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Old/New Testament

Each day includes a passage from both the Old Testament and New Testament.
Duration: 365 days
La Palabra (España) (BLP)
Version
Zacarías 9-12

SEGUNDA PARTE (9—14)

Israel y los pueblos vecinos (9—11)

Juicio y castigo

Oráculo:
La palabra del Señor
llega al país de Jadrac
y en Damasco se detiene,
pues al Señor pertenecen
las ciudades de Siria,
así como las tribus de Israel.
Y también le pertenece
su vecina Jamat,
junto con Tiro y Sidón
prototipos de sabiduría.
Tiro se construyó una fortaleza;
acumuló tanta plata como polvo,
y tanto oro como barro
hay desparramado por las calles.
Pero el Señor la despojará de todo,
hundirá en el mar su poderío
y será consumida por el fuego.
Se espantará al verlo Ascalón,
se estremecerá Gaza de terror,
y Ecrón quedará sin esperanza.
Será eliminado el rey de Gaza,
quedará Ascalón sin habitantes,
y en Asdod vivirán razas mezcladas.
Abatiré la soberbia filistea,
arrancaré de su boca
la presa todavía ensangrentada,
y de entre sus dientes los manjares
que me son aborrecibles.
También de ellos quedará
un resto para nuestro Dios;
serán como clanes de Judá,
y los de Ecrón como si fueran jebuseos.
Montaré guardia en torno a mi Templo
contra todos los que intenten invadirlo;
ningún opresor pasará por allí
porque mis ojos están vigilantes.

El Mesías que viene

Salta de alegría, Sión;
grita jubilosa, Jerusalén,
porque ya llega tu rey,
justo y victorioso,
humilde y montado sobre un asno,
sobre un borrico, retoño de asna.
10 Destruirá los carros de guerra de Efraín
y aniquilará la caballería de Jerusalén;
quebrará los arcos de guerra
y anunciará la paz a las naciones.
Dominará de un mar a otro mar,
desde el río Éufrates
hasta los confines de la tierra.

Regreso de los cautivos

11 Y porque sellé contigo
una alianza mediante sangre,
yo sacaré a tus cautivos
del foso sin agua.
12 Volved, cautivos,
a la ciudad fortificada,
volved esperanzados;
hoy mismo os anuncio
que os daré doble recompensa.
13 He tensado como un arco a Judá,
he cargado [de flechas] a Efraín;
lanzaré, Sión, a tus hijos
contra los tuyos, país de Javán,
y te blandiré, Sión,
como blande un valiente su espada.
14 El Señor se manifestará a su lado
disparando flechas como relámpagos;
hará el Señor resonar la trompeta
y avanzará entre los torbellinos del sur.
15 El Señor del universo los protegerá
de modo que aplasten y trituren
las piedras lanzadas por la honda;
beberán su sangre como vino,
hasta rebosar como copa de ofrendas,
como los salientes del altar.
16 Aquel día los salvará el Señor, su Dios;
serán como rebaño de su pueblo
y resplandecerán en su tierra
como diamantes de diadema.
17 ¡Qué felicidad y qué hermosura!
El pan hará florecer a los muchachos
y el vino nuevo a las muchachas.

Inutilidad de los ídolos

10 Pedid al Señor que llueva en primavera,
pues él es quien envía los temporales
y hace llover en abundancia,
brotando así hierba en el campo para todos.
Los ídolos sólo ofrecen vanas promesas,
y los adivinos falsas visiones;
anuncian sueños engañosos
y prometen consuelos ilusorios
Por eso [el pueblo] anda errante,
abatido como rebaño sin pastor.

Liberación y retorno

Ardo de ira contra los pastores,
castigaré a los guías del rebaño.
El Señor del universo ha visitado al pueblo de Judá,
que es su rebaño, y hará de él
su caballo victorioso en el combate.
Porque de él saldrá la piedra angular,
las estacas de la tienda y el arco de guerra,
además de todos sus caudillos.
Juntos se lanzarán al combate
como valientes guerreros,
pisando el barro de las calles;
peleará junto a ellos el Señor
y cubrirán de vergüenza
a los jinetes enemigos.
Haré fuerte al pueblo de Judá
y daré la victoria a la descendencia de José.
Los repatriaré, pues me compadezco de ellos,
y será como si nunca los hubiera rechazado,
pues soy el Señor, su Dios, que los escucha.
Los de Efraín serán como héroes,
animosos como después de haber bebido;
sus hijos se alegrarán al verlos,
saltará de júbilo en el Señor su corazón.
Los reuniré con un silbido,
pues yo soy quien los ha rescatado,
y serán tan numerosos como antes.
Yo los dispersaré entre las naciones,
pero me recordarán estando lejos,
criarán hijos y regresarán.
10 Haré que vuelvan de Egipto,
los recogeré de Asiria
para traerlos a Galaad y al Líbano,
y ni aún así tendrán sitio suficiente.
11 Atravesarán el mar de la angustia,
mientras el Señor golpeará las olas del mar
y el cauce del río quedará seco.
Será abatido el orgullo de Asiria
y el poder de Egipto acabará.
12 Cifrarán su fuerza en el Señor
y en su nombre avanzarán,
—oráculo del Señor—.

11 Abre, Líbano, tus puertas
y que el fuego devore tus cedros.
Gime, ciprés, de dolor,
porque ha caído el cedro
y han sido abatidos los poderosos.
Lamentaos, encinas de Basán,
porque han talado
el bosque impenetrable.
Oíd el lamento de los pastores
porque ha sido arrancado
el esplendor de sus praderas;
Escuchad cómo rugen
los cachorros de león
porque ha sido asolada
la espesura del Jordán.

Alegoría de los dos pastores

Así dice el Señor, mi Dios:

— Apacienta estas ovejas destinadas al matadero, las que degüellan impunemente sus compradores mientras dice el que las vende: “Bendito sea el Señor que me ha hecho rico”. Ni sus propios pastores se compadecen de ellas. Pues bien, tampoco yo tendré compasión de los que habitan esta tierra —oráculo del Señor—; voy a entregar a todos y cada uno a merced de sus vecinos y de sus reyes que devastarán el país sin que yo los libre de sus manos.

Me puse a apacentar las ovejas que los tratantes habían destinado al matadero. Así que tomé dos cayados: al uno lo llamé “Gracia” y al otro “Concordia”. Seguí apacentando al rebaño y en un solo mes despedí a tres pastores, pues yo no los pude aguantar y ellos se cansaron de mí. Entonces dije:

— No os apacentaré más; la que haya de morir, que muera; la que haya de perecer, que perezca; y las que sobrevivan, que se devoren unas a otras.

10 Tomé luego mi cayado “Gracia” y lo quebré en señal de que rompía el pacto sellado con todos los pueblos. 11 Quedó, pues, roto el pacto en aquel día y los tratantes de ovejas, que estaban observándome, reconocieron que era el Señor quien hablaba. 12 Yo les propuse:

— Si os parece bien, dadme mi salario; y si no, dejadlo.

Entonces pesaron lo que me correspondía como salario y me dieron treinta siclos de plata. 13 El Señor, por su parte, me dijo:

— Echa al tesoro [del Templo] ese buen precio en que me han valorado.

Tomé los treinta siclos de plata y los eché en el tesoro del Templo del Señor. 14 Quebré luego mi segundo cayado de nombre “Concordia”, como señal de que rompía la hermandad entre Judá e Israel. 15 Y el Señor me dijo:

— Toma los aperos de un pastor irresponsable. 16 Porque voy a suscitar en este país un pastor que no se preocupará de la oveja descarriada, ni buscará la extraviada, ni curará la que está herida, ni alimentará a la sana; al contrario, comerá la carne de las gordas y les arrancará hasta las pezuñas.

17 ¡Ay del pastor irresponsable
que abandona el rebaño!
¡Que la espada le cercene el brazo
y le salte el ojo derecho!
¡Que su brazo se seque del todo
y su ojo derecho se apague por completo!

Gloria de la Jerusalén futura (12—14)

Jerusalén liberada

12 Profecía:

Esta es la palabra —oráculo del Señor— que dirige a Israel el Señor que desplegó los cielos, cimentó la tierra y creó el espíritu humano:

— Voy a convertir a Jerusalén en copa embriagadora para todas las naciones de su entorno; y lo mismo sucederá con todo Judá cuando Jerusalén sea sitiada.

Aquel día convertiré a Jerusalén en una piedra que ninguna nación podrá levantar; cualquiera que intente levantarla quedará destrozado. Todas las naciones de la tierra se aliarán contra ella.

Aquel día —oráculo del Señor— haré que se desboquen los caballos y se vuelvan locos sus jinetes. Mantendré abiertos los ojos sobre los habitantes de Judá, pero a los caballos de las naciones los dejaré ciegos Pensarán entonces los clanes de Judá: “En el Señor, Dios del universo, está la fuerza de los habitantes de Jerusalén”.

Aquel día convertiré a los clanes de Judá en montón ardiente de leña, en tea encendida entre gavillas de mies; a derecha e izquierda devorarán a todas las naciones de su entorno, mientras Jerusalén volverá a ser habitada donde siempre. Pero el Señor salvará en primer lugar a las gentes de Judá para que ni la descendencia de David ni los moradores de Jerusalén se envalentonen a costa de Judá.

Aquel día protegerá el Señor a los habitantes de Jerusalén: el más débil entre ellos se sentirá fuerte como David, y la dinastía de David será para ellos como Dios, como un ángel del Señor al frente de ellos.

Aquel día exterminaré a todas las naciones que intenten atacar a Jerusalén; 10 derramaré, en cambio, sobre la dinastía de David y los habitantes de Jerusalén un espíritu de gracia y de oración. Dirigirán sus miradas hacia mí, a quien traspasaron, harán duelo como se hace por un hijo único y llorarán amargamente como se llora a un primogénito.

11 Aquel día el duelo en Jerusalén será tan grande como el de Hadad-Rimón en la llanura de Meguido. 12 Todo el país hará duelo, familia por familia: los descendientes de David y de Natán, y también sus mujeres; 13 los descendientes de Leví y de Simeí, y también sus mujeres; 14 y todos los demás clanes, cada uno por su parte, con sus respectivas mujeres.

Apocalipsis 20

Los mil años

20 Vi a un ángel que bajaba del cielo. Llevaba en la mano la llave del abismo y una gruesa cadena. Apresó al dragón, la antigua serpiente —es decir, el Diablo o Satanás— y lo encadenó por mil años. Lo arrojó después al abismo y allí lo encerró; y selló la entrada, para que en adelante no pueda seducir a las naciones hasta que hayan pasado los mil años. Pasados esos mil años, gozará de libertad por breve tiempo.

Vi también unos tronos; a los que se sentaron en ellos se les dio poder para juzgar. Y vi con vida a los que habían sido asesinados por haber dado testimonio de Jesús y por haber proclamado la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen y no llevaban tatuada en la frente ni en las manos la marca de la bestia. Todos estos recobraron la vida y reinaron con Cristo mil años. Los demás muertos, en cambio, no volvieron a la vida hasta pasados los mil años. Es la primera resurrección. ¡Dichosos quienes Dios ha elegido para tomar parte en ella! La segunda muerte no hará presa en ellos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él los mil años.

Derrota final de Satanás

Pero llegarán a su fin los mil años. Entonces Satanás será desencadenado y tratará de seducir a los habitantes de los cuatro puntos cardinales del mundo, a Gog y a Magog, cuyos ejércitos, innumerables como las arenas del mar, se pondrán en pie de guerra. Y, efectivamente, se extendieron a lo ancho de la tierra, sitiaron el campamento de los elegidos y pusieron cerco a la ciudad bienamada. Pero un fuego se abatió sobre ellos desde el cielo y los devoró. 10 Y el diablo, el que los había seducido, fue arrojado al lago de fuego y azufre donde, en compañía de la bestia y del falso profeta, sufrirá tormento por siempre, día y noche sin cesar.

La hora del juicio

11 Vi luego un trono majestuoso y resplandeciente; vi al que estaba sentado en él ante cuya presencia desaparecieron el cielo y la tierra sin dejar rastro tras de sí; 12 y vi a los muertos, tanto los humildes como los poderosos, que estaban de pie ante el trono. Entonces fueron abiertos los libros y también fue abierto otro libro: el libro de la vida. Los muertos fueron juzgados conforme a las acciones que tenían consignadas en los libros. 13 Todos fueron juzgados conforme a sus acciones: los muertos devueltos por el mar y los devueltos por la muerte y el abismo. 14 Y la muerte y el abismo fueron después arrojados al lago de fuego, es decir, a la segunda muerte. 15 Y también fueron arrojados al lago de fuego aquellos cuyos nombres no están inscritos en el libro de la vida.

La Palabra (España) (BLP)

La Palabra, (versión española) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España