Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Triunfo del mal y aparente ausencia de Dios
23 Job respondió así:
2 También hoy me lamento y me rebelo
pues su mano multiplica mis gemidos.
3 ¡Si supiera al menos dar con él,
si pudiese entrar en su morada!
4 Expondría mi causa ante él,
llenaría mi boca de razones;
5 sabría en qué términos se defiende,
entendería lo que quiere decirme.
6 ¿Recurriría en el pleito a su gran fuerza?
No creo; me escucharía con atención.
7 Yo discutiría limpiamente con él
y ganaría finalmente el caso.
8 Mas voy a Oriente y no está allí;
a Occidente y no puedo distinguirlo;
9 se oculta en el Norte y no lo veo;
escondido en el Sur, no lo descubro.
16 Dios me ha arrancado el valor,
me aterroriza el Todopoderoso.
17 ¡Ojalá desapareciese en la tiniebla
y la oscuridad ocultase mi rostro!
Salmo 22 (21)
Tú, Señor, no te alejes
22 Al maestro del coro. Según “La cierva de la aurora”. Salmo de David.
2 Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
Está lejos mi salvación y son mis palabras un gemido.
3 Dios mío, te llamo de día y no me respondes,
de noche y no encuentro descanso.
4 Tú eres el Santo, el que se sienta en el trono,
rodeado por las alabanzas de Israel.
5 En ti confiaron nuestros antepasados,
confiaron y tú los liberaste;
6 te imploraron y quedaron libres,
confiaron en ti y no fueron defraudados.
7 Pero yo soy un gusano, no una persona,
la deshonra del ser humano, la vergüenza del pueblo.
8 Cuantos me ven se ríen de mí,
hacen muecas con los labios, balancean la cabeza:
9 “¡Que acuda al Señor; que él lo libre;
que lo salve si tanto lo ama!”.
10 Fuiste tú quien me sacó del vientre,
quien me protegió junto al pecho de mi madre;
11 desde el seno materno te fui confiado,
desde el vientre de mi madre tú eres mi Dios.
12 No te separes de mí, que la angustia está cerca
y no hay quien me ayude.
13 Manadas de novillos me cercan,
toros de Basán me acosan.
14 Abren sus fauces contra mí
cual león que ruge y despedaza.
15 Me diluyo como el agua,
mis huesos se desencajan,
mi corazón, como cera,
se derrite en mis entrañas;
Todo está patente ante Dios
12 En efecto, la palabra de Dios es fuente de vida y de eficacia; es más cortante que espada de dos filos y penetra hasta dividir lo que el ser humano tiene de más íntimo, hasta llegar a lo más profundo de su ser, poniendo al descubierto los más secretos pensamientos e intenciones. 13 Ninguna criatura se le oculta a Dios; todo está desnudo y descubierto a los ojos de aquel ante quien debemos rendir cuentas.
Jesús, sacerdote excepcional
14 Y ya que contamos con un sumo sacerdote excepcional que ha traspasado los cielos, Jesús, el Hijo de Dios, mantengámonos firmes en la fe que profesamos. 15 Pues no tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades; al contrario, excepto el pecado, ha experimentado todas nuestras pruebas. 16 Acerquémonos, pues, llenos de confianza a ese trono de gracia, seguros de encontrar la misericordia y el favor divino en el momento preciso.
El joven rico (Mt 19,16-30; Lc 18,18-30)
17 Iba Jesús de camino, cuando vino uno corriendo, se arrodilló delante de él y le preguntó:
— Maestro bueno, ¿qué he de hacer para alcanzar la vida eterna?
18 Jesús le dijo:
— ¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino solamente Dios. 19 Ya sabes los mandamientos: No mates, no cometas adulterio, no robes, no des falso testimonio, no engañes a nadie; honra a tu padre y a tu madre.
20 El joven respondió:
— Maestro, todo eso lo he guardado desde mi adolescencia.
21 Jesús entonces, mirándolo con afecto, le dijo:
— Una cosa te falta: Ve, vende cuanto posees y reparte el producto entre los pobres. Así te harás un tesoro en el cielo. Luego vuelve y sígueme.
22 Al oír esto, se sintió contrariado y se marchó entristecido, porque era muy rico. 23 Entonces Jesús, mirando a su alrededor, dijo a sus discípulos:
— ¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el reino de Dios!
24 Los discípulos se quedaron asombrados al oír estas palabras. Pero Jesús repitió:
— Hijos míos, ¡qué difícil va a ser entrar en el reino de Dios! 25 Es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja que para un rico entrar en el reino de Dios.
26 Con esto, los discípulos quedaron todavía más sorprendidos, y se preguntaban unos a otros:
— En ese caso, ¿quién podrá salvarse?
27 Jesús los miró y les dijo:
— Para los hombres es imposible, pero no lo es para Dios, porque para Dios todo es posible.
28 Pedro le dijo entonces:
— Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo para seguirte.
29 Jesús le respondió:
— Les aseguro que no hay nadie que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o tierras por causa mía y de la buena noticia, 30 y no reciba en este mundo cien veces más en casas, hermanos, madres, hijos y tierras, aunque todo ello sea con persecuciones, y en el mundo venidero la vida eterna. 31 Muchos que ahora son primeros, serán los últimos, y muchos que ahora son últimos, serán los primeros.
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España