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Read the New Testament in 24 Weeks

A reading plan that walks through the entire New Testament in 24 weeks of daily readings.
Duration: 168 days
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Version
Mateo 14-15

La muerte de Juan el Bautista

14 En aquel tiempo, Herodes el tetrarca oyó la fama de Jesús y dijo a sus criados: “¡Este es Juan el Bautista! Él ha resucitado de los muertos; por esta razón operan estos poderes en él”.

Porque Herodes había prendido a Juan, lo había atado con cadenas y puesto en la cárcel por causa de Herodía, la mujer de su hermano Felipe. Porque Juan le decía: “No te es lícito tenerla por mujer”. Y aunque Herodes quería matarlo, temió al pueblo; porque le tenían por profeta.

Pero cuando se celebró el cumpleaños de Herodes, la hija de Herodía danzó en medio y agradó a Herodes, por lo cual él se comprometió bajo juramento a darle lo que ella pidiera. Ella, instigada por su madre, dijo: “Dame aquí en un plato la cabeza de Juan el Bautista”.

Entonces el rey se entristeció; pero a causa del juramento y de los que estaban con él a la mesa, mandó que se la dieran. 10 Mandó decapitar a Juan en la cárcel. 11 Y su cabeza fue traída en un plato y fue dada a la muchacha, y ella la presentó a su madre.

12 Entonces llegaron sus discípulos, tomaron el cuerpo y lo enterraron. Luego fueron y se lo contaron a Jesús.

Jesús alimenta a cinco mil

13 Al oírlo, Jesús se apartó de allí en una barca a un lugar desierto y apartado. Cuando las multitudes oyeron esto, lo siguieron a pie desde las ciudades. 14 Cuando Jesús salió, vio la gran multitud y tuvo compasión de ellos, y sanó a los que entre ellos estaban enfermos. 15 Al atardecer, sus discípulos se acercaron a él y le dijeron:

—El lugar es desierto, y la hora ya avanzada. Despide a la gente para que vayan a las aldeas y compren para sí algo de comer.

16 Pero Jesús les dijo:

—No tienen necesidad de irse. Denles ustedes de comer.

17 Entonces ellos dijeron:

—No tenemos aquí sino cinco panes y dos pescados.

18 Él les dijo:

—Tráiganmelos acá.

19 Luego mandó que la gente se recostara sobre la hierba. Tomó los cinco panes y los dos pescados y, alzando los ojos al cielo, los bendijo. Después de partirlos, dio los panes a sus discípulos, y ellos a la gente. 20 Todos comieron y se saciaron, y se recogieron doce canastas llenas de lo que sobró de los pedazos. 21 Los que comieron eran como cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños.

Jesús camina sobre el agua

22 Y en seguida Jesús obligó a sus discípulos a entrar en la barca e ir delante de él a la otra orilla, mientras él despedía a las multitudes. 23 Una vez despedida la gente, subió al monte para orar a solas; y cuando llegó la noche, estaba allí solo. 24 La barca ya quedaba a gran distancia[a] de la tierra, azotada por las olas, porque el viento era contrario. 25 Y a la madrugada[b], Jesús fue a ellos caminando sobre el mar. 26 Pero cuando los discípulos lo vieron caminando sobre el mar, se turbaron diciendo:

—¡Un fantasma!

Y gritaron de miedo. 27 En seguida Jesús les habló diciendo:

—¡Tengan ánimo! ¡Yo soy! ¡No teman!

28 Entonces le respondió Pedro y dijo:

—Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas.

29 Y él dijo:

—Ven.

Pedro descendió de la barca y caminó sobre las aguas, y fue hacia Jesús. 30 Pero al ver el viento fuerte tuvo miedo y comenzó a hundirse. Entonces gritó diciendo:

—¡Señor, sálvame!

31 De inmediato Jesús extendió la mano, lo sostuvo y le dijo:

—¡Oh hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?

32 Cuando ellos subieron a la barca, se calmó el viento. 33 Entonces los que estaban en la barca lo adoraron diciendo:

—¡Verdaderamente eres Hijo de Dios!

Jesús sana a muchos en Genesaret

34 Cuando cruzaron a la otra orilla, llegaron a la tierra de Genesaret. 35 Y cuando los hombres de aquel lugar lo reconocieron, mandaron a decirlo por toda aquella región, y trajeron a él todos los que estaban enfermos. 36 Y le rogaban que solo pudieran tocar el borde de su manto, y todos los que lo tocaron quedaron sanos.

Lo que contamina al hombre

15 Entonces se acercaron a Jesús unos fariseos y escribas de Jerusalén, diciendo: —¿Por qué quebrantan tus discípulos la tradición de los ancianos? Pues no se lavan las manos cuando comen pan.

Él les respondió diciendo:

—¿Por qué también ustedes quebrantan el mandamiento de Dios por causa de su tradición? Porque Dios dijo: Honra a tu padre y a tu madre[c], y: El que maldiga a su padre o a su madre muera irremisiblemente[d]. Pero ustedes dicen que cualquiera que diga a su padre o a su madre: “Aquello con que hubieras sido beneficiado es mi ofrenda a Dios”, no debe honrar a su padre[e].

»Así han invalidado la palabra de Dios por causa de su tradición. ¡Hipócritas! Bien profetizó Isaías de ustedes diciendo:

Este pueblo me honra de labios, pero su corazón está lejos de mí.

Y en vano me rinden culto,

enseñando como doctrina

los mandamientos de hombres[f].

10 Entonces, llamando a la multitud, les dijo:

—¡Oigan y entiendan! 11 Lo que entra en la boca no contamina al hombre; sino lo que sale de la boca, esto contamina al hombre.

12 Entonces se acercaron los discípulos y le dijeron:

—¿Sabes que los fariseos se ofendieron al oír esas palabras?

13 Pero él respondió y dijo:

—Toda planta que no plantó mi Padre celestial será desarraigada. 14 Déjenlos. Son ciegos guías de ciegos. Pero si el ciego guía al ciego, ambos caerán en el hoyo.

15 Respondió Pedro y le dijo:

—Explícanos esta parábola.

16 Jesús dijo:

—¿También ustedes carecen de entendimiento? 17 ¿No entienden que todo lo que entra en la boca va al estómago y sale a la letrina? 18 Pero lo que sale de la boca viene del corazón, y eso contamina al hombre. 19 Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las inmoralidades sexuales, los robos, los falsos testimonios y las blasfemias. 20 Estas cosas son las que contaminan al hombre, pero el comer sin lavarse las manos no contamina al hombre.

La fe de una mujer extranjera

21 Cuando Jesús salió de allí, se fue a las regiones de Tiro y de Sidón. 22 Entonces una mujer cananea que había salido de aquellas regiones, clamaba diciendo:

—¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! Mi hija es gravemente atormentada por un demonio.

23 Pero él no le respondía palabra. Entonces se acercaron sus discípulos y le rogaron diciendo:

—Despídela, pues grita tras nosotros.

24 Y respondiendo dijo:

—Yo no he sido enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel.

25 Entonces ella vino y se postró delante de él diciéndole:

—¡Señor, socórreme!

26 Él le respondió diciendo:

—No es bueno tomar el pan de los hijos y echarlo a los perritos.

27 Y ella dijo:

—Sí, Señor. Pero aun los perritos comen de las migajas que caen de la mesa de sus dueños.

28 Entonces respondió Jesús y le dijo:

—¡Oh mujer, grande es tu fe! Sea hecho contigo como quieres.

Y su hija fue sana desde aquella hora.

Otros milagros de Jesús

29 Cuando Jesús partió de allí, fue junto al mar de Galilea, y subiendo al monte se sentó allí. 30 Entonces se acercaron a él grandes multitudes que tenían consigo cojos, ciegos, mancos, mudos y muchos otros enfermos. Los pusieron a los pies de Jesús, y él los sanó; 31 de manera que la gente se maravillaba al ver a los mudos hablar, a los mancos sanos, a los cojos andar y a los ciegos ver. Y glorificaban al Dios de Israel.

Jesús alimenta a cuatro mil

32 Jesús llamó a sus discípulos y dijo:

—Tengo compasión de la multitud, porque ya hace tres días que permanecen conmigo y no tienen qué comer. No quiero despedirlos en ayunas, no sea que se desmayen en el camino.

33 Entonces sus discípulos le dijeron:

—¿De dónde conseguiremos nosotros tantos panes en un lugar desierto, como para saciar a una multitud tan grande?

34 Jesús les dijo:

—¿Cuántos panes tienen?

Ellos dijeron:

—Siete, y unos pocos pescaditos.

35 Entonces él mandó a la multitud que se recostara sobre la tierra. 36 Tomó los siete panes y los pescaditos, y habiendo dado gracias los partió e iba dando a los discípulos, y los discípulos a las multitudes. 37 Todos comieron y se saciaron, y recogieron siete cestas llenas de lo que sobró de los pedazos. 38 Los que comían eran cuatro mil hombres, sin contar las mujeres y los niños. 39 Entonces, una vez despedida la gente, subió en la barca y se fue a las regiones de Magdala.

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

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