Old/New Testament
1 Junto a los ríos de Babilonia, allí nos sentábamos, y aun llorábamos, acordándonos de Sion.
2 Sobre los sauces que están en medio de ella colgamos nuestras arpas;
3 cuando nos pedían allí, los que nos cautivaron, las palabras de la canción, (colgadas nuestras arpas de alegría) diciendo: Cantadnos de las canciones de Sion.
4 ¿Cómo cantaremos canción del SEÑOR en tierra de extraños?
5 Si me olvidare de ti, oh Jerusalén, mi diestra sea olvidada.
6 Mi lengua se pegue a mi paladar, si de ti no me acordare; si no ensalzare a Jerusalén como preferente asunto de mi alegría.
7 ¶ Acuérdate, oh SEÑOR, de los hijos de Edom en el día de Jerusalén; quienes decían: Arrasadla, arrasadla hasta los cimientos.
8 Hija de Babilonia destruida, dichoso el que te diere tu pago, que nos pagaste a nosotros.
9 Dichoso el que tomara y estrellara tus niños a las piedras.
De David.
1 Te Alabaré con todo mi corazón; delante de los dioses te cantaré salmos.
2 Adoraré al templo de tu santidad, y alabaré tu Nombre sobre tu misericordia y tu verdad; porque has hecho magnífico tu Nombre, y has engrandecido tu dicho sobre todas las cosas.
3 El día que llamé, me respondiste; me fortaleciste con fortaleza en mi alma.
4 Te confesarán, oh SEÑOR, todos los reyes de la tierra, cuando oigan los dichos de tu boca.
5 Y cantarán en los caminos del SEÑOR, que la gloria del SEÑOR es grande.
6 ¶ Porque el alto SEÑOR mira al humilde; y al altivo no lo conoce.
7 Si anduviere yo por medio de la angustia, tú me vivificarás; contra la ira de mis enemigos extenderás tu mano, y tu diestra me salvará.
8 El SEÑOR cumplirá por mí; tu misericordia, oh SEÑOR, es para siempre; no dejarás la obra de tus manos.
Al Vencedor: de David: Salmo.
1 SEÑOR, tú me has examinado y conocido.
2 Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme, has entendido desde lejos mis pensamientos.
3 Mi andar y mi reposo has ceñido, y todos mis caminos has aparejado.
4 Pues aun no está la palabra en mi lengua, y he aquí, oh SEÑOR, tú la supiste toda.
5 Rostro y envés tú me formaste, y sobre mí pusiste tu mano.
6 Más maravillosa es su ciencia que mi capacidad; alta es, no puedo comprenderla.
7 ¶ ¿Adónde me iré de tu Espíritu? ¿Y adónde huiré de tu presencia?
8 Si subiere a los cielos, allí estás tú; y si hiciere mi estrado en el Seol, hete allí.
9 Si tomare las alas del alba, y habitare en el extremo del mar,
10 aun allí me guiará tu mano, y me asirá tu diestra.
11 Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán; aun la noche resplandecerá por causa de mí.
12 Aun las tinieblas no encubren de ti, y la noche resplandece como el día; las tinieblas son como la luz.
13 Porque tú poseíste mis riñones; me cubriste en el vientre de mi madre.
14 Te alabaré; porque me formaste de una manera formidable y maravillosa; y esto mi alma conoce en gran manera.
15 No fue encubierto mi cuerpo de ti, aunque yo fui hecho en secreto, y entretejido en lo profundo de la tierra.
16 Tus ojos vieron mi cuerpo aun imperfecto, y en tu libro todos mis miembros estaban escritos; que fueron luego formados, sin faltar uno de ellos.
17 ¶ Así que ¡cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán multiplicadas son sus cuentas!
18 Si los cuento, se multiplican más que la arena; despierto, y aún estoy contigo.
19 De cierto, oh Dios, matarás al impío; apartaos, pues, de mí, los varones sanguinarios,
20 que te dicen blasfemias; se ensoberbecen en vano tus enemigos.
21 ¿No tuve en odio, oh SEÑOR, a los que te aborrecen, y peleo contra tus enemigos?
22 De entero odio los aborrecí; los tuve por enemigos.
23 Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos;
24 y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno.
13 ¶ Si yo hablara lenguas humanas y angélicas, y no tengo caridad, soy como metal que resuena, o címbalo que retiñe.
2 Y si tuviera profecía, y entendiera todos los misterios y toda ciencia; y si tuviera toda la fe, de tal manera que traspasara los montes, y no tengo caridad, nada soy.
3 Y si repartiera toda mi hacienda para dar de comer a los pobres, y si entregara mi cuerpo para ser quemado, y no tengo caridad, de nada me sirve.
4 ¶ La caridad es sufrida, es benigna; la caridad no tiene envidia, la caridad no hace sin razón, no se envanece;
5 no es injuriosa, no busca lo suyo, no se irrita, no piensa mal;
6 no se recrea de la injusticia, mas se recrea de la verdad;
7 todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
8 ¶ La caridad nunca se pierde; mas las profecías se han de acabar, y cesarán las lenguas, y la ciencia ha de acabar;
9 porque en parte conocemos, y en parte profetizamos;
10 mas cuando venga lo que es perfecto, entonces lo que es en parte será quitado.
11 Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, sabía como niño, mas cuando ya soy hombre hecho, quité lo que era de niño.
12 Ahora vemos como por espejo, en obscuridad; mas entonces veremos cara a cara; ahora conozco en parte; mas entonces conoceré como soy conocido.
13 Mas ahora permanecen la fe, la esperanza, y la caridad, estas tres cosas; pero la mayor de ellas es la caridad.
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