Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Salmo 5
Señor, por la mañana escuchas mi voz
5 Al maestro del coro; con flautas. Salmo de David.
2 Señor, escucha mis palabras, atiende mi queja;
3 Rey mío, Dios mío, oye mi grito de socorro,
que a ti dirijo mi ruego.
4 Señor, por la mañana escuchas mi súplica;
de madrugada ante ti la presento
y me quedo esperando.
5 No eres un Dios que desee la maldad,
en ti no encuentra refugio el malvado.
6 No resisten tu mirada los necios,
odias a los malhechores,
7 aniquilas a los mentirosos;
al cruel y al traidor, el Señor lo aborrece.
8 Pero yo, por tu inmenso amor,
acudiré a tu morada
y me postraré venerándote en tu santuario.
23 Por su parte, los oficiales del rey de Siria le dijeron:
— Su Dios es dios de los montes y por eso nos han derrotado. Si los atacamos en la llanura, seguro que los venceremos. 24 Te aconsejamos, pues, hacer lo siguiente: quita a los reyes y sustitúyelos por gobernadores. 25 Organiza luego un ejército como el que has perdido, con igual número de caballos y carros. Los atacaremos en la llanura y sin duda los venceremos.
Benadad atendió sus razones y actuó en consecuencia. 26 Al año siguiente Benadad pasó revista al ejército sirio y partió hacia Afec para luchar contra Israel. 27 También los israelitas pasaron revista, se aprovisionaron y salieron al encuentro de los sirios. Cuando acamparon frente a ellos, parecían dos rebaños de cabras, mientras que los sirios ocupaban todo el terreno. 28 Un hombre de Dios se acercó al rey de Israel y le dijo:
— Así dice el Señor: Puesto que los sirios han dicho que el Señor es un dios de los montes y no de los valles, entregaré en tu poder a ese ejército tan numeroso, para que ustedes reconozcan que yo soy el Señor.
29 Durante siete días estuvieron acampados unos frente a otros. Al séptimo día se entabló la batalla: los israelitas derrotaron a los arameos y mataron en un solo día a cien mil soldados de infantería. 30 Los supervivientes se refugiaron en la ciudad de Afec. Pero la muralla se desplomó sobre los veintisiete mil supervivientes. Benadad también huyó y entró en la ciudad, escondiéndose de casa en casa.
31 Sus oficiales le dijeron:
— Hemos oído decir que los reyes de Israel suelen ser clementes. Vamos a vestirnos con sacos y con una cuerda al cuello; nos presentaremos así al rey de Israel, a ver si te perdona la vida.
32 Se vistieron con sacos y con cuerdas al cuello y se presentaron ante el rey de Israel, diciendo:
— Tu siervo Benadad te suplica que le perdones la vida.
Ajab respondió:
— Pero, ¿todavía vive? ¡Es mi hermano!
33 Aquellos hombres lo interpretaron como buena señal y, tomándole la palabra, se apresuraron a contestar:
— ¡Sí, Benadad es tu hermano!
Ajab les dijo:
— Vayan y tráiganlo.
Benadad se presentó ante Ajab y él lo subió en su carro. 34 Entonces Benadad le dijo:
— Te devolveré las ciudades que mi padre le quitó a tu padre y además podrás instalar bazares en Damasco, como mi padre los instaló en Samaría. Ajab respondió:
— Con ese compromiso te dejaré en libertad.
Ajab firmó un tratado con él y lo dejó en libertad.
El resto de Israel
11 Y ahora pregunto: ¿Habrá repudiado Dios a su pueblo? ¡De ningún modo! Que también yo soy israelita, descendiente de Abrahán y originario de la tribu de Benjamín. 2 Dios no ha repudiado al pueblo que de antemano había reservado para sí. ¿Es que no conocen lo que narra la Escritura a propósito del profeta Elías cuando interpelaba a Dios en contra de Israel: 3 Señor, han asesinado a tus profetas y han destruido tus altares. Sólo yo he quedado con vida, y todavía pretenden matarme? 4 Y ¿cuál fue la respuesta divina? Me he reservado siete mil hombres que no han doblado la rodilla ante el dios Baal. 5 Pues lo mismo sucede en nuestros días. Dios ha escogido un resto por pura gracia. 6 Y si es por gracia, no lo es en virtud de méritos humanos, ya que si fuera así, la gracia dejaría de ser gracia. 7 ¿Qué significa esto? Pues que Israel no ha conseguido lo que buscaba; sí lo han conseguido los elegidos, mientras que los demás se han endurecido, 8 según dice la Escritura:
Dios los volvió espiritualmente insensibles:
les dio unos ojos que no ven
y unos oídos que no oyen;
y así continúan hasta el presente.
9 David, por su parte, añade:
Que su misma prosperidad
se les convierta en trampa
donde queden atrapados,
en ocasión de ruina y de castigo;
10 que se nublen sus ojos y no vean,
que su espalda se les doble para siempre.
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España