Revised Common Lectionary (Complementary)
ג Guímel
17 Haz bien a tu siervo
para que viva y guarde tu palabra.
18 Abre mis ojos,
y miraré las maravillas de tu ley.
19 Peregrino soy yo en la tierra;
no encubras de mí tus mandamientos.
20 Se consume mi alma por anhelar
tus preceptos en todo tiempo.
21 Increpaste a los arrogantes;
malditos los que se desvían
de tus mandamientos.
22 Aparta de mí el oprobio y el desprecio porque he guardado tus testimonios.
23 Aunque los gobernantes se sienten
y hablen contra mí,
tu siervo meditará en tus leyes.
24 Tus testimonios son mi delicia
y también mis consejeros.
Más promesas de restauración
33 Vino por segunda vez la palabra del SEÑOR a Jeremías, estando él todavía detenido en el patio de la guardia, y dijo: 2 “Así ha dicho el SEÑOR, quien hizo la tierrab, el SEÑOR que la formó para afirmarla —el SEÑOR es su nombre—: 3 ‘Clama a mí, y te responderé; y te revelaré cosas grandes e inaccesibles que tú no conoces’. 4 Porque así ha dicho el SEÑOR Dios de Israel acerca de las casas de esta ciudad y de las casas de los reyes de Judá, que fueron derribadas para construir defensas contra los terraplenes y la espada: 5 Los caldeos vienen para combatir contra ellos y para llenarlas de cadáveres de hombres, a quienes he herido con mi furor y con mi ira, pues he escondido mi rostro de esta ciudad a causa de toda su maldad.
6 “He aquí que yo les[a] traeré medicina y sanidad. Yo los sanaré y les revelaré tiempos de paz y de verdad. 7 Restauraré de la cautividad a Judá y a Israel, y los edificaré como al principio. 8 Los limpiaré de toda la maldad con que pecaron contra mí; perdonaré todos sus pecados con que pecaron y se rebelaron contra mí. 9 Y esta ciudad me será motivo de regocijo, de alabanza y de gloria para todas las naciones de la tierra que oirán de todo el bien que yo les haré. Temerán y se estremecerán por todo el bien y por toda la paz que yo les[b] haré”.
10 Así ha dicho el SEÑOR: “En este lugar del cual dicen que está destruido, sin hombres y sin animales, en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén (que están desoladas, sin hombres, sin habitantes y sin animales), 11 todavía se ha de escuchar la voz del gozo y la voz de la alegría, la voz del novio y la voz de la novia, la voz de los que al traer sacrificios de acción de gracias a la casa del SEÑOR, digan: ‘Alaben al SEÑOR de los Ejércitos, porque el SEÑOR es bueno; porque para siempre es su misericordia’. Porque restauraré de su cautividad a la tierra como al principio”, ha dicho el SEÑOR.
Jesús sana a dos ciegos en Jericó
29 Saliendo ellos de Jericó, lo siguió una gran multitud. 30 Y he aquí dos ciegos estaban sentados junto al camino y, cuando oyeron que Jesús pasaba, clamaron diciendo:
—¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros!
31 La gente los reprendía para que se callaran, pero ellos gritaron aún más fuerte diciendo:
—¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros!
32 Jesús se detuvo, los llamó y les dijo:
—¿Qué quieren que les haga?
33 Le dijeron:
—Señor, que sean abiertos nuestros ojos.
34 Entonces Jesús, conmovido dentro de sí, les tocó los ojos; y de inmediato recobraron la vista y lo siguieron.
Version Reina Valera Actualizada, Copyright © 2015 by Editorial Mundo Hispano