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Old/New Testament

Each day includes a passage from both the Old Testament and New Testament.
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La Palabra (España) (BLP)
Version
Amós 1-3

Título y prólogo

Palabras que Amós, uno de los pastores de Tecoa, recibió sobre Israel en visión profética en tiempos de Ozías, rey de Judá, y de Jeroboán, hijo de Joás, rey de Israel, dos años antes del terremoto. Decía:

Ruge el Señor desde Sión,
desde Jerusalén levanta su voz;
las praderas de los pastores se agostan,
está reseca la cumbre del Carmelo.

I.— LIBRO DE LOS ORÁCULOS (1,3—6,14)

Oráculos contra las naciones (1,3—2,16)

Contra Damasco

Esto es lo que dice el Señor:
Son tantos los delitos de Damasco
que no los dejaré sin castigo.
Por haber triturado a Galaad
empleando trillos de hierro,
mandaré fuego a la casa de Jazael
y devorará los palacios de Benadad;
haré saltar el cerrojo de Damasco,
aniquilaré al que habita en Bicat Avén
y al que empuña el cetro en Bet Edén.
El pueblo de Siria irá cautivo a Quir
—dice el Señor—.

Contra Gaza y los filisteos

Esto es lo que dice el Señor:
Son tantos los delitos de Gaza,
que no los dejaré sin castigo.
Por haber deportado
a poblaciones enteras
entregándoselas a Edom,
mandaré contra las murallas de Gaza
un fuego que devorará sus palacios;
aniquilaré al que habita en Asdod
y al que empuña el cetro en Ascalón.
Lanzaré mi mano contra Ecrón
y no quedará ni un filisteo,
—dice el Señor Dios—.

Contra Tiro y los fenicios

Esto es lo que dice el Señor:
Son tantos los delitos de Tiro
que no los dejaré sin castigo.
Por haber deportado
a poblaciones enteras
para entregárselas a Edom
sin acordarse del pacto fraterno,
10 mandaré contra las murallas de Tiro
un fuego que devorará sus palacios,
—dice el Señor—.

Contra Edom

11 Esto es lo que dice el Señor:
Son tantos los delitos de Edom
que no los dejaré sin castigo.
Por perseguir a su hermano
a punta de espada
y no haber tenido compasión,
manteniendo un odio
implacable y perpetuo,
12 mandaré contra Temán un fuego
que devorará los palacios de Bosrá.

Contra Amón

13 Esto es lo que dice el Señor:
Son tantos los delitos de Amón
que no los dejaré sin castigo.
Por haber abierto en canal
a las embarazadas de Galaad
para ensanchar su territorio,
14 mandaré contra las murallas de Rabá
un fuego que devore sus palacios
entre el griterío de un día de guerra
y el huracán de un día de tormenta.
15 Y su rey será deportado
junto con todos sus príncipes,
—dice el Señor—.

Contra Moab

Esto es lo que dice el Señor:
Son tantos los delitos de Moab
que no los dejaré sin castigo.
Por haber quemado y calcinado
los huesos del rey de Edom,
mandaré contra Moab un fuego
que devorará los palacios de Queriyot.
Y perecerá Moab entre estruendos,
gritos de guerra y toques de trompeta.
Extirparé de en medio al que gobierna
y aniquilaré a todos sus magistrados,
—dice el Señor—.

Contra Judá

Esto es lo que dice el Señor:
Son tantos los delitos de Judá
que no los dejaré sin castigo.
Por haber rechazado la ley del Señor
y no haber cumplido sus mandamientos,
por haberse dejado extraviar por ídolos
a quienes ya sus antepasados adoraron,
enviaré contra Judá un fuego
que devorará los palacios de Jerusalén.

Contra Israel

Esto es lo que dice el Señor:
Son tantos los delitos de Israel
que no los dejaré sin castigo.
Venden al inocente por dinero,
al pobre por un par de sandalias;
aplastan contra el polvo al desvalido
y no imparten justicia al indefenso;
padre e hijo acuden a la misma joven,
profanando así mi santo nombre.
Se tienden junto a cualquier altar
sobre ropas tomadas en prenda,
y beben en el templo de su dios
vino comprado con multas injustas.
Yo exterminé ante ellos al amorreo,
alto como los cedros y fuerte como las encinas;
extirpé sus raíces y malogré sus frutos.
10 A vosotros, en cambio, os saqué de Egipto
y os conduje cuarenta años por el desierto
hasta conquistar el país de los amorreos.
11 Suscité profetas entre vuestros hijos
y nazareos entre vuestros jóvenes.
¿No es así, israelitas? —oráculo del Señor—.
12 Pero obligasteis a beber vino a los nazareos
y no dejasteis profetizar a los profetas.
13 Pues bien, yo haré que el suelo se os hunda
como se hunde bajo un carro cargado de mies.
14 Ni el más ligero podrá huir,
ni al más fuerte le valdrán sus fuerzas,
ni el más valiente salvará su vida;
15 el arquero no conseguirá resistir,
el ágil de piernas no escapará;
el que monta a caballo no se salvará;
16 y hasta el valiente más intrépido
tendrá que huir desnudo aquel día,
—oráculo del Señor—.

Oráculos contra Israel (3—6)

Elección y castigo

Escuchad, israelitas, esta palabra que el Señor pronuncia contra vosotros, contra toda la familia que hice salir de Egipto:

Solamente a vosotros elegí
entre todas las familias de la tierra;
por eso os pediré cuentas
de todas vuestras iniquidades.

Misión del profeta

¿Caminarán dos juntos
si no se han puesto de acuerdo?
¿Rugirá un león en la selva
a no ser que encuentre presa?
¿Gruñirá el cachorro en su guarida
a no ser que haya cazado algo?
¿Caerá un pájaro a tierra
si no se le tiende una trampa?
¿Saltará la red desde el suelo
a no ser que haya atrapado una pieza?
¿Sonará la trompeta en la ciudad
sin que la población se alarme?
¿Sucederá una desgracia en la ciudad
si no es el Señor quien la envía?
Ciertamente nada hace el Señor Dios,
sin revelárselo a sus siervos, los profetas.
Si ruge el león, ¿quién no temblará?
Si el Señor Dios lo manda,
¿quién no hablará en su nombre?

Contra Samaría

Proclamadlo en los palacios de Asur,
pregonadlo en los de Egipto, y decid:
“Reuníos en los montes de Samaría,
mirad cómo rebosa de desórdenes,
cómo abunda la violencia dentro de ella”.
10 No saben obrar con rectitud,
—oráculo del Señor—;
sus palacios están repletos
del fruto de su violencia y su rapiña.
11 Por eso, así dice el Señor Dios:
El enemigo pondrá cerco al país,
te despojará de tu fuerza
y serán saqueados tus palacios.
12 Esto es lo que dice el Señor:
Como rescata el pastor de la boca del león
dos patas o la punta de una oreja,
eso es lo que se rescatará
de los israelitas que moran en Samaría
y se recuestan en divanes
y en lechos confortables.
13 Escuchad, pues, y testimoniad contra Jacob,
—oráculo del Señor, Dios del universo—.
14 Porque el día en que pida cuentas
a Israel de todos sus delitos
destruiré también los altares de Betel,
serán arrancados los salientes del altar
y caerán por tierra.
15 Derribaré la mansión de invierno
y también la de verano;
desaparecerán los palacios de marfil
y se desplomarán muchas mansiones,
—oráculo del Señor—.

Apocalipsis 6

Los cuatro primeros sellos

Vi entonces cómo el Cordero rompió el primero de los siete sellos, al tiempo que uno de los cuatro seres vivientes decía con voz de trueno:

— ¡Ven!

Al mirar, vi un caballo blanco, cuyo jinete iba armado de un arco. Le dieron una corona, y salió como seguro vencedor. El Cordero rompió el segundo sello, y oí que el segundo ser viviente decía:

— ¡Ven!

Salió entonces otro caballo de color rojo. A su jinete se le dio una gran espada con la misión de borrar la paz de la tierra provocando guerras fratricidas.

Rompió el Cordero el tercer sello, y oí al tercer ser viviente que decía:

— ¡Ven!

Al mirar, vi un caballo negro, cuyo jinete sostenía una balanza en la mano. Emergiendo de entre los cuatro seres vivientes, una especie de voz proclamaba:

— Por un kilo de trigo, el jornal de un día; por tres kilos de cebada, el jornal de un día; no causes daño, sin embargo, al aceite y al vino.

El Cordero rompió el cuarto sello, y oí la voz del cuarto ser viviente, que decía:

— ¡Ven!

Al mirar, vi un caballo amarillo montado por un jinete que se llamaba “Muerte”. Detrás de él galopaba el “Abismo”, ambos con poder para aniquilar la cuarta parte de la tierra valiéndose de la espada, el hambre, la peste y los animales salvajes.

El quinto y sexto sello

El Cordero rompió el quinto sello, y vi debajo del altar, vivos, los que habían sido asesinados por haber proclamado la palabra de Dios y haber dado testimonio de su fe. 10 Y gritaron con voz poderosa:

— Señor santo y veraz, ¿cuánto vas a tardar en hacernos justicia y vengar la muerte que nos dieron los que habitan tierra?

11 Recibió entonces cada uno una túnica blanca, mientras les decían:

— Esperad todavía un poco hasta que se complete el número de vuestros compañeros y hermanos que han de morir como vosotros.

12 Vi cómo el Cordero rompía el sexto sello. Se produjo entonces un formidable terremoto; el sol se oscureció como si se vistiera de luto; la luna se volvió completamente como sangre; 13 las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, como higos aún verdes sacudidos por un viento impetuoso; 14 el cielo se replegó sobre sí mismo como un pergamino que se enrolla, y todos los montes y las islas sintieron estremecerse sus cimientos. 15 Entonces, los reyes de la tierra, los nobles, los generales, los ricos, los poderosos, todos absolutamente, esclavos y libres, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes, 16 diciendo a cumbres y peñascos:

— Caed sobre nosotros; ocultadnos para que no nos vea el que está sentado en el trono, para que no dé con nosotros la ira del Cordero. 17 Porque ha llegado el gran día de su ira, y ¿quién podrá resistir en pie?

La Palabra (España) (BLP)

La Palabra, (versión española) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España