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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Reina-Valera 1995 (RVR1995)
Version
Éxodo 17

Agua de la roca

17 Toda la congregación de los hijos de Israel partió del desierto de Sin avanzando por jornadas, conforme al mandamiento de Jehová, y acamparon en Refidim, donde no había agua para que el pueblo bebiera. Y disputó el pueblo con Moisés, diciéndole:

—Danos agua para que bebamos.

—¿Por qué disputáis conmigo? ¿Por qué tentáis a Jehová? —les respondió Moisés.

Así que el pueblo tuvo allí sed, y murmuró contra Moisés:

—¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para matarnos de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestros ganados?

Entonces clamó Moisés a Jehová, y dijo:

—¿Qué haré con este pueblo? ¡Poco falta para que me apedreen!

Jehová respondió a Moisés:

—Pasa delante del pueblo y toma contigo algunos ancianos de Israel; toma también en tu mano la vara con que golpeaste el río, y ve. Allí yo estaré ante ti sobre la peña, en Horeb; golpearás la peña, y saldrán de ella aguas para que beba el pueblo.

Moisés lo hizo así en presencia de los ancianos de Israel. Y dio a aquel lugar el nombre de Masah y Meriba, por la rencilla de los hijos de Israel y porque tentaron a Jehová al decir: «¿Está, pues, Jehová entre nosotros o no?»

La batalla contra Amalec

Después vino Amalec y peleó contra Israel en Refidim. Y dijo Moisés a Josué:

—Escoge a algunos hombres y sal a pelear contra Amalec. Mañana yo estaré sobre la cumbre del collado con la vara de Dios en mi mano.

10 Josué hizo como le dijo Moisés y salió a pelear contra Amalec. Moisés, Aarón y Hur subieron a la cumbre del collado. 11 Y sucedía que cuando alzaba Moisés su mano, Israel vencía; pero cuando él bajaba su mano, vencía Amalec. 12 Como las manos de Moisés se cansaban, tomaron una piedra y la pusieron debajo de él. Moisés se sentó sobre ella, mientras Aarón y Hur sostenían sus manos, uno de un lado y el otro del otro; así se mantuvieron firmes sus manos hasta que se puso el sol. 13 Y Josué deshizo a Amalec y a su pueblo a filo de espada.

14 Entonces Jehová dijo a Moisés:

—Escribe esto para que sea recordado en un libro, y di a Josué que borraré del todo la memoria de Amalec de debajo del cielo.

15 Luego Moisés edificó un altar, al que puso por nombre Jehová-nisi, 16 diciendo: «Por cuanto la mano de Amalec se levantó contra el trono de Jehová, Jehová estará en guerra con Amalec de generación en generación.»

Lucas 20

La autoridad de Jesús(A)

20 Sucedió un día que, enseñando Jesús al pueblo en el Templo y anunciando el evangelio, llegaron los principales sacerdotes y los escribas, con los ancianos, y le hablaron diciendo:

—Dinos ¿con qué autoridad haces estas cosas? ¿o quién es el que te ha dado esta autoridad?

Respondiendo Jesús, les dijo:

—Os haré yo también una pregunta. Respondedme: El bautismo de Juan, ¿era del cielo, o de los hombres?

Entonces ellos discutían entre sí, diciendo:

—Si decimos “del cielo”, dirá: “¿Por qué, pues, no le creísteis?” Y si decimos “de los hombres”, todo el pueblo nos apedreará, porque están persuadidos de que Juan era profeta.

Respondieron que no sabían de dónde era. Entonces Jesús les dijo:

—Yo tampoco os diré con qué autoridad hago estas cosas.

Los labradores malvados(B)

Comenzó luego a decir al pueblo esta parábola: «Un hombre plantó una viña, la arrendó a labradores y se ausentó por mucho tiempo. 10 A su tiempo envió un siervo a los labradores para que le dieran del fruto de la viña, pero los labradores lo golpearon y lo enviaron con las manos vacías. 11 Volvió a enviar otro siervo; pero ellos a éste también golpearon, insultaron y enviaron con las manos vacías. 12 Volvió a enviar un tercer siervo; pero ellos también a éste echaron fuera, herido.

13 »Entonces el señor de la viña dijo: “¿Qué haré? Enviaré a mi hijo amado; quizás, cuando lo vean a él, le tendrán respeto.” 14 Pero los labradores, al verlo, discutían entre sí, diciendo: “Éste es el heredero; venid, matémoslo para que la heredad sea nuestra.” 15 Lo echaron fuera de la viña y lo mataron. ¿Qué, pues, les hará el señor de la viña? 16 Irá, destruirá a estos labradores y dará su viña a otros.»

Cuando ellos oyeron esto, dijeron:

—¡Dios nos libre!

17 Pero él, mirándolos, dijo:

—¿Qué, pues, es lo que está escrito?:

»“La piedra que desecharon los edificadores
ha venido a ser cabeza del ángulo.”

18 »Todo el que caiga sobre aquella piedra, será quebrantado; pero sobre quien ella caiga, lo desmenuzará.

La cuestión del tributo(C)

19 En aquella hora, los principales sacerdotes y los escribas procuraban echarle mano, porque comprendieron que contra ellos había dicho esta parábola; pero temían al pueblo.

20 Y, acechándolo, enviaron espías que simularan ser justos, a fin de sorprenderlo en alguna palabra, para entregarlo al poder y autoridad del gobernador. 21 Le preguntaron, diciendo:

—Maestro, sabemos que dices y enseñas rectamente, y que no haces acepción de persona, sino que enseñas el camino de Dios con verdad. 22 ¿Nos es lícito dar tributo a César, o no?

23 Pero él, comprendiendo la astucia de ellos, les dijo:

—¿Por qué me tentáis? 24 Mostradme la moneda. ¿De quién es la imagen y la inscripción?

Respondiendo dijeron:

—De César.

25 Entonces les dijo:

—Pues dad a César lo que es de César y a Dios lo que es de Dios.

26 Y no pudieron sorprenderlo en palabra alguna delante del pueblo, sino que, maravillados de su respuesta, callaron.

La pregunta sobre la resurrección(D)

27 Se acercaron entonces algunos de los saduceos, los cuales niegan que haya resurrección, y le preguntaron, 28 diciendo:

—Maestro, Moisés nos escribió: “Si el hermano de alguno muere teniendo mujer y no deja hijos, que su hermano se case con ella y levante descendencia a su hermano.” 29 Hubo, pues, siete hermanos: el primero tomó esposa y murió sin hijos. 30 Y la tomó el segundo, el cual también murió sin hijos. 31 La tomó el tercero, y así todos los siete, y murieron sin dejar descendencia. 32 Finalmente murió también la mujer. 33 En la resurrección, pues, ¿de cuál de ellos será mujer, ya que los siete la tuvieron por mujer?

34 Entonces respondiendo Jesús, les dijo:

—Los hijos de este siglo se casan y se dan en casamiento, 35 pero los que son tenidos por dignos de alcanzar aquel siglo y la resurrección de entre los muertos, ni se casan ni se dan en casamiento, 36 porque ya no pueden morir, pues son iguales a los ángeles, y son hijos de Dios al ser hijos de la resurrección. 37 Pero en cuanto a que los muertos han de resucitar, aun Moisés lo enseñó en el pasaje de la zarza, cuando llama al Señor, Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob, 38 porque Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, pues para él todos viven.

39 Respondiéndole algunos de los escribas, dijeron:

—Maestro, bien has dicho.

40 Y no osaron preguntarle nada más.

¿De quién es hijo el Cristo?(E)

41 Entonces él les dijo:

—¿Cómo dicen que el Cristo es hijo de David?, 42 pues el mismo David dice en el libro de los Salmos:

»“Dijo el Señor a mi Señor:
‘Siéntate a mi diestra,
43 hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.’”

44 »David, pues, lo llama Señor; ¿cómo entonces es su hijo?

Jesús acusa a los escribas(F)

45 Oyéndolo todo el pueblo, dijo a sus discípulos:

46 —Guardaos de los escribas, que gustan de andar con ropas largas, aman las salutaciones en las plazas, las primeras sillas en las sinagogas y los primeros asientos en las cenas; 47 que devoran las casas de las viudas y, por pretexto, hacen largas oraciones. Estos recibirán mayor condenación.

Job 35

35 Prosiguió Eliú su razonamiento y dijo:

«¿Piensas que ha sido correcto decir:
“Más justo soy yo que Dios”?
Porque tú dices: “¿Qué ventaja sacaré de ello?
¿O qué provecho tendré de no haber pecado?”
Pues yo te responderé con razones,
y a tus compañeros contigo.
Mira a los cielos. Contémplalos
y considera que las nubes están más altas que tú.
Si pecas, ¿qué habrás logrado contra él?
Si tus rebeliones se multiplican, ¿qué le harás tú?
Y si eres justo, ¿qué le darás a él?
¿O qué recibirá de tu mano?
A un hombre como tú lo daña tu impiedad;
y a un hijo de hombre le es provechosa tu justicia.

»Claman a causa de las muchas violencias
y se lamentan por el poder de los grandes.
10 Pero nadie dice: “¿Dónde está Dios, mi Hacedor,
que llena de cánticos la noche,
11 que nos enseña más que a las bestias de la tierra
y más sabios nos hace que a las aves del cielo?”
12 Allí claman, pero él no escucha,
a causa de la soberbia de los malos.
13 Ciertamente Dios no escucha lo que es vanidad;
ni siquiera lo mira el Omnipotente.
14 ¿Cuánto menos, pues, cuando dices que no haces caso de él?
Tu causa está delante de él. Por tanto, aguárdalo.
15 Mas ahora, porque en su ira no castiga
ni inquiere con rigor,
16 por eso abre Job su boca en vano
y multiplica palabras sin sabiduría.»

2 Corintios 5

Sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshace, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha por manos, eterna, en los cielos. Y por esto también gemimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación celestial, pues así seremos hallados vestidos y no desnudos. Asimismo los que estamos en este tabernáculo gemimos con angustia, pues no quisiéramos ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida. Pero el que nos hizo para esto mismo es Dios, quien nos ha dado el Espíritu como garantía.

Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor (porque por fe andamos, no por vista). Pero estamos confiados, y más aún queremos estar ausentes del cuerpo y presentes al Señor. Por tanto, procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables, 10 porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.

El ministerio de la reconciliación

11 Conociendo, pues, el temor del Señor, persuadimos a los hombres; pero a Dios le es manifiesto lo que somos, y espero que también lo sea a vuestras conciencias. 12 No nos recomendamos, pues, otra vez a vosotros, sino os damos ocasión de gloriaros por nosotros, para que tengáis con qué responder a los que se glorían en las apariencias y no en el corazón. 13 Si estamos locos, es para Dios; y si somos cuerdos, es para vosotros. 14 El amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron; 15 y él por todos murió, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.

16 De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así. 17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; todas son hechas nuevas. 18 Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación: 19 Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. 20 Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogara por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios. 21 Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros seamos justicia de Dios en él.

Reina-Valera 1995 (RVR1995)

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