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Old/New Testament

Each day includes a passage from both the Old Testament and New Testament.
Duration: 365 days
La Palabra (España) (BLP)
Version
2 Samuel 6-8

Traslado del Arca a Jerusalén (1 Cr 13,5-14; 16,1-3)

David volvió a reunir a lo más selecto de Israel en número de treinta mil hombres y se dispuso a partir con toda la gente que lo acompañaba a Baalá de Judá para traer de allí el Arca de Dios, sobre la que se invoca el nombre del Señor del universo, entronizado sobre querubines. Cargaron el Arca de Dios en una carreta nueva y la sacaron de la casa de Abinadab, en la colina. Uzá y Ajió, los hijos de Abinadab, conducían la carreta con el Arca de Dios y Ajió marchaba delante del Arca. David y todo Israel iban bailando ante el Señor y cantando al son de cítaras, arpas, panderos, castañuelas y platillos. Cuando llegaron a la era de Nacón, los bueyes tropezaron y Uzá echó mano al Arca para sujetarla. Pero el Señor se enfureció con Uzá, lo fulminó allí mismo por su atrevimiento y murió junto al Arca de Dios. David se disgustó porque el Señor había mandado a Uzá a la fosa y llamó a aquel lugar Peres Uzá, nombre que perdura hasta el día de hoy. David sintió miedo del Señor aquel día y se dijo:

— ¿Cómo va a venir conmigo el Arca del Señor?

10 Por ello, David no quiso llevarse consigo el Arca del Señor a la ciudad de David, sino que la llevó a casa de Obededón, el de Gat. 11 El Arca del Señor permaneció tres meses en casa de Obededón, el de Gat, y el Señor lo bendijo a él y a toda su familia.

12 Cuando informaron al rey David que el Señor había bendecido a la familia de Obededón y toda su hacienda a causa del Arca de Dios, entonces David fue a trasladar el Arca de Dios de la casa de Obededón a la ciudad de David con gran alegría. 13 Cuando los que llevaban el Arca del Señor avanzaron seis pasos, sacrificó un toro y un ternero cebado. 14 David, vestido con una túnica de lino, iba bailando incansablemente delante del Señor, 15 mientras todos los israelitas lo acompañaban subiendo el Arca del Señor al son de vítores y trompetas.

16 Cuando el Arca del Señor entraba en la ciudad de David, Mical, la hija de Saúl, que estaba asomada a la ventana, vio al rey David saltando y bailando delante del Señor y sintió un profundo desprecio por él.

17 Introdujeron el Arca del Señor y la colocaron en su sitio, dentro de la Tienda que David había preparado al efecto. Luego David ofreció al Señor holocaustos y sacrificios de comunión. 18 Cuando terminó de ofrecerlos, bendijo al pueblo en nombre del Señor del universo 19 y repartió a toda la gente de la multitud israelita, tanto a hombres como a mujeres, una hogaza de pan, un pastel de dátiles y otro de pasas a cada uno. Finalmente, todo el mundo volvió a su casa.

20 Cuando David volvió a casa para bendecir a su familia, Mical, la hija de Saúl, salió a recibirlo y le dijo:

— ¡Cómo se ha cubierto de gloria hoy el rey de Israel, desnudándose a la vista de las esclavas de sus servidores, como lo haría cualquier don nadie!

21 Pero David le contestó:

— He bailado delante del Señor que me ha preferido a tu padre y a toda su familia, eligiéndome jefe de su pueblo Israel. 22 Y estoy dispuesto a humillarme aún más, aunque eso signifique rebajarme ante ti. En cuanto a esas esclavas a las que te has referido, ¡ellas sí que me apreciarán!

23 Mical, la hija de Saúl, no tuvo hijos en toda su vida.

La promesa dinástica de Natán (1 Cr 17,1-27)

Una vez que David se hubo instalado en su casa y el Señor le concedió un respiro frente a todos sus enemigos de los alrededores, dijo el rey al profeta Natán:

— Mira, yo estoy viviendo en una casa de cedro, mientras que el Arca de Dios está en una tienda.

Natán le respondió:

— Haz lo que estás pensando, que el Señor está contigo.

Pero aquella misma noche Natán recibió este mensaje del Señor:

— Ve a decir a mi siervo David: “Esto dice el Señor: No serás tú quien me construya a mí una casa para vivir en ella. Yo nunca he vivido en una casa desde el día en que saqué de Egipto a los israelitas hasta hoy, sino que he estado peregrinando de un sitio a otro en una tienda como morada. Y en todo el tiempo en que estuve viajando de un sitio a otro con los israelitas, nunca le hablé a ninguno de los jueces que elegí para pastorear a mi pueblo, Israel, de construirme una casa de cedro”. Ahora, pues, dile a mi siervo David: “Esto dice el Señor del universo: Yo te saqué de los pastos y de cuidar rebaños para ser el jefe de mi pueblo, Israel; te he acompañado por dondequiera que has ido, te he librado de tus enemigos y pienso hacerte tan famoso como los más famosos de la tierra. 10 Asignaré un lugar a mi pueblo, Israel, y lo asentaré en él para que lo habite sin sobresaltos y sin que los malvados vuelvan a oprimirlo como lo oprimieron al principio, 11 cuando nombré jueces en mi pueblo, Israel. Además te he hecho vivir en paz con todos tus enemigos. Pues bien, ahora el Señor te anuncia que te fundará una dinastía. 12 Cuando tu vida se acabe y descanses con tus antepasados, mantendré a tu descendencia, a un vástago salido de tus entrañas, y consolidaré su reino. 13 Él construirá una casa en mi honor y yo consolidaré para siempre su trono real. 14 Yo seré su padre y él será mi hijo. Y si se porta mal, yo lo corregiré con mano dura según la costumbre humana, 15 pero no le retiraré mi fidelidad, como se la retiré a Saúl, a quien rechacé en beneficio tuyo. 16 Tu casa y tu reino se mantendrán permanentemente ante mí y tu trono quedará consolidado para siempre”.

17 Natán comunicó a David todas estas palabras y visiones.

18 Entonces el rey David entró a presentarse ante el Señor y dijo:

— ¿Quién soy yo, Señor Dios, y qué es mi familia para que me hayas hecho llegar hasta aquí? 19 Y por si te pareciera poco, Señor Dios, te has referido además a la dinastía de tu siervo para el futuro, como si se tratase de una ley humana, mi Señor. 20 ¿Qué más puedo añadir yo, si tú, Señor Dios, conoces de sobra a tu siervo? 21 Por tu palabra y según tu voluntad has realizado toda esta gran obra y se la has dado a conocer a tu siervo. 22 ¡Por eso eres grande, Señor Dios! No hay nadie como tú, ni hay Dios fuera de ti, por todo lo que ha llegado a nuestros oídos. 23 ¿Qué nación hay en la tierra que sea como tu pueblo, Israel, a quien Dios haya ido a rescatar para convertirlo en su pueblo y para hacerlo famoso, realizando grandes hazañas y prodigios en su favor y expulsando a las naciones y a sus dioses ante tu pueblo, al que rescataste de Egipto? 24 Has constituido a tu pueblo, Israel, en pueblo tuyo para siempre y tú, Señor, te has convertido en su Dios. 25 Así, pues, Dios, el Señor, mantén siempre la promesa que has hecho a tu siervo y a su familia, y cumple cuanto has dicho, 26 para que tu nombre se haga famoso y puedan decir: “El Señor del universo es el Dios de Israel”. Y que la casa de tu siervo David se mantenga firme en tu presencia. 27 Tú, Señor del universo, Dios de Israel, has revelado a tu siervo: “Yo te construiré una dinastía”. Por eso tu siervo se ha atrevido a dirigirte esta plegaria. 28 Tú, mi Señor, eres Dios; tus palabras son dignas de crédito y has prometido esta merced a tu siervo. 29 Dígnate, pues, bendecir a la dinastía de tu siervo, para que permanezca siempre en tu presencia. Tú, Señor Dios, has hablado y por tu bendición la dinastía de tu siervo será siempre bendita.

Victorias y expansión de David (1 Cr 18,1-17)

Después de esto, David derrotó a los filisteos, los sometió y les arrebató Gat y sus dominios. También derrotó a Moab; los tumbó en el suelo y los midió a cordel: por cada dos condenados a muerte, dejaba a uno con vida. Moab quedó sometido a David como vasallo tributario. Más tarde derrotó a Adadézer, hijo de Rejob, rey de Sobá, cuando iba a restablecer su dominio en el río Éufrates. David capturó mil setecientos soldados de caballería, veinte mil de infantería, y quebró las patas de todos los caballos de tiro, dejando sólo cien carros. Los arameos de Damasco acudieron a socorrer a Adadézer, rey de Sobá, pero David mató a veinte mil de sus hombres. Luego David puso gobernadores sobre los arameos de Damasco, que le quedaron sometidos como vasallos tributarios. Y el Señor hacía triunfar a David en todas sus campañas.

David se apoderó de los escudos de oro que llevaban los oficiales de Adadézer y los llevó a Jerusalén. El rey David se incautó igualmente de una gran cantidad de bronce que había en Tébaj y Berotay, ciudades de Adadézer.

Cuando Toy, el rey de Jamat, se enteró de que David había derrotado a todo el ejército de Adadézer, 10 envió a su hijo Jorán con objetos de oro, plata y bronce, para saludar y felicitar al rey David por su victoria en la guerra contra Adadézer, pues era enemigo de Toy. 11 El rey David consagró los objetos al Señor, como había hecho con la plata y el oro provenientes de las naciones sometidas: 12 Edom, Moab, los amonitas y los filisteos, Amalec y el botín de Adadézer, hijo de Rejob, rey de Sobá.

13 David se hizo famoso cuando regresó de derrotar a dieciocho mil edomitas en el valle de la Sal. 14 Luego puso gobernadores en todo Edom y los edomitas quedaron sometidos a David. Y el Señor hacía triunfar a David en todas sus campañas.

Organización de la corte

15 David reinó sobre Israel, administrando el derecho y la justicia para todo su pueblo. 16 Joab, hijo de Seruyá, era el jefe del ejército; Josafat, hijo de Ajilud, era el heraldo; 17 Sadoc, hijo de Ajitub, y Abiatar, hijo de Ajimélec, eran los sacerdotes; Seraías era el secretario; 18 Banaías, hijo de Joyadá, era el jefe de los quereteos y peleteos y los hijos de David eran sacerdotes.

Lucas 15:1-10

Parábola de la oveja perdida (Mt 18,12-14)

15 Todos los recaudadores de impuestos y gente de mala reputación solían reunirse para escuchar a Jesús. Al verlo, los fariseos y los maestros de la ley murmuraban:

— Este anda con gente de mala reputación y hasta come con ella.

Jesús entonces les contó esta parábola:

— ¿Quién de vosotros, si tiene cien ovejas y se le pierde una de ellas, no deja en el campo las otras noventa y nueve y va en busca de la que se le había perdido? Cuando la encuentra, se la pone sobre los hombros lleno de alegría y, al llegar a casa, reúne a sus amigos y vecinos y les dice: “¡Alegraos conmigo, porque ya encontré la oveja que se me había perdido!”. Pues yo os digo que, igualmente, hay más alegría en el cielo por un pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesiten convertirse.

Parábola de la moneda perdida

O también, ¿qué mujer, si tiene diez monedas y se le pierde una de ellas, no enciende una lámpara y barre la casa y la busca afanosamente hasta que la encuentre? Y cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas y les dice: “¡Alegraos conmigo, porque ya encontré la moneda que se me había perdido!”. 10 Pues yo os digo que, igualmente, se alegran los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta.

La Palabra (España) (BLP)

La Palabra, (versión española) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España