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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Reina-Valera 1995 (RVR1995)
Version
Deuteronomio 3

Israel derrota a Og, rey de Basán(A)

»Volvimos, pues, y subimos camino de Basán. Entonces Og, rey de Basán, nos salió al encuentro con todo su pueblo para pelear en Edrei.

»Pero me dijo Jehová: “No tengas temor de él, porque en tus manos lo he entregado junto con todo su pueblo y su tierra. Harás con él como hiciste con Sehón, el rey amorreo que habitaba en Hesbón.”

»Jehová, nuestro Dios, entregó también en nuestras manos a Og, rey de Basán, y a todo su pueblo, al cual derrotamos hasta acabar con todos. Tomamos entonces todas sus ciudades. No quedó ciudad que no les tomáramos: sesenta ciudades, toda la tierra de Argob, del reino de Og en Basán. Todas estas eran ciudades fortificadas con muros altos, con puertas y barras, sin contar otras muchas ciudades sin muro. Y las destinamos al exterminio, como hicimos a Sehón, rey de Hesbón, matando en cada ciudad a hombres, mujeres y niños. Pero nos quedamos con todo el ganado y los despojos de las ciudades.

»También tomamos en aquel tiempo la tierra desde el arroyo Arnón hasta el monte Hermón de manos de los dos reyes amorreos que estaban a este lado del Jordán (los sidonios llaman a Hermón, Sirión, y los amorreos, Senir): 10 todas las ciudades de la llanura, todo Galaad y todo Basán, hasta Salca y Edrei, ciudades del reino de Og en Basán. 11 Og, el rey de Basán, era el único que quedaba de los gigantes. Su cama, una cama de hierro, ¿no está en Rabá de los hijos de Amón? Nueve codos mide de largo y cuatro codos de ancho, según el codo de un hombre.

Rubén, Gad y la media tribu de Manasés se establecen al oriente del Jordán(B)

12 »Esta tierra que heredamos en aquel tiempo, desde Aroer, que está junto al arroyo Arnón, hasta la mitad de los montes de Galaad con sus ciudades, la di a los rubenitas y a los gaditas. 13 El resto de Galaad y todo Basán, del reino de Og: toda la tierra de Argob, que se llamaba la tierra de los gigantes, lo di a la media tribu de Manasés. 14 Jair hijo de Manasés tomó toda la tierra de Argob hasta el límite con Gesur y Maaca, y le puso el nombre que aún conserva: Basán-havot-jair. 15 Galaad se lo di a Maquir. 16 A los rubenitas y gaditas les di desde Galaad hasta el arroyo Arnón —con la mitad del valle como límite—, y hasta el arroyo Jaboc, el cual sirve de límite a los hijos de Amón; 17 y también el Arabá, con el Jordán como límite desde Cineret hasta el mar del Arabá, el Mar Salado, al pie de las laderas del Pisga, al oriente.

18 »Entonces os dije: “Jehová, vuestro Dios, os ha dado esta tierra como heredad; pero iréis armados todos los valientes delante de vuestros hermanos, los hijos de Israel. 19 Solamente vuestras mujeres, vuestros hijos y vuestros ganados (yo sé que tenéis mucho ganado), quedarán en las ciudades que os he dado, 20 hasta que Jehová dé reposo a vuestros hermanos, así como a vosotros, y hereden ellos también la tierra que Jehová, vuestro Dios, les da al otro lado del Jordán. Entonces os volveréis cada uno a la heredad que yo os he dado.”

21 »Ordené también a Josué en aquel tiempo: “Tus ojos vieron todo lo que Jehová, vuestro Dios, ha hecho a aquellos dos reyes; así hará Jehová a todos los reinos por donde tú pasarás. 22 No los temáis, porque Jehová, vuestro Dios, es el que pelea por vosotros.”

Moisés no entrará en Canaán

23 »En aquel tiempo oré a Jehová y le dije: 24 “Señor Jehová, tú has comenzado a mostrar a tu siervo tu grandeza y tu mano poderosa; porque ¿qué dios hay en el cielo o en la tierra que haga obras y proezas como las tuyas? 25 Pase yo, te ruego, y vea aquella tierra buena que está más allá del Jordán, aquel buen monte y el Líbano”. 26 Pero Jehová se había enojado contra mí a causa de vosotros, por lo cual no me escuchó, sino que me dijo: “¡Basta!, no me hables más de este asunto. 27 Sube a la cumbre del Pisga y alza tus ojos hacia el oeste, el norte, el sur y el este, y mira con tus propios ojos, porque no pasarás el Jordán. 28 Instruye a Josué, anímalo y fortalécelo, porque él ha de pasar delante de este pueblo, y él les entregará la tierra que verás.”

29 »Y nos quedamos en el valle, enfrente de Bet-peor.

Salmos 85

Súplica por la misericordia de Dios sobre Israel

Al músico principal. Salmo para los hijos de Coré

85 Fuiste propicio a tu tierra, Jehová;
volviste la cautividad de Jacob.
Perdonaste la maldad de tu pueblo;
todos los pecados de ellos cubriste. Selah
Reprimiste todo tu enojo;
te apartaste del ardor de tu ira.

Restáuranos, Dios de nuestra salvación,
y haz cesar tu ira contra nosotros.
¿Estarás enojado contra nosotros para siempre?
¿Extenderás tu ira de generación en generación?
¿No volverás a darnos vida,
para que tu pueblo se regocije en ti?
¡Muéstranos, Jehová, tu misericordia
y danos tu salvación!

Escucharé lo que hablará Jehová Dios,
porque hablará paz a su pueblo y a sus santos,
para que no se vuelvan a la locura.
Ciertamente cercana está su salvación a los que lo temen,
para que habite la gloria en nuestra tierra.

10 La misericordia y la verdad se encontraron;
la justicia y la paz se besaron.
11 La verdad brotará de la tierra
y la justicia mirará desde los cielos.
12 Jehová dará también el bien
y nuestra tierra dará su fruto.
13 La justicia irá delante de él
y sus pasos nos pondrá por camino.

Isaías 31

Los egipcios, hombres y no dioses

31 ¡Ay de los que descienden a Egipto en busca de ayuda,
confían en los caballos
y ponen su esperanza en los carros,
porque son muchos,
y en los jinetes, porque son valientes;
pero no miran al Santo de Israel
ni buscan a Jehová!
Pero él también es sabio,
traerá el mal y no retirará sus palabras.
Se levantará, pues, contra la casa de los malignos
y contra el auxilio de los que hacen iniquidad.
Los egipcios son hombres y no Dios;
sus caballos, carne y no espíritu;
de manera que al extender Jehová su mano,
caerá el ayudador
y caerá el ayudado.
Todos ellos desfallecerán a una.

Jehová me habló de esta manera:
«Como al león
o al cachorro de león que ruge sobre la presa
no lo espantan las voces
de una cuadrilla de pastores que se reúne contra él,
ni se acobarda por el tropel de ellos,
así Jehová de los ejércitos descenderá a pelear
sobre el monte Sión y sobre su collado.
Como las aves que vuelan,
así amparará Jehová de los ejércitos a Jerusalén,
amparando, librando, preservando y salvando.»

¡Volved a aquel
contra quien se rebelaron gravemente
los hijos de Israel!
Porque en aquel día
arrojará el hombre sus ídolos de plata y sus ídolos de oro,
que para vosotros han hecho vuestras manos pecadoras.
Entonces caerá Asiria por espada no de varón;
la consumirá espada no de hombre.
Y aun si escapa de la presencia de la espada,
sus jóvenes serán tributarios.
De miedo huirá su fortaleza
y sus príncipes, con pavor,
dejarán sus banderas,
dice Jehová,
cuyo fuego está en Sión
y su horno en Jerusalén.

Apocalipsis 1

La revelación de Jesucristo

La revelación de Jesucristo, que Dios le dio para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto. La declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan, el cual ha dado testimonio de la palabra de Dios, del testimonio de Jesucristo y de todas las cosas que ha visto. Bienaventurado el que lee y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas, porque el tiempo está cerca.

Salutaciones a las siete iglesias

Juan, a las siete iglesias que están en Asia: Gracia y paz a vosotros de parte del que es y que era y que ha de venir, de los siete espíritus que están delante de su trono, y de Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de los muertos y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos ama, nos ha lavado de nuestros pecados con su sangre y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre, a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén.

He aquí que viene con las nubes:
Todo ojo lo verá, y los que lo traspasaron;
y todos los linajes de la tierra se lamentarán por causa de él.
Sí, amén.

«Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin», dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso.

Una visión del Hijo del hombre

Yo, Juan, vuestro hermano y compañero en la tribulación, en el reino y en la perseverancia de Jesucristo, estaba en la isla llamada Patmos, por causa de la palabra de Dios y del testimonio de Jesucristo. 10 Estando yo en el Espíritu en el día del Señor oí detrás de mí una gran voz, como de trompeta, 11 que decía: «Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último. Escribe en un libro lo que ves y envíalo a las siete iglesias que están en Asia: a Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea.»

12 Me volví para ver la voz que hablaba conmigo. Y vuelto, vi siete candelabros de oro, 13 y en medio de los siete candelabros a uno semejante al Hijo del hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y tenía el pecho ceñido con un cinto de oro. 14 Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos, como llama de fuego. 15 Sus pies eran semejantes al bronce pulido, refulgente como en un horno, y su voz como el estruendo de muchas aguas. 16 En su diestra tenía siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos y su rostro era como el sol cuando resplandece con toda su fuerza.

17 Cuando lo vi, caí a sus pies como muerto. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: «No temas. Yo soy el primero y el último, 18 el que vive. Estuve muerto, pero vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades. 19 Escribe, pues, las cosas que has visto, las que son y las que han de ser después de éstas. 20 Respecto al misterio de las siete estrellas que has visto en mi diestra, y de los siete candelabros de oro: las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias, y los siete candelabros que has visto son las siete iglesias.

Reina-Valera 1995 (RVR1995)

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