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Revised Common Lectionary (Complementary)

Daily Bible readings that follow the church liturgical year, with thematically matched Old and New Testament readings.
Duration: 1245 days
La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
Version
Salmos 17:1-9

Salmo 17 (16)

Acerca tu oído a mí, escucha mis palabras

17 Oración de David.
¡Escucha, Señor, lo que es justo! Atiende mi súplica,
presta oído a mi ruego, pues mis labios no mienten.
Tú dictarás mi sentencia,
tus ojos discernirán lo que es justo.
Me has sondeado, me has examinado de noche,
me has probado y no has hallado mal alguno.
Mi boca no ha pecado;
frente a otras conductas humanas,
yo evité el camino del violento,
siguiendo la palabra de tus labios.
He mantenido mis pasos firmes en tus sendas
y no he dejado que mis pies se extravíen.
Yo te invoco y tú, Dios, me respondes.
¡Acerca tu oído a mí, escucha mis palabras!
Haz resplandecer tu amor,
tú que salvas de sus atacantes
a quienes se refugian en ti.
Protégeme como a la niña de tus ojos,
dame cobijo a la sombra de tus alas,
que los injustos me acosan,
los enemigos me asedian con saña.

Génesis 38:1-26

Judá y Tamar

38 Por aquel tiempo, Judá se apartó de sus hermanos y se fue a vivir a la casa de un tal Jira, adulamita. Allí Judá conoció a la hija de un cananeo llamado Súa, la tomó por mujer y después de acostarse con ella, quedó embarazada y dio a luz un hijo al que llamó Er. Concibió de nuevo y dio a luz otro hijo al que llamó Onán. De nuevo quedó embarazada y dio a luz otro hijo, al que llamó Selá. Judá estaba en Cazib cuando [su mujer] dio a luz.

Judá casó a Er, su hijo primogénito, con una mujer llamada Tamar. Pero no agradó al Señor la conducta de Er, el primogénito de Judá, y le quitó la vida. Entonces Judá dijo a Onán:

— Cásate con la viuda de tu hermano y cumple con ella tu deber de cuñado dando descendencia a tu hermano.

Pero Onán, sabiendo que los hijos no serían reconocidos como suyos, cada vez que tenía relaciones sexuales con la viuda de su hermano derramaba el semen en tierra para no dar descendencia a su hermano. 10 Esta conducta ofendió mucho al Señor, por lo que también a Onán le quitó la vida. 11 Entonces Judá dijo a su nuera Tamar:

— Vuélvete a la casa de tu padre y permanece viuda hasta que mi hijo Selá tenga edad de casarse.

Judá decía eso porque temía que también Selá muriese, como había pasado con sus hermanos. Así Tamar regresó a la casa de su padre.

12 Después de mucho tiempo, murió la mujer de Judá, la hija de Súa. Pasado el duelo por ella, subió Judá a Timná, acompañado de su amigo Jirá, el adulamita, para esquilar sus ovejas. 13 Alguien dijo a Tamar que su suegro se dirigía a Timná a esquilar sus ovejas. 14 Entonces ella se quitó el vestido de viuda, se cubrió con un velo para que nadie la reconociese, y se sentó a la entrada de Enáin, que se encuentra en el camino de Timná. Hizo todo esto porque veía que Selá ya tenía edad para casarse y sin embargo no se lo entregaban como esposo.

15 Cuando Judá la vio, creyó que era una prostituta, pues tenía cubierto el rostro; 16 así que se desvió del camino hacia donde estaba ella y, sin saber que era su nuera, le dijo:

— Vamos, que quiero acostarme contigo.

Ella le preguntó:

— ¿Cuánto me darás por acostarme contigo?

17 Él respondió:

— Te mandaré uno de los cabritos de mi rebaño.

Ella replicó:

— Está bien, pero me tienes que dejar algo en garantía hasta que me lo mandes.

18 Judá preguntó:

— ¿Qué quieres que te deje?

Ella respondió:

— Tu sello con su cordón y el bastón que llevas en la mano.

Judá se los entregó, se acostó con ella y la dejó embarazada. 19 Después Tamar se levantó y se fue. Se quitó el velo y volvió a ponerse la ropa de viuda.

20 Más tarde, Judá mandó el cabrito por medio de su amigo adulamita, para recuperar los objetos que había dejado a la mujer, pero Jirá no dio con ella. 21 Así que le preguntó a las gentes del lugar:

— ¿Dónde está la prostituta que había junto al camino de Enáin?

Le contestaron:

— Aquí no ha habido ninguna prostituta.

22 El amigo regresó adonde estaba Judá y le dijo:

— No la pude encontrar. Además, las gentes del lugar me han asegurado que allí nunca ha habido una prostituta.

23 Y Judá contestó:

— Pues que se quede con las cosas; no es cuestión de que hagamos el ridículo. Yo le he enviado el cabrito y tú no la has encontrado.

24 Unos tres meses más tarde le contaron a Judá lo siguiente:

— Tamar, tu nuera, se ha prostituido y, en una de sus andanzas, ha quedado embarazada.

Entonces Judá ordenó:

— ¡Que la saquen afuera y la quemen!

25 Pero cuando la estaban sacando, ella envió a decir a su suegro:

— Estas cosas pertenecen al hombre que me dejó embarazada. A ver si reconoces de quién es este sello con su cordón y este bastón.

26 Judá reconoció las cosas y declaró:

— Ella tiene razón y no yo, pues no le di por esposo a mi hijo Selá.

Y no volvió a acostarse con ella.

Hechos 24:10-23

Pablo se defiende ante Félix

10 A una señal del gobernador, Pablo hizo uso de la palabra en estos términos:

— El saber que desde hace años vienes administrando justicia a este nuestro pueblo, me anima a presentar mi defensa. 11 Hace únicamente doce días que llegué a Jerusalén para rendir culto a Dios, como puedes verificar por ti mismo; 12 y nadie ha podido encontrarme enzarzado en discusiones con alguien en el Templo o promoviendo disturbios en las sinagogas o en las calles de la ciudad. 13 No pueden presentarte prueba alguna de los cargos que me hacen. 14 No obstante, reconozco que soy seguidor de este nuevo camino del Señor que ellos consideran sectario; pienso que así rindo culto al Dios de mis antepasados, aceptando todo lo que está escrito en la ley y en los escritos de los profetas. 15 Mantengo la esperanza, que comparten tambien mis oponentes, de que Dios hará resucitar tanto a los buenos como a los malos. 16 Por esta razón me esfuerzo en guardar siempre limpia mi conciencia ante Dios y ante los hombres.

17 Tras una ausencia de varios años, regresé a Jerusalén para traer un donativo a los de mi nación y para ofrecer sacrificios. 18 Si me encontraron en el Templo, fue porque había participado en una ceremonia de purificación; y no estaba amotinando a nadie ni causando desorden de ninguna clase. 19 Sin embargo, había allí algunos judíos de la provincia de Asia que, si en realidad tuvieran cargos contra mí, tendrían que ser ellos quienes formularan la denuncia en tu presencia. 20 Y si no, que estos que están aquí digan qué delito me encontraron cuando comparecí ante el Consejo Supremo; 21 todo se reduce a una declaración que hice ante ellos en estos términos: “Estoy siendo juzgado hoy por ustedes porque espero la resurrección de los muertos”.

22 Félix, que poseía información de primera mano acerca de aquel nuevo camino del Señor, suspendió la vista de la causa, diciendo:

— Cuando venga Lisias, el comandante, decidiré sobre este asunto que ustedes han presentado.

23 Ordenó luego al oficial que mantuviera en prisión a Pablo, aunque con cierta libertad y sin impedirle ser asistido por sus allegados.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España