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Old/New Testament

Each day includes a passage from both the Old Testament and New Testament.
Duration: 365 days
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
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Cantares 6-8

El cortejo nupcial

Adónde se ha ido tu amado,

oh la más hermosa de todas
las mujeres?
Dinos en qué dirección se fue,
y lo buscaremos contigo.

La amada

Mi amado descendió a su huerto,
al almácigo de las especias,
para apacentar en los jardines
y para recoger los lirios.
¡Yo soy de mi amado
y mi amado es mío!
Él apacienta entre los lirios.

El amado

¡Qué bella eres, oh amada mía! Eres como Tirsa,
atractiva como Jerusalén
e imponente como ejércitos
abanderados.
Aparta de mí tus ojos,
porque ellos me doblegan.
Tu cabello es como manada de cabras que se deslizan por las laderas
de Galaad.
Tus dientes son como rebaños de ovejas que suben del lavadero: que todas tienen mellizos, y ninguna hay sin cría.
Tus mejillas parecen mitades
de granada, a través de tu velo.
Hay sesenta reinas,
ochenta concubinas
y un sinnúmero de jóvenes mujeres.
¡Pero una sola es mi paloma,
mi perfecta!
Ella es la única hija de su madre, quien la considera predilecta.
La ven las mujeres y la llaman: “Bienaventurada”.
Las reinas y las concubinas
la alaban diciendo:
10 “¿Quién es aquella que
raya como el alba
y es bella como la luna,
radiante como el sol e imponente como ejércitos abanderados?”.
11 Al huerto de los nogales descendí, para ver los retoños del valle, para ver si las vides ya han florecido;
si han brotado los granados.
12 Y antes que me diera cuenta,
mi alma me puso sobre los carros
de mi generoso pueblo.

El cortejo nupcial

13 ¡Vuelve, vuelve, oh Sulamita! ¡Vuelve, vuelve; queremos mirarte!

La amada

¿Qué han de observar en la Sulamita, cuando danza en medio de los dos campamentos?

El amado

¡Qué bien lucen tus pies con

las sandalias, oh hija de nobles!
Los contornos de tus muslos son como joyas, obra de las manos
de un artista.
Tu ombligo es como una copa redonda a la que no le falta el vino aromático. Tu vientre es como un montón de trigo rodeado de lirios.
Tus dos pechos son como dos venaditos mellizos de gacela.
Tu cuello es como torre de marfil. Tus ojos son como los estanques en Hesbón, en la puerta de Bat-rabim. Tu nariz es como la torre del Líbano que mira hacia Damasco.
Tu cabeza es como el Carmelo,
y tu cabellera es como púrpura real aprisionada en trenzas.
¡Qué bella y dulce eres,
oh amor deleitoso!
Tu talle es como una palmera,
y tus pechos como racimos de dátiles.
Pensé: “¡Subiré a la palmera
y me prenderé de sus racimos!”.

¡Sean tus pechos como racimos de uvas, y la fragancia de tu boca
como de manzanas!
Tu paladar es como el buen vino que corre suavemente hacia el amado
y fluye por los labios
de los que se duermen.

La amada

10 ¡Yo soy de mi amado,
y él me desea con ardor!
11 Ven, oh amado mío, vayamos
al campo.
Alojémonos en las aldeas;
12 madruguemos para ir a las viñas. Veamos si han florecido las vides,
si se han abierto sus botones,
o si han brotado los granados. ¡Allí te daré mi amor!
13 Las mandrágoras ya despiden
su fragancia,
y a nuestras puertas
hay toda clase de frutas selectas: tanto frescas como secas que
he guardado para ti, oh amado mío.

¡Oh, cómo quisiera que fueras

mi hermano,
que mamó los pechos de mi madre!
Así, al encontrarte afuera,
yo te besaría sin que nadie me menospreciara.
Yo te llevaría y te metería
en la casa de mi madre,
y tú me enseñarías.
Y yo te haría beber vino aromático
y jugo de granadas.
Su brazo izquierdo está debajo
de mi cabeza
y su derecho me abraza.
¡Júrenme, oh hijas de Jerusalén, que no despertarán
ni provocarán el amor
hasta que quiera!

El cortejo nupcial

¿Quién es esta que sube del desierto
recostada sobre su amado?

La amada

Debajo de un manzano te desperté; allí donde tu madre tuvo dolores, allí donde tuvo dolores
la que te dio a luz.
Ponme como sello sobre tu corazón, como sello sobre tu brazo.
Porque fuerte como la muerte
es el amor;
inconmovible como el Seol
es la pasión.
Sus brasas son brasas de fuego;
es como poderosa llama[a].
Las poderosas aguas
no pueden apagar el amor
ni lo pueden anegar los ríos.
Si el hombre diera todas las riquezas
de su casa para comprar el amor,
de cierto lo despreciarían.

El cortejo nupcial

Tenemos una hermana pequeña que todavía no tiene pechos.
¿Qué haremos de nuestra hermana cuando de ella se empiece a hablar?
Si ella es muralla, edificaremos sobre ella torreones de plata.
Si ella es puerta, la recubriremos con paneles de cedro.

La amada

10 Yo soy muralla
y mis pechos son torreones. Entonces llegué a ser a sus ojos como quien encuentra paz.

El amado

11 Salomón tuvo una viña en Baal-hamón, la cual entregó al cuidado de guardias: Cada uno de ellos debía traer mil piezas de plata por su fruto.
12 ¡Pero mi viña está delante de mí! Las mil piezas sean para ti,
oh Salomón,
y doscientas para los que guardan
su fruto.
13 ¡Oh tú que habitas en los jardines, mis compañeros
desean escuchar tu voz!
¡Déjame oírla!

La amada

14 ¡Escápate, oh amado mío!
Sé semejante al venado o al cervatillo sobre los montes de las especias.

Gálatas 4

Nuestra adopción en Cristo

Digo, además, que entre tanto que el heredero es niño en nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo; más bien, está bajo guardianes y mayordomos hasta el tiempo señalado por su padre. De igual modo nosotros también, cuando éramos niños, éramos esclavos sujetos a los principios elementales del mundo. Pero cuando vino la plenitud del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiera a los que estaban bajo la ley a fin de que recibiéramos la adopción de hijos. Y por cuanto son hijos, Dios envió a nuestro corazón el Espíritu de su Hijo que clama: “Abba, Padre”. Así que ya no eres más esclavo sino hijo; y si hijo, también eres heredero por medio de Dios.

Contra la esclavitud de la ley

Sin embargo, en otro tiempo, cuando no habían conocido a Dios, sirvieron a los que por naturaleza no son dioses. En cambio, ahora que han conocido a Dios o, mejor dicho, ya que han sido conocidos por Dios, ¿cómo es que se vuelven de nuevo a los débiles y pobres principios elementales? ¿Quieren volver a servirlos otra vez? 10 ¡Ustedes guardan los días, los meses, las estaciones y los años! 11 Me temo por ustedes, que yo haya trabajado en vano a su favor.

12 Les ruego, hermanos, que se hagan como yo, ya que yo me hice como ustedes. No me han hecho ningún agravio. 13 Saben que fue a causa de una debilidad física que les anuncié el evangelio la primera vez; 14 y lo que en mi cuerpo era prueba para ustedes, no lo desecharon ni lo menospreciaron. Al contrario, me recibieron como a un ángel de Dios, como a Cristo Jesús. 15 ¿Dónde está, pues, su bienaventuranza? Porque les doy testimonio de que, si hubiera sido posible, se habrían sacado sus ojos para dármelos. 16 ¿Resulta que ahora me he hecho su enemigo por decirles la verdad? 17 Ellos tienen celo por ustedes, pero no para bien; al contrario, quieren aislarlos para que ustedes tengan celo por ellos. 18 Bueno es ser siempre celosos del bien, y no solamente cuando estoy presente con ustedes. 19 Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto hasta que Cristo sea formado en ustedes, 20 yo quisiera estar ahora con ustedes y cambiar el tono de mi voz porque estoy perplejo en cuanto a ustedes.

Alegoría de Sara y Agar

21 Díganme los que quieren estar bajo la ley: ¿No escuchan la ley? 22 Porque escrito está que Abraham tuvo dos hijos: uno de la esclava y otro de la libre. 23 Pero mientras que el de la esclava nació según la carne, el de la libre nació por medio de la promesa. 24 En estas cosas hay una alegoría pues estas mujeres son dos pactos: Agar es el pacto del monte Sinaí que engendró hijos para esclavitud. 25 Porque Agar representa a Sinaí, montaña que está en Arabia y corresponde a la Jerusalén actual, la cual es esclava juntamente con sus hijos. 26 Pero la Jerusalén de arriba, la cual es nuestra madre, es libre; 27 porque está escrito:

Alégrate, oh estéril,
que no das a luz;
prorrumpe en grito de júbilo
y levanta la voz,
tú que no estás de parto;
porque más son los hijos de la desolada
que los de la que tiene marido[a].

28 Ahora bien, hermanos, ustedes son hijos de la promesa tal como Isaac. 29 Pero como en aquel tiempo el que fue engendrado según la carne perseguía al que había nacido según el Espíritu, así es ahora también. 30 Pero, ¿qué dice la Escritura? Echa fuera a la esclava y a su hijo; porque jamás será heredero el hijo de la esclava con el hijo[b] de la libre. 31 Así que, hermanos, no somos hijos de la esclava, sino de la libre.

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

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