Print Page Options
Previous Prev Day Next DayNext

M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Reina-Valera 1995 (RVR1995)
Version
Números 8

Aarón enciende las lámparas

Habló Jehová a Moisés y le dijo: «Habla a Aarón y dile: Cuando enciendas las lámparas, las siete lámparas del candelabro alumbrarán hacia adelante.» Aarón lo hizo así: colocó las lámparas en la parte anterior del candelabro, tal como Jehová lo mandó a Moisés. El candelabro estaba hecho de oro labrado a martillo; desde el pie hasta las flores era labrado a martillo. Conforme al modelo que Jehová le mostró a Moisés, así hizo el candelabro.

Consagración de los levitas

Jehová habló a Moisés y le dijo: «Aparta a los levitas de entre los demás hijos de Israel, y haz expiación por ellos. Así harás para purificarlos: Rocía sobre ellos el agua de la expiación y haz pasar la navaja por todo su cuerpo; ellos lavarán sus vestidos y así quedarán purificados. Luego tomarán un novillo, con su ofrenda de flor de harina amasada con aceite, y tú tomarás otro novillo para la expiación. Harás que los levitas se acerquen al Tabernáculo de reunión, y reunirás a toda la congregación de los hijos de Israel. 10 Cuando hayas acercado a los levitas a la presencia de Jehová, pondrán los hijos de Israel sus manos sobre los levitas. 11 Entonces presentará Aarón a los levitas delante de Jehová como ofrenda de los hijos de Israel, y servirán en el ministerio de Jehová. 12 Después los levitas pondrán sus manos sobre las cabezas de los novillos: uno lo ofrecerás como expiación y el otro como holocausto a Jehová, para hacer expiación por los levitas. 13 Colocarás luego a los levitas delante de Aarón y de sus hijos, y los presentarás como ofrenda a Jehová. 14 Así apartarás a los levitas de entre los hijos de Israel, y serán míos los levitas. 15 Después de eso vendrán los levitas a ministrar en el Tabernáculo de reunión. Serán purificados y los presentarás como una ofrenda. 16 Porque enteramente me son dedicados a mí los levitas de entre los hijos de Israel, en lugar de todo primer nacido; los he tomado para mí en lugar de los primogénitos de todos los hijos de Israel. 17 Porque mío es todo primogénito de entre los hijos de Israel, así de hombres como de animales; desde el día en que yo herí a todo primogénito en la tierra de Egipto, los santifiqué para mí. 18 Y he tomado a los levitas en lugar de todos los primogénitos de los hijos de Israel. 19 Yo he dado los levitas, como un don, a Aarón y a sus hijos, de entre los hijos de Israel, para que ejerzan el ministerio de los hijos de Israel en el Tabernáculo de reunión, y reconcilien a los hijos de Israel, y no haya plaga entre los hijos de Israel cuando se acerquen al santuario.»

20 Moisés, Aarón y toda la congregación de los hijos de Israel hicieron con los levitas conforme a todas las cosas que mandó Jehová a Moisés acerca de los levitas; así hicieron con ellos los hijos de Israel. 21 Los levitas se purificaron y lavaron sus vestidos. Luego Aarón los presentó como ofrenda delante de Jehová, e hizo expiación por ellos para purificarlos. 22 Después de esto, los levitas fueron para ejercer su ministerio en el Tabernáculo de reunión delante de Aarón y delante de sus hijos. De la manera que mandó Jehová a Moisés acerca de los levitas, así hicieron con ellos.

23 Luego habló Jehová a Moisés diciendo: 24 «Los levitas de veinticinco años para arriba entrarán a ejercer su ministerio en el servicio del Tabernáculo de reunión. 25 Pero desde los cincuenta años dejarán de ejercer su ministerio, y nunca más lo ejercerán. 26 Servirán con sus hermanos en el Tabernáculo de reunión, para hacer la guardia, pero no servirán en el ministerio. Así harás con los levitas en cuanto a su ministerio.»

Salmos 44

Liberaciones pasadas y pruebas presentes

Al músico principal. Masquil de los hijos de Coré

44 Con nuestros oídos, Dios, hemos oído,
nuestros padres nos han contado
la obra que hiciste en sus días,
en los tiempos antiguos.
Tú con tu mano echaste las naciones
y los plantaste a ellos;
afligiste a los pueblos
y los arrojaste,
pues no se apoderaron de la tierra por su espada,
ni su brazo los libró;
sino tu diestra, tu brazo, y la luz de tu rostro,
porque te complaciste en ellos.

Tú, Dios, eres mi rey;
¡manda salvación a Jacob!
Por medio de ti sacudiremos a nuestros enemigos;
en tu nombre hollaremos a nuestros adversarios,
porque no confiaré en mi arco
ni mi espada me salvará,
pues tú nos has guardado de nuestros enemigos,
has avergonzado a los que nos aborrecían.
¡En Dios nos gloriaremos todo el tiempo
y por siempre alabaremos tu nombre! Selah

Pero nos has desechado, nos has hecho avergonzar,
y ya no sales con nuestros ejércitos.
10 Nos hiciste retroceder delante del enemigo
y nos saquean para sí los que nos aborrecen.
11 Nos entregas como ovejas al matadero
y nos has esparcido entre las naciones.
12 Has vendido a tu pueblo de balde;
¡no exigiste ningún precio!

13 Nos has hecho objeto de afrenta de nuestros vecinos;
nos pones por escarnio y por burla de los que nos rodean.
14 Nos pusiste por proverbio entre las naciones;
todos al vernos menean la cabeza.
15 Cada día mi vergüenza está delante de mí
y la confusión cubre mi rostro
16 por la voz del que me vitupera y me deshonra,
por razón del enemigo y del vengativo.

17 Todo esto nos ha venido, y no nos hemos olvidado de ti
ni hemos faltado a tu pacto.
18 No se ha vuelto atrás nuestro corazón
ni se han apartado de tus caminos nuestros pasos,
19 para que nos arrojaras al lugar de los chacales
y nos cubrieras con la sombra de la muerte.

20 Si nos hubiéramos olvidado del nombre de nuestro Dios
o alzado nuestras manos hacia un dios ajeno,
21 ¿no lo descubriría Dios?,
pues él conoce los secretos del corazón.
22 Pero por causa de ti nos matan cada día;
somos contados como ovejas para el matadero.

23 ¡Despierta! ¿Por qué duermes, Señor?
¡Despierta! No te alejes para siempre.
24 ¿Por qué escondes tu rostro,
y te olvidas de nuestra aflicción y de la opresión nuestra?
25 Porque nuestra alma está agobiada hasta el polvo
y nuestro cuerpo está postrado hasta la tierra,
26 ¡levántate para ayudarnos
y redímenos por causa de tu misericordia!

Cantares 6

Los dos enamorados

Coro

¿A dónde se ha ido tu amado,
tú, la más hermosa entre las mujeres?
¿A dónde se dirigió tu amado,
y lo buscaremos contigo?

La esposa

Mi amado ha bajado a su jardín,
a las eras de las especias,
a apacentar en los huertos
y recoger los lirios.

¡Yo soy de mi amado, y mi amado es mío!
Él apacienta entre los lirios.

El esposo

Amada mía, eres bella como Tirsa,
deseable como Jerusalén,
imponente como ejércitos en orden de batalla.
¡Aparta tus ojos de mí,
pues me subyugan!

Tu cabello es como manada de cabras
que bajan retozando las laderas de Galaad.
Tus dientes, como manada de ovejas
que suben del baño,
ninguna estéril,
todas con crías gemelas.
Tus mejillas,
como gajos de granada detrás de tu velo.

Sesenta son las reinas,
ochenta las concubinas,
y las jóvenes, sin número;
mas única y perfecta es la paloma mía,
la única de su madre,
la escogida de quien la dio a luz.
Las jóvenes la vieron
y la llamaron «bienaventurada»;
la alabaron las reinas y las concubinas.

Coro

10 «¿Quién es ésta, que se muestra como el alba,
hermosa como la luna,
radiante como el sol,
imponente como ejércitos en orden de batalla?»

La esposa

11 Bajé al huerto de los nogales
a ver los frutos del valle,
a ver si brotaban las vides
y florecían los granados.
12 Luego, antes de darme cuenta, mi alma me puso
entre los carros de Aminadab.

Coro

13 ¡Vuelve, vuelve, sulamita!
¡Vuelve, vuelve, que te veamos!

La esposa

¿Qué miráis en la sulamita?

Coro

Que danza, como en los campamentos.

Hebreos 6

Por tanto, dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección, no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas, de la fe en Dios, de la doctrina de bautismos, de la imposición de manos, de la resurrección de los muertos y del juicio eterno. Y esto haremos, si Dios en verdad lo permite.

Es imposible que los que una vez fueron iluminados, gustaron del don celestial, fueron hechos partícipes del Espíritu Santo y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del mundo venidero, y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndolo a la burla. La tierra que bebe la lluvia que muchas veces cae sobre ella, y produce hierba provechosa a aquellos por los cuales es labrada, recibe bendición de Dios; pero la que produce espinos y abrojos es reprobada, está próxima a ser maldecida y su fin es ser quemada.

Pero en cuanto a vosotros, amados, estamos persuadidos de cosas mejores, pertenecientes a la salvación, aunque hablamos así, 10 porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndolos aún. 11 Pero deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin, para plena certeza de la esperanza, 12 a fin de que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas.

13 Cuando Dios hizo la promesa a Abraham, no pudiendo jurar por otro mayor, juró por sí mismo 14 diciendo: «De cierto te bendeciré con abundancia y te multiplicaré grandemente.» 15 Y habiendo esperado con paciencia, alcanzó la promesa. 16 Los hombres ciertamente juran por uno mayor que ellos, y para ellos el fin de toda controversia es el juramento para confirmación. 17 Por lo cual, queriendo Dios mostrar más abundantemente a los herederos de la promesa la inmutabilidad de su consejo, interpuso juramento, 18 para que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros. 19 La cual tenemos como segura y firme ancla del alma, y que penetra hasta dentro del velo, 20 donde Jesús entró por nosotros como precursor, hecho Sumo sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec.

Reina-Valera 1995 (RVR1995)

Copyright © 1995 by United Bible Societies