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Revised Common Lectionary (Semicontinuous)

Daily Bible readings that follow the church liturgical year, with sequential stories told across multiple weeks.
Duration: 1245 days
La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
Version
Salmos 5:1-8

Salmo 5

Señor, por la mañana escuchas mi voz

Al maestro del coro; con flautas. Salmo de David.
Señor, escucha mis palabras, atiende mi queja;
Rey mío, Dios mío, oye mi grito de socorro,
que a ti dirijo mi ruego.
Señor, por la mañana escuchas mi súplica;
de madrugada ante ti la presento
y me quedo esperando.
No eres un Dios que desee la maldad,
en ti no encuentra refugio el malvado.
No resisten tu mirada los necios,
odias a los malhechores,
aniquilas a los mentirosos;
al cruel y al traidor, el Señor lo aborrece.
Pero yo, por tu inmenso amor,
acudiré a tu morada
y me postraré venerándote en tu santuario.

1 Reyes 20:1-22

Asedio de Samaría

20 Benadad, rey de Siria, reunió todas sus tropas y acompañado de treinta y dos reyes vasallos, caballos y carros subió hasta Samaría para sitiarla y atacarla. Una vez allí, envió sus mensajeros a la ciudad para decir a Ajab:

— Así dice Benadad: “Dame tu plata y tu oro, tus mujeres y tus mejores hijos”.

El rey de Israel le respondió:

— Hágase como deseas, mi rey y señor. Yo y todo lo que tengo estamos a tu disposición.

Los mensajeros volvieron a decirle:

— Así dice Benadad: “He enviado a comunicarte que me des tu plata y tu oro, tus mujeres y tus hijos. Mañana a estas horas te enviaré a mis soldados para que registren tu palacio y las casas de tus súbditos; tomarán todo lo que más aprecias y se lo llevarán”.

El rey de Israel convocó a todos los ancianos del país y les dijo:

— Como pueden ver, este anda buscando mi desgracia, pues me ha reclamado mis mujeres, mis hijos, mi plata y mi oro, a pesar de que yo no me he negado.

Todos los ancianos y el pueblo le aconsejaron:

— No le hagas caso ni aceptes sus exigencias.

Ajab dijo a los emisarios de Benadad:

— Digan a su señor el rey, que haré todo lo que me ordenó la primera vez; pero que no puedo hacer esto otro.

Los emisarios llevaron al rey la respuesta. 10 Entonces Benadad mandó a decir a Ajab:

— ¡Que los dioses me castiguen, si queda de Samaría polvo suficiente para darle un puñado a cada uno de mis seguidores!

11 Pero el rey de Israel respondió:

— Díganle que no cante victoria antes de la batalla.

12 Benadad, que estaba bebiendo con los reyes en el campamento, dijo a sus soldados al escuchar esta respuesta:

— ¡Cada uno a su puesto!

E inmediatamente tomaron posiciones frente a la ciudad.

13 Pero entonces un profeta se acercó a Ajab, rey de Israel y le dijo:

— Así dice el Señor: “¿Ves todo ese gran ejército? Pues te lo voy a entregar hoy mismo, para que reconozcas que yo soy el Señor”.

14 Ajab preguntó:

— ¿Por medio de quién?

El profeta respondió:

— El Señor dice que por medio de los escuderos de los gobernadores de provincias.

Ajab insistió:

— ¿Quién iniciará el ataque?

Respondió:

— Serás tú.

15 Ajab pasó revista a los escuderos de los gobernadores de provincias: eran doscientos treinta y dos. Luego pasó revista a todo el ejército israelita, que eran siete mil. 16 Al mediodía hicieron una salida, mientras Benadad seguía emborrachándose en el campamento con los treinta y dos reyes aliados. 17 Abrían la avanzadilla los escuderos de los gobernadores de provincias. Benadad pidió informes y le comunicaron:

— Acaban de salir unos hombres de Samaría.

18 Benadad ordenó:

— Si salen en son de paz, aprésenlos vivos; y si salen a atacar, también.

19 Los que habían salido de la ciudad eran los escuderos de los gobernadores de provincias, y el ejército salió tras ellos. 20 Cada uno mató a su contrincante, y los sirios huyeron, perseguidos por los israelitas. Benadad, el rey de Siria, logró escapar a caballo con algunos jinetes. 21 Salió también el rey de Israel, atacó a la caballería y a los carros e infringió a los sirios una gran derrota.

Segunda victoria en Afec

22 El profeta se acercó al rey de Israel y le dijo:

— Anda, refuérzate y piensa bien lo que tienes que hacer, porque dentro de un año el rey de Siria volverá a atacarte.

Santiago 4:1-7

Amistad con el mundo, amistad con Dios

¿De dónde surgen los conflictos y las luchas que hay entre ustedes? Sin duda, de las pasiones que llevan siempre en pie de guerra en su interior. Si ambicionan y no tienen, asesinan; si arden en deseos y no pueden satisfacerlos, se enzarzan en luchas y contiendas. No tienen porque no piden. Y, si piden, no reciben nada porque piden con la torcida intención de malgastarlo en sus propios caprichos. ¡Gente infiel! ¿No saben que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Por tanto, quien pretende tener al mundo por amigo, se hace enemigo de Dios. Pues no dice en vano la Escritura: “Dios ama celosamente al espíritu que puso en nosotros”. Aunque su benevolencia es siempre mayor, y por eso dice también la Escritura: Dios hace frente a los orgullosos y concede, en cambio, su favor a los humildes. Sométanse, pues, a Dios y resistan al diablo, que no tendrá más remedio que huir.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España