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Old/New Testament

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Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
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1 Reyes 10-11

La reina de Saba visita a Salomón

10 La reina de Saba oyó de la fama de Salomón, debido al nombre del SEÑOR, y vino para probarlo con preguntas difíciles. Vino a Jerusalén con un gran séquito, con camellos cargados de especias aromáticas, oro en gran abundancia y piedras preciosas. Cuando vino a Salomón, habló con él de todo lo que tenía en su corazón. Y Salomón respondió a todas sus preguntas; ninguna cosa hubo tan difícil que el rey no le pudiera responder.

La reina de Saba vio toda la sabiduría de Salomón, la casa que había edificado, los manjares de su mesa, las sillas de sus servidores, la presentación y las vestiduras de sus siervos, sus coperos y los holocaustos que él ofrecía en la casa del SEÑOR; y se quedó sin aliento. Entonces dijo al rey: “¡Era verdad lo que había oído en mi tierra de tus cosas y de tu sabiduría! Yo no creía las palabras hasta que vine, y mis ojos lo han visto. Y he aquí que no se me había contado ni la mitad. En sabiduría y en bienes tú superas la fama que yo había oído. ¡Dichosos tus hombres, dichosos estos servidores tuyos que continuamente están de pie delante de ti y escuchan tu sabiduría! ¡Bendito sea el SEÑOR tu Dios, que se agradó de ti para ponerte en el trono de Israel! Por causa del eterno amor que el SEÑOR tiene por Israel, te ha constituido rey, a fin de que practiques el derecho y la justicia”.

10 Entonces ella dio al rey cuatro mil kilos de oro, una gran cantidad de especias aromáticas y piedras preciosas. Nunca llegó una cantidad tan grande de especias aromáticas como la que la reina de Saba dio al rey Salomón.

11 También la flota de Hiram, que traía oro de Ofir, trajo de Ofir gran cantidad de madera de sándalo y piedras preciosas. 12 Y el rey hizo con la madera de sándalo pilares para la casa del SEÑOR y para la casa del rey, además de arpas y liras para los músicos. Nunca llegó semejante madera de sándalo ni se ha visto hasta el día de hoy.

13 El rey Salomón dio a la reina de Saba todo lo que ella quiso pedirle, además de lo que le dio conforme a la generosidad real de Salomón. Entonces ella se volvió y regresó a su tierra, con sus servidores.

Esplendor y sabiduría de Salomón

14 El peso del oro que le llegaba a Salomón cada año era de veintiún mil kilos, 15 aparte del de los mercaderes, de los negocios de los comerciantes, de todos los reyes de Arabia y de los gobernadores del país.

16 El rey Salomón hizo doscientos escudos grandes de oro trabajado. En cada escudo empleó seis y medio kilos de oro. 17 También hizo otros trescientos escudos pequeños de oro trabajado. En cada escudo empleó un kilo y medio de oro. Y el rey los puso en la Casa del Bosque del Líbano.

18 El rey también hizo un gran trono de marfil y lo recubrió de oro refinado. 19 El trono tenía seis gradas, y la parte alta del respaldo era redonda. A ambos lados del asiento tenía soportes para los brazos, y junto a los brazos había dos leones de pie. 20 Había también doce leones de pie, uno a cada lado de las seis gradas. Jamás se hizo algo semejante para ningún reino.

21 Todos los vasos de beber del rey Salomón eran de oro, y toda la vajilla de la Casa del Bosque del Líbano era de oro fino. Nada era de plata, pues en los días de Salomón esta no era estimada para nada. 22 Porque el rey tenía en el mar la flota de Tarsis con la flota de Hiram; y una vez cada tres años venía la flota de Tarsis trayendo oro, plata, marfil, monos y pavos reales.

23 El rey Salomón superaba a todos los reyes de la tierra en riquezas y en sabiduría. 24 Y toda la tierra procuraba estar en la presencia de Salomón para oír la sabiduría que Dios había puesto en su corazón. 25 Año tras año cada uno de ellos le llevaba su presente: objetos de plata, objetos de oro, vestiduras, armas, perfumes, caballos y mulos.

26 Salomón también acumuló carros y jinetes. Tenía mil cuatrocientos carros y doce mil jinetes, que puso en las ciudades de los carros, y en Jerusalén junto al rey.

27 El rey hizo que la plata fuera tan común en Jerusalén como las piedras, y que el cedro fuera tan abundante como los sicómoros que hay en la Sefela.

28 Los caballos de Salomón provenían de Egipto y de Coa. Los mercaderes del rey los adquirían en Coa al contado. 29 Cada carro que era importado de Egipto costaba seis kilos y medio de plata; y cada caballo, un kilo y medio. Y así los exportaban por medio de ellos, a todos los reyes de los heteos y a los reyes de Siria.

Salomón se desvía del SEÑOR

11 Pero el rey Salomón amó, además de la hija del faraón, a muchas otras mujeres extranjeras: moabitas, amonitas, edomitas, sidonias y heteas; de los pueblos de los que el SEÑOR había dicho a los hijos de Israel: “No se unan a ellos ni ellos se unan a ustedes, no sea que hagan desviar sus corazones tras sus dioses”. A estas Salomón se apegó con amor. Tuvo setecientas mujeres reinas y trescientas concubinas. Y sus mujeres hicieron que se desviara su corazón.

Y sucedió que cuando Salomón era ya anciano, sus mujeres hicieron que su corazón se desviara tras otros dioses. Su corazón no fue íntegro para con el SEÑOR su Dios, como el corazón de su padre David. Porque Salomón siguió a Astarte, diosa de los sidonios, y a Moloc[a], ídolo detestable de los amonitas. Salomón hizo lo malo ante los ojos del SEÑOR y no siguió plenamente al SEÑOR como su padre David. Entonces Salomón edificó un lugar alto a Quemós, ídolo detestable de Moab, en el monte que está frente a Jerusalén, y a Moloc, ídolo detestable de los hijos de Amón. Y así hizo para todas sus mujeres extranjeras, las cuales quemaban incienso y ofrecían sacrificios a sus dioses.

El SEÑOR se indignó contra Salomón, porque su corazón se había desviado del SEÑOR Dios de Israel, que se le había aparecido dos veces 10 y le había mandado acerca de esto, que no siguiera a otros dioses. Pero él no guardó lo que el SEÑOR le había mandado. 11 Entonces el SEÑOR dijo a Salomón: “Por cuanto ha habido esto en ti y no has guardado mi pacto y mis estatutos que yo te mandé, ciertamente arrancaré de ti el reino y lo entregaré a un servidor tuyo. 12 Pero por amor a tu padre David, no lo haré en tus días; lo arrancaré de la mano de tu hijo. 13 Sin embargo, no arrancaré todo el reino, sino que daré a tu hijo una tribu, por amor a mi siervo David y por amor a Jerusalén, que yo he elegido”.

Hadad y Rezón, adversarios de Salomón

14 Entonces el SEÑOR levantó un adversario a Salomón: Hadad el edomita, de la descendencia real en Edom. 15 Sucedió que cuando David estuvo en Edom, Joab, jefe del ejército, subió a enterrar a los muertos y mató a todos los varones de Edom. 16 (Porque Joab había permanecido allí seis meses, con todo Israel, hasta que exterminaron a todos los varones de Edom). 17 Pero Hadad huyó con algunos hombres edomitas de los servidores de su padre, y se fue a Egipto. Entonces Hadad era un muchacho pequeño. 18 Partieron de Madián, fueron a Parán, tomaron consigo a algunos hombres de Parán y se fueron a Egipto, al faraón rey de Egipto, quien le dio casa, le prometió alimentos y le dio tierras. 19 Hadad halló gran favor ante los ojos del faraón, quien le dio por mujer a la hermana de su esposa, la hermana de la reina Tajpenes. 20 La hermana de Tajpenes le dio a luz a su hijo Genubat, al cual destetó Tajpenes en la casa del faraón. Genubat estaba en la casa del faraón, entre los hijos del faraón.

21 Hadad oyó en Egipto que David había reposado con sus padres y que Joab, el jefe del ejército, había muerto. Entonces Hadad dijo al faraón:

—Déjame ir, para que regrese a mi tierra.

22 El faraón le preguntó:

—Pero, ¿qué te falta conmigo, para que procures irte a tu tierra?

Él respondió:

—Nada, pero de todas maneras déjame ir.

23 Dios también le levantó como adversario a Rezón hijo de Eliada, quien había huido de su señor Hadad-ezer, rey de Soba. 24 Cuando David mató a los de Soba[b], aquel reunió gente alrededor de sí y se hizo jefe de una banda armada. Después se fueron a Damasco y habitaron allí, y reinaron en Damasco. 25 Fue adversario de Israel todos los días de Salomón, además del mal que hacía Hadad; fue hostil a Israel y reinó sobre Siria.

Jeroboam se rebela contra Salomón

26 También Jeroboam hijo de Nabat, servidor de Salomón, efrateo de Zereda, se rebeló contra el rey. Su madre era una mujer viuda llamada Zerúa. 27 Estas son las circunstancias en las que se rebeló contra el rey: Salomón estaba edificando el Milo y cerró la brecha de la muralla de la Ciudad de David, su padre. 28 Este Jeroboam era hombre valeroso. Salomón vio que el joven era eficiente y lo puso a cargo de todo el trabajo forzado de la casa de José.

29 Aconteció en aquel tiempo que Jeroboam salió de Jerusalén, y el profeta Ajías de Silo lo encontró en el camino. Este estaba cubierto con un manto nuevo, y los dos estaban solos en el campo. 30 Entonces Ajías tomó el manto nuevo que llevaba sobre sí, lo rasgó en doce pedazos, 31 y dijo a Jeroboam: “Toma para ti diez pedazos, porque así ha dicho el SEÑOR Dios de Israel: ‘He aquí, yo arranco el reino de la mano de Salomón, y a ti te daré diez tribus. 32 Pero él tendrá una tribu por amor a mi siervo David y por amor a Jerusalén, la ciudad que yo he elegido de entre todas las tribus de Israel. 33 Porque me han dejado y han adorado a Astarte, diosa de los sidonios; a Quemós, dios de Moab; y a Moloc[c], dios de los hijos de Amón. No han andado en mis caminos para hacer lo recto ante mis ojos y guardar mis estatutos y mis decretos, como su padre David.

34 “‘Pero no quitaré de su mano todo el reino, porque lo he puesto como gobernante todos los días de su vida, por amor a mi siervo David, al cual yo elegí, y el cual guardó mis mandamientos y mis estatutos. 35 Pero quitaré el reino de mano de su hijo y a ti te daré las diez tribus. 36 Sin embargo, a su hijo le daré una tribu, para que mi siervo David tenga en él una lámpara delante de mí continuamente en Jerusalén, la ciudad que yo me he elegido para poner allí mi nombre.

37 “‘Yo, pues, te tomaré a ti, y reinarás en todo lo que desee tu alma, y serás rey de Israel. 38 Y sucederá que si obedeces todo lo que te mande, y andas en mis caminos y haces lo recto ante mis ojos, guardando mis estatutos y mis mandamientos como hizo mi siervo David, yo estaré contigo y te edificaré una casa estable como se la edifiqué a David, y te entregaré Israel. 39 Afligiré a la descendencia de David por causa de esto, pero no para siempre’”.

40 Salomón procuró matar a Jeroboam; pero Jeroboam se levantó, huyó a Egipto, a Sisac rey de Egipto, y estuvo allí hasta la muerte de Salomón.

Muerte de Salomón

41 Los demás hechos de Salomón, todas las cosas que hizo y su sabiduría, ¿no están escritos en el libro de los hechos de Salomón? 42 El tiempo que reinó Salomón en Jerusalén sobre todo Israel fue de cuarenta años. 43 Salomón reposó con sus padres, y fue sepultado en la Ciudad de David, su padre. Y su hijo Roboam reinó en su lugar.

Lucas 21:20-38

La destrucción de Jerusalén

20 »Cuando vean a Jerusalén sitiada por ejércitos, sepan entonces que ha llegado su destrucción. 21 Entonces, los que estén en Judea huyan a los montes; los que estén en medio de la ciudad salgan; y los que estén en los campos no entren en ella. 22 Porque estos son días de venganza, para que se cumplan todas las cosas que están escritas.

23 »¡Ay de las que estén embarazadas y de las que críen en aquellos días! Porque habrá grande calamidad sobre la tierra e ira sobre este pueblo. 24 Caerán a filo de espada y serán llevados cautivos a todas las naciones. Jerusalén será pisoteada por los gentiles hasta que se cumplan los tiempos de los gentiles.

La venida del Hijo del Hombre

25 »Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas. Y en la tierra habrá angustia de las naciones por la confusión ante el rugido del mar y del oleaje. 26 Los hombres se desmayarán a causa del terror y de la expectativa de las cosas que sobrevendrán al mundo habitado, porque los poderes de los cielos serán sacudidos.

27 »Entonces verán al Hijo del Hombre viniendo en una nube[a] con poder y gran gloria. 28 Cuando estas cosas comiencen a suceder, miren y levanten su cabeza porque su redención está cerca.

Parábola de la higuera

29 Y les dijo una parábola:

—Miren la higuera y todos los árboles. 30 Cuando ven que ya brotan, ustedes entienden que el verano ya está cerca. 31 Así también ustedes, cuando vean que suceden estas cosas, sepan que el reino de Dios está cerca. 32 De cierto les digo que no pasará esta generación hasta que todo suceda. 33 El cielo y la tierra pasarán pero mis palabras no pasarán.

34 »Miren por ustedes, que sus corazones no estén cargados de glotonería, de embriaguez y de las preocupaciones de esta vida, y que aquel día venga sobre ustedes de repente como una trampa; 35 porque vendrá sobre todos los que habitan sobre la superficie de toda la tierra. 36 Velen, pues, en todo tiempo, orando para que tengan fuerzas[b] para escapar de todas estas cosas que han de suceder, y puedan estar en pie delante del Hijo del Hombre.

37 Pasaba los días enseñando en el templo y saliendo al anochecer permanecía en el monte que se llama de los Olivos. 38 Y todo el pueblo venía a él desde temprano para oírlo en el templo.

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

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