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Old/New Testament

Each day includes a passage from both the Old Testament and New Testament.
Duration: 365 days
La Palabra (España) (BLP)
Version
Ezequiel 45-46

Reparto de la tierra. La parte del Señor

45 Cuando echéis a suertes el reparto de la tierra, reservaréis como ofrenda al Señor un terreno sagrado de doce mil quinientos metros de largo por diez mil de ancho. Será sagrado en toda su extensión. De él se tomará para el santuario un cuadrado de doscientos cincuenta metros de lado, rodeado de una zona libre de veinticinco metros de ancho. De todo el terreno acotaréis también un espacio de doce mil quinientos metros de largo por cinco mil de ancho; allí se construirá el santuario, el lugar santísimo. Será el terreno sagrado del país, destinado a los sacerdotes que ofician en el santuario y que se acercan al Señor para servirle. Les servirá de solar para sus viviendas y de pasto para el ganado. Los levitas que sirven en el Templo tendrán reservado un terreno de doce mil quinientos metros de largo por cinco mil de ancho, para que tengan una propiedad donde habitar. Como área urbana fijaréis un terreno de dos mil quinientos metros de ancho por doce mil quinientos de largo, junto a la parte reservada al santuario. Será propiedad de toda la comunidad de Israel.

La parte del príncipe

Al príncipe se le asignarán territorios a ambos lados del terreno reservado al santuario y al área urbana; ocuparán el espacio que discurre a lo largo de la linde del terreno reservado al santuario y del reservado al área urbana, y llegarán hasta el mar por occidente y hasta la frontera por oriente. Desde la frontera marítima a la frontera oriental habrá una longitud igual a cada una de las partes sorteadas para las tribus. Esta será su propiedad en Israel y así mis príncipes no volverán a oprimir a mi pueblo; a los israelitas, por tribus, se les asignará el resto de la tierra. Esto dice el Señor Dios: ¡Ya está bien, príncipes de Israel! ¡Ya está bien de violencia y rapiña! Practicad el derecho y la justicia, dejad ya de expropiar a mi pueblo —oráculo del Señor Dios—. 10 Ocupaos de que las balanzas no estén trucadas y de que las pesas y las medidas sean las correctas. 11 La medida base será igual para líquidos y sólidos, a saber, de una capacidad de veintidós litros. 12 En cuanto al siclo equivaldrá a veinte gueras; veinte siclos más veinticinco siclos, más quince siclos equivaldrán a una mina.

Ofrendas y sacrificios para el culto

13 Esta será la ofrenda que haréis: por cada doscientos kilos de trigo o de cebada, ofreceréis tres kilos y medio. 14 En cuanto a la cosecha de aceite, esta será la norma: por cada doscientos veinte litros, ofreceréis dos litros y cuarto de aceite. 15 Y por cada rebaño de doscientas cabezas que pasten en los prados de Israel se reservará una oveja para hacer ofrendas, holocaustos y sacrificios de comunión, que les sirvan de expiación. 16 Toda la población presentará esta ofrenda a favor del príncipe de Israel. 17 El príncipe será responsable de los holocaustos, las ofrendas de cereales y las libaciones en las fiestas, novilunios y sábados, así como en todas las solemnidades que celebren los israelitas; también él ofrecerá el sacrificio expiatorio, la ofrenda de cereales, el holocausto y los sacrificios de comunión, que servirán para expiar los pecados de Israel.

Sacrificios y fiestas específicos

18 Esto dice el Señor Dios: El día uno del primer mes tomarás un novillo sin defecto y lo sacrificarás para purificar el santuario. 19 El sacerdote tomará parte de la sangre de la víctima y untará con ella las jambas del Templo, los cuatro ángulos del zócalo del altar y las jambas del pórtico del atrio interior. 20 Lo mismo harás el día siete de cada mes por quien haya pecado por inadvertencia o irreflexión, y así haréis la expiación del Templo. 21 El día catorce del primer mes celebraréis la fiesta de la Pascua; durante siete días comeréis pan sin levadura. 22 Ese día el príncipe ofrecerá por él y por toda la gente del pueblo un novillo como sacrificio expiatorio. 23 Durante los siete días de la fiesta ofrecerá diariamente como holocausto al Señor siete novillos y siete carneros sin defecto, y un macho cabrío diario como víctima expiatoria. 24 Como oblación de cereales ofrecerá veintidós kilos de cereal por cada novillo y otro tanto por cada carnero, más cuatro litros de aceite por cada veintidós kilos de cereal. 25 El día quince del séptimo mes, con ocasión del comienzo de la fiesta, ofrecerá lo mismo durante siete días: sacrificio expiatorio, holocausto, oblación de cereales y aceite.

Disposiciones anejas

46 Esto dice el Señor Dios: El pórtico del atrio interior orientado hacia el este permanecerá cerrado los seis días laborables; se abrirá el sábado y el día de novilunio. Cuando el príncipe entre en el vestíbulo del pórtico, se parará en el umbral y los sacerdotes ofrecerán su holocausto y sus sacrificios de comunión; él se postrará en el zaguán del pórtico y después saldrá. El pórtico no se cerrará hasta la tarde. La gente del pueblo se postrará a la entrada de este pórtico, en la presencia del Señor, los sábados y novilunios. El holocausto que ofrezca el príncipe al Señor el sábado será de seis corderos y un carnero, todos sin defecto; como oblación de cereales, ofrecerá veintidós kilos de cereal por el carnero, y por los corderos lo que buenamente pueda, aparte de cuatro litros de aceite por cada veintidós kilos de cereal. El día de novilunio las víctimas serán un novillo, seis corderos y un carnero, todos sin defecto. Como oblación de cereales, ofrecerá veintidós kilos de cereal por el novillo y otro tanto por el carnero, y por los corderos lo que buenamente pueda, aparte de cuatro litros de aceite por cada veintidós kilos de cereal. Cuando el príncipe entre, lo hará por el vestíbulo del pórtico, y por él saldrá.

Cuando la gente del pueblo se presente ante el Señor con ocasión de las festividades, el que entre por el pórtico septentrional para adorar saldrá por el pórtico meridional, y el que entre por el pórtico meridional saldrá por el pórtico septentrional; no saldrá por el pórtico por el que entró, sino por el de enfrente. 10 El príncipe que acompañe a la gente entrará con ellos y saldrá con ellos. 11 En las fiestas y solemnidades, la ofrenda de cereales será de veintidós kilos de cereal para el novillo y otro tanto para el carnero; para los corderos lo que buenamente se pueda, aparte de cuatro litros de aceite por cada veintidós kilos de cereal. 12 Cuando el príncipe haga una ofrenda voluntaria al Señor, sea holocausto o sacrificio de comunión, se le abrirá el pórtico que da al oriente para que pueda ofrecer su holocausto o sacrificio de comunión, como hace los sábados. Después de salir, se cerrará el pórtico.

13 Ofrecerás diariamente al Señor, como holocausto, un cordero añal sin defecto. Lo ofrecerás cada mañana. 14 Ofrecerás junto con él, cada mañana, como oblación de cereales, unos cuatro kilos de cereal y un litro de aceite para amasar con él la harina. Esta oblación de cereales al Señor será una de las normas permanentes. 15 El cordero, la oblación de cereales y el aceite serán ofrecidos cada mañana como holocausto habitual.

16 Esto dice el Señor Dios: Si el príncipe hace una donación de sus propios bienes a alguno de sus hijos, la donación pasará como herencia a sus hijos. 17 Pero si hace una donación de sus propios bienes a alguna de las personas que está a su servicio, el regalo pertenecerá a este hasta el año jubilar, y después pasará al príncipe. Después de todo, es posesión suya y deben heredarla sus hijos. 18 El príncipe no tomará nada de las propiedades hereditarias del pueblo, despojando a la gente de forma violenta. Dará a sus hijos como herencia sus propias posesiones, para evitar que mi pueblo sea expulsado de su propia heredad.

19 Después [el hombre que me guiaba] me hizo entrar por la entrada adyacente al pórtico y me condujo a las habitaciones sagradas de los sacerdotes, que están orientadas al norte, y pude ver allí, en el fondo, un espacio que daba al oeste. 20 Entonces me dijo:

— Este es el lugar en el que los sacerdotes han de cocer las víctimas de reparación y las expiatorias, y donde deben hornear las ofrendas de cereales, para no tener que sacarlas al atrio exterior y transmitir su santidad a la gente.

21 Después me sacó al atrio exterior y me hizo recorrer sus cuatro ángulos: en cada uno había un recinto menor. 22 Eran recintos adosados a los cuatro ángulos del atrio, todos de la misma medida: veinte metros de largo por quince de ancho. 23 Cada uno de los cuatro tenía un muro bajo alrededor, y en la parte inferior, siguiendo la línea de los muros, había unos hogares para cocinar. 24 Después me dijo:

— Estas son las cocinas, donde los que están al servicio del Templo deben cocinar las víctimas ofrecidas por la gente.

1 Juan 2

Jesucristo, nuestro intercesor ante el Padre

Hijos míos, os escribo esto para que no pequéis. Ahora bien, si alguno peca, tenemos un intercesor ante el Padre: Jesucristo, el justo. Porque Jesucristo murió para que nuestros pecados sean perdonados; y no sólo los nuestros, sino también los del mundo entero. Estamos ciertos de que conocemos a Dios si cumplimos sus mandamientos. Quien dice: “Yo lo conozco”, pero no cumple sus mandamientos, es un mentiroso y está lejos de la verdad. El amor de Dios alcanza su verdadera perfección en aquel que cumple su palabra; así precisamente conocemos que vivimos unidos a Dios, pues quien se precia de vivir unido a él, debe comportarse como se comportó Jesucristo.

El mandamiento del amor

Queridos, el mandamiento sobre el que os escribo no es nuevo, sino antiguo, pues lo tenéis desde el principio y es la palabra que escuchasteis. Y, sin embargo, se trata de un mandamiento nuevo, en cuanto que se realiza en Cristo y en vosotros; porque las tinieblas van pasando y ya alumbra la luz verdadera. Si alguien dice que vive en la luz y odia a su hermano, todavía vive en tinieblas. 10 El que ama a su hermano, vive en la luz y no caerá en pecado. 11 Pero quien lo aborrece, vive y camina en tinieblas, sin saber a dónde va, porque las tinieblas han cegado sus ojos.

El mundo y sus peligros

12 Os escribo, hijos míos, porque [Dios] ha perdonado vuestros pecados en nombre [de Jesús].

13 Os escribo a vosotros, los mayores, porque conocéis al que existe desde el principio. Os escribo a vosotros, los jóvenes, porque habéis vencido al maligno.

14 Os escribo, hijos míos, porque conocéis al Padre. Os escribo a vosotros, los mayores, porque permanecéis en el conocimiento del que existe desde el principio. Os escribo a vosotros, los jóvenes, porque sois valientes, permanecéis fieles a la palabra de Dios y habéis vencido al maligno.

15 No os encariñéis con este mundo ni con lo que hay en él, porque el amor al Padre y el amor al mundo son incompatibles. 16 Y es que cuanto hay de malo en el mundo —pasiones carnales, turbios deseos y ostentación orgullosa—, procede del mundo y no del Padre. 17 Pero el mundo y sus pasiones se desvanecen; sólo el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.

El anticristo

18 Hijos míos, estamos en la última hora, la hora del anticristo, según oísteis. Efectivamente, esta debe ser la hora final, porque son muchos los anticristos que están en acción. 19 Han salido de entre nosotros, aunque no eran de los nuestros. De haber sido de los nuestros, se habrían mantenido con nosotros. Pero así queda claro que no todos son de los nuestros.

20 En cuanto a vosotros, habéis sido consagrados por el Santo y gozáis de un pleno conocimiento. 21 Si os escribo, no es porque desconozcáis la verdad; de hecho la conocéis y sabéis que mentira y verdad se excluyen mutuamente. 22 Mentiroso es todo el que niega que Jesús es el Cristo. Ese es el anticristo, pues niega al Padre y al Hijo. 23 En efecto, quien niega al Hijo, rechaza al Padre; quien reconoce al Hijo, tiene también al Padre.

Invitación a la fidelidad

24 Por vuestra parte, permaneced fieles al mensaje que oísteis desde el principio; si lo hacéis así, participaréis de la vida del Padre y del Hijo. 25 Pues tal es la promesa que Cristo nos ha hecho: la vida eterna.

26 Al escribiros esto, os pongo en guardia contra quienes tratan de embaucaros. 27 Aunque el Espíritu que recibisteis de Jesucristo permanece en vosotros y no necesitáis que nadie os instruya. Porque precisamente ese Espíritu, fuente de verdad y no de mentira, es el que os instruye acerca de todas las cosas. Manteneos, pues, unidos a él según os enseñó.

28 En resumen, hijos míos, permaneced unidos a Cristo, para que cuando se manifieste tengamos absoluta confianza, en lugar de sentirnos abochornados al ser apartados de él en el día de su gloriosa venida. 29 Sabéis que Jesucristo es justo. Por eso debéis saber también que todo el que vive rectamente es hijo de Dios.

La Palabra (España) (BLP)

La Palabra, (versión española) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España