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Old/New Testament

Each day includes a passage from both the Old Testament and New Testament.
Duration: 365 days
Biblia del Jubileo (JBS)
Version
Salmos 35-36

De David.

Disputa, oh SEÑOR, con los que contra mí contienden; pelea con los que me combaten.

Echa mano al escudo y al pavés, y levántate en mi ayuda.

Saca la lanza, cierra contra mis perseguidores; di a mi alma: Yo soy tu salud.

Sean avergonzados y confundidos los que buscan mi alma; vuelvan atrás, y sean avergonzados los que mi mal piensan.

Sean como el tamo delante del viento; y el ángel del SEÑOR los acose.

Sea su camino oscuridad y resbaladeros; y el ángel del SEÑOR el que los persiga.

Porque sin causa escondieron para mí el hoyo de su red; sin causa hicieron hoyo para mi alma.

Véngale el quebrantamiento sin que lo sepa, y su red que escondió lo prenda; con quebrantamiento caiga en ella.

Y gócese mi alma en el SEÑOR; y alégrese en su salud.

10 Todos mis huesos dirán: SEÑOR, ¿quién como tú, que libras al pobre del más fuerte que él, y al pobre y menesteroso del que le despoja?

11 ¶ Se levantaron testigos falsos; me demandaron lo que no sabía;

12 me devolvieron mal por bien, hasta volver solo a mi alma.

13 Mas yo, cuando ellos enfermaron, me vestí de cilicio; afligí con ayuno mi alma, y mi oración se revolvía en mi seno.

14 Como por mi compañero, como por mi hermano andaba; como el que trae luto por madre, enlutado me humillaba.

15 Pero ellos se alegraron en mi cojera, y se juntaron; se juntaron contra mí los verdugos, y yo no lo entendía; me despedazaban, y no cesaban;

16 con los lisonjeros escarnecedores truhanes, crujiendo sobre mí sus dientes.

17 ¶ Señor, ¿hasta cuándo verás esto? Restaura mi alma de sus quebrantamientos, mi vida de los leones.

18 Te confesaré en grande congregación; te alabaré entre numeroso pueblo.

19 No se alegren de mí mis enemigos sin por qué; ni los que me aborrecen sin causa guiñen el ojo.

20 Porque no hablan paz; y contra los mansos de la tierra piensan palabras engañosas.

21 Y ensancharon sobre mí su boca; dijeron: ¡Ea, ea, nuestros ojos lo han visto!

22 Tú lo has visto, oh SEÑOR; no calles: Señor, de mí no te alejes.

23 Recuerda y despierta para mi juicio, para mi causa, Dios mío y Señor mío.

24 Júzgame conforme a tu justicia, SEÑOR Dios mío; y no se alegren de mí.

25 No digan en su corazón: ¡Ea, nuestro deseo es cumplido! No digan: ¡Lo hemos devorado!

26 Sean avergonzados y confundidos a una los que de mi mal se alegran; vístanse de vergüenza y de confusión los que se engrandecen contra mí.

27 Canten y alégrense los que están a favor de mi justa causa, y digan siempre: Sea ensalzado el SEÑOR, que ama la paz de su esclavo.

28 Y mi lengua hablará de tu justicia; todo el día de tu loor.

Al Vencedor: del esclavo del SEÑOR, de David.

La rebelión del impío me dice al corazón: No hay temor de Dios delante de sus ojos.

Se lisonjea, por tanto, en sus propios ojos, hasta que su iniquidad sea hallada aborrecible.

Las palabras de su boca son iniquidad y fraude; no quiso entender para bien hacer.

Iniquidad piensa sobre su cama; está en camino no bueno, no aborrece el mal.

¶ SEÑOR, hasta los cielos es tu misericordia; tu verdad hasta las nubes.

Tu justicia como los montes de Dios, tus juicios abismo grande: Oh SEÑOR, al hombre y al animal conservas.

¡Cuán ilustre, oh Dios, es tu misericordia! Por eso los hijos de Adán se abrigan en la sombra de tus alas.

Se embriagarán de la grosura de tu Casa; y tú los abrevarás del torrente de tus delicias.

Porque contigo está el manantial de la vida; en tu luz veremos la luz.

10 Extiende tu misericordia a los que te conocen, y tu justicia a los rectos de corazón.

11 No venga pie de soberbia contra mí; y mano de impíos no me mueva.

12 Allí cayeron los obradores de iniquidad. Fueron derribados, y no pudieron levantarse.

Hechos 25

25 ¶ Festo pues, entrado en la provincia, tres días después subió de Cesarea a Jerusalén.

Y vinieron a él el príncipe de los sacerdotes y los principales de los judíos contra Pablo; y le rogaron,

pidiendo gracia contra él, que le hiciera traer a Jerusalén, poniendo ellos asechanzas para matarle en el camino.

Pero Festo respondió, que Pablo estaba guardado en Cesarea, adonde él mismo partiría presto.

Los que de vosotros puedan, dijo, desciendan juntamente; y si hay algo en este varón, acúsenle.

Y deteniéndose entre ellos no más de diez días, venido a Cesarea, el siguiente día se sentó en el tribunal, y mandó que Pablo fuera traído.

El cual venido, le rodearon los judíos que habían venido de Jerusalén, poniendo contra Pablo muchas y graves acusaciones, las cuales no podían probar;

dando Pablo razón: Que ni contra la ley de los judíos, ni contra el Templo, ni contra César he pecado en nada.

Mas Festo, queriendo congraciarse con los judíos, respondiendo a Pablo, dijo: ¿Quieres subir a Jerusalén, y allá ser juzgado de estas cosas delante de mí?

10 Y Pablo dijo: Ante el tribunal de César estoy, donde conviene que sea juzgado. A los judíos no he hecho injuria alguna, como tú sabes muy bien.

11 Porque si alguna injuria, o cosa alguna digna de muerte he hecho, no rehuso morir; mas si nada hay de las cosas de que éstos me acusan, nadie puede darme a ellos. A César apelo.

12 Entonces Festo, habiendo hablado con el consejo, respondió: ¿A César has apelado? A César irás.

13 ¶ Y pasados algunos días, el rey Agripa y Berenice vinieron a Cesarea a saludar a Festo.

14 Y como estuvieron allí muchos días, Festo declaró la causa de Pablo al rey, diciendo: Un varón ha sido dejado preso por Félix,

15 sobre el cual, cuando fui a Jerusalén, vinieron a mí los príncipes de los sacerdotes y los ancianos de los judíos, pidiendo venganza contra él;

16 a los cuales respondí; no ser costumbre de los Romanos dar alguno a la muerte antes que el que es acusado tenga presentes sus acusadores, y haya lugar de defenderse de la acusación.

17 Así que, habiendo venido ellos juntos acá, sin ninguna dilación, al día siguiente, sentado en el tribunal, mandé traer al hombre;

18 y estando presentes sus acusadores, ningún cargo produjeron de los que yo sospechaba;

19 solamente tenían contra él ciertas cuestiones acerca de su superstición, y de un cierto Jesús, difunto, el cual Pablo afirma que está vivo.

20 Y yo, dudando en cuestión semejante, dije, si quería ir a Jerusalén, y allá ser juzgado de estas cosas.

21 Mas apelando Pablo a ser guardado al conocimiento de Augusto, mandé que le guardaran hasta que le enviara a César.

22 Entonces Agripa dijo a Festo: Yo también quisiera oír a ese hombre. Y él dijo: Mañana le oirás.

23 Y al otro día, viniendo Agripa y Berenice con mucha pompa, y entrando en la audiencia con los tribunos y principales varones de la ciudad, por mandato de Festo, fue traído Pablo.

24 Entonces Festo dijo: Rey Agripa, y todos los varones que estáis aquí juntos con nosotros; veis a éste, por el cual toda la multitud de los Judíos me ha demandado en Jerusalén y aquí, dando voces que no conviene que viva más;

25 pero yo, hallando que ninguna cosa digna de muerte ha hecho, y él mismo apelando a Augusto, he determinado enviarle,

26 del cual no tengo cosa cierta que escribir al señor; por lo que le he sacado a vosotros, y mayormente a ti, oh rey Agripa, para que hecha información, tenga yo qué escribir.

27 Porque fuera de razón me parece enviar un preso, y no señalar las causas.

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