiestas que debían celebrar en honor de Dios.
Cambiaste mi tristeza en baile
SALMO 30 (29)
Himno de David para la dedicación del templo.
30 Dios mío,
yo alabo tu grandeza
porque me salvaste del peligro,
porque no dejaste que mis enemigos
se burlaran de mí.
2 Mi Señor y Dios,
te pedí ayuda, y me sanaste;
3 ¡me salvaste de la muerte!
Estaba a punto de morir
¡y me libraste de la tumba!
4 Ustedes, los que aman a Dios,
alábenlo y cántenle himnos.
5 Cuando Dios se enoja,
el enojo pronto se le pasa;
pero cuando ama,
su amor dura toda la vida.
Tal vez lloremos por la noche,
pero en la mañana estaremos felices.
6 Yo vivía tan tranquilo
que hasta llegué a pensar
que jamás fracasaría.
7 Tú, mi Dios, en tu bondad,
me habías puesto en lugar seguro,
pero me diste la espalda
y me quedé lleno de espanto.
8 Dios mío, te estoy llamando;
escucha mis ruegos.
9 ¡Nada ganas con mi muerte!
¡Nada ganas con verme en la tumba!
¡Los muertos no pueden alabarte
ni hablar de tu verdad!
10 Mi Señor y Dios,
¡escúchame y tenme compasión!
¡No me niegues tu ayuda!
11 Tú cambiaste mi tristeza
y la convertiste en baile.
Me quitaste la ropa de luto
y me pusiste ropa de fiesta,
12 para que te cante himnos
y alabe tu poder.
Mi Señor y Dios,
no puedo quedarme callado,
por eso siempre te alabaré.
La vida no tiene sentido
6 En esta vida he visto un mal que a todos nos afecta: 2 a veces Dios nos da mucho dinero y honores, y cumple todos nuestros deseos, pero al fin de cuentas son otros los que acaban disfrutando de todo eso. ¡A mí me parece algo terrible y sin sentido! 3 Podemos vivir cien años, y llegar a tener cien hijos, pero si no disfrutamos de las cosas buenas de la vida, ni tampoco nos entierran como se debe, yo digo que un niño que nace muerto ha tenido mejor suerte que nosotros. 4-5 Porque ese niño nunca llegó a ver la luz ni supo nada; tampoco nadie supo nada de él, ni siquiera su nombre; sin embargo, tuvo más tranquilidad 6 que quien pudiera vivir dos mil años y no disfrutar de la vida. Pero al fin de cuentas, ¡todos terminaremos en el mismo lugar!
7 Todo el tiempo trabajamos para calmar el hambre, pero nuestro estómago nunca queda satisfecho. 8 Al fin de cuentas, el sabio no es mejor que el tonto. Lo que el pobre necesita es superar sus problemas. 9 Por eso, «vale más pájaro en mano que cien volando». Aunque tampoco esto tiene sentido, porque es como querer atrapar el viento. 10 Nosotros existimos porque Dios quiso que existiéramos, y hasta nos puso el nombre que tenemos; pero no podemos luchar contra él, porque es más fuerte que nosotros.
11 Pero nada ganamos con hablar. Mientras más hablamos, más tonterías decimos. 12 En realidad, no sabemos qué es lo mejor para nosotros. No tiene ningún sentido vivir tan poco tiempo y desaparecer como las sombras. Además, nadie puede decirnos qué pasará en este mundo después de nuestra muerte.
El fiel soldado de Jesucristo
2 Hijo mío,[a] Dios te ama mucho porque has creído en Jesucristo. Pídele fuerzas para soportar cualquier cosa. 2 Tú has oído lo que les he enseñado a muchas personas. Ahora quiero que enseñes eso mismo a cristianos en los que puedas confiar, y que sean capaces de enseñar a otros.
3 Tú, como buen soldado de Jesucristo, debes estar dispuesto a sufrir por él. 4 Los soldados que tratan de agradar a sus jefes no se interesan por ninguna otra cosa que no sea el ejército. 5 De igual manera, el atleta que participa en una carrera no puede ganar el premio si no obedece las reglas de la competencia. 6 Y el que cultiva la tierra tiene que trabajarla antes de poder disfrutar de la cosecha. 7 Piensa en estas cosas, y el Señor Jesucristo te ayudará a entenderlo todo.
8 ¡Acuérdate de Jesucristo! Según la buena noticia que yo enseño, Jesús era de la familia del rey David; y aun cuando murió, resucitó. 9 Por anunciar esa buena noticia sufro mucho y estoy en la cárcel; me tienen encadenado, como si fuera yo un criminal. Pero el mensaje de Dios no está encadenado. 10 Por esa razón soporto toda clase de sufrimientos, para que los que Dios ha elegido se salven y reciban la vida eterna que Cristo ofrece junto a Dios.
11 Esto es verdad:
Si morimos por Cristo,
también viviremos con él.
12 Si soportamos los sufrimientos,
compartiremos su reinado.
Si decimos que no lo conocemos,
también él dirá que no nos conoce.
13 Y aunque no seamos fieles,
Cristo permanece fiel;
porque él jamás rompe su promesa.
El sirviente aprobado
14 No dejes que nadie olvide estas cosas. Pon a Dios como testigo, y advierte a los miembros de la iglesia que no deben seguir discutiendo. Esas discusiones no ayudan a nadie, y dañan a quienes las oyen. 15 Haz todo lo posible por ganarte la aprobación de Dios. Así, Dios te aprobará como un trabajador que no tiene de qué avergonzarse, y que enseña correctamente el mensaje verdadero.
16 No prestes atención a las discusiones de los que no creen en Dios, pues eso no sirve de nada. Los que así discuten, van de mal en peor, 17 y sus malas enseñanzas se van extendiendo, como el cáncer. Así también lo han hecho Himeneo y Fileto. 18 Ellos afirman que ya hemos resucitado, pero eso no es verdad, y lo único que logran es confundir a los creyentes.
19 Pero podemos estar seguros de lo que hemos creído. Porque lo que Dios nos ha enseñado es como la sólida base de un edificio, en donde está escrito lo siguiente: «Dios sabe quiénes son suyos», y también: «Que todos los que adoran a Dios dejen de hacer el mal.»
20 En la casa de un hombre rico no todo es de oro o de plata, sino que algunos objetos son de madera o de barro. Unos sirven para ocasiones especiales, y otros para usarlos todos los días. 21 Algo parecido pasa con nosotros: si dejamos de hacer lo malo y nos olvidamos de las falsas enseñanzas, seremos como esos objetos útiles y muy especiales. Toda nuestra vida le será útil a Dios, que es su dueño, y estaremos preparados para hacer toda clase de bien.
22 No te dejes llevar por las tentaciones propias de tu edad. Tú eres joven, así que aléjate de esas cosas y dedícate a hacer el bien. Busca la justicia, el amor y la paz, y únete a los que, con toda sinceridad, adoran a Dios y confían en él. 23 No prestes atención a discusiones que no ayudan en nada. Los que así discuten siempre terminan peleando. 24 Un servidor de Dios no debe andar en peleas. Al contrario, debe ser bueno con todos, saber enseñar, y tener mucha paciencia.
25 Y cuando corrijas a tus enemigos, hazlo con humildad. Tal vez Dios les dé la oportunidad de arrepentirse y de conocer la verdad. 26 Se darán cuenta entonces de que cayeron en una trampa del diablo, y lograrán escapar. Por el momento, el diablo los tiene prisioneros y hace con ellos lo que quiere.
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