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Old/New Testament

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Nueva Biblia Viva (NBV)
Version
Esdras 9-10

Esdras confiesa el pecado del pueblo

Después de esto, los jefes de los judíos vinieron a mí para decirme que muchos judíos, aun algunos sacerdotes y levitas, se habían mezclado con los pueblos vecinos y habían adquirido las horribles costumbres de los hititas, los ferezeos, los jebuseos, los amonitas, los moabitas, los egipcios y los amorreos. Y que algunos hombres de Israel se habían casado con mujeres de estas naciones paganas. De modo que el pueblo santo de Dios se estaba contaminando mediante estos matrimonios mixtos, y algunos de los jefes políticos del pueblo eran los primeros en dar mal ejemplo.

Cuando oí esto, rasgué mi ropa, me arranqué los cabellos y la barba, y me senté lleno de angustia. Entonces muchos de los que obedecían las palabras del Dios de Israel, debido a este pecado del pueblo, vinieron y se sentaron conmigo hasta la hora del holocausto de la tarde.

Finalmente, a la hora de ofrecer el holocausto, recobré el ánimo y me levanté. Y con mi túnica y mi manto rasgados, me arrodillé y levanté mis manos hacia el Señor mi Dios y le dije en oración:

«Dios mío, estoy avergonzado. Tengo vergüenza de levantar el rostro hacia ti, porque nuestros pecados son tantos, que sobrepasan nuestras cabezas, y nuestra culpa es tan grande como los cielos. Nuestra historia ha sido una historia de pecado. Por esto es que nosotros, nuestros reyes y nuestros sacerdotes fuimos entregados en manos de reyes paganos, quienes nos hirieron, nos tomaron cautivos, nos robaron, y nos humillaron en público. Y hasta hoy esto nos sucede.

»Pero ahora, por breve instante, tú has tenido misericordia de nosotros al permitir que algunos de nosotros regresemos a Jerusalén. Nos has dado un momento de gozo y una nueva vida en medio de nuestra esclavitud. Porque éramos esclavos, pero por tu amor y tu misericordia no nos has abandonado. Antes al contrario, hiciste que los reyes de Persia fueran bondadosos con nosotros. Tan así es que nos han ayudado a reconstruir el templo de nuestro Dios y nos han dado una muralla protectora en Judá y Jerusalén.

10 »Y ahora, Dios, ¿qué podemos decir después de todo esto? Una vez más nos hemos apartado de ti y hemos quebrantado tus leyes. 11 Los profetas nos advirtieron que la tierra que íbamos a poseer estaba contaminada con las horribles prácticas de los pueblos que allí vivían. De un extremo al otro está llena de corrupción. 12 Tú nos dijiste que no debíamos permitir que nuestras hijas se casaran con los hijos de esta tierra, ni que nuestros hijos se casaran con sus hijas, y que no ayudáramos a esas naciones de ninguna manera. Tú nos advertiste que solamente si seguíamos esta norma podríamos llegar a ser una nación próspera, y que nuestros hijos podrían disfrutar siempre de esa prosperidad.

13 »Y ahora, después de sufrir el castigo del cautiverio por causa de nuestra maldad, reconocemos que el castigo que nos diste fue menos de lo que merecíamos. Al contrario, has sido muy bueno con nosotros, pues has permitido que un grupo de nosotros regrese de la cautividad. 14 Sin embargo, hemos quebrantado tus mandamientos nuevamente y nos hemos casado con las mujeres de estos pueblos que tienen costumbres perversas. Seguramente en tu ira nos destruirás ahora, y ni siquiera un pequeño remanente escapará. 15 Señor, Dios de Israel, tú eres un Dios justo, porque permitiste que de nosotros quedara un remanente. ¡Ante tu presencia estamos con nuestras culpas! ¡Sé que no merecemos estar en tu presencia!».

El pueblo reconoce su pecado

10 Mientras Esdras oraba, lloraba y confesaba el pecado del pueblo, de rodillas delante del templo de Dios, una gran multitud de hombres, mujeres y niños llegó y se puso a llorar amargamente, junto a él. Entonces Secanías hijo de Jehiel, de la familia de Elam, se acercó a Esdras y le dijo:

«Reconocemos que hemos pecado contra nuestro Dios, porque nos hemos casado con mujeres extranjeras, es decir, que no guardan nuestra fe. Pero aún, a pesar de esto, hay esperanza para Israel. Prometemos solemnemente, delante de nuestro Dios, separarnos de nuestras esposas y de los hijos que con ellas hemos tenido. Haremos lo que tú y todos los que obedecen la ley de nuestro Dios nos aconsejen. Obedeceremos las leyes de Dios. Ten valor y dinos qué hemos de hacer para rectificar lo malo que hemos hecho y de buen grado lo haremos».

Entonces Esdras se puso de pie y pidió que los jefes de los sacerdotes y los levitas, y todo el pueblo de Israel, prometieran que harían lo que Secanías había dicho. Y todos estuvieron de acuerdo. Luego, Esdras salió del templo de Dios y fue a la habitación de Johanán hijo de Eliasib, y pasó allí la noche. Pero no quiso comer ni beber, pues estaba muy afligido debido al pecado de los que habían regresado del cautiverio.

7-8 Luego se anunció, en las ciudades de Judá y en Jerusalén, que todos los que habían regresado del cautiverio debían reunirse en Jerusalén, en un plazo de tres días. Además, los jefes y los consejeros del pueblo acordaron que a cualquiera que se negara a venir se le quitarían sus bienes y se le expulsaría de la comunidad de los que habían regresado del cautiverio.

Así que a los tres días, el día veinte del mes noveno, todos los hombres de Judá y de Benjamín ya habían llegado y estaban sentados en la plaza del templo. Temblaban a causa de la seriedad del asunto que los había reunido y por la lluvia intensa que caía. 10 Entonces, el sacerdote se puso de pie y les dijo:

―Ustedes han pecado, porque se han casado con mujeres extranjeras. Ahora merecemos más condenación que antes. 11 Confiesen pues, sus pecados al Señor, Dios de sus padres, y hagan lo que él les pide, es decir, sepárense del pueblo pagano que está alrededor de ustedes, y de esas mujeres. 12 Todos dijeron:

―Haremos lo que tú has dicho. 13 Pero esto no puede hacerse en uno o dos días, porque somos muchos los que hemos cometido este pecado. Está lloviendo tanto que no podremos permanecer en la intemperie mucho rato. 14 Que nuestros jefes nos representen. Los que tengan esposas paganas vendrán en la hora determinada, acompañados por los jefes y los jueces de su respectiva ciudad. Entonces que se juzgue cada caso, y que todo se aclare para que la terrible ira de nuestro Dios se aparte de nosotros. 15 Solamente Jonatán hijo de Asael, y Jahazías hijo de Ticvá, apoyados por Mesulán y Sabetay, se opusieron a esta determinación.

16-17 Este fue el plan que se siguió: El sacerdote Esdras y algunos jefes de familia fueron designados como jueces para resolver cada caso. Comenzaron la tarea el primer día del mes décimo, y el primer día del mes primero ya habían resuelto todos los casos de quienes se habían casado con mujeres extranjeras.

Lista de los culpables

18-19 La siguiente es la lista de los sacerdotes que se habían casado con mujeres extranjeras y que prometieron divorciarse de ellas, y reconocieron su culpa ofreciendo carneros como sacrificio:

De los hijos de Jesúa hijo de Josadac, y de sus hermanos: Maseías, Eliezer, Jarib y Guedalías.

20 De los hijos de Imer: Jananí y Zebadías.

21 De los hijos de Jarín: Maseías, Elías, Semaías, Jehiel y Uzías.

22 De los hijos de Pasur: Elihoenay, Maseías, Ismael, Natanael, Jozabad y Elasá.

23 Los levitas que fueron hallados culpables fueron los siguientes: Jozabad, Simí, Quelaías, llamado también Quelitá, Petaías, Judá y Eliezer.

24 De los cantores fue hallado culpable Eliasib.

De los porteros: Salún, Telén y Uri.

25 Esta es la lista de los demás ciudadanos israelitas que fueron hallados culpables: De la familia de Parós: Ramías, Jezías, Malquías, Mijamín, Eleazar, Malquías y Benaías.

26 De los hijos de Elam: Matanías, Zacarías, Jehiel, Abdí, Jeremot y Elías.

27 De los hijos de Zatú: Elihoenay, Eliasib, Matanías, Jeremot, Zabad y Azizá.

28 De los hijos de Bebay: Johanán, Jananías, Zabay y Atlay.

29 De los hijos de Baní: Mesulán, Maluc, Adaías, Yasub, Seal y Ramot.

30 De los hijos de Pajat Moab: Adná, Quelal, Benaías, Maseías, Matanías, Bezalel, Binuy y Manasés.

31-32 De los hijos de Jarín: Eliezer, Isías, Malquías, Semaías, Simeón, Benjamín, Maluc y Semarías.

33 De los hijos de Jasún: Matenay, Matatá, Zabad, Elifelet, Jeremay, Manasés y Simí.

34-37 De los hijos de Baní: Maday, Amirán, Uel, Benaías, Bedías, Queluhi, Vanías, Meremot, Eliasib, Matanías, Matenay, Jasay.

38-42 De los hijos de Binuy: Simí, Selemías, Natán, Adaías, Macnadebay, Sasay, Saray, Azarel, Selemías, Semarías, Salún, Amarías y José.

43 Y de los hijos de Nebo: Jeyel, Matatías, Zabad, Zebiná, Jadau, Joel y Benaías.

44 Cada uno de estos hombres había tomado esposa pagana y muchos tenían hijos de estas mujeres.

Hechos 1

Jesús llevado al cielo

Distinguido Teófilo:

En mi primera carta[a] te hablé de todo lo que Jesús empezó a hacer y enseñar y de cómo regresó al cielo después de darles instrucciones, a través del Espíritu Santo, a los apóstoles que había escogido.

Durante los cuarenta días que siguieron a sus sufrimientos, se presentó repetidas veces ante los apóstoles y les demostró que estaba vivo. En todas esas ocasiones les habló del reino de Dios.

Estando con ellos, les mandó que no salieran de Jerusalén hasta que, tal como ya les había dicho, recibieran la promesa del Padre.

―Juan los bautizó con agua —les recordó—, pero dentro de poco ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo.

Los que se habían reunido con Jesús le preguntaron:

―Señor, ¿vas ahora a restaurar el reino de Israel?

―El Padre ha fijado ese tiempo —les contestó—, y a ustedes no les corresponde saberlo. Sin embargo, cuando el Espíritu Santo descienda sobre ustedes recibirán poder para ser mis testigos no sólo en Jerusalén, sino también en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra.

Y mientras les decía esto, ascendió al cielo y desapareció envuelto en una nube.

10 Los discípulos seguían con la mirada fija viendo cómo se perdía en las alturas, y en eso, dos varones vestidos de blanco se pusieron junto a ellos.

11 ―Galileos —les dijeron—, ¿por qué se han quedado mirando al cielo? Jesús regresará de la misma forma en que lo han visto ascender al cielo.

Elección de Matías para reemplazar a Judas

12 Como estaban en el monte de los Olivos, para regresar a Jerusalén caminaron casi un kilómetro, que era lo que se permitía caminar en el día de reposo. 13-14 Allí, en el aposento alto de la casa, se reunieron para orar. Estuvieron presentes: Pedro, Juan, Santiago, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo, Santiago el hijo de Alfeo, Simón el Zelote, Judas el hijo de Santiago y los hermanos de Jesús, además de varias mujeres, entre las que se encontraba la madre de Jesús.

15 En aquellos días, en una ocasión en que había ciento veinte personas presentes, Pedro se puso de pie y les dijo: 16 «Hermanos, era necesario que se cumplieran las Escrituras en cuanto a Judas, el que sirvió de guía a la turba que apresó a Jesús, porque su traición la predijo hace mucho tiempo el Espíritu Santo por boca de David.

17 »Judas era uno de nosotros, y participaba del mismo servicio que hacíamos nosotros. 18 Sin embargo, con el dinero que recibió en pago por su traición, compró un terreno en el que, al precipitarse de cabeza, se le reventó el vientre y se le salieron las entrañas. 19 La noticia de su muerte corrió rápidamente entre los habitantes de Jerusalén, quienes le dieron a aquel lugar el nombre de “Campo de Sangre”.

20 »El libro de los Salmos lo había predicho así: “Quede desierta su casa y no haya quien more en ella”. Y luego añade: “¡Que otro se encargue de su trabajo!”.

21 »Entre nosotros tenemos personas que nos han acompañado todo el tiempo que el Señor Jesús estuvo con nosotros. 22 Es necesario que seleccionemos a alguien que haya estado con nosotros desde que Juan bautizó al Señor hasta que este ascendió al cielo. Así, junto con nosotros, será testigo de su resurrección».

23 Y escogieron a dos: a José Justo (llamado también Barsabás) y a Matías.

24 Luego oraron: «Señor, tú que conoces los corazones, muéstranos a cuál de estos hombres has escogido 25 para asumir el apostolado de Judas el traidor, quien ya está donde le corresponde estar».

26 Y a continuación echaron suertes y la suerte cayó sobre Matías. Desde entonces, Matías se sumó a los once apóstoles.

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