Old/New Testament
Pacto de Asa con el SEÑOR
15 Entonces el Espíritu de Dios vino sobre Azarías hijo de Oded, 2 quien salió al encuentro de Asa y le dijo: “Óiganme, Asa y todo Judá y Benjamín: El SEÑOR estará con ustedes cuando ustedes estén con él. Si lo buscan, él se dejará hallar; pero si lo abandonan él los abandonará. 3 Por mucho tiempo estuvo Israel sin el Dios verdadero, sin sacerdote que les enseñara, y sin ley. 4 Pero cuando en su tribulación se volvieron al SEÑOR Dios de Israel y lo buscaron, él se dejó hallar por ellos. 5 En aquellos tiempos no había paz ni para el que salía ni para el que entraba, porque había muchas aflicciones sobre todos los habitantes de los países. 6 Una nación era destruida por otra nación, y una ciudad por otra ciudad, porque Dios los turbaba con toda clase de calamidades. 7 Pero ustedes, esfuércense; no desfallezcan sus manos, porque su obra tiene recompensa”.
8 Cuando Asa oyó estas palabras y la profecía del profeta Oded, tomó ánimo y quitó los ídolos abominables de toda la tierra de Judá y de Benjamín, así como de las ciudades que él había tomado en la región montañosa de Efraín. También reparó el altar del SEÑOR que estaba delante del pórtico de la casa[a] del SEÑOR. 9 Después reunió a todo Judá y Benjamín, y a los que residían con ellos de Efraín, Manasés y Simeón; pues muchos de Israel se habían pasado a él, al ver que el SEÑOR su Dios estaba con él.
10 Se reunieron, pues, en Jerusalén en el mes tercero[b] del año quince del reinado de Asa. 11 Aquel día ofrecieron como sacrificio al SEÑOR, del botín que habían traído, setecientas vacas y siete mil ovejas. 12 Luego hicieron un pacto prometiendo que buscarían al SEÑOR, Dios de sus padres, con todo su corazón y con toda su alma; 13 y que todo el que no buscara al SEÑOR Dios de Israel muriera, fuera grande o pequeño, hombre o mujer. 14 Y lo juraron al SEÑOR en voz alta y con júbilo, al son de trompetas y de cornetas. 15 Todos los de Judá se alegraron por dicho juramento, porque juraron con todo su corazón. Así buscaron al SEÑOR con toda su voluntad, y él se dejó hallar por ellos. Y el SEÑOR les dio reposo por todas partes.
16 También depuso a Maaca, madre del rey Asa, de ser reina madre, porque ella había hecho una monstruosa imagen de Asera. Asa destruyó la monstruosa imagen, la desmenuzó y la quemó junto al arroyo de Quedrón. 17 Aunque no quitó de Israel los lugares altos, sin embargo, el corazón de Asa fue íntegro todos sus días. 18 Él introdujo en la casa de Dios lo que había consagrado su padre y lo que él mismo había consagrado: plata, oro y utensilios.
Pacto de Asa con Ben-hadad
19 No hubo guerra hasta el año treinta y cinco del reinado de Asa.
16 Pero en el año treinta y seis del reinado de Asa, Baasa rey de Israel subió contra Judá y estaba reedificando Ramá para no dejar que ninguno tuviera acceso a Asa, rey de Judá. 2 Entonces Asa sacó plata y oro de los tesoros de la casa del SEÑOR y de la casa del rey, y los envió a Ben-hadad, rey de Siria, que habitaba en Damasco, diciendo: 3 “Haya alianza entre tú y yo, como la había entre mi padre y tu padre. He aquí, yo te envío plata y oro; ve y anula tu alianza con Baasa, rey de Israel, para que él se retire de mí”.
4 Ben-hadad consintió con el rey Asa. Envió contra las ciudades de Israel a los jefes de sus ejércitos, y atacaron Ijón, Dan, Abel-maim y todas las ciudades almacenes de Neftalí.
5 Cuando Baasa oyó esto, dejó de reedificar Ramá e hizo cesar su obra. 6 Entonces el rey Asa trajo a todo Judá, y se llevaron las piedras y la madera de Ramá, con que Baasa edificaba. Y con ellas reedificó Geba y Mizpa.
7 En aquel tiempo el vidente Hanani fue a Asa, rey de Judá, y le dijo: “Por haberte apoyado en el rey de Siria y no haberte apoyado en el SEÑOR tu Dios, por eso el ejército del rey de Siria se ha escapado de tu mano. 8 ¿No eran los etíopes y los libios un ejército numerosísimo, con muchos carros y jinetes? Con todo, porque te apoyaste en el SEÑOR, él los entregó en tu mano. 9 Porque los ojos del SEÑOR recorren toda la tierra para fortalecer a los que tienen un corazón íntegro para con él. Locamente has actuado en esto, y de ahora en adelante habrá guerras contra ti”.
10 Asa se enojó contra el vidente y lo puso en la cárcel, porque se encolerizó contra él por esto. En aquel tiempo también maltrató a algunos del pueblo.
Últimos años y muerte de Asa
11 He aquí que los hechos de Asa, los primeros y los últimos, están escritos en el libro de los reyes de Judá y de Israel. 12 En el año treinta y nueve de su reinado Asa se enfermó de los pies. Su enfermedad fue muy grave; pero aun en su enfermedad no consultó al SEÑOR, sino a los médicos. 13 Asa reposó con sus padres y murió en el año cuarenta y uno de su reinado, 14 y lo sepultaron en el sepulcro que él había cavado para sí en la Ciudad de David. Lo recostaron en un féretro, el cual llenaron de especias aromáticas y de todo tipo de ungüentos y mezclas de ungüentos, e hicieron una gran hoguera en su honor.
El Hijo del Hombre será levantado
27 »Ahora está turbada mi alma. ¿Qué diré: “Padre, sálvame de esta hora”? ¡Al contrario, para esto he llegado a esta hora! 28 Padre, glorifica tu nombre.
Entonces vino una voz del cielo: “¡Ya lo he glorificado y lo glorificaré otra vez!”.
29 La multitud que estaba presente y escuchó decía que había sido un trueno. Otros decían:
—¡Un ángel le ha hablado!
30 Jesús respondió y dijo:
—No ha venido esta voz por causa mía sino por causa de ustedes. 31 Ahora es el juicio de este mundo. Ahora será echado fuera el príncipe de este mundo. 32 Y yo, cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos a mí mismo.
33 Esto decía dando a entender de qué muerte había de morir. 34 Entonces la gente le respondió:
—Nosotros hemos oído que, según la ley, el Cristo permanece para siempre. ¿Y cómo es que tú dices: “Es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado”? ¿Quién es este Hijo del Hombre?
35 Entonces Jesús les dijo:
—Aún por un poco de tiempo está la luz entre ustedes. Anden mientras tienen la luz para que no los sorprendan las tinieblas. Porque el que anda en tinieblas no sabe a dónde va. 36 Mientras tienen la luz crean en la luz para que sean hijos de luz.
Estas cosas habló Jesús y, al apartarse, se escondió de ellos.
Jesús confronta la incredulidad
37 Pero, a pesar de haber hecho tantas señales delante de ellos, no creían en él 38 para que se cumpliera la palabra del profeta Isaías que dijo: Señor, ¿quién ha creído a nuestro mensaje? ¿A quién se ha revelado el brazo del Señor?[a]. 39 Por eso no podían creer, porque Isaías dijo en otra ocasión:
40 Él ha cegado los ojos de ellos y endureció su corazón, para que no vean con los ojos ni entiendan con el corazón, ni se conviertan, y yo los sane[b].
41 Estas cosas dijo Isaías porque vio su gloria y habló acerca de él.
42 No obstante, aun de entre los dirigentes muchos creyeron en él, pero por causa de los fariseos no lo confesaban para no ser expulsados de la sinagoga. 43 Porque amaron la gloria de los hombres más que la gloria de Dios.
44 Pero Jesús alzó la voz y dijo: “El que cree en mí, no cree en mí sino en el que me envió; 45 y el que me ve a mí, ve al que me envió. 46 Yo he venido al mundo como luz para que todo aquel que cree en mí no permanezca en las tinieblas. 47 Si alguien oye mis palabras y no las guarda yo no lo juzgo; porque yo no vine para juzgar al mundo sino para salvar al mundo. 48 El que me desecha y no recibe mis palabras tiene quien lo juzgue: La palabra que he hablado lo juzgará en el día final. 49 Porque yo no hablé por mí mismo; sino que el Padre que me envió, él me ha dado mandamiento de qué he de decir y de qué he de hablar. 50 Y sé que su mandamiento es vida eterna. Así que lo que yo hablo, lo hablo tal y como el Padre me ha hablado”.
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