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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Reina Valera Revisada (RVR1977)
Version
2 Reyes 22

Reinado de Josías

22 Cuando Josías comenzó a reinar era de ocho años, y reinó en Jerusalén treinta y un años. El nombre de su madre fue Jedidá hija de Adayá, de Boscat.

E hizo lo recto ante los ojos de Jehová, y anduvo en todo el camino de David su padre, sin apartarse a derecha ni a izquierda.

Hallazgo del libro de la ley

A los dieciocho años del rey Josías, envió el rey a Safán hijo de Azalías, hijo de Mesulam, escriba, a la casa de Jehová, diciendo:

Ve al sumo sacerdote Hilcías, y dile que recoja el dinero que han traído a la casa de Jehová, que han recogido del pueblo los guardianes de la puerta,

y que lo pongan en manos de los que hacen la obra, que tienen a su cargo el arreglo de la casa de Jehová, y que lo entreguen a los que hacen la obra de la casa de Jehová, para reparar las grietas de la casa;

a los carpinteros, maestros y albañiles, para comprar madera y piedra de cantería para reparar la casa;

y que no se les tome cuenta del dinero cuyo manejo se les confíe, porque ellos proceden con honradez.

Entonces dijo el sumo sacerdote Hilcías al escriba Safán: He hallado el libro de la ley en la casa de Jehová. E Hilcías dio el libro a Safán, y lo leyó.

Viniendo luego el escriba Safán al rey, dio cuenta al rey y dijo: Tus siervos han recogido el dinero que se halló en el templo, y lo han entregado en poder de los que hacen la obra, que tienen a su cargo el arreglo de la casa de Jehová.

10 Asimismo el escriba Safán declaró al rey, diciendo: El sacerdote Hilcías me ha dado un libro. Y lo leyó Safán delante del rey.

11 Y cuando el rey hubo oído las palabras del libro de la ley, rasgó sus vestidos.

12 Luego el rey dio orden al sacerdote Hilcías, a Ahicam hijo de Safán, a Acbor hijo de Miqueas, al escriba Safán y a Asayá ministro del rey, diciendo:

13 Id y preguntad a Jehová por mí, y por el pueblo, y por todo Judá, acerca de las palabras de este libro que se ha hallado; porque grande es la ira de Jehová que se ha encendido contra nosotros, por cuanto nuestros padres no escucharon las palabras de este libro, para hacer conforme a todo lo que nos fue escrito en él.

14 Entonces fueron el sacerdote Hilcías, y Ahicam, Acbor, Safán y Asayá, a la profetisa Huldá, mujer de Salum hijo de Ticvá, hijo de Harhás, guarda de las vestiduras, la cual moraba en Jerusalén en la parte nueva de la ciudad, y hablaron con ella.

15 Y ella les dijo: Así ha dicho Jehová el Dios de Israel: Decid al varón que os envió a mí:

16 Así dijo Jehová: He aquí yo traigo sobre este lugar, y sobre los que en él moran, todo el mal que habla este libro que ha leído el rey de Judá;

17 por cuanto me dejaron a mí, y quemaron incienso a dioses ajenos, provocándome a ira con toda la obra de sus manos; mi ira se ha encendido contra este lugar, y no se apagará.

18 Mas al rey de Judá que os ha enviado para que preguntaseis a Jehová, diréis así: Así ha dicho Jehová el Dios de Israel: Por cuanto oíste las palabras del libro,

19 y tu corazón se enterneció, y te humillaste delante de Jehová, cuando oíste lo que yo he pronunciado contra este lugar y contra sus moradores, que vendrán a ser asolados y malditos, y rasgaste tus vestidos, y lloraste en mi presencia, también yo te he oído, dice Jehová.

20 Por tanto, he aquí yo te recogeré con tus padres, y serás llevado a tu sepulcro en paz, y no verán tus ojos todo el mal que yo traigo sobre este lugar. Y ellos dieron al rey la respuesta.

Hebreos 4

Temamos, pues, no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado.

Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; pero la palabra que oyeron no les aprovechó, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron.

Pero los que hemos creído entramos en el reposo, tal como él ha dicho:

Como juré en mi ira,
No entrarán en mi reposo;
aunque las obras suyas estaban acabadas desde la fundación del mundo.

Porque en cierto lugar ha dicho así del séptimo día: Y reposó Dios de todas sus obras en el séptimo día.

Y otra vez en este pasaje: No entrarán en mi reposo.

Por lo tanto, puesto que falta que algunos entren en él, y aquellos a quienes primero se les anunció la buena nueva no entraron por causa de su desobediencia,

otra vez fija un día: Hoy, diciendo después de tanto tiempo, por medio de David, como está predicho:

Si oís hoy su voz,
No endurezcáis vuestros corazones.

Porque si Josué les hubiera dado el reposo, no hablaría de otro día después de esto.

Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios.

10 Porque el que ha entrado en su reposo, también él mismo ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas.

11 Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga, imitando este ejemplo de desobediencia.

12 Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta la división del alma y del espíritu, de las coyunturas y de los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.

13 Y no hay cosa creada que esté oculta de su vista; antes bien todas las cosas están desnudas y descubiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.

Jesucristo el gran sumo sacerdote

14 Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que pasó a través de los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión.

15 Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que ha sido tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.

16 Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.

Joel 1

Devastación de la tierra por la langosta

Palabra de Jehová que vino a Joel, hijo de Petuel.

Oíd esto, ancianos, y escuchad, todos los moradores de la tierra. ¿Ha acontecido algo semejante en vuestros días, o en los días de vuestros padres?

De esto contaréis a vuestros hijos, y vuestros hijos a sus hijos, y sus hijos a la otra generación.

Lo que quedó de la oruga se lo comió la langosta, y lo que quedó de la langosta se lo comió el pulgón; y el saltón se comió lo que del pulgón había quedado.

Despertad, borrachos, y llorad; aullad, todos los que bebéis vino, a causa del vino nuevo, porque se os ha quitado de vuestra boca.

Porque un pueblo fuerte e innumerable subió a mi tierra; sus dientes son dientes de león, y tiene muelas de leona.

Asoló mi viña, y descortezó mi higuera; del todo la desnudó y derribó; sus ramas quedaron blancas.

Llora tú como joven vestida de cilicio por el marido de su juventud.

Desapareció de la casa de Jehová la ofrenda y la libación; los sacerdotes ministros de Jehová están de duelo.

10 El campo está asolado, se enlutó la tierra; porque el trigo fue destruido, se agotó el mosto, se perdió el aceite.

11 Confundíos, labradores; lamentaos, viñadores, por el trigo y la cebada, porque se perdió la cosecha del campo.

12 La viña está seca, y se amustió la higuera; el granado también, la palmera y el manzano, todos los árboles del campo se secaron, por lo cual se extinguió el gozo de los hijos de los hombres.

13 Ceñíos y lamentad, sacerdotes; gemid, ministros del altar; venid, pasad la noche en sacos, ministros de mi Dios; porque la casa de vuestro Dios se ha quedado sin ofrenda y sin libación.

14 Proclamad un ayuno, convocad a asamblea; reuníos, ancianos y todos los moradores de la tierra en la casa de Jehová, vuestro Dios, y clamad a Jehová.

15 ¡Ay de ese día!, porque cercano está el día de Jehová, y vendrá como una devastación de parte del Todopoderoso.

16 ¿No fue arrebatado el alimento de delante de nuestros ojos, la alegría y el placer de la casa de nuestro Dios?

17 El grano se pudrió debajo de los terrones, los graneros fueron asolados, los alfolíes destruidos; porque se agotó el trigo.

18 ¡Cómo mugen las bestias!, ¡cuán consternados vagan los hatos de los bueyes, porque no tienen pastos! También perecieron los rebaños de las ovejas.

19 A ti, oh Jehová, clamo; porque el fuego consumió los pastos del desierto, y la llama abrasó todos los árboles del campo.

20 Hasta las bestias del campo jadean tras de ti, porque se secaron los arroyos de las aguas, y el fuego consumió las praderas del desierto.

Salmos 140-141

Súplica de protección contra los perseguidores

Al músico principal. Salmo de David.

140 Líbrame, oh Jehová, del hombre malo;
Guárdame de hombres violentos,
Los cuales maquinan males en su corazón,
Cada día provocan contiendas.
Aguzaron su lengua como la serpiente;
Veneno de áspid hay debajo de sus labios.
Selah
Guárdame, oh Jehová, de manos del impío;
Líbrame de hombres violentos,
Que proyectan trastornar mis pasos.
Me han escondido lazo y cuerdas los soberbios;
Han tendido red junto a la senda;
Me han puesto lazos.
Selah
He dicho a Jehová: Tú eres mi Dios;
Escucha, oh Jehová, la voz de mis ruegos.
Jehová Señor, potente salvador mío,
Tú pusiste a cubierto mi cabeza en el día de batalla.
No satisfagas, oh Jehová, los deseos del impío;
No dejes que su plan se realice, para que no se ensoberbezca.
Selah

En cuanto a los que por todas partes me asedian,
Ahóguelos la malicia de sus propios labios.
10 Caerán sobre ellos ascuas encendidas,
En abismos profundos de donde no salgan.
11 El hombre deslenguado no se afianzará en la tierra;
El mal cazará al hombre violento para derribarle.

12 Yo sé que Jehová tomará a su cargo la causa del afligido,
Y el derecho de los necesitados.
13 Ciertamente los justos alabarán tu nombre;
Los rectos morarán en tu presencia.

Oración a fin de ser guardado del mal

Salmo de David.

141 Jehová, a ti he clamado; apresúrate a venir a mí;
Escucha mi voz cuando te invoco.
Suba mi oración delante de ti como el incienso,
El alzar de mis manos como la ofrenda de la tarde.

Pon guarda en mi boca, oh Jehová;
Guarda la puerta de mis labios.
No dejes que se incline mi corazón a cosa mala,
A hacer obras impías
Con los que hacen iniquidad;
Y no coma yo de sus manjares deliciosos.

Que el justo me castigue, será un favor; y que me corrija el recto,
Será óleo excelente que no rehusará mi cabeza;
Pero mi oración testificará continuamente contra las maldades de los impíos.
Serán despeñados sus jueces,
Y comprenderán que mis palabras eran verdaderas.
Como astillas o pedruscos por el suelo,
Son esparcidos sus huesos a la boca del Seol.

Hacia ti, oh Jehová, Señor, miran mis ojos;
En ti he confiado; no desampares mi alma.
Guárdame de los lazos que me han tendido,
Y de las trampas de los que hacen iniquidad.
10 Caigan los impíos a una en sus propias redes,
Mientras yo sigo adelante.

Reina Valera Revisada (RVR1977)

Texto bíblico tomado de La Santa Biblia, Reina Valera Revisada® RVR® Copyright © 2017 por HarperCollins Christian Publishing® Usado con permiso. Reservados todos los derechos en todo el mundo.