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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Version
Josué 2

Josué envía espías a Jericó

Josué hijo de Nun envió secretamente dos espías desde Sitim, diciéndoles:

—Vayan y reconozcan la tierra y Jericó.

Ellos fueron y entraron en la casa de una mujer prostituta que se llamaba Rajab, y pasaron la noche allí. Entonces avisaron al rey de Jericó, diciendo:

—Unos hombres de los hijos de Israel han venido aquí esta noche para explorar la tierra.

Entonces el rey de Jericó mandó decir a Rajab:

—Saca a los hombres que han venido a ti y han entrado en tu casa, porque han venido para explorar todo el país.

Pero la mujer, que había tomado a los dos hombres y los había escondido, dijo:

—Es verdad que vinieron a mí unos hombres, pero yo no sabía de dónde eran. Cuando iba a ser cerrada la puerta de la ciudad, siendo ya oscuro, esos hombres salieron y no sé a dónde se han ido. Persíganlos aprisa y los alcanzarán.

Pero ella los había hecho subir a la azotea y los había escondido entre unos manojos de lino que tenía ordenados sobre la azotea. Entonces los hombres los persiguieron por el camino del Jordán, hasta los vados. Y después que salieron los que los perseguían, cerraron las puertas de la ciudad.

Antes de que ellos se acostaran, ella subió a la azotea, donde estaban, y les dijo:

—Sé que el SEÑOR les ha dado esta tierra, porque el miedo a ustedes ha caído sobre nosotros. Todos los habitantes de esta tierra se han desmoralizado a causa de ustedes. 10 Porque hemos oído que el SEÑOR hizo que las aguas del mar Rojo se secaran delante de ustedes cuando salieron de Egipto, y lo que han hecho a los dos reyes de los amorreos al otro lado del Jordán: a Sejón y a Og, a los cuales han destruido por completo. 11 Al oír esto, nuestro corazón desfalleció. No ha quedado más aliento en ninguno a causa de ustedes, porque el SEÑOR su Dios es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra. 12 Y ahora, por favor, júrenme por el SEÑOR que como he mostrado misericordia para con ustedes, así harán ustedes con la familia de mi padre, de lo cual me darán una señal segura. 13 Dejarán vivir a mi padre, a mi madre, a mis hermanos, a mis hermanas y a todos los suyos, y librarán nuestras vidas de la muerte.

14 Los hombres le respondieron:

—Nuestra vida sea por la de ustedes hasta la muerte, si tú no hablas[a] de este asunto nuestro. Entonces, cuando el SEÑOR nos haya dado la tierra, mostraremos para contigo misericordia y verdad.

15 Luego ella los hizo descender con una cuerda por la ventana, porque su casa estaba sobre la muralla de la ciudad, y ella vivía en la muralla. 16 Luego les dijo:

—Márchense hacia la región montañosa, para que no los encuentren los que fueron tras ustedes. Escóndanse allí tres días, hasta que hayan regresado los que los persiguen. Después seguirán su camino.

17 Los hombres le dijeron:

—Nosotros quedaremos libres de este juramento que nos has hecho jurar, 18 a menos que, cuando entremos en la tierra, ates este cordón rojo a la ventana por la cual nos has descolgado. Reunirás junto a ti en la casa a tu padre, a tu madre, a tus hermanos y a toda la familia de tu padre. 19 Cualquiera que salga fuera de las puertas de tu casa, su sangre caerá sobre su propia cabeza, y nosotros quedaremos libres. Pero si alguien pone su mano sobre cualquiera que esté en la casa contigo, su sangre caerá sobre nuestra cabeza. 20 También si hablas de este asunto nuestro, nosotros quedaremos libres del juramento que nos has hecho jurar.

21 Ella respondió:

—Como han dicho, así sea.

Luego los despidió, y se fueron. Y ella ató el cordón rojo a la ventana.

22 Caminando ellos, llegaron a la región montañosa y estuvieron allí tres días, hasta que los que los perseguían regresaron. Quienes los perseguían los buscaron por todo el camino, pero no los hallaron. 23 Después, los dos hombres se volvieron, descendieron de la región montañosa y cruzaron el Jordán. Fueron a Josué hijo de Nun y le contaron todas las cosas que les habían acontecido. 24 Ellos dijeron a Josué:

—¡El SEÑOR ha entregado toda la tierra en nuestras manos! Todos los habitantes de esta tierra tiemblan ante nosotros.

Salmos 123-125

Plegaria por la compasión divina

123 Canto de ascenso gradual[a]. A ti, que habitas en los cielos,

levanto mis ojos.
He aquí, como los ojos de los siervos miran la mano de sus amos,
y como los ojos de la sierva
miran la mano de su ama,
así nuestros ojos miran al SEÑOR, nuestro Dios,
hasta que tenga compasión de nosotros.
Ten compasión de nosotros, oh SEÑOR; ten compasión de nosotros
porque estamos hastiados del desprecio.
Nuestra alma está sumamente hastiada de la burla de los que están en holgura,
y del desprecio de los orgullosos opresores[b].

Gratitud por las pruebas superadas

124 Canto de ascenso gradual[c]. De David. “Si el SEÑOR no hubiera estado por nosotros”,

dígalo, por favor, Israel,
“si el SEÑOR no hubiera estado por nosotros
cuando se levantaron contra nosotros los hombres,
entonces nos habrían tragado vivos cuando se encendió su furor
contra nosotros;
entonces las aguas nos habrían inundado; el torrente habría pasado sobre nosotros;
entonces las aguas tumultuosas habrían pasado sobre nosotros”.
Bendito sea el SEÑOR,
que no nos entregó como presa a los dientes de ellos.
Nuestra alma escapó como un pájaro
de la trampa de los cazadores.
Se rompió la trampa, y nosotros
escapamos.
Nuestro socorro está en el nombre del SEÑOR,
que hizo los cielos y la tierra.

El SEÑOR está alrededor de su pueblo

125 Canto de ascenso gradual[d].

Los que confían en el SEÑOR
son como el monte Sion, que no
se derrumba,
sino que está firme para siempre.
Como Jerusalén tiene montes alrededor de ella,
así el SEÑOR está alrededor de su pueblo desde ahora y para siempre.
Porque el cetro de la impiedad
no reposará sobre la posesión de los justos,
no sea que los justos extiendan sus manos a la iniquidad.
Haz bien, oh SEÑOR, a los buenos,
a los que son rectos de corazón.
Pero a los que se apartan tras sus torcidos caminos,
el SEÑOR los llevará junto con los que obran iniquidad.
¡Sea la paz sobre Israel!

Isaías 62

Certeza de la redención de Jerusalén

62 Por amor de Sion no callaré, y por amor de Jerusalén no me quedaré quieto, hasta que su justicia irradie como luz, y su salvación arda como antorcha. Entonces las naciones verán tu justicia; y todos los reyes, tu gloria. Y te será dado un nombre nuevo, que la boca del SEÑOR otorgará. Serás corona de esplendor en la mano del SEÑOR, y diadema real en la palma de tu Dios.

Nunca más te llamarán Desamparada ni se dirá más de tu tierra, Desolada. Serás llamada Mi Deleite, y tu tierra, Desposada; porque el SEÑOR se deleita en ti, y tu tierra será desposada. Pues como el joven se desposa con la virgen, así te desposarán tus hijos; y como el novio se regocija por su novia, así se regocijará tu Dios por ti.

Sobre tus muros, oh Jerusalén, he puesto guardias. Jamás callarán ni en todo el día ni en toda la noche. ¡Los que hacen que el SEÑOR recuerde, no reposen! Tampoco le den reposo, hasta que él restablezca a Jerusalén y haga de ella una alabanza en la tierra.

El SEÑOR juró por su mano derecha y por el brazo de su poder: “Nunca más daré tu trigo por comida a tus enemigos ni beberán los extranjeros del vino nuevo por el cual tú has trabajado. Más bien, los que lo cosechen lo comerán, y alabarán al SEÑOR; y los que lo recolecten lo beberán en los atrios de mi santuario”.

10 ¡Pasen, pasen por las puertas! ¡Preparen el camino para el pueblo! ¡Allanen, allanen la calzada; quiten las piedras! ¡Alcen bandera sobre los pueblos! 11 He aquí que el SEÑOR ha proclamado hasta lo último de la tierra: “Digan a la hija de Sion: ‘¡He aquí tu Salvador viene! ¡He aquí, su recompensa viene con él; y delante de él, su obra!’”. 12 Entonces los llamarán Pueblo Santo, Redimidos del SEÑOR. Y a ti te llamarán Buscada, Ciudad No Desamparada.

Mateo 10

Jesús comisiona a los doce

10 Entonces llamó a sus doce discípulos y les dio autoridad sobre los espíritus inmundos para echarlos fuera, y para sanar toda enfermedad y toda dolencia. Los nombres de los doce apóstoles son estos: primero Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés; también Jacobo hijo de Zebedeo, y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo el publicano; Jacobo hijo de Alfeo, y Tadeo[a]; Simón el cananita y Judas Iscariote, quien lo entregó.

La misión de los doce

A estos doce los envió Jesús, dándoles instrucciones diciendo: “No vayan por los caminos de los gentiles ni entren en las ciudades de los samaritanos. Pero vayan, más bien, a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Y cuando vayan, prediquen diciendo: ‘El reino de los cielos se ha acercado[b]’. Sanen enfermos, resuciten muertos, limpien leprosos, echen fuera demonios. De gracia han recibido; den de gracia.

“No se provean ni de oro ni de plata ni de cobre en sus cintos. 10 Tampoco lleven bolsas para el camino ni dos vestidos ni zapatos ni bastón; porque el obrero es digno de su alimento. 11 En cualquier ciudad o aldea donde entren, averigüen quién en ella sea digno y quédense allí hasta que salgan. 12 Al entrar en la casa, salúdenla. 13 Si la casa es digna, venga la paz de ustedes sobre ella. Pero si no es digna, vuelva su paz a ustedes. 14 Y en caso de que no los reciban ni escuchen sus palabras, salgan de aquella casa o ciudad y sacudan el polvo de sus pies. 15 De cierto les digo que, en el día del juicio, el castigo será más tolerable para los de la tierra de Sodoma y de Gomorra que para aquella ciudad.

Las persecuciones venideras

16 “He aquí, yo los envío como a ovejas en medio de lobos. Sean, pues, astutos como serpientes y sencillos como palomas. 17 Guárdense de los hombres, porque los entregarán a los tribunales y en sus sinagogas los azotarán. 18 Serán llevados aun ante gobernadores y reyes por mi causa, para dar testimonio a ellos y a los gentiles. 19 Pero cuando los entreguen, no se preocupen de cómo o qué hablarán, porque les será dado en aquella hora lo que han de decir. 20 Pues no son ustedes los que hablan, sino el Espíritu de su Padre que hablará en ustedes.

21 “El hermano entregará a muerte a su hermano, y el padre a su hijo. Se levantarán los hijos contra sus padres y los harán morir. 22 Y serán aborrecidos de todos por causa de mi nombre. Pero el que persevere hasta el fin, este será salvo. 23 Y cuando los persigan en una ciudad, huyan a la otra. Porque de cierto les digo que de ningún modo acabarán de recorrer todas las ciudades de Israel antes que venga el Hijo del Hombre.

24 “El discípulo no es más que su maestro ni el siervo más que su señor. 25 Bástale al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su señor. Si al padre de familia lo llamaron Beelzebul, ¡cuánto más lo harán a los de su casa!

Jesús infunde valor a los suyos

26 “Así que, no les teman. Porque no hay nada encubierto que no será revelado ni oculto que no será conocido. 27 Lo que les digo en privado, díganlo en público; y lo que oyen al oído, proclámenlo desde las azoteas. 28 No teman a los que matan el cuerpo pero no pueden matar al alma. Más bien, teman a aquel que puede destruir tanto el alma como el cuerpo en el infierno. 29 ¿Acaso no se venden dos pajaritos por una moneda? Con todo ni uno de ellos cae a tierra sin el consentimiento de su Padre. 30 Pues aun los cabellos de ustedes están todos contados. 31 Así que, no teman; más valen ustedes que muchos pajaritos.

32 “Por tanto, a todo el que me confiese delante de los hombres, yo también lo confesaré delante de mi Padre que está en los cielos. 33 Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también lo negaré delante de mi Padre que está en los cielos.

Recompensas del discipulado

34 “No piensen que he venido para traer paz a la tierra. No he venido para traer paz, sino espada. 35 Porque yo he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre y a la nuera contra su suegra. 36 Y los enemigos de un hombre serán los de su propia casa[c].

37 “ El que ama a padre o a madre más que a mí no es digno de mí, y el que ama a hijo o a hija más que a mí no es digno de mí. 38 El que no toma su cruz y sigue en pos de mí no es digno de mí. 39 El que halla su vida la perderá, y el que pierde su vida por mi causa la hallará.

40 “El que los recibe a ustedes a mí me recibe, y el que me recibe a mí recibe al que me envió. 41 El que recibe a un profeta porque es profeta, recibirá recompensa de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo, recibirá recompensa de justo. 42 Cualquiera que dé a uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente porque es mi discípulo, de cierto les digo que jamás perderá su recompensa”.

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

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