Revised Common Lectionary (Complementary)
Guímel.
17 Favorece a tu siervo(A),
para que viva y guarde tu palabra.
18 Abre mis ojos, para que vea
las maravillas de tu ley.
19 Peregrino soy en la tierra(B),
no escondas de mí tus mandamientos.
20 Quebrantada está mi alma anhelando(C)
tus ordenanzas en todo tiempo.
21 Tú reprendes(D) a los soberbios, los malditos(E),
que[a] se desvían de tus mandamientos(F).
22 Quita de mí el oprobio y el desprecio(G),
porque yo guardo tus testimonios(H).
23 Aunque los príncipes(I) se sienten y hablen contra mí,
tu siervo medita en tus estatutos(J).
24 También tus testimonios son mi deleite(K);
ellos son mis consejeros[b].
Eliseo y los arameos
8 Y el rey de Aram estaba en guerra con Israel; y consultó[a] con sus siervos, diciendo: En tal y tal lugar estará mi campamento. 9 Y el hombre de Dios envió palabra al rey de Israel, diciendo(A): Guárdate de no pasar por tal lugar, porque los arameos van a bajar allí. 10 Entonces el rey de Israel envió gente al lugar que el hombre de Dios le había dicho; así que, al prevenirlo él, se cuidó de ir allí, y esto no una ni dos veces. 11 Y se enfureció el corazón del rey de Aram por este hecho; y llamando a sus siervos, les dijo: ¿No me vais a revelar quién de los nuestros está a favor del rey de Israel? 12 Y uno de sus siervos dijo: No, rey señor mío, sino que Eliseo, el profeta que está en Israel, le dice al rey de Israel las palabras que tú hablas en el interior de tu alcoba. 13 Y él dijo: Id y ved donde está, y enviaré a prenderlo. Y le avisaron, diciendo: He aquí, está en Dotán(B). 14 Entonces envió allá caballos, carros y un gran ejército; y llegaron de noche y cercaron la ciudad.
15 Y cuando el que servía al hombre de Dios se levantó temprano y salió, he aquí que un ejército con caballos y carros rodeaba la ciudad. Y su criado le dijo: ¡Ah, señor mío! ¿Qué[b] haremos? 16 Y él respondió: No temas(C), porque los que están con nosotros son más que los que están con ellos(D). 17 Eliseo entonces oró, y dijo: Oh Señor, te ruego que abras sus ojos para que vea. Y el Señor abrió los ojos del criado, y miró(E), y he aquí que el monte estaba lleno de caballos y carros de fuego alrededor de Eliseo(F). 18 Cuando descendieron hacia él los arameos, Eliseo oró al Señor, y dijo: Te ruego que hieras a esta gente[c] con ceguera(G). Y Él los hirió con ceguera conforme a la palabra de Eliseo. 19 Entonces Eliseo les dijo: No es este el camino, ni es esta la ciudad; seguidme y yo os guiaré al hombre que buscáis. Y los llevó a Samaria.
20 Y sucedió que cuando llegaron a Samaria, dijo Eliseo: Oh Señor, abre los ojos de estos para que vean. Y el Señor abrió sus ojos y vieron(H); y he aquí que estaban en medio de Samaria. 21 Cuando el rey de Israel los vio, dijo a Eliseo: ¿Los mato[d], padre mío(I)? ¿Los mato[e]? 22 Y él respondió: No los mates[f]. ¿Matarías[g] a los que has tomado cautivos con tu espada y con tu arco? Pon delante de ellos pan y agua para que coman y beban(J) y se vuelvan a su señor(K). 23 Entonces les preparó un gran banquete; y después que comieron y bebieron, los despidió, y se volvieron a su señor. Y las bandas armadas de arameos no volvieron a entrar más en la tierra de Israel(L).
Curación de Eneas
32 Y[a] mientras Pedro viajaba por todas aquellas regiones, vino también a los santos(A) que vivían en Lida(B). 33 Allí encontró a un hombre llamado Eneas, que había estado postrado en cama por ocho años, porque estaba paralítico. 34 Y Pedro le dijo: Eneas, Jesucristo te sana; levántate y haz tu cama. Y al instante se levantó. 35 Todos los que vivían en Lida(C) y en Sarón(D) lo vieron, y[b] se convirtieron al Señor(E).
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