Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
99 ¡El Señor es rey!
¡Que tiemblen las naciones!
Está sentado en su trono, entre los querubines.
¡Que se estremezca toda la tierra!
2 El Señor se sienta con majestad en Jerusalén,[a]
exaltado sobre todas las naciones.
3 Que ellas alaben tu nombre grande y temible.
¡Tu nombre es santo!
4 Rey poderoso, amante de la justicia,
tú has establecido la imparcialidad.
Has actuado con justicia
y con rectitud en todo Israel.[b]
5 ¡Exalten al Señor nuestro Dios!
¡Póstrense ante sus pies porque él es santo!
6 Moisés y Aarón estaban entre sus sacerdotes;
Samuel también invocó su nombre.
Clamaron al Señor por ayuda,
y él les respondió.
7 Habló a Israel desde la columna de nube,
y los israelitas siguieron las leyes y los decretos que les dio.
8 Oh Señor nuestro Dios, tú les respondiste;
para ellos fuiste Dios perdonador,
pero los castigaste cuando se desviaron.
9 Exalten al Señor nuestro Dios
y adoren en su monte santo, en Jerusalén,
¡porque el Señor nuestro Dios es santo!
Dedicación del templo
54 Cuando Salomón terminó de elevar estas oraciones y peticiones al Señor, se puso de pie frente al altar del Señor, donde estaba arrodillado con las manos levantadas al cielo. 55 De pie bendijo en voz alta a toda la congregación de Israel diciendo:
56 «Alabado sea el Señor, quien ha dado descanso a su pueblo Israel, tal como lo prometió. No ha faltado ni una sola palabra de todas las promesas maravillosas que hizo mediante su siervo Moisés. 57 Que el Señor nuestro Dios esté con nosotros como estuvo con nuestros antepasados; que nunca nos deje ni nos abandone. 58 Que ponga en nosotros el deseo de hacer su voluntad en todo y de obedecer todos los mandatos, los decretos y las ordenanzas que dio a nuestros antepasados. 59 Y que esta oración que hice en la presencia del Señor esté delante de él continuamente, de día y de noche, para que el Señor nuestro Dios haga justicia conmigo y con su pueblo Israel, según las necesidades de cada día. 60 Entonces gente de todo el mundo sabrá que el Señor es el único Dios y que no hay otro. 61 Que ustedes sean totalmente fieles al Señor nuestro Dios; que siempre obedezcan sus decretos y mandatos, tal como lo están haciendo hoy».
62 Luego el rey y todo Israel junto con él ofrecieron sacrificios al Señor. 63 Salomón presentó al Señor una ofrenda de paz de veintidós mil cabezas de ganado y ciento veinte mil ovejas y cabras. Así el rey y todo el pueblo de Israel dedicaron el templo del Señor.
64 Ese mismo día, el rey consagró la parte central del atrio que está delante del templo del Señor. Allí presentó las ofrendas quemadas, las ofrendas de grano y la grasa de las ofrendas de paz, porque el altar de bronce que está en la presencia del Señor era demasiado pequeño para tantas ofrendas quemadas, ofrendas de grano y la grasa de las ofrendas de paz.
65 Entonces Salomón y todo Israel celebraron el Festival de las Enramadas[a] en presencia del Señor nuestro Dios. Se había reunido una gran multitud desde lugares tan lejanos como Lebo-hamat, en el norte, y el arroyo de Egipto, en el sur. La celebración continuó catorce días en total: siete días para la dedicación del altar y siete días para el Festival de las Enramadas.[b]
31 »Él vino de lo alto y es superior a cualquier otro. Nosotros somos de la tierra y hablamos de cosas terrenales, pero él vino del cielo y es superior a todos.[a] 32 Él da testimonio de lo que ha visto y oído, ¡pero qué pocos creen en lo que les dice! 33 Todo el que acepta su testimonio puede confirmar que Dios es veraz. 34 Pues él es enviado por Dios y habla las palabras de Dios, porque Dios le da el Espíritu sin límites. 35 El Padre ama a su Hijo y ha puesto todo en sus manos. 36 Los que creen en el Hijo de Dios tienen vida eterna. Los que no obedecen al Hijo nunca tendrán vida eterna, sino que permanecen bajo la ira del juicio de Dios.
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