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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Reina-Valera 1995 (RVR1995)
Version
Éxodo 19

Israel en Sinaí

19 Al tercer mes de haber salido los hijos de Israel de la tierra de Egipto, ese mismo día, llegaron al desierto de Sinaí. Habían salido de Refidim, y al llegar al desierto de Sinaí acamparon en el desierto. Israel acampó allí frente al monte, y Moisés subió a encontrarse con Dios. Jehová lo llamó desde el monte y le dijo:

—Así dirás a la casa de Jacob, y anunciarás a los hijos de Israel: “Vosotros visteis lo que hice con los egipcios, y cómo os tomé sobre alas de águila y os he traído a mí. Ahora, pues, si dais oído a mi voz y guardáis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos, porque mía es toda la tierra. Vosotros me seréis un reino de sacerdotes y gente santa.” Éstas son las palabras que dirás a los hijos de Israel.

Entonces regresó Moisés, llamó a los ancianos del pueblo y expuso en su presencia todas estas palabras que Jehová le había mandado. Todo el pueblo respondió a una diciendo:

—Haremos todo lo que Jehová ha dicho.

Moisés refirió a Jehová las palabras del pueblo, y Jehová le dijo:

—Yo vendré a ti en una nube espesa, para que el pueblo oiga mientras yo hablo contigo, y así te crean para siempre.

Moisés refirió las palabras del pueblo a Jehová, 10 y Jehová le dijo:

—Ve al pueblo, y santifícalos hoy y mañana. Que laven sus vestidos 11 y estén preparados para el tercer día, porque al tercer día Jehová descenderá a la vista de todo el pueblo sobre el monte Sinaí. 12 Señalarás límites alrededor del pueblo, y dirás: “Guardaos, no subáis al monte ni toquéis sus límites; cualquiera que toque el monte, de seguro morirá.” 13 No lo tocará mano alguna, porque será apedreado o muerto a flechazos; sea animal o sea hombre, no quedará con vida. Cuando resuene la bocina, subirán al monte.

14 Descendió, pues, Moisés del monte al pueblo, y santificó al pueblo y ellos lavaron sus vestidos. 15 Dijo al pueblo:

—Estad preparados para el tercer día, y absteneos de mujer.

16 Aconteció que al tercer día, cuando vino la mañana, hubo truenos y relámpagos, una espesa nube cubrió el monte y se oyó un sonido de bocina muy fuerte. Todo el pueblo que estaba en el campamento se estremeció. 17 Moisés sacó del campamento al pueblo para recibir a Dios, y ellos se detuvieron al pie del monte. 18 Todo el monte Sinaí humeaba, porque Jehová había descendido sobre él en medio del fuego. El humo subía como el humo de un horno, y todo el monte se estremecía violentamente. 19 El sonido de la bocina se hacía cada vez más fuerte. Moisés hablaba, y Dios le respondía con voz de trueno.

20 Descendió Jehová sobre el monte Sinaí, sobre la cumbre del monte. Llamó Jehová a Moisés a la cumbre del monte, y Moisés subió. 21 Jehová dijo a Moisés:

—Desciende y ordena al pueblo que no traspase los límites para ver a Jehová, porque caerá multitud de ellos. 22 Que también se santifiquen los sacerdotes que se acercan a Jehová, para que Jehová no haga entre ellos estrago.

23 Moisés dijo a Jehová:

—El pueblo no podrá subir al monte Sinaí, porque tú nos has mandado diciendo: “Señala límites al monte y santifícalo.”

24 Pero Jehová le dijo:

—Ve, desciende, y luego subirás junto con Aarón; pero que los sacerdotes y el pueblo no traspasen el límite para subir adonde está Jehová, no sea que haga entre ellos estrago.

25 Entonces Moisés descendió, y se lo dijo al pueblo.

Lucas 22

El complot para matar a Jesús(A)

22 Estaba cerca la fiesta de los Panes sin levadura, que se llama la Pascua. Los principales sacerdotes y los escribas buscaban cómo matarlo, porque temían al pueblo.

Entró Satanás en Judas, por sobrenombre Iscariote, el cual era uno de los doce; éste fue y habló con los principales sacerdotes y con los jefes de la guardia, de cómo se lo entregaría. Ellos se alegraron y convinieron en darle dinero. Él aceptó y buscaba una oportunidad para entregárselo a espaldas del pueblo.

La Cena del Señor(B)

Llegó el día de los Panes sin levadura, en el cual era necesario sacrificar el cordero de la Pascua. Entonces Jesús envió a Pedro y a Juan, diciendo:

—Id, preparadnos la Pascua para que la comamos.

Ellos le preguntaron:

—¿Dónde quieres que la preparemos?

10 Él les dijo:

—Al entrar en la ciudad os saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidlo hasta la casa donde entre 11 y decid al padre de familia de esa casa: “El Maestro te dice: ‘¿Dónde está el aposento donde he de comer la Pascua con mis discípulos?’” 12 Entonces él os mostrará un gran aposento alto, ya dispuesto; preparadla allí.

13 Fueron, pues, y hallaron como les había dicho; y prepararon la Pascua.

14 Cuando era la hora se sentó a la mesa, y con él los apóstoles. 15 Y les dijo:

—¡Cuánto he deseado comer con vosotros esta Pascua antes que padezca!, 16 porque os digo que no la comeré más hasta que se cumpla en el reino de Dios.

17 Tomando la copa, dio gracias y dijo:

—Tomad esto y repartidlo entre vosotros, 18 porque os digo que no beberé más del fruto de la vid hasta que el reino de Dios venga.

19 También tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo:

—Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí.

20 De igual manera, después de haber cenado, tomó la copa, diciendo:

—Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama. 21 Pero la mano del que me entrega está conmigo en la mesa. 22 A la verdad el Hijo del hombre va, según lo que está determinado; pero ¡ay de aquel hombre por quien es entregado!

23 Entonces ellos comenzaron a discutir entre sí sobre quién de ellos sería el que habría de hacer esto.

La grandeza en el servicio

24 Hubo también entre ellos una discusión sobre quién de ellos sería el mayor. 25 Pero él les dijo:

—Los reyes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que sobre ellas tienen autoridad son llamados bienhechores; 26 pero no así vosotros, sino que el mayor entre vosotros sea como el más joven, y el que dirige, como el que sirve, 27 pues, ¿cuál es mayor, el que se sienta a la mesa o el que sirve? ¿No es el que se sienta a la mesa? Pero yo estoy entre vosotros como el que sirve.

28 »Y vosotros sois los que habéis permanecido conmigo en mis pruebas. 29 Yo, pues, os asigno un Reino, como mi Padre me lo asignó a mí, 30 para que comáis y bebáis a mi mesa en mi Reino y os sentéis en tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.

Jesús anuncia la negación de Pedro(C)

31 Dijo también el Señor:

—Simón, Simón, Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; 32 pero yo he rogado por ti, para que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos.

33 Él le dijo:

—Señor, estoy dispuesto a ir contigo no sólo a la cárcel, sino también a la muerte.

34 Y él le dijo:

—Pedro, te digo que el gallo no cantará hoy antes que tú niegues tres veces que me conoces.

Bolsa, alforja y espada

35 Les dijo:

—Cuando os envié sin bolsa, alforja ni calzado, ¿os faltó algo?

Ellos dijeron:

—Nada.

36 Y les dijo:

—Pues ahora el que tiene bolsa, tómela, y también la alforja; y el que no tiene espada, venda su capa y compre una. 37 Os digo que es necesario que se cumpla todavía en mí aquello que está escrito: “Y fue contado con los inicuos”, porque lo que está escrito de mí, tiene cumplimiento.

38 Entonces ellos dijeron:

—Señor, aquí hay dos espadas.

Y él les dijo:

—Basta.

Jesús ora en Getsemaní(D)

39 Salió y se fue, como solía, al Monte de los Olivos; y sus discípulos lo siguieron. 40 Cuando llegó a aquel lugar, les dijo:

—Orad para que no entréis en tentación.

41 Se apartó de ellos a distancia como de un tiro de piedra, y puesto de rodillas oró, 42 diciendo: «Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.»

43 Entonces se le apareció un ángel del cielo para fortalecerlo. 44 Lleno de angustia oraba más intensamente, y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra.

45 Cuando se levantó de la oración y fue a sus discípulos, los halló durmiendo a causa de la tristeza; 46 y les dijo:

—¿Por qué dormís? Levantaos y orad para que no entréis en tentación.

Arresto de Jesús(E)

47 Mientras él aún hablaba, se presentó una turba. El que se llamaba Judas, uno de los doce, que iba al frente de ellos, se acercó hasta Jesús para besarlo. 48 Entonces Jesús le dijo:

—Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del hombre?

49 Cuando los que estaban con él se dieron cuenta de lo que había de acontecer, le dijeron:

—Señor, ¿heriremos a espada?

50 Entonces uno de ellos hirió a un siervo del Sumo sacerdote y le cortó la oreja derecha. 51 Entonces, respondiendo Jesús, dijo:

—Basta ya; dejad.

Y tocando su oreja, lo sanó. 52 Entonces Jesús dijo a los principales sacerdotes, a los jefes de la guardia del Templo y a los ancianos que habían venido contra él:

—¿Como contra un ladrón habéis salido con espadas y palos? 53 Habiendo estado con vosotros cada día en el Templo, no extendisteis las manos contra mí; pero ésta es vuestra hora y la potestad de las tinieblas.

Pedro niega a Jesús(F)

54 Lo prendieron, lo llevaron y lo condujeron a casa del Sumo sacerdote. Y Pedro lo seguía de lejos. 55 Encendieron fuego en medio del patio y se sentaron alrededor; también Pedro se sentó entre ellos. 56 Pero una criada, al verlo sentado al fuego, se fijó en él y dijo:

—También éste estaba con él.

57 Pero él lo negó, diciendo:

—Mujer, no lo conozco.

58 Un poco después, viéndolo otro, dijo:

—Tú también eres de ellos.

Y Pedro dijo:

—Hombre, no lo soy.

59 Como una hora después, otro afirmó, diciendo:

—Verdaderamente también éste estaba con él, porque es galileo.

60 Y Pedro dijo:

—Hombre, no sé lo que dices.

Y en seguida, mientras él todavía hablaba, el gallo cantó. 61 Entonces, vuelto el Señor, miró a Pedro; y Pedro se acordó de la palabra del Señor, que le había dicho: «Antes que el gallo cante, me negarás tres veces.» 62 Y Pedro, saliendo fuera, lloró amargamente.

Jesús insultado y azotado(G)

63 Los hombres que vigilaban a Jesús se burlaban de él y lo golpeaban. 64 Vendándole los ojos, le golpeaban el rostro y le preguntaban, diciendo:

—Profetiza, ¿quién es el que te golpeó?

65 Y lo insultaban diciéndole muchas otras cosas.

Jesús ante el Concilio(H)

66 Cuando se hizo de día, se juntaron los ancianos del pueblo, los principales sacerdotes y los escribas, y lo llevaron al Concilio, diciendo:

67 —¿Eres tú el Cristo? Dínoslo.

Les dijo:

—Si os lo digo, no creeréis; 68 y también, si os pregunto, ni me responderéis ni me soltaréis. 69 Pero desde ahora el Hijo del hombre se sentará a la diestra del poder de Dios.

70 Dijeron todos:

—Luego, ¿eres tú el Hijo de Dios?

Y él les dijo:

—Vosotros decís que lo soy.

71 Entonces ellos dijeron:

—¿Qué más testimonio necesitamos?, porque nosotros mismos lo hemos oído de su boca.

Job 37

37 »Por eso también se estremece mi corazón
y salta de su sitio.
Oíd atentamente el fragor de su voz,
el estruendo que sale de su boca.
Por debajo de todos los cielos lo dirige,
y su luz alcanza los confines de la tierra.
Después de ella suena un bramido:
truena él con voz majestuosa.
Se oye el trueno, y no lo detiene.
Truena Dios maravillosamente con su voz.
Hace grandes cosas, que nosotros no entendemos.
Porque le dice a la nieve: “¡Cae sobre la tierra!”,
y también a la llovizna y a los aguaceros torrenciales.
Así hace que el hombre se retire,
para que todos los mortales reconozcan su obra.
Las fieras entran en sus guaridas
y permanecen en sus moradas.
Del sur viene el torbellino,
y el frío, de los vientos del norte.
10 Por el soplo de Dios llega el hielo
y la extensión de las aguas se congela.
11 Él llena de humedad la densa nube;
y con la luz desvanece la niebla.
12 Asimismo, conforme a sus designios, las nubes giran en derredor,
para hacer sobre la faz del mundo,
en la tierra, lo que él les mande.
13 Él las hará venir, unas veces como castigo,
otras a causa de la tierra
y otras por misericordia.

14 »Escucha esto, Job;
detente y considera las maravillas de Dios.
15 ¿Sabes tú cómo Dios las pone en concierto
y hace resplandecer la luz de su nube?
16 ¿Has conocido tú las diferencias de las nubes,
las maravillas del que es perfecto en sabiduría?
17 ¿Por qué están calientes tus vestidos
cuando él sosiega la tierra con el viento del sur?
18 ¿Extendiste tú con él los cielos,
firmes como un espejo fundido?
19 Muéstranos qué le hemos de decir,
porque nosotros no podemos ordenar las ideas a causa de la oscuridad.
20 ¿Precisa él que le cuenten lo que yo digo,
o que le informen de lo que dice el hombre?

21 »Ahora no se puede mirar la luz resplandeciente de los cielos,
pero luego que pasa el viento y los limpia,
22 llega de la parte del norte la dorada claridad:
¡la terrible majestad que hay en Dios!
23 Él es el Todopoderoso, grande en poder, al cual no alcanzamos,
que a nadie oprime en juicio y en su gran justicia.
24 Lo temen por tanto los hombres,
pero él no estima a ninguno que en su propio corazón se cree sabio.»

2 Corintios 7

Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios.

Regocijo de Pablo al arrepentirse los corintios

Admitidnos: a nadie hemos agraviado, a nadie hemos corrompido, a nadie hemos engañado. No lo digo para condenaros, pues ya he dicho antes que estáis en nuestro corazón, para morir y para vivir juntos.

Mucha franqueza tengo con vosotros; mucho me glorío con respecto de vosotros. Estoy lleno de consuelo y sobreabundo de gozo en medio de todas nuestras tribulaciones.

Cuando vinimos a Macedonia, ciertamente ningún reposo tuvo nuestro cuerpo, sino que en todo fuimos atribulados: de fuera, conflictos, y de dentro, temores. Pero Dios, que consuela a los humildes, nos consoló con la venida de Tito; y no sólo con su venida, sino también con la consolación con que él había sido consolado en cuanto a vosotros, haciéndonos saber vuestro gran afecto, vuestro llanto, vuestra preocupación por mí, de manera que me regocijé aún más.

Aunque os entristecí con la carta, no me pesa, pero sí lo lamenté entonces, pues veo que aquella carta os entristeció por algún tiempo. Ahora me gozo, no porque hayáis sido entristecidos, sino porque fuisteis entristecidos para arrepentimiento, porque habéis sido entristecidos según Dios, para que ninguna pérdida padecierais por nuestra parte. 10 La tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de lo cual no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte. 11 Esto mismo de que hayáis sido entristecidos según Dios, ¡qué preocupación produjo en vosotros, qué defensa, qué indignación, qué temor, qué ardiente afecto, qué celo y qué vindicación! En todo os habéis mostrado limpios en el asunto. 12 Así que, aunque os escribí, no fue por causa del que cometió el agravio, ni por causa del que lo padeció, sino para que se os hiciera evidente la preocupación que tenemos por vosotros delante de Dios. 13 Por esto hemos sido consolados en vuestra consolación.

Pero mucho más nos gozamos por el gozo de Tito, que haya sido confortado su espíritu por todos vosotros. 14 Si de algo me he gloriado con él respecto de vosotros, no he sido avergonzado. Al contrario, así como en todo os hemos hablado verdad, también resultó verdad el habernos gloriado con Tito acerca de vosotros. 15 Y su cariño por vosotros es aún más abundante, cuando se acuerda de la obediencia de todos vosotros, de cómo lo recibisteis con temor y temblor. 16 Me gozo de que en todo tengo confianza en vosotros.

Reina-Valera 1995 (RVR1995)

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