Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Salmo de David. Cántico para la dedicación del templo.
30 Te exaltaré, Señor, porque me rescataste;
no permitiste que mis enemigos triunfaran sobre mí.
2 Oh Señor mi Dios, clamé a ti por ayuda,
y me devolviste la salud.
3 Me levantaste de la tumba,[a] oh Señor;
me libraste de caer en la fosa de la muerte.
4 ¡Canten al Señor, ustedes los justos!
Alaben su santo nombre.
5 Pues su ira dura solo un instante,
¡pero su favor perdura toda una vida!
El llanto podrá durar toda la noche,
pero con la mañana llega la alegría.
6 Cuando yo tenía prosperidad, decía:
«¡Ahora nada puede detenerme!».
7 Tu favor, oh Señor, me hizo tan firme como una montaña;
después te apartaste de mí, y quedé destrozado.
8 A ti clamé, oh Señor.
Le supliqué al Señor que tuviera misericordia, diciéndole:
9 «¿Qué ganarás si me muero,
si me hundo en la tumba?
¿Acaso podrá mi polvo alabarte?
¿Podrá hablar de tu fidelidad?
10 Escúchame, Señor, y ten misericordia de mí;
ayúdame, oh Señor».
11 Tú cambiaste mi duelo en alegre danza;
me quitaste la ropa de luto y me vestiste de alegría,
12 para que yo te cante alabanzas y no me quede callado.
Oh Señor mi Dios, ¡por siempre te daré gracias!
Sara recibe la promesa de un hijo
18 El Señor se le apareció otra vez a Abraham cerca del robledo que pertenecía a Mamre. Un día, Abraham estaba sentado en la entrada de su carpa a la hora más calurosa del día. 2 Entonces levantó la vista y vio a tres hombres de pie cerca de allí. Cuando los vio, corrió a recibirlos, y se inclinó hasta el suelo en señal de bienvenida.
3 —Mi señor—dijo él—, si le agrada, deténgase aquí un rato. 4 Descansen bajo la sombra de este árbol mientras les traen agua para lavarse los pies. 5 Ya que han honrado a su siervo con esta visita, permítanme prepararles comida para que recobren fuerzas antes de continuar su viaje.
—Está bien—dijeron ellos—. Haz lo que dijiste.
6 Entonces Abraham volvió corriendo a la carpa y le dijo a Sara: «¡Apresúrate! Toma tres medidas abundantes[a] de la mejor harina que tengas, amásala y hornea pan». 7 Luego Abraham corrió hacia el rebaño, escogió un becerro tierno y se lo dio a su siervo, quien lo preparó con rapidez. 8 Cuando la comida estuvo lista, Abraham tomó yogur[b] y leche junto con la carne asada, y sirvió la comida a los hombres. Mientras ellos comían, Abraham los atendía bajo la sombra de los árboles.
12 Luego Jesús se dirigió al anfitrión: «Cuando ofrezcas un almuerzo o des un banquete—le dijo—, no invites a tus amigos, hermanos, parientes y vecinos ricos. Pues ellos también te invitarán a ti, y esa será tu única recompensa. 13 Al contrario, invita al pobre, al lisiado, al cojo y al ciego. 14 Luego, en la resurrección de los justos, Dios te recompensará por invitar a los que no podían devolverte el favor».
La Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, © Tyndale House Foundation, 2010. Todos los derechos reservados.