Bible in 90 Days
Oración de Daniel
9 1-2 «Corría el primer año del reinado de Darío hijo de Asuero,[a] un medo que llegó a ser rey de los babilonios, cuando yo, Daniel, logré entender ese pasaje de las Escrituras[b] donde el Señor le comunicó al profeta Jeremías que la desolación de Jerusalén duraría setenta años. 3 Entonces me puse a orar y a dirigir mis súplicas al Señor mi Dios. Además de orar, ayuné y me vestí de luto y me senté sobre cenizas. 4 Esta fue la oración y confesión que le hice:
»“Señor, Dios grande y terrible, que cumples tu pacto de fidelidad con los que te aman y obedecen tus mandamientos: 5 Hemos pecado y hecho lo malo; hemos sido malvados y rebeldes; nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus leyes. 6 No hemos prestado atención a tus siervos los profetas, que en tu nombre hablaron a nuestros reyes y príncipes, a nuestros antepasados y a todos los habitantes de la tierra.
7 »”Tú, Señor, eres justo. Nosotros, en cambio, somos motivo de vergüenza en este día; nosotros, pueblo de Judá, habitantes de Jerusalén y de todo Israel, tanto los que vivimos cerca como los que se hallan lejos, en todos los países por los que nos has dispersado por haberte sido infieles.
8 »”Señor, tanto nosotros como nuestros reyes y príncipes, y nuestros antepasados, somos motivo de vergüenza por haber pecado contra ti. 9 Pero, aun cuando nos hemos rebelado contra ti, tú, Señor nuestro, eres un Dios compasivo y perdonador.
10 »”Señor y Dios nuestro, no hemos obedecido ni seguido tus leyes, las cuales nos diste por medio de tus siervos los profetas. 11 Todo Israel se ha apartado de tu ley y se ha negado a obedecerte. Por eso, porque pecamos contra ti, nos han sobrevenido las maldiciones que nos anunciaste, las cuales están escritas en la ley de tu siervo Moisés.
12 »”Tú has cumplido las advertencias que nos hiciste, a nosotros y a nuestros gobernantes, y has traído sobre nosotros esta gran calamidad. ¡Jamás ha ocurrido bajo el cielo nada semejante a lo que sucedió con Jerusalén!
13 »”Señor y Dios, todo este desastre ha venido sobre nosotros, tal y como está escrito en la ley de Moisés, y ni aun así hemos buscado tu favor. No nos hemos apartado de nuestros pecados ni hemos procurado entender tu verdad.
14 »”Tú, Señor y Dios nuestro, dispusiste esta calamidad y la has dejado caer sobre nosotros, porque eres justo en todos tus actos. ¡A pesar de todo, no te hemos obedecido!
15 »”Señor y Dios nuestro, que con mano poderosa sacaste de Egipto a tu pueblo y te has hecho renombrado, como hoy podemos ver: ¡Hemos pecado; hemos hecho lo malo! 16 Aparta tu ira y tu furor de Jerusalén, como corresponde a tus actos de justicia. Ella es tu ciudad y tu monte santo. Por nuestros pecados, y por la iniquidad de nuestros antepasados, Jerusalén y tu pueblo son objeto de burla de cuantos nos rodean.
17 »”Y ahora, Dios y Señor nuestro, escucha las oraciones y súplicas de este siervo tuyo. Haz honor a tu nombre y mira con amor a tu santuario, que ha quedado desolado. 18 Préstanos oído, Dios nuestro; abre los ojos y mira nuestra desolación y la ciudad sobre la cual se invoca tu nombre. Al hacerte estas peticiones, no apelamos a nuestra rectitud, sino a tu gran misericordia. 19 ¡Señor, escúchanos! ¡Señor, perdónanos! ¡Señor, atiéndenos y actúa! Dios mío, haz honor a tu nombre y no tardes más; ¡tu nombre se invoca sobre tu ciudad y sobre tu pueblo!”
Las setenta semanas
20 »Yo seguí hablando y orando al Señor mi Dios. Le confesé mi pecado y el de mi pueblo Israel, y le supliqué en favor de su santo monte. 21 Se acercaba la hora del sacrificio vespertino. Y mientras yo seguía orando, el ángel Gabriel, a quien había visto en mi visión anterior, vino en raudo vuelo a verme 22 y me hizo la siguiente aclaración:
»“Daniel, he venido en este momento para que entiendas todo con claridad. 23 Tan pronto como empezaste a orar, Dios contestó tu oración. He venido a decírtelo porque tú eres muy apreciado. Presta, pues, atención a mis palabras, para que entiendas la visión.
24 »”Setenta semanas[c] han sido decretadas para que tu pueblo y tu santa ciudad pongan fin a sus transgresiones y pecados, pidan perdón por su maldad, establezcan para siempre la justicia, sellen la visión y la profecía, y consagren el lugar santísimo.
25 »”Entiende bien lo siguiente: Habrá siete semanas desde la promulgación del decreto que ordena la reconstrucción de Jerusalén hasta la llegada del príncipe elegido.[d] Después de eso, habrá sesenta y dos semanas más. Entonces será reconstruida Jerusalén, con sus calles y murallas.[e] Pero cuando los tiempos apremien, 26 después de las sesenta y dos semanas, se le quitará la vida al príncipe elegido. Este se quedará sin ciudad y sin santuario, porque un futuro gobernante los destruirá. El fin vendrá como una inundación, y la destrucción no cesará[f] hasta que termine la guerra. 27 Durante una semana ese gobernante hará un pacto con muchos, pero a media semana pondrá fin a los sacrificios y ofrendas. Sobre una de las alas del templo cometerá horribles sacrilegios, hasta que le sobrevenga el desastroso fin que le ha sido decretado”».
Daniel junto al río Tigris
10 En el tercer año del reinado de Ciro de Persia, Daniel, que también se llamaba Beltsasar, tuvo una visión acerca de un gran ejército. El mensaje era verdadero, y Daniel pudo comprender su significado en la visión.
2 «En aquella ocasión yo, Daniel, pasé tres semanas como si estuviera de luto. 3 En todo ese tiempo no comí nada especial, ni probé carne ni vino, ni usé ningún perfume. 4 El día veinticuatro del mes primero, mientras me encontraba yo a la orilla del gran río Tigris, 5 levanté los ojos y vi ante mí a un hombre vestido de lino, con un cinturón del oro más refinado. 6 Su cuerpo brillaba como el topacio, y su rostro resplandecía como el relámpago; sus ojos eran dos antorchas encendidas, y sus brazos y piernas parecían de bronce bruñido; su voz resonaba como el eco de una multitud.
7 »Yo, Daniel, fui el único que tuvo esta visión. Los que estaban conmigo, aunque no vieron nada, se asustaron y corrieron a esconderse. 8 Nadie se quedó conmigo cuando tuve esta gran visión. Las fuerzas me abandonaron, palideció mi rostro, y me sentí totalmente desvalido. 9 Fue entonces cuando oí que aquel hombre me hablaba. Mientras lo oía, caí en un profundo sueño, de cara al suelo. 10 En ese momento, una mano me agarró, me puso sobre mis manos y rodillas, 11 y me dijo: “Levántate, Daniel, pues he sido enviado a verte. Tú eres muy apreciado, así que presta atención a lo que voy a decirte”.
»En cuanto aquel hombre me habló, tembloroso me puse de pie. 12 Entonces me dijo: “No tengas miedo, Daniel. Tu petición fue escuchada desde el primer día en que te propusiste ganar entendimiento y humillarte ante tu Dios. En respuesta a ella estoy aquí. 13 Durante veintiún días el príncipe de Persia se me opuso, así que acudió en mi ayuda Miguel, uno de los príncipes de primer rango. Y me quedé allí, con los reyes de Persia. 14 Pero ahora he venido a explicarte lo que va a suceder con tu pueblo en el futuro, pues la visión tiene que ver con el porvenir”.
15 »Mientras aquel hombre me decía esto, yo me incliné de cara al suelo y guardé silencio. 16 Entonces alguien con aspecto humano me tocó los labios, y yo los abrí y comencé a hablar. Y le dije a quien había estado hablando conmigo: “Señor, por causa de esta visión me siento muy angustiado y sin fuerzas. 17 ¿Cómo es posible que yo, que soy tu siervo, hable contigo? ¡Las fuerzas me han abandonado, y apenas puedo respirar!”
18 »Una vez más, el de aspecto humano me tocó y me infundió fuerzas, 19 al tiempo que me decía: “¡La paz sea contigo, hombre altamente estimado! ¡Cobra ánimo, no tengas miedo!”
»Mientras él me hablaba, yo fui recobrando el ánimo y le dije: “Ya que me has reanimado, ¡háblame, Señor!” 20 Y me dijo: “¿Sabes por qué he venido a verte? Pues porque debo volver a pelear contra el príncipe de Persia. Y, cuando termine de luchar contra él, hará su aparición el príncipe de Grecia. 21 Pero, antes de eso, te diré lo que está escrito en el libro de la verdad. En mi lucha contra ellos, solo cuento con el apoyo de Miguel, vuestro capitán.
11 »”Cuando Darío el medo estaba en el primer año de su reinado, le brindé mi apoyo y mi ayuda.
Los reyes del norte y del sur
2 »”Pero ahora voy a darte a conocer la verdad. Van a levantarse en Persia tres reyes más, y hasta un cuarto, el cual será más rico que los otros tres. En cuanto haya cobrado fuerza con sus riquezas, incitará a todos contra el reino griego. 3 Surgirá entonces un rey muy aguerrido, el cual gobernará con mucha fuerza y hará lo que mejor le parezca. 4 Pero, tan pronto como surja su imperio, se resquebrajará y se esparcirá hacia los cuatro vientos del cielo. Este imperio no será para sus descendientes, ni tendrá el poder que tuvo bajo su gobierno, porque Dios lo dividirá y se lo entregará a otros.
5 »”El rey del sur cobrará fuerza, pero uno de sus comandantes se hará más fuerte que él, y con alarde de poder gobernará sobre su propio imperio. 6 Pasados algunos años harán una alianza: la hija del rey del sur se casará con el rey del norte, y harán las paces, aunque ella no retendrá su poder, y el poder del rey tampoco durará. Ella será traicionada, junto con su escolta, su hijo y su esposo.
»”En esos días, 7 uno de la familia real usurpará el trono de la hija del rey del sur, y con su ejército atacará al rey del norte y la fortaleza real, saliendo victorioso de la lucha. 8 Se apoderará de las estatuas de metal de sus dioses, y de sus objetos de oro y plata, y se los llevará a Egipto, dejando tranquilo al rey del norte durante algunos años. 9 Luego el rey del norte invadirá los dominios del rey del sur, pero se verá forzado a volver a su país. 10 Les llegará a sus hijos el momento de prepararse para la guerra, y reunirán a un gran ejército que, como una inundación, avanzará arrasándolo todo hasta llegar a la fortaleza.
11 »”Enfurecido, el rey del sur marchará en contra del rey del norte, que será derrotado a pesar de contar con un gran ejército. 12 Ante el triunfo obtenido, el rey del sur se llenará de orgullo y matará a miles, pero su victoria no durará 13 porque el rey del norte reunirá a otro ejército, más numeroso y mejor armado que el anterior, y después de algunos años volverá a atacar al rey del sur.
14 »”Mira, Daniel, en aquel tiempo habrá muchos que se rebelarán contra el rey del sur, incluso gente violenta de tu pueblo, pero no saldrán victoriosos. Así se cumplirá la visión. 15 Entonces el rey del norte vendrá y levantará rampas de asalto y conquistará la ciudad fortificada, pues las fuerzas del sur no podrán resistir; ¡ni siquiera sus mejores tropas podrán ofrecer resistencia! 16 El ejército invasor hará lo que desee, pues nadie podrá hacerle frente, y se establecerá en nuestra hermosa tierra, la cual quedará bajo su dominio. 17 El rey del norte se dispondrá a atacar con todo el poder de su reino, pero hará una alianza con el rey del sur: este le dará a su hija en matrimonio, con miras a derrocar su reino, pero sus planes no tendrán el éxito esperado. 18 Dirigirá entonces sus ataques contra las ciudades costeras, y conquistará muchas de ellas, pero un general responderá a su insolencia y lo hará quedar en ridículo. 19 Después de eso, el rey del norte regresará a la fortaleza de su país, pero sufrirá un tropiezo y no volverá a saberse nada de él.
20 »”Después del rey del norte, ocupará el trono un rey que, para mantener el esplendor del reino, enviará a un recaudador de impuestos. Pero poco tiempo después ese rey perderá la vida, aunque no en el fragor de la batalla.
21 »”En su lugar reinará un hombre despreciable, indigno de ser rey, que invadirá el reino cuando la gente se sienta más segura y, recurriendo a artimañas, usurpará el trono. 22 Arrasará como una inundación a las fuerzas que se le opongan; las derrotará por completo, lo mismo que al príncipe del pacto. 23 Engañará a los que pacten con él, y con un grupo reducido usurpará el trono. 24 Cuando las provincias más ricas se sientan más seguras, las invadirá, logrando así lo que jamás lograron sus padres y abuelos. Repartirá entre sus seguidores el botín y las riquezas que haya ganado en la guerra, y hará planes para atacar las ciudades fortificadas.
»”Pero esto no durará mucho tiempo. 25 Envalentonado por su fuerza, ese hombre atacará al rey del sur con un gran ejército. Al frente de un ejército muy grande y poderoso, el rey del sur responderá al ataque; pero no podrá vencerlo, porque será traicionado. 26 Los mismos que compartían su mesa buscarán su ruina; su ejército será derrotado por completo, y muchos caerán en batalla. 27 Sentados a la misma mesa, estos dos reyes pensarán solo en hacerse daño, y se mentirán el uno al otro; pero esto de nada servirá, porque el momento del fin todavía no habrá llegado. 28 El rey del norte regresará a su país con grandes riquezas, pero antes profanará el santo templo,[g] así que llevará a cabo sus planes y luego volverá a su país.
29 »”En el momento preciso, el rey del norte volverá a invadir el sur, aunque esta vez el resultado será diferente, 30 porque los barcos de guerra de las costas occidentales se opondrán a él y le harán perder el valor. Entonces retrocederá y descargará su enojo contra el santo templo. En su retirada, se mostrará bondadoso con los que renegaron de él. 31 Sus fuerzas armadas se dedicarán a profanar la fortaleza del templo, y suspenderán el sacrificio diario, estableciendo el horrible sacrilegio. 32 Corromperá con halagos a los que hayan renegado del pacto, pero los que conozcan a su Dios se le opondrán con firmeza.
33 »”Los sabios instruirán a muchos, aunque durante algún tiempo morirán a filo de espada, o serán quemados, o se les tomará cautivos y se les despojará de todo. 34 Cuando caigan, recibirán muy poca ayuda, aunque mucha gente hipócrita se les unirá. 35 Algunos de los sabios caerán, pero esa prueba los purificará y perfeccionará, para que cuando llegue la hora final no tengan mancha alguna. Todavía falta mucho para que llegue el momento preciso.
El rey se exalta a sí mismo
36 »”El rey hará lo que mejor le parezca. Se exaltará a sí mismo, se creerá superior a todos los dioses, y dirá cosas del Dios de dioses que nadie antes se atrevió a decir. Su éxito durará mientras la ira de Dios no llegue a su colmo, aunque lo que ha de suceder sucederá. 37 Ese rey no tomará en cuenta a los dioses de sus antepasados, ni al dios que adoran las mujeres, ni a ningún otro dios, sino que se exaltará a sí mismo por encima de todos ellos. 38 En su lugar, adorará al dios de las fortalezas; honrará a un dios que sus antepasados no conocieron, y le presentará costosas ofrendas de oro, plata y piedras preciosas. 39 Con la ayuda de un dios extraño atacará las fortalezas más poderosas, y rendirá grandes honores a aquellos que lo reconozcan, pues en recompensa los pondrá como gobernadores de grandes multitudes y les dará tierras.
40 »”Cuando llegue la hora final, el rey del sur trabará combate contra el rey del norte, pero este responderá a su ataque con carros y caballos y con toda una flota de barcos de guerra. Invadirá muchos países, y los arrasará como una inundación. 41 También invadirá nuestro hermoso país, y muchos países caerán bajo su poder, aunque Edom, Moab y los jefes de Amón escaparán de sus manos. 42 Extenderá su poder sobre muchos países, y ni Egipto podrá salvarse. 43 Se adueñará de los tesoros de oro y plata de Egipto, y de todas sus riquezas, y también someterá a los libios y a los etíopes. 44 Sin embargo, le llegarán noticias alarmantes del este y del norte, y en su furor se pondrá en marcha dispuesto a destruir y matar a mucha gente. 45 Plantará su campamento real entre el mar y el bello monte santo; pero allí le llegará su fin, y nadie acudirá en su ayuda.
La hora final
12 »”Entonces se levantará Miguel,
el gran príncipe protector de tu pueblo.
Habrá un período de angustia,
como no lo ha habido jamás
desde que las naciones existen.
Pero tu pueblo será liberado:
todos los que están inscritos en el libro,
2 y del polvo de la tierra se levantarán
las multitudes de los que duermen,
algunos de ellos para vivir por siempre,
pero otros para quedar en la vergüenza
y en la confusión perpetuas.
3 Los sabios resplandecerán
con el brillo de la bóveda celeste;
los que instruyen a las multitudes
en el camino de la justicia
brillarán como las estrellas
por toda la eternidad.
4 »”Tú, Daniel, guarda estas cosas en secreto y sella el libro hasta la hora final, pues muchos andarán de un lado a otro en busca de cualquier conocimiento”.
5 »Yo, Daniel, vi ante mí a otros dos hombres; uno de ellos estaba en una orilla del río, y el otro en la orilla opuesta. 6 Uno de ellos le dijo al hombre vestido de lino, que estaba sobre las aguas del río: “¿Cuánto falta para que se cumplan estas cosas tan increíbles?”
7 »Yo pude ver y oír cuando el hombre vestido de lino, que estaba sobre las aguas del río, levantó las manos al cielo y juró por el que vive para siempre: “Faltan tres años y medio.[h] Todo esto se cumplirá cuando el poder del pueblo santo no vuelva a ser destruido”.
8 »Aunque escuché lo que dijo ese hombre, no pude entenderlo, así que le pregunté: “Señor, ¿cuál es el fin de todo esto?” 9 Y él me respondió: “Sigue adelante, Daniel, que estas cosas se mantendrán selladas y en secreto hasta que llegue la hora final. 10 Muchos serán purificados y perfeccionados, y quedarán limpios, pero los malvados seguirán en su maldad. Ninguno de ellos entenderá nada, pero los sabios lo entenderán todo. 11 A partir del momento en que se suspenda el sacrificio diario y se imponga el horrible sacrilegio, transcurrirán mil doscientos noventa días. 12 ¡Dichoso el que espere a que hayan transcurrido mil trescientos treinta y cinco días! 13 Pero tú, persevera hasta el fin y descansa, que al final de los tiempos te levantarás para recibir tu recompensa”».
1 Esta es la palabra del Señor que vino a Oseas hijo de Beerí durante los reinados de Uzías, Jotán, Acaz y Ezequías, reyes de Judá, y durante el reinado de Jeroboán hijo de Joás, rey de Israel.
La esposa y los hijos de Oseas
2 La primera vez que el Señor habló por medio de Oseas, le dijo: «Ve y toma por esposa a una prostituta, y ten con ella hijos de prostitución, porque el país se ha prostituido por completo. ¡Se ha apartado del Señor!»
3 Oseas fue y tomó por esposa a Gómer, hija de Diblayin, la cual concibió y le dio a luz un hijo.
4 Entonces el Señor le dijo: «Ponle por nombre Jezrel, porque dentro de poco haré que la casa real de Jehú pague por la masacre en Jezrel. Así pondré fin al dominio del reino de Israel. 5 Ese día quebraré el arco de Israel en el valle de Jezrel».
6 Gómer volvió a concebir y dio a luz una niña. Entonces el Señor le dijo a Oseas: «Ponle por nombre: “Indigna de compasión”,[i] porque no volveré a compadecerme del reino de Israel, sino que le negaré el perdón. 7 En cambio, tendré compasión de la tribu de Judá, y la salvaré; pero no por medio de arco, ni de espada ni de batallas, ni tampoco por medio de caballos y jinetes, sino por medio del Señor su Dios».
8 Cuando Gómer destetó a la llamada «Indigna de compasión», volvió a concebir y tuvo otro hijo. 9 Entonces el Señor le dijo a Oseas: «Ponle por nombre: “Pueblo ajeno”,[j] porque ni vosotros sois mi pueblo ni yo soy vuestro Dios.
10 »Con todo, los israelitas serán tan numerosos como la arena del mar, que no se puede medir ni contar. Y en el mismo lugar donde se les llamó: “Pueblo ajeno”, se les llamará: “Hijos del Dios viviente”. 11 El pueblo de Judá se reunirá con el pueblo de Israel, y nombrarán un solo jefe y resurgirán en su país, porque grande será el día de Jezrel.
2 »Llamad a vuestros hermanos: “Pueblo mío”,[k] y a vuestras hermanas: “Compadecidas”.[l]
Castigo y restauración de Israel
2 »¡Echadle en cara a vuestra madre
que ni ella es mi esposa ni yo su esposo!
¡Que se quite del rostro el maquillaje de prostituta,
y de entre los pechos los adornos de ramera!
3 De lo contrario, la desnudaré por completo;
la dejaré como el día en que nació.
La pondré como un desierto:
¡la convertiré en tierra seca y la mataré de sed!
4 No tendré compasión de sus hijos,
porque son hijos de prostitución.
5 Su madre es una prostituta;
¡la que los concibió es una sinvergüenza!
Pues dijo: “Quiero ir tras mis amantes,
que me dan mi pan y mi agua,
mi lana y mi lino, mi aceite y mis bebidas”.
6 Por eso le cerraré el paso con espinos;
la encerraré para que no encuentre el camino.
7 Con ardor perseguirá a sus amantes,
y al no encontrarlos dirá:
“Prefiero volver con mi primer esposo,
porque antes me iba mejor que ahora”.
8 Ella no ha querido reconocer que soy yo
quien le da el grano, el vino nuevo y el aceite.
Yo le he multiplicado la plata y el oro,
¿y qué hizo con ellos? ¡Falsos dioses![m]
9 »Por eso, llegado el momento
le quitaré mi trigo y mi vino nuevo.
La dejaré sin la lana y el lino
que le di para cubrir su desnudez.
10 Voy a exhibir su vergüenza
a la vista de sus amantes,
y nadie la librará de mi mano.
11 Pondré fin a todo su jolgorio:
sus peregrinaciones, sus lunas nuevas,
sus días de reposo, y sus fiestas solemnes.
12 Devastaré sus vides y sus higueras,
que consideraba la paga de sus amantes.
Las convertiré en maleza,
y los animales del campo acabarán con ellas.
13 La llamaré a cuentas por los días
en que quemaba ofrendas a sus falsos dioses,
cuando se adornaba con zarcillos y joyas,
y, olvidándose de mí, se iba tras sus amantes
—afirma el Señor—.
14 »Por eso, ahora voy a seducirla:
me la llevaré al desierto
y le hablaré con ternura.
15 Allí le devolveré sus viñedos,
y convertiré el valle de la Desgracia[n]
en el paso de la Esperanza.
Allí me corresponderá, como en los días de su juventud,
como en el día en que salió de Egipto.
16 »En aquel día —afirma el Señor—,
ya no me llamarás: “mi señor”,[o]
sino que me dirás: “esposo mío”.
17 Te quitaré de los labios el nombre de tus falsos dioses,
y nunca más volverás a invocarlos.
18 Aquel día haré en tu favor un pacto
con los animales del campo,
con las aves de los cielos
y con los reptiles de la tierra.
Eliminaré del país arcos, espadas y guerra,
para que todos duerman seguros.
19 Yo te haré mi esposa para siempre,
y te daré como dote el derecho y la justicia,
el amor y la compasión.
20 Te daré como dote mi fidelidad,
y entonces conocerás al Señor.
21 »En aquel día yo responderé
—afirma el Señor—;
yo le responderé al cielo,
y el cielo le responderá a la tierra;
22 la tierra les responderá al cereal,
al vino nuevo y al aceite,
y estos le responderán a Jezrel.[p]
23 Yo la sembraré para mí en la tierra;
me compadeceré de la “Indigna de compasión”,
a “Pueblo ajeno” lo llamaré: “Pueblo mío”;[q]
y él me dirá: “Mi Dios”».
Oseas se reconcilia con su esposa
3 Me habló una vez más el Señor, y me dijo: «Ve y ama a esa mujer adúltera, que es amante de otro. Ámala como ama el Señor a los israelitas, aunque se hayan vuelto a dioses ajenos y se deleiten con las tortas de pasas que les ofrecen».
2 Compré entonces a esa mujer por quince monedas de plata[r] y una carga y media de cebada,[s] 3 y le dije: «Vas a vivir conmigo mucho tiempo, pero sin prostituirte. No tendrás relaciones sexuales con ningún otro hombre. ¡Ni yo te voy a tocar!»
4 Ciertamente los israelitas vivirán mucho tiempo sin rey ni gobernante, sin sacrificio ni altares, ni efod ni ídolos. 5 Pero después los israelitas buscarán nuevamente al Señor su Dios, y a David su rey. En los últimos días acudirán con temor reverente al Señor y a sus bondades.
Pleito contra Israel
4 Escuchad, israelitas,
la palabra del Señor,
porque el Señor va a entrar en juicio
contra los habitantes del país:
«Ya no hay entre mi pueblo fidelidad ni amor,
ni conocimiento de Dios.
2 Cunden, más bien, el perjurio y la mentira.
Abundan el robo, el adulterio y el asesinato.
¡Un homicidio sigue a otro!
3 Por tanto, se resecará la tierra,
y desfallecerán todos sus habitantes.
¡Morirán las bestias del campo,
las aves del cielo y los peces del mar!
4 »¡Que nadie acuse ni reprenda a nadie!
¡Tu pueblo parece acusar al sacerdote!
5 Tropiezas de día y de noche,
y los profetas tropiezan contigo;
tu madre dejará de existir,
6 pues por falta de conocimiento
mi pueblo ha sido destruido.
»Puesto que rechazaste el conocimiento,
yo también te rechazo como mi sacerdote.
Ya que te olvidaste de la ley de tu Dios,
yo también me olvidaré de tus hijos.
7 Mientras más aumentaban los sacerdotes,
más pecaban contra mí;
cambiaron a quien es su gloria
en algo deshonroso.
8 El pecado de mi pueblo es su comida;
se regodean en su perversidad.
9 ¡De tal pueblo, tal sacerdote![t]
¡Por eso les pediré cuentas de su conducta
y les daré la paga de sus acciones!
10 »Comerán, pero no quedarán satisfechos;
se prostituirán, pero no se saciarán;[u]
porque han abandonado al Señor
para entregarse 11 a la prostitución y al vino,
¡al mosto que hace perder la razón!
12 Mi pueblo consulta a su ídolo de madera,
y ese pedazo de palo le responde;
su tendencia a prostituirse los descarría;
se prostituyen en abierto desafío a su Dios.
13 En la cumbre de montes y colinas
queman ofrendas y ofrecen sacrificios,
bajo la agradable sombra
de robles, álamos y encinas.
Por eso se prostituyen sus hijas
y cometen adulterio sus nueras.
14 Pero no las castigaré
por sus prostituciones y adulterios,
porque sus propios maridos
se juntan con prostitutas
y celebran banquetes paganos
con las sacerdotisas del templo.
¡Es así como acaba por hundirse
un pueblo falto de entendimiento!
15 »Si tú, Israel, te prostituyes,
¡que no resulte culpable Judá!
»No vayáis a Guilgal ni subáis a Bet Avén,[v]
ni juréis: “¡Por la vida del Señor!”
16 Israel es tan indómito como una novilla.
¿Cómo podrá el Señor pastorearlos
en campo abierto, como a corderos?
17 Efraín se ha aliado con las imágenes;
¡pues que se quede con ellas!
18 Cuando ya no tienen licor,
se entregan de lleno a la prostitución,
¡y hasta sus gobernantes aman la deshonra!
19 ¡Por eso un torbellino los arrastrará,
y quedarán avergonzados por sus sacrificios!
Juicio contra Israel
5 »¡Oíd esto, sacerdotes!
¡Pon atención, reino de Israel!
¡Escucha, casa real!
¡Contra vosotros es la sentencia!
En Mizpa habéis sido una trampa;
en el monte Tabor, una red tendida;
2 en Sitín, una fosa abierta.[w]
Por eso, yo los disciplinaré a todos.
3 Yo conozco bien a Efraín;
Israel no me es desconocido.
Pero ahora Efraín se ha prostituido;
e Israel se ha mancillado.
4 »No les permiten sus malas obras
volverse a su Dios;
su tendencia a prostituirse
les impide conocer al Señor.
5 La arrogancia de Israel testificará en su contra,
Israel y Efraín tropezarán con su maldad,
y hasta Judá caerá con ellos.
6 Con sus ovejas y sus vacas
irán en busca del Señor,
pero no lo encontrarán
porque él se ha apartado de ellos.
7 Han traicionado al Señor;
han dado a luz hijos de otros padres.
¡Ahora la destrucción[x] devorará sus fincas!
8 »Tocad la corneta en Guibeá,
haced sonar la trompeta en Ramá,
lanzad el grito de guerra en Bet Avén:[y]
“¡Cuídate las espaldas, Benjamín!”
9 En el día de la reprensión,
Efraín quedará desolado.
Entre las tribus de Israel
doy a conocer lo que les va a pasar.
10 Las autoridades de Judá se parecen
a los que alteran los linderos.
¡Pues derramaré mi enojo sobre ellos
como si derramara un torrente de agua!
11 Efraín está deprimido,
aplastado por el juicio,
empeñado en seguir a los ídolos.[z]
12 ¡Pues seré para Efraín como polilla,
como carcoma para el pueblo de Judá!
13 »Cuando Efraín vio su enfermedad
y Judá reparó en sus llagas,
Efraín recurrió a Asiria
y pidió la ayuda del gran rey.
Pero el rey no podrá sanarlo,
ni tampoco curar sus llagas.
14 Yo seré como un león para Efraín,
como un cachorro para Judá.
Yo mismo los haré pedazos,
y luego me alejaré;
yo mismo me llevaré la presa,
y no habrá quien me la arrebate.
15 Volveré luego a mi morada,
hasta que reconozcan su culpa.
Buscarán ganarse mi favor;
angustiados, me buscarán con ansias».
Impenitencia de Israel
6 ¡Venid, volvámonos al Señor!
Él nos ha despedazado, pero nos sanará;
nos ha herido, pero nos vendará.
2 Después de dos días nos dará vida;
al tercer día nos levantará,
y así viviremos en su presencia.
3 Conozcamos al Señor;
vayamos tras su conocimiento.
Tan cierto como que sale el sol,
él habrá de manifestarse;
vendrá a nosotros como la lluvia de invierno,
como la lluvia de primavera que riega la tierra.
4 «¿Qué voy a hacer contigo, Efraín?
¿Qué voy a hacer contigo, Judá?
Vuestro amor es como nube matutina,
como rocío que temprano se evapora.
5 Por eso los hice pedazos por medio de los profetas;
los herí con las palabras de mi boca.
¡Mi sentencia los fulminará como un relámpago!
6 Lo que pido de vosotros es amor y no sacrificios,
conocimiento de Dios y no holocaustos.
7 Son como Adán:
han quebrantado el pacto,
¡me han traicionado!
8 Galaad es una ciudad de malhechores;
sus pisadas dejan huellas de sangre.
9 Una pandilla de sacerdotes
está al acecho en el camino a Siquén
y, como banda de salteadores,
comete toda clase de infamias.
10 En el reino de Israel
he visto algo horrible:
Allí se prostituye Efraín
y se mancilla Israel.
11 »¡A ti también, Judá,
te espera la cosecha de tu maldad!
»Cuando cambie yo la suerte de mi pueblo,
7 cuando sane yo a Israel,
la perversidad de Efraín y la maldad de Samaria
quedarán al descubierto.
Porque ellos cometen fraudes;
mientras el ladrón se mete en las casas,
una banda de salteadores roba en las calles.
2 No se ponen a pensar
que yo tomo en cuenta todas sus maldades.
Sus malas acciones los tienen cercados,
y las tengo muy presentes.
3 »Con su maldad deleitan al rey;
con sus mentiras, a las autoridades.
4 Parecen un horno encendido
cuyo fuego no hace falta atizar
desde que el panadero prepara la harina
hasta que la masa fermenta.
¡Todos ellos son adúlteros!
5 En la fiesta del rey las autoridades se encienden
bajo los efectos del vino,
y el rey pierde su dignidad
codeándose con la plebe.
6 Como el horno, se les prende el corazón,
dispuesto para la intriga.
Su ira se adormece por la noche,
pero se reaviva por la mañana.
7 Todos ellos arden como un horno;
devoran a sus gobernantes.
Caen todos sus reyes,
pero ninguno de ellos me invoca.
8 »Efraín se mezcla con las naciones;
parece una torta cocida de un solo lado.
9 Los extranjeros le minan las fuerzas,
pero él ni se da cuenta.
Su pelo se ha encanecido,
pero él ni se da cuenta.
10 La arrogancia de Israel testifica en contra suya,
pero él no se vuelve al Señor su Dios;
a pesar de todo esto, no lo busca.
11 »Efraín es como una paloma
torpe y sin entendimiento,
que unas veces pide ayuda a Egipto
y otras, recurre a Asiria.
12 Pero, tan pronto como lo hagan,
lanzaré mi red sobre ellos;
los derribaré como a las aves del cielo,
¡siete veces los castigaré por sus pecados![aa]
13 ¡Ay de ellos, que de mí se alejaron!
¡Que sean destruidos por rebelarse contra mí!
Yo bien podría redimirlos,
pero ellos no me hablan con la verdad.
14 No me invocan de corazón,
sino que se lamentan echados en sus camas.
Para obtener grano y vino nuevo se laceran[ab]
y se ponen en contra de mí.
15 Yo adiestré y fortalecí sus brazos,
pero ellos maquinan maldades contra mí.
16 No se vuelven al Altísimo;
son como un arco engañoso.
Sus autoridades caerán a filo de espada
por sus palabras insolentes,
y en la tierra de Egipto
se burlarán de ellos.
Siembran vientos y cosechan tempestades
8 »¡Da el toque de trompeta!
¡Un águila se cierne sobre la casa del Señor!
Han quebrantado mi pacto
y se han rebelado contra mi ley,
2 y ahora vienen a suplicarme:
“¡Dios de Israel, te conocemos!”
3 Pero Israel ha rechazado el bien,
así que un enemigo lo perseguirá.
4 Establecen reyes que yo no apruebo,
y escogen autoridades que no conozco.
Con su plata y con su oro se hacen imágenes
para su propia destrucción.
5 Samaria, ¡arroja el becerro
que tienes por ídolo!
Contra vosotros se ha encendido mi ira.
¿Hasta cuándo estaréis sin purificaros?
6 Oye, Israel: Ese becerro no es Dios;
es obra de un escultor.
Ese becerro de Samaria
será hecho pedazos.
7 »Sembraron vientos
y cosecharán tempestades.
El tallo no tiene espiga
y no producirá harina;
si acaso llegara a producirla,
se la tragarían los extranjeros.
8 Pues a Israel se lo han tragado,
y hoy es de poca estima entre las naciones.
9 Los israelitas subieron a Asiria;
se apartaron como terco asno salvaje,
y Efraín se ha comprado amantes.
10 Pero, aunque se los compre entre las naciones,
de allí volveré a reunirlos;
y comenzarán a retorcerse
bajo la opresión de un rey poderoso.
11 »Efraín edificó muchos altares
para expiar sus pecados,
pero estos se han convertido
en altares para pecar.
12 Yo podría escribirles mi ley muchas veces,
pero ellos la verían como algo extraño.
13 Me han ofrecido sacrificios y ofrendas,
y se han comido la carne,
pero eso a mí no me agrada.
Voy ahora a tener en cuenta sus perversidades,
y castigaré sus pecados;
¡y tendrán que regresar a Egipto!
14 Israel se olvidó de su Hacedor y se edificó palacios;
Judá multiplicó las ciudades amuralladas;
pero yo lanzaré sobre sus ciudades y fortalezas
un fuego que las consuma».
El castigo a Israel
9 No te alegres, Israel;
no hagas fiesta como las naciones,
porque te has prostituido.
¡Le has sido infiel a tu Dios!
Prefieres la paga de prostituta
que recibes en todos los trigales.[ac]
2 Ni el trigo ni las uvas podrán alimentarlos;
el vino nuevo no tendrá el gusto que esperaban.
3 No habitarán en la tierra del Señor;
Efraín regresará a Egipto
y comerá inmundicias en Asiria.
4 No le ofrecerán al Señor más libaciones de vino,
ni le serán gratos sus sacrificios.
Se les volverá pan de lágrimas;
quienes lo coman quedarán impuros.
Tal vez les sirva para matar el hambre,
pero no tendrá cabida en la casa del Señor.
5 ¿Qué haréis vosotros en los días de fiesta,
o en las peregrinaciones en honor del Señor?
6 Aunque escapen de la destrucción,
los recogerá Egipto y los enterrará Menfis.
Sus tesoros de plata se llenarán de ortigas,
y los espinos invadirán sus tiendas.
7 Han llegado los días del castigo,
han llegado los días de la retribución.
¡Que lo sepa Israel!
Es tan grande tu maldad,
y tan intensa tu hostilidad,
que al profeta se le tiene por necio,
y al hombre inspirado, por loco.
8 El profeta, junto con Dios,
es el centinela de Efraín,[ad]
pero enfrenta trampas en todos sus caminos,
y hostilidad en la casa de su Dios.
9 Han llegado al colmo de la corrupción,
como en los días de Guibeá;
¡pero Dios se acordará de sus perversidades
y los castigará por sus pecados!
10 «Cuando encontré a Israel,
fue como hallar uvas en el desierto;
cuando vi a vuestros antepasados,
fue como ver higos tiernos en la higuera.
Pero ellos se fueron a Baal Peor
y se entregaron a la vergüenza;
¡se volvieron tan detestables
como el objeto de su amor!
11 El esplendor de Efraín saldrá volando, como un ave;
no habrá más concepción ni embarazo ni nacimiento.
12 Y aun cuando vean crecer a sus hijos,
yo los arrebataré de este mundo.
¡Ay de ellos cuando los abandone!
13 He visto a Efraín y a Tiro plantados en una pradera.[ae]
¡Pero Efraín entregará sus hijos al verdugo!»
14 Dales, Señor… ¿qué les darás?
¡Dales vientres que aborten y pechos resecos!
15 «Toda su maldad comenzó en Guilgal;
allí comencé a aborrecerlos.
Por causa de sus maldades,
los expulsaré de mi casa.
No volveré a amarlos,
pues todas sus autoridades son rebeldes.
16 Efraín se ha marchitado:
su raíz se secó y no produce fruto.
Aunque llegue a tener hijos,
mataré el precioso fruto de su vientre».
17 Porque no le obedecieron, mi Dios los rechazará;
¡andarán errantes entre las naciones!
10 Israel era una vid frondosa
que daba fruto a su antojo.
Pero cuanto más aumentaba su fruto,
más altares se construía;
cuanto más prosperaba su país,
más hermosas hacía sus piedras sagradas.
2 Su corazón es escurridizo,
pero tendrá que cargar con su culpa.
El Señor destrozará sus altares
y devastará sus piedras sagradas.
3 Tal vez dirán: «No hemos temido al Señor,
y por eso no tenemos rey.
Pero, aun si lo tuviéramos,
¿qué podría hacer por nosotros?»
4 Hablan solo por hablar;
juran en falso y hacen tratos;
¡por eso florecen los pleitos
como la mala yerba en el campo!
5 Temen los moradores de Samaria
por el becerro que adoran en Bet Avén.[af]
El pueblo del becerro hará duelo por él,
lo mismo que sus sacerdotes idólatras.
Harán lamentos por su esplendor,
porque se lo llevarán al destierro.
6 El becerro será llevado a Asiria
como tributo para el gran rey.
Efraín quedará avergonzado;
Israel se avergonzará de sus ídolos.[ag]
7 Samaria y su rey desaparecerán
como rama arrastrada por el agua.
8 Serán destruidos sus santuarios paganos,
lugares de pecado de Israel.
¡Cardos y espinos crecerán sobre sus altares!
Entonces dirán a las montañas: «¡Cubridnos!»,
y a las colinas: «¡Caed sobre nosotros!»
9 «Tú, Israel, has venido pecando
desde los días de Guibeá,
y allí te has mantenido.
¡En Guibeá, la guerra
tomará por sorpresa a los malvados!
10 Cuando yo quiera, los castigaré;
entonces las naciones se juntarán contra ellos
para aprisionarlos por su doble perversión.
11 Efraín es una novilla adiestrada
a la que le gusta trillar,
pero yo no quise ponerle el yugo.
Pero ahora voy a uncir a Efraín,
y Judá tendrá que arar,
y Jacob emparejará la tierra».
12 ¡Sembrad para vosotros justicia!
¡Cosechad el fruto del amor,
y poneos a labrar el barbecho!
¡Ya es tiempo de buscar al Señor!,
hasta que él venga y os envíe lluvias de justicia.
13 Pero vosotros sembrasteis maldad, cosechasteis crímenes
y comisteis el fruto de la mentira,
porque confiasteis en vuestros carros
y en la multitud de vuestros guerreros.
14 Un estruendo de guerra se levantará contra tu pueblo,
y todas tus fortalezas serán devastadas,
como devastó Salmán a Bet Arbel en el día de la batalla,
cuando las madres fueron destrozadas
junto con sus hijos.
15 Esto es lo que Betel os hizo a vosotros,
a causa de vuestra extrema maldad.
¡Pues el rey de Israel será destruido por completo
en cuanto amanezca!
El amor de Dios por Israel
11 «Desde que Israel era niño, yo lo amé;
de Egipto llamé a mi hijo.
2 Pero cuanto más lo llamaba,
más se alejaba de mí.[ah]
Ofrecía sacrificios a los falsos dioses[ai]
y quemaba incienso a las imágenes.
3 Yo fui quien enseñó a caminar a Efraín;
yo fui quien lo tomó de la mano.
Pero él no quiso reconocer
que era yo quien lo sanaba.
4 Lo atraje con cuerdas de ternura,[aj]
lo atraje con lazos de amor.
Le quité de la cerviz el yugo,
y con ternura me acerqué para alimentarlo.
5 »No volverán a Egipto,
sino que Asiria reinará sobre ellos,
porque no quisieron volverse a mí.
6 En sus ciudades se blandirán espadas,
que destrozarán los barrotes de sus puertas
y acabarán con sus planes.
7 Mi pueblo está resuelto a renegar de mi nombre;
por eso, aunque me invoquen, no los exaltaré.
8 »¿Cómo podría yo entregarte, Efraín?
¿Cómo podría abandonarte, Israel?
¡Yo no podría entregarte como entregué a Admá!
¡Yo no podría abandonarte como a Zeboyín!
Dentro de mí, el corazón me da vuelcos,
y se me conmueven las entrañas.
9 Pero no daré rienda suelta a mi ira,
ni volveré a destruir a Efraín.
Porque en medio de ti no está un hombre,
sino que estoy yo, el Dios santo,
y no atacaré la ciudad».
10 El Señor rugirá como león,
y ellos lo seguirán.
Cuando el Señor lance su rugido,
sus hijos vendrán temblando de occidente.
11 «Vendrán desde Egipto, temblando como aves;
vendrán desde Asiria, temblando como palomas,
y yo los estableceré en sus casas
—afirma el Señor—.
El pecado de Israel
12 »Efraín me ha rodeado con mentiras,
y el reino de Israel, con engaños;
Judá anda errante, lejos de Dios;
¡lejos del Dios santísimo y fiel!
12 Efraín se alimenta de viento:
todo el día va tras el viento solano,
y multiplica la mentira y la violencia.
Hace pactos con Asiria,
y a Egipto le da aceite como tributo».
2 El Señor tiene un pleito contra Judá:
le hará pagar a Jacob[ak] todo lo que ha hecho,
le dará lo que merecen sus obras.
3 Ya en el seno materno suplantó a su hermano,
y cuando se hizo hombre luchó con Dios.
4 Luchó con el ángel, y lo venció;
lloró y le rogó que lo favoreciera.
Se lo encontró en Betel,
y allí habló con él;
5 ¡habló con el Señor Dios Todopoderoso,
cuyo nombre es el Señor!
6 Pero tú debes volverte a tu Dios,
practicar el amor y la justicia,
y confiar siempre en él.
7 Canaán[al] usa balanzas fraudulentas,
pues le gusta explotar a los demás.
8 Efraín dice con jactancia:
«¡Cómo me he enriquecido!
¡He amasado una gran fortuna!
En todas mis ganancias no encontrarán
que haya pecado en algo».
9 «Yo soy el Señor tu Dios
desde que estabas en Egipto,
y haré que vuelvas a vivir en tiendas,
como en los días de nuestro encuentro en el desierto.[am]
10 Yo les hablé a los profetas;
les hice tener muchas visiones,
y por medio de ellos hablé en parábolas».
11 ¿Es Galaad malvado?
¡No hay duda de que no vale nada!
En Guilgal sacrifica toros;
por eso sus altares quedarán reducidos a montones de piedra
entre los surcos del campo.
12 Jacob huyó a un campo de Aram;[an]
Israel trabajó cuidando ovejas
en pago por su esposa.
13 Para sacar a Israel de Egipto, y después cuidarlo,
el Señor usó a un profeta.
14 Pero Efraín ha irritado a su Señor;
le ha causado un amargo disgusto.
Por eso el Señor le hará pagar sus crímenes
y le devolverá sus injurias.
La ira del Señor contra Israel
13 Efraín tenía la preeminencia en Israel.
Cuando él hablaba, la gente temblaba.
Pero le rindió culto a Baal,
y por ese pecado murió.
2 Sin embargo, siguen pecando,
pues se fabrican, según su ingenio,
imágenes de fundición e ídolos de plata
que no son más que obra de artesanos.
De ellos se dice:
«Ofrecen sacrificios humanos
y besan ídolos en forma de becerros».[ao]
3 Por eso serán como nube matutina,
como rocío que temprano se evapora,
como paja que se lleva el viento,
como humo que se escapa por la chimenea.
4 «Pero yo soy el Señor tu Dios
desde que estabas en Egipto.
No conocerás[ap] otro Dios fuera de mí,
ni otro Salvador que no sea yo.
5 Porque yo fui el que te conoció en el desierto,
en esa tierra de terrible aridez.
6 Les di de comer, y quedaron saciados,
y, una vez satisfechos, se volvieron arrogantes
y se olvidaron de mí.
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