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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Reina-Valera 1995 (RVR1995)
Version
Éxodo 30

El altar del incienso(A)

30 »Harás asimismo un altar para quemar el incienso; de madera de acacia lo harás. Su longitud será de un codo y su anchura de un codo; será cuadrado, y su altura de dos codos; sus cuernos serán parte del mismo. Lo recubrirás de oro puro, su cubierta, sus costados y sus cuernos. Le harás una cornisa de oro alrededor. Le harás también dos argollas de oro debajo de la cornisa, a sus dos esquinas y a ambos lados, para meter las varas con que será llevado. Harás las varas de madera de acacia y las recubrirás de oro. Después lo pondrás delante del velo que está junto al Arca del testimonio, delante del propiciatorio que está sobre el Testimonio, donde me encontraré contigo. Cada mañana, al preparar las lámparas, Aarón quemará incienso aromático sobre él. Cuando Aarón encienda las lámparas al anochecer, quemará también el incienso; y será rito perpetuo delante de Jehová para vuestras generaciones. No ofreceréis sobre él incienso extraño ni holocausto ni ofrenda, ni tampoco derramaréis sobre él libación. 10 Aarón hará expiación una vez al año sobre los cuernos del altar con la sangre del sacrificio, como expiación por el pecado; una vez al año hará expiación sobre él en vuestras sucesivas generaciones. Muy santo será a Jehová.»

El dinero del rescate

11 Habló también Jehová a Moisés y le dijo:

12 «Cuando hagas un censo de los hijos de Israel conforme a su número, cada uno dará a Jehová el rescate de su persona al ser empadronado, para que no haya entre ellos mortandad a causa del censo. 13 Esto dará todo aquel que sea censado: medio siclo, conforme al siclo del santuario. El siclo es de veinte geras. La mitad de un siclo será la ofrenda reservada a Jehová. 14 Todo el que sea censado, de veinte años para arriba, dará la ofrenda a Jehová. 15 Ni el rico dará más ni el pobre dará menos del medio siclo, cuando den la ofrenda a Jehová para hacer expiación por vuestras personas. 16 Tomarás de los hijos de Israel el dinero de las expiaciones y lo darás para el servicio del Tabernáculo de reunión; y será como un memorial para los hijos de Israel delante de Jehová, para hacer expiación por vuestras personas.»

La fuente de bronce

17 Continuó hablando Jehová a Moisés, y le dijo:

18 «Harás también una fuente de bronce, con su base de bronce, para lavarse. La colocarás entre el Tabernáculo de reunión y el altar, y pondrás en ella agua. 19 En ella se lavarán Aarón y sus hijos las manos y los pies. 20 Cuando entren en el Tabernáculo de reunión, se lavarán con agua, para que no mueran, y cuando se acerquen al altar para ministrar y presentar la ofrenda quemada para Jehová, 21 se lavarán las manos y los pies, para que no mueran. Y lo tendrán por estatuto perpetuo él y su descendencia a través de las generaciones.»

El aceite y el incienso sagrados

22 Continuó hablando Jehová a Moisés, y le dijo:

23 «Tomarás especias finas: de mirra excelente, quinientos siclos, y de canela aromática, la mitad, esto es, doscientos cincuenta; de cálamo aromático, doscientos cincuenta; 24 de casia, quinientos, según el siclo del santuario, y de aceite de olivas, un hin. 25 Prepararás con ello el aceite de la santa unción, un ungüento superior, preparado según el arte del perfumista. Éste será el aceite de la unción santa. 26 Con él ungirás el Tabernáculo de reunión, el Arca del testimonio, 27 la mesa con todos sus utensilios, el candelabro con todos sus utensilios, el altar del incienso, 28 el altar del holocausto con todos sus utensilios, y la fuente con su base. 29 Así los consagrarás, y serán cosas santísimas; todo aquello que los toque será santificado.

30 »Ungirás también a Aarón y a sus hijos, y los consagrarás para que sean mis sacerdotes. 31 Hablarás a los hijos de Israel, y les dirás: “Éste será el aceite de la santa unción para vuestras generaciones. 32 Sobre carne de hombre no será derramado, ni haréis otro semejante conforme a su composición; santo es, y por santo lo tendréis vosotros. 33 Cualquiera que componga un ungüento semejante o ponga de él sobre algún extraño, será eliminado de su pueblo.”»

34 Dijo además Jehová a Moisés:

«Toma especias aromáticas, estacte y uña aromática, gálbano aromático e incienso puro; todo en cantidades iguales, 35 y harás con ello, según el arte del perfumador, un incienso perfumado, bien mezclado, puro y santo. 36 Molerás parte de él en polvo fino y lo pondrás delante del Testimonio en el Tabernáculo de reunión, donde yo me mostraré a ti. Os será cosa santísima. 37 Como este incienso que harás, no os haréis otro según su composición; te será cosa sagrada para Jehová. 38 Cualquiera que haga otro como éste para olerlo, será eliminado de su pueblo.»

Juan 9

Jesús sana a un ciego de nacimiento

Al pasar Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento. Y le preguntaron sus discípulos, diciendo:

—Rabí, ¿quién pecó, este o sus padres, para que haya nacido ciego?

Respondió Jesús:

—No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él. Me es necesario hacer las obras del que me envió, mientras dura el día; la noche viene, cuando nadie puede trabajar. Mientras estoy en el mundo, luz soy del mundo.

Dicho esto, escupió en tierra, hizo lodo con la saliva y untó con el lodo los ojos del ciego, y le dijo:

—Ve a lavarte en el estanque de Siloé —que significa «Enviado»—.

Entonces fue, se lavó y regresó viendo. Por eso, los vecinos y los que antes lo habían visto que era ciego, decían:

—¿No es éste el que se sentaba y mendigaba?

Unos decían: «Él es.» Otros: «A él se parece.» Él decía: «Yo soy.»

10 Entonces le preguntaron:

—¿Cómo te fueron abiertos los ojos?

11 Respondió él y dijo:

—Aquel hombre que se llama Jesús hizo lodo, me untó los ojos y me dijo: “Ve al Siloé y lávate.” Fui, pues, me lavé y recibí la vista.

12 Entonces le dijeron:

—¿Dónde está él?

Él dijo:

—No sé.

Los fariseos interrogan al ciego sanado

13 Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. 14 Y era sábado cuando Jesús había hecho el lodo y le había abierto los ojos. 15 Volvieron, pues, a preguntarle también los fariseos cómo había recibido la vista. Él les dijo:

—Me puso lodo sobre los ojos, me lavé y veo.

16 Entonces algunos de los fariseos decían:

—Ese hombre no procede de Dios, porque no guarda el sábado.

Otros decían:

—¿Cómo puede un hombre pecador hacer estas señales?

Y había división entre ellos. 17 Entonces le preguntaron otra vez al ciego:

—¿Qué dices tú del que te abrió los ojos?

Él contestó:

—Que es profeta.

18 Pero los judíos no creyeron que él había sido ciego y que había recibido la vista, hasta que llamaron a los padres del que había recibido la vista, 19 y les preguntaron, diciendo:

—¿Es éste vuestro hijo, el que vosotros decís que nació ciego? ¿Cómo, pues, ve ahora?

20 Sus padres respondieron y les dijeron:

—Sabemos que éste es nuestro hijo y que nació ciego; 21 pero cómo ve ahora, no lo sabemos, o quién le haya abierto los ojos, nosotros tampoco lo sabemos; edad tiene, preguntadle a él; él hablará por sí mismo.

22 Esto dijeron sus padres porque tenían miedo de los judíos, por cuanto los judíos ya habían acordado que si alguno confesaba que Jesús era el Mesías, fuera expulsado de la sinagoga. 23 Por eso dijeron sus padres: “Edad tiene, preguntadle a él.”

24 Llamaron nuevamente al hombre que había sido ciego, y le dijeron:

—¡Da gloria a Dios! Nosotros sabemos que ese hombre es pecador.

25 Entonces él respondió y dijo:

—Si es pecador, no lo sé; una cosa sé, que habiendo yo sido ciego, ahora veo.

26 Le volvieron a decir:

—¿Qué te hizo? ¿Cómo te abrió los ojos?

27 Él les respondió:

—Ya os lo he dicho y no habéis escuchado, ¿por qué lo queréis oír otra vez? ¿Queréis también vosotros haceros sus discípulos?

28 Entonces lo insultaron, y dijeron:

—Tú eres su discípulo, pero nosotros, discípulos de Moisés somos. 29 Nosotros sabemos que Dios ha hablado a Moisés, pero respecto a ése, no sabemos de dónde ha salido.

30 Respondió el hombre y les dijo:

—Pues esto es lo maravilloso, que vosotros no sepáis de dónde ha salido, y a mí me abrió los ojos. 31 Y sabemos que Dios no oye a los pecadores; pero si alguno es temeroso de Dios y hace su voluntad, a ése oye. 32 Nunca se ha oído decir que alguien abriera los ojos a uno que nació ciego. 33 Si éste no viniera de Dios, nada podría hacer.

34 Respondieron y le dijeron:

—Tú naciste del todo en pecado, ¿y nos enseñas a nosotros?

Y lo expulsaron.

Ceguera espiritual

35 Oyó Jesús que lo habían expulsado y, hallándolo, le dijo:

—¿Crees tú en el Hijo de Dios?

36 Respondió él y dijo:

—¿Quién es, Señor, para que crea en él?

37 Le dijo Jesús:

—Pues lo has visto; el que habla contigo, ése es.

38 Y él dijo:

—Creo, Señor —y lo adoró.

39 Dijo Jesús:

—Para juicio he venido yo a este mundo, para que los que no ven, vean, y los que ven, sean cegados.

40 Entonces algunos de los fariseos que estaban con él, al oír esto, le dijeron:

—¿Acaso también nosotros somos ciegos?

41 Jesús les respondió:

—Si fuerais ciegos no tendríais pecado, pero ahora, porque decís: “Vemos”, vuestro pecado permanece.

Proverbios 6

Amonestación contra la pereza y la falsedad

»Hijo mío, si has salido fiador por tu amigo
o le has empeñado tu palabra a un extraño,
te has enredado con las palabras de tu boca
y has quedado atrapado en los dichos de tus labios.
Haz esto ahora, hijo mío, para librarte,
ya que has caído en manos de tu prójimo:
Ve, humíllate, importuna a tu amigo,
no des sueño a tus ojos
ni dejes que tus párpados se cierren;
escápate como una gacela de manos del cazador,
como un ave, de manos del que tiende trampas.

»Mira la hormiga, perezoso,
observa sus caminos y sé sabio:
Ella, sin tener capitán,
gobernador ni señor,
prepara en el verano su comida,
recoge en el tiempo de la siega su sustento.
Perezoso, ¿hasta cuándo has de dormir?
¿Cuándo te levantarás del sueño?
10 Un poco de sueño, dormitar otro poco,
y otro poco descansar mano sobre mano:
11 así te llegará la miseria como un vagabundo,
la pobreza como un hombre armado.

12 »El hombre malo, el hombre depravado,
es el que anda en perversidad de boca;
13 que guiña los ojos, que habla con los pies,
que hace señas con los dedos.
14 Perversidades hay en su corazón; anda pensando el mal en todo tiempo;
siembra las discordias.
15 Por tanto, su calamidad vendrá de repente;
súbitamente será quebrantado, y no habrá remedio.

16 »Seis cosas aborrece Jehová,
y aun siete le son abominables:
17 los ojos altivos, la lengua mentirosa,
las manos que derraman sangre inocente,
18 el corazón que maquina pensamientos inicuos,
los pies que corren presurosos al mal,
19 el testigo falso, que dice mentiras,
y el que siembra discordia entre hermanos.

Amonestación contra el adulterio

20 »Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre
y no abandones la enseñanza de tu madre.
21 Átalos siempre a tu corazón,
enlázalos a tu cuello.
22 Te guiarán cuando camines,
te guardarán cuando duermas
y hablarán contigo cuando despiertes.
23 Porque el mandamiento es lámpara,
la enseñanza es luz,
y camino de vida son las reprensiones que te instruyen
24 para guardarte de la mala mujer,
de la suave lengua de la mujer extraña.
25 No codicies su hermosura en tu corazón,
ni te prenda ella con sus ojos,
26 porque la ramera pretende del hombre sólo un bocado de pan,
pero la adúltera busca la vida del hombre.
27 ¿Pondrá el hombre fuego en su seno
sin que ardan sus vestidos?
28 ¿Andará el hombre sobre brasas
sin que se quemen sus pies?
29 Así le sucede al que se llega a la mujer de su prójimo,
pues no quedará impune ninguno que la toque.
30 ¿No se desprecia al ladrón,
aunque sólo robe por comer cuando tiene hambre?
31 Y si es sorprendido, pagará siete veces:
tendrá que entregar cuanto tiene en su casa.
32 También al que comete adulterio le falta sensatez;
el que tal hace corrompe su alma.
33 Heridas y vergüenza hallará,
y su afrenta nunca será borrada.
34 Porque el hombre enfurecido por los celos
no perdonará en el día de la venganza;
35 no aceptará compensación alguna,
ni querrá perdonar aunque le aumentes el pago.

Gálatas 5

Estad firmes en la libertad

Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud.

Ciertamente, yo, Pablo os digo que si os circuncidáis, de nada os aprovechará Cristo. Y otra vez testifico a todo hombre que se circuncida, que está obligado a cumplir toda la Ley. De Cristo os desligasteis, los que por la Ley os justificáis; de la gracia habéis caído. Nosotros, por el Espíritu, aguardamos por fe la esperanza de la justicia, porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor.

Vosotros corríais bien. ¿Quién os estorbó para no obedecer a la verdad? Esta persuasión no procede de aquel que os llama. «Un poco de levadura fermenta toda la masa.» 10 Yo confío respecto de vosotros en el Señor, que no pensaréis de otro modo; pero el que os perturba llevará la sentencia, quienquiera que sea.

11 En cuanto a mí, hermanos, si aún predicara la circuncisión, ¿por qué padezco persecución todavía? En tal caso se habría quitado el escándalo de la cruz. 12 ¡Ojalá se mutilaran los que os perturban!

13 Vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros, 14 porque toda la Ley en esta sola palabra se cumple: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo.» 15 Pero si os mordéis y os coméis unos a otros, mirad que también no os destruyáis unos a otros.

Las obras de la carne y el fruto del Espíritu

16 Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne, 17 porque el deseo de la carne es contra el Espíritu y el del Espíritu es contra la carne; y estos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisierais. 18 Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la Ley. 19 Manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lujuria, 20 idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, divisiones, herejías, 21 envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a éstas. En cuanto a esto, os advierto, como ya os he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.

22 Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23 mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. 24 Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. 25 Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu. 26 No busquemos la vanagloria, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros.

Reina-Valera 1995 (RVR1995)

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