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Bible in 90 Days

An intensive Bible reading plan that walks through the entire Bible in 90 days.
Duration: 88 days
Nueva Versión Internacional (Castilian) (CST)
Version
Ezequiel 23:40-35:15

40 »Y por si fuera poco, mandaron a traer gente de muy lejos. Cuando esa gente llegó, ellas se bañaron, se pintaron los ojos y se adornaron con joyas; 41 luego se sentaron en un diván lujoso, frente a una mesa donde previamente habían colocado el incienso y el aceite que me pertenecen. 42 Podía escucharse el bullicio de una multitud: eran los sabeos, que venían del desierto. Adornaron a las mujeres poniéndoles brazaletes en los brazos y hermosas coronas sobre la cabeza. 43 Pensé entonces en esa mujer desgastada por sus adulterios: “Ahora van a seguir aprovechándose de esa mujer prostituida”. 44 Y se acostaron con ella como quien se acuesta con una prostituta. Fue así como se acostaron con esas mujeres lascivas llamadas Aholá y Aholibá. 45 Pero los hombres justos les darán el castigo que merecen las mujeres asesinas y adúlteras, ¡porque son unas adúlteras, y tienen las manos manchadas de sangre!

46 »En efecto, así dice el Señor: ¡Que se convoque a una multitud contra ellas, y que sean entregadas al terror y al saqueo! 47 ¡Que la multitud las apedree y las despedace con la espada! ¡Que maten a sus hijos y a sus hijas, y les prendan fuego a sus casas! 48 Yo pondré fin en el país a esta conducta llena de lascivia. Todas las mujeres quedarán advertidas y no seguirán su ejemplo. 49 Sobre estas dos hermanas recaerá su propia lascivia, y pagarán las consecuencias de sus pecados de idolatría. Entonces sabrán que yo soy el Señor omnipotente».

La olla hirviente

24 El día diez del mes décimo del año noveno, el Señor me habló diciendo: «Hijo de hombre, anota la fecha de hoy, de este mismo día, porque el rey de Babilonia se ha puesto en marcha contra Jerusalén. Cuéntale una parábola a este pueblo rebelde, y adviértele que así dice el Señor omnipotente:

»“Coloca la olla sobre el fuego
    y échale agua.
Agrégale pedazos de carne,
    los mejores trozos de pierna y de lomo,
    y lo mejor de los huesos.
Toma luego la oveja más gorda
    y amontona leña debajo de ella,
para que hierva bien el agua
    y se cuezan bien los huesos.

»”Porque el Señor omnipotente dice:

»”¡Ay de la ciudad sanguinaria!
    ¡Ay de esa olla corroída,
    cuya herrumbre no se puede quitar!
Saca uno a uno los trozos de carne,
    tal como vayan saliendo.[a]
La ciudad está empapada en su sangre,
    pues ella la derramó sobre la roca desnuda;
no la derramó por el suelo,
    para impedir que el polvo la cubriera.
Sobre la roca desnuda he vertido su sangre,
    para que no quede cubierta.
Así haré que se encienda mi ira,
    y daré lugar a mi venganza.

»”Porque así dice el Señor omnipotente:

»”¡Ay de la ciudad sanguinaria!
    Yo también amontonaré la leña.
10 ¡Vamos, apilad la leña y encended el fuego!
    ¡Cocinad la carne y preparad las especias,
    y que se quemen bien los huesos!
11 ¡Poned la olla vacía sobre las brasas,
    hasta que el bronce esté al rojo vivo!
¡Que se fundan en ella sus impurezas,
    y se consuma su herrumbre!
12 ¡Aunque esa olla está tan oxidada
    que ya ni con fuego se purifica![b]

13 »”Jerusalén, yo he querido purificarte de tu infame lujuria, pero no has dejado que te purifique. Por eso, no quedarás limpia hasta que se apacigüe mi ira contra ti. 14 Yo, el Señor, lo he dicho, y lo cumpliré. Yo mismo actuaré, y no me voy a retractar. No tendré compasión ni me arrepentiré. Te juzgaré conforme a tu conducta y a tus acciones. Lo afirma el Señor omnipotente”».

Muerte de la esposa de Ezequiel

15 El Señor me habló diciendo: 16 «Hijo de hombre, voy a quitarte de golpe la mujer que te deleita la vista. Pero no llores ni hagas lamentos, ni dejes tampoco que corran tus lágrimas. 17 Gime en silencio y no hagas duelo por los muertos. Átate el turbante, cálzate los pies, y no te cubras la barba ni comas el pan de duelo».

18 Por la mañana le hablé al pueblo, y por la tarde murió mi esposa. A la mañana siguiente hice lo que se me había ordenado. 19 La gente del pueblo me preguntó: «¿No nos vas a explicar qué significado tiene para nosotros lo que estás haciendo?» 20 Yo les contesté: «El Señor me habló y me ordenó 21 advertirle al pueblo de Israel que así dice el Señor omnipotente: “Voy a profanar mi santuario, orgullo de vuestra fortaleza, el templo que os deleita la vista y en el que depositáis vuestro afecto. Los hijos y las hijas que dejasteis morirán a filo de espada, 22 y vosotros haréis lo mismo que yo: no os cubriréis la barba ni comeréis el pan de duelo. 23 Llevaréis el turbante sobre la cabeza y os calzaréis los pies. No lloraréis ni haréis lamentos, sino que os pudriréis a causa de vuestros pecados y gemiréis unos con otros. 24 Ezequiel os servirá de señal, y haréis lo mismo que él hizo. Cuando esto suceda, sabréis que yo soy el Señor omnipotente”.

25 »Y tú, hijo de hombre, el día en que yo les quite su fortaleza, su alegría y su gozo, el templo que les deleita la vista, el deseo de su corazón, y a sus hijos e hijas, 26 vendrá un fugitivo a comunicarte la noticia. 27 Ese mismo día se te soltará la lengua y dejarás de estar mudo. Entonces podrás hablar con el fugitivo; servirás de señal para ellos, y sabrán que yo soy el Señor».

Profecía contra Amón

25 El Señor me habló diciendo: «Hijo de hombre, encara a los amonitas y profetiza contra ellos. Diles que presten atención a la palabra del Señor omnipotente: “Por cuanto vosotros os burlasteis cuando visteis que mi santuario era profanado, y que el país de Israel era devastado y que a los habitantes de Judá se los llevaban al exilio, yo os entregaré al poder de los pueblos del oriente. Ellos armarán sus campamentos y establecerán entre vosotros sus moradas; comerán vuestros frutos y beberán vuestra leche. Convertiré a Rabá en un pastizal de camellos, y a Amón en un corral de ovejas. Entonces sabréis que yo soy el Señor.

»”Así dice el Señor omnipotente: Por cuanto vosotros los amonitas aplaudisteis y saltasteis de alegría, y maliciosamente os reísteis de Israel, yo voy a extender mi mano contra vosotros y os entregaré a las naciones como despojo. Os arrancaré de entre los pueblos, y os destruiré por completo. Entonces sabréis que yo soy el Señor”».

Profecía contra Moab

«Así dice el Señor omnipotente: Por cuanto Moab y Seír dicen: “Judá es igual a todas las naciones”, voy a abrir el flanco de Moab. De un extremo a otro la dejaré sin Bet Yesimot, Baal Megón y Quiriatayin, ciudades que son su orgullo. 10 Entregaré a Moab y a los amonitas en manos de los pueblos del oriente, y de los amonitas no quedará ni el recuerdo. 11 Además, castigaré a Moab. Entonces sabrán que yo soy el Señor».

Profecía contra Edom

12 «Así dice el Señor omnipotente: Edom se ha vengado completamente de Judá, y de esta manera resulta más grave su culpa. 13 Por eso, así dice el Señor omnipotente: Extenderé mi mano contra Edom, y exterminaré a hombres y animales. Lo dejaré en ruinas. Desde Temán hasta Dedán, todos morirán a filo de espada. 14 Por medio de mi pueblo Israel me vengaré de Edom. Mi pueblo hará con Edom lo que le dicten mi ira y mi furor. Así conocerán lo que es mi venganza. Lo afirma el Señor omnipotente».

Profecía contra los filisteos

15 «Así dice el Señor omnipotente: Los filisteos se vengaron con alevosía; con profundo desprecio intentaron destruir a Judá por causa de una antigua enemistad. 16 Por eso, así dice el Señor omnipotente: Extenderé mi mano contra los filisteos. Exterminaré a los quereteos, y destruiré a los que aún quedan en la costa del mar. 17 Mi venganza contra ellos será terrible. Los castigaré con mi ira. Y, cuando ejecute mi venganza, sabrán que yo soy el Señor».

Profecía contra Tiro

26 El día primero del mes primero[c] del año undécimo, el Señor me habló diciendo: «Tiro ha dicho de Jerusalén: “Las puertas de las naciones se han derrumbado. Sus puertas se me han abierto de par en par, y yo me estoy enriqueciendo mientras ellas yacen en ruinas”. Por eso, así dice el Señor omnipotente: Tiro, yo estoy contra ti, y así como el mar levanta sus olas, voy a hacer que contra ti se levanten muchas naciones. Destruirán los muros de Tiro, y derribarán sus torres. Hasta los escombros barreré de su lugar; ¡la dejaré como roca desnuda! ¡Quedará en medio del mar como un tendedero de redes! Yo, el Señor omnipotente, lo afirmo. Tiro será despojo de las naciones, y sus poblados tierra adentro serán devastados a filo de espada. Entonces sabrán que yo soy el Señor.

»Así dice el Señor omnipotente: Desde el norte voy a traer contra Tiro a Nabucodonosor, rey de Babilonia, rey de reyes. Vendrá con un gran ejército de caballos, y con carros de guerra y jinetes. Tus poblados tierra adentro serán devastados a filo de espada. Y Nabucodonosor construirá contra ti muros de asedio, levantará rampas para atacarte y alzará sus escudos. Atacará tus muros con arietes, y con sus armas destruirá tus torres. 10 Cuando el rey de Babilonia entre por tus puertas, como se entra en una ciudad conquistada, sus caballos serán tan numerosos que te cubrirán de polvo, y tus muros temblarán por el estruendo de su caballería y sus carros. 11 Con los cascos de sus caballos pisoteará todas tus calles; matará a tu pueblo a filo de espada, y tus sólidas columnas caerán por tierra. 12 Además, saquearán tus riquezas y robarán tus mercancías. Derribarán tus muros, demolerán tus suntuosos palacios, y arrojarán al mar tus piedras, vigas y escombros. 13 Así pondré fin al ruido de tus canciones, y no se volverá a escuchar la melodía de tus arpas. 14 Te convertiré en una roca desnuda, en un tendedero de redes, y no volverás a ser edificada. Yo, el Señor, lo he dicho. Yo, el Señor omnipotente, lo afirmo.

15 »Así le dice el Señor omnipotente a Tiro: Las naciones costeras temblarán ante el estruendo de tu caída, el gemido de tus heridos y la masacre de tus habitantes. 16 Todos los príncipes del mar descenderán de sus tronos, se quitarán los mantos y se despojarán de las vestiduras bordadas. Llenos de pánico se sentarán en el suelo; espantados por tu condición temblarán sin cesar, 17 y sobre ti entonarán este lamento:

»“¡Cómo has sido destruida, ciudad famosa,
    habitada por gente del mar!
¡Tú en el mar eras poderosa!
    ¡Con tus habitantes infundías
    terror a todo el continente!
18 Ahora, en el día de tu caída,
    tiemblan los pueblos costeros,
y las islas que están en el mar
    se aterrorizan ante tu desastre”.

19 »Así dice el Señor omnipotente: Te convertiré en lugar de ruinas, como toda ciudad deshabitada. Haré que te cubran las aguas caudalosas del océano. 20 Te haré descender con los que descienden a la fosa; te haré habitar en lo más profundo de la tierra, en el país de eternas ruinas, con los que descienden a la fosa. No volverás a ser habitada ni reconstruida[d] en la tierra de los vivientes. 21 Te convertiré en objeto de espanto, y ya no volverás a existir. Te buscarán, pero jamás podrán encontrarte. Lo afirma el Señor omnipotente».

Lamento por la caída de Tiro

27 El Señor me habló diciendo: «Hijo de hombre, dedícale este canto fúnebre a Tiro, ciudad asentada junto al mar y que trafica con pueblos de muchas costas lejanas:

»Así dice el Señor omnipotente:

»“Tú, ciudad de Tiro,
    pretendes ser hermosa y perfecta.
Tu dominio está en alta mar,
    tus constructores resaltaron tu hermosura.
Con pinos del monte Senir
    hicieron todos tus entablados.
Con cedros del Líbano
    armaron tu mástil.
Con encinas de Basán
    construyeron tus remos,
y con cipreses de Chipre
    ensamblaron tu cubierta,
la cual fue decorada
    con incrustaciones de marfil.
Con lino bordado de Egipto
    hicieron tus velas,
    y estas te sirvieron de bandera.
De las costas de Elisá trajeron
    telas moradas y rojas para tu toldo.
Oh Tiro, tus remeros vinieron de Sidón y de Arvad.
    A bordo iban tus propios timoneles,
    los más expertos hombres de mar.
Los hábiles veteranos de Guebal[e]
    repararon los daños en la nave.
Los marineros de todas las naves del mar
    negociaron con tus mercancías.
10 Hombres de Persia, Lidia y Fut
    militaron en tu ejército.
Te adornaron con escudos y cascos;
    ¡sacaron a relucir tu esplendor!

11 »”Los de Arvad, junto con tu ejército, defendían los muros que te rodean, y los de Gamad estaban apostados en tus torres. A lo largo de tus muros colgaban sus escudos, haciendo resaltar tu hermosura. 12 Era tal tu riqueza que Tarsis comerciaba contigo. A cambio de tu mercadería, ella te ofrecía plata, hierro, estaño y plomo. 13 También Grecia, Tubal y Mésec negociaban contigo, y a cambio de tus mercancías te ofrecían esclavos y objetos de bronce. 14 La gente de Bet Togarma te pagaba con caballos, corceles y mulos. 15 Los habitantes de Rodas[f] también comerciaban contigo. Concretabas negocios con muchas islas del mar, las cuales te pagaban con ébano y colmillos de marfil. 16 Por los muchos productos que tenías, Siria comerciaba contigo y a cambio te entregaba topacio, telas teñidas de púrpura, telas bordadas, lino fino, corales y rubíes. 17 Judá e Israel también comerciaban contigo. Te ofrecían trigo de Minit, pasteles,[g] miel, aceite y bálsamo. 18 Por la gran cantidad de tus productos, y por la abundancia de tu riqueza, también Damasco comerciaba contigo. Te pagaba con vino de Jelbón y lana de Sajar. 19 A cambio de tus mercancías, los danitas y los griegos te traían de Uzal hierro forjado, canela y caña aromática. 20 Dedán te vendía aparejos para montar. 21 Tus clientes eran Arabia y todos los príncipes de Cedar, quienes te pagaban con corderos, carneros y chivos. 22 También eran tus clientes los comerciantes de Sabá y Ragama. A cambio de mercancías, te entregaban oro, piedras preciosas y los mejores perfumes. 23 Jarán, Cané, Edén y los comerciantes de Sabá, Asiria y Quilmad negociaban contigo. 24 Para abastecer tus mercados te vendían hermosas telas, mantos de color púrpura, bordados, tapices de muchos colores y cuerdas muy bien trenzadas. 25 Las naves de Tarsis transportaban tus mercancías.

»”Cargada de riquezas,
    navegabas en alta mar.
26 Tus remeros te llevaron por los mares inmensos,
    en alta mar el viento del este te hizo pedazos.
27 El día de tu naufragio
    se hundirán en el fondo del mar
tu riqueza, tu mercancía y tus productos,
    tus marineros y tus timoneles,
los que reparan tus naves y tus comerciantes,
    tus soldados y toda tu tripulación.
28 Al grito de tus timoneles
    temblarán las costas.
29 Todos los remeros abandonarán las naves;
    marineros y timoneles bajarán a tierra.
30 Por ti levantarán la voz
    y llorarán con amargura;
se echarán ceniza sobre la cabeza,
    y se revolcarán en ella.
31 Por tu culpa se raparán la cabeza,
    y se vestirán de luto.
Llorarán por ti con gran amargura
    y con angustiosos gemidos.
32 Entonarán sentidos lamentos,
    y en tono de amarga queja dirán:
‘¿Quién en medio de los mares
    podía compararse a Tiro?’
33 Cuando desembarcaban tus productos
    muchas naciones quedaban satisfechas.
Con tus muchas riquezas y mercancías,
    enriquecías a los reyes de la tierra.
34 Pero ahora el mar te ha hecho pedazos,
    ¡yaces en lo profundo de las aguas!
Tus mercancías y toda tu tripulación
    se hundieron contigo.
35 Por ti están horrorizados
    todos los habitantes de las costas;
sus reyes tiemblan de miedo,
    y en su rostro se dibuja el terror.
36 Atónitos se han quedado
    los comerciantes de otros países;
¡tu fin ha llegado!,
    ¡nunca más volverás a existir!”»

Profecía contra el rey de Tiro

28 El Señor me habló diciendo: «Hijo de hombre, adviértele al rey de Tiro que así dice el Señor omnipotente:

»“En la intimidad de tu arrogancia dijiste:
    ‘Yo soy un dios.
Me encuentro en alta mar
    sentado en un trono de dioses’.
¡Pero tú no eres un dios,
    aunque te creas que lo eres!
    ¡Tú eres un simple mortal!
¿Acaso eres más sabio que Daniel?[h]
    ¿Acaso conoces todos los secretos?
Con tu sabiduría y tu inteligencia
    has acumulado muchas riquezas,
y en tus cofres has amontonado
    mucho oro y mucha plata.
Eres muy hábil para el comercio;
    por eso te has hecho muy rico.
A causa de tus grandes riquezas
    te has vuelto muy arrogante.

Por eso, así dice el Señor omnipotente:

»”Ya que pretendes ser
    tan sabio como un dios,
haré que vengan extranjeros contra ti,
    los más feroces de las naciones:
desenvainarán la espada
    contra tu hermosura y sabiduría,
    y profanarán tu esplendor.
Te hundirán en la fosa,
    y en alta mar sufrirás una muerte violenta.
Y aun así, en presencia de tus verdugos,
    ¿te atreverás a decir: ¡Soy un dios!?
¡Pues en manos de tus asesinos
    no serás un dios, sino un simple mortal!
10 Sufrirás a manos de extranjeros
    la muerte de los incircuncisos,
    porque yo lo he dicho.

Lo afirma el Señor omnipotente”».

11 El Señor me habló diciendo: 12 «Hijo de hombre, entona una elegía al rey de Tiro y adviértele que así dice el Señor omnipotente:

»“Eras un modelo de perfección,
    lleno de sabiduría y de hermosura perfecta.
13 Estabas en Edén, en el jardín de Dios,
    adornado con toda clase de piedras preciosas:
rubí, crisólito, jade,
    topacio, cornalina, jaspe,
    zafiro, granate y esmeralda.
Tus joyas y encajes estaban cubiertos de oro,
    y especialmente preparados para ti
    desde el día en que fuiste creado.
14 Fuiste elegido querubín protector,
    porque yo así lo dispuse.[i]
Estabas en el santo monte de Dios,
    y caminabas sobre piedras de fuego.
15 Desde el día en que fuiste creado
    tu conducta fue irreprochable,
    hasta que la maldad halló cabida en ti.
16 Por la abundancia de tu comercio,
    te llenaste de violencia, y pecaste.
Por eso te expulsé del monte de Dios,
    como a un objeto profano.
A ti, querubín protector,
    te borré de entre las piedras de fuego.
17 A causa de tu hermosura
    te llenaste de orgullo.
A causa de tu esplendor,
    corrompiste tu sabiduría.
Por eso te arrojé por tierra,
    y delante de los reyes
    te expuse al ridículo.
18 Has profanado tus santuarios,
    por la gran cantidad de tus pecados,
    ¡por tu comercio corrupto!
Por eso hice salir de ti
    un fuego que te devorara.
A la vista de todos los que te admiran
    te eché por tierra y te reduje a cenizas.
19 Al verte, han quedado espantadas
    todas las naciones que te conocen.
Has llegado a un final terrible,
    y ya no volverás a existir”».

Profecía contra Sidón

20 El Señor me habló diciendo: 21 «Hijo de hombre, encara a Sidón y profetiza contra ella. 22 Adviértele que así dice el Señor omnipotente:

»“Aquí estoy, Sidón, para acusarte
    y para ser glorificado en ti.
Cuando traiga sobre ti un justo castigo,
    y manifieste sobre ti mi santidad,
    se sabrá que yo soy el Señor.
23 Mandaré contra ti una peste,
    y por tus calles correrá la sangre;
por la espada que ataca por todos lados,
    los heridos caerán en tus calles,
    y se sabrá que yo soy el Señor.
24 Los israelitas no volverán a sufrir
    el desprecio de sus vecinos,
que duele como aguijones
    y pincha como espinas,
    ¡y se sabrá que yo soy el Señor!”

25 »Así dice el Señor omnipotente: “Cuando yo reúna al pueblo de Israel de entre las naciones donde se encuentra disperso, le mostraré mi santidad en presencia de todas las naciones. Entonces Israel vivirá en su propio país, el mismo que le di a mi siervo Jacob. 26 Allí vivirán seguros, y se construirán casas y plantarán viñedos, porque yo ejecutaré un justo castigo sobre los vecinos que desprecian al pueblo de Israel. ¡Y se sabrá que yo soy el Señor su Dios!”»

Profecía contra Egipto

29 A los doce días del mes décimo del año décimo, el Señor me habló diciendo: «Hijo de hombre, encara al faraón, rey de Egipto, y profetiza contra él y contra todo Egipto. Adviértele que así dice el Señor omnipotente:

»“A ti, Faraón, rey de Egipto,
    gran monstruo que yaces
    en el cauce de tus ríos,
que dices: ‘El Nilo es mío,
    el Nilo es mi creación’,
    ¡te declaro que estoy en tu contra!
Te pondré garfios en las mandíbulas,
    y haré que los peces del río
    se te peguen a las escamas.
Y con todos los peces pegados a tus escamas
    te sacaré de la corriente.
Te abandonaré a tu suerte en el desierto,
    junto con todos los peces de tu río.
Caerás en campo abierto,
    y no serás recogido ni enterrado.[j]
Las bestias de la tierra y las aves del cielo
    te las daré como alimento.
Entonces todos los habitantes de Egipto
    sabrán que yo soy el Señor.
No fuiste para el pueblo de Israel
    más que un bastón de caña.
Cuando se agarraron de tu mano,
    te quebraste, y les desgarraste las manos;[k]
cuando en ti se apoyaron te rompiste,
    y sus espaldas se estremecieron.[l]

»”Por eso, así dice el Señor omnipotente: Contra ti traeré la espada, y haré que mate a hombres y animales. La tierra de Egipto se convertirá en desolación. Entonces sabrán que yo soy el Señor. Tú dijiste: ‘El Nilo es mío, el Nilo es mi creación’. 10 Por eso me declaro en contra tuya y en contra de tus ríos. Desde Migdol hasta Asuán, y hasta la frontera con Etiopía, convertiré la tierra de Egipto en ruina y desolación total. 11 Durante cuarenta años quedará completamente deshabitada, y ni hombres ni animales pasarán por allí. 12 Haré de Egipto la más desolada de todas las tierras, y durante cuarenta años sus ciudades quedarán en ruinas y en medio de gran desolación. Yo dispersaré a los egipcios entre las naciones, y los esparciré por los países.

13 »”Así dice el Señor omnipotente: Al cabo de los cuarenta años reuniré a los egipcios de entre los pueblos donde fueron dispersados. 14 Cambiaré la suerte de Egipto y los haré volver a Patros, tierra de sus antepasados. Allí formarán un reino humilde. 15 Será el reino de menor importancia, y nunca podrá levantarse por encima de las demás naciones. Yo mismo los haré tan pequeños que no podrán dominar a las otras naciones. 16 El pueblo de Israel no confiará más en Egipto. Al contrario, será Egipto quien les sirva para recordar el pecado que cometieron los israelitas al seguirlo. Así sabrán que yo soy el Señor”».

17 El día primero del mes primero del año veintisiete, el Señor me habló diciendo: 18 «Ten en cuenta, hijo de hombre, que el rey de Babilonia, Nabucodonosor, y su ejército llevaron a cabo una gran campaña contra Tiro. Todos ellos quedaron con la cabeza rapada y con llagas en la espalda. Pero, a pesar del tremendo esfuerzo, ni él ni su ejército sacaron provecho alguno de la campaña emprendida contra Tiro. 19 Por eso, así dice el Señor omnipotente: Pondré a Egipto en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, quien se apoderará de sus riquezas, saqueará sus despojos y se llevará el botín que servirá de recompensa para su ejército. 20 Al rey de Babilonia le entregaré Egipto como recompensa por lo que hizo contra Tiro, porque ellos lo hicieron por mí. Lo afirma el Señor omnipotente.

21 »En aquel día acrecentaré la fuerza del pueblo de Israel, y entonces tú, Ezequiel, les hablarás con libertad. Entonces sabrán que yo soy el Señor».

Lamento por Egipto

30 El Señor me habló diciendo: «Hijo de hombre, profetiza y adviérteles:

»Así dice el Señor:
    “Gemid: ‘¡Ay de aquel día!’
El día del Señor se acerca,
    sí, ya se acerca el día.
Día cargado de nubarrones,
    día nefasto para los pueblos.
Vendrá una espada contra Egipto
    y Etiopía será presa de la angustia.
Cuando caigan heridos los egipcios,
    serán saqueadas sus riquezas
    y destruidos sus cimientos.
Etiopía, Fut, toda Arabia y Lidia
    caerán a filo de espada,
    lo mismo que los hijos del país del pacto.

»”Así dice el Señor;
    esto afirma el Señor omnipotente:
Caerán los aliados de Egipto,
    se derrumbará el orgullo de su poder.
Desde Migdol hasta Asuán
    caerán a filo de espada.
Sus ciudades quedarán en ruinas,
    entre las más desoladas de las tierras.
Cuando yo le prenda fuego a Egipto
    y sean destrozados todos sus aliados,
    sabrán que yo soy el Señor.

»”En aquel día saldrán en barcos mis mensajeros para aterrorizar a la confiada Etiopía; en el día de Egipto, que ya está a la puerta, les sobrevendrá la angustia.

10 »”Así dice el Señor omnipotente:

»”Por medio de Nabucodonosor, rey de Babilonia,
    acabaré con la opulencia de Egipto.
11 Nabucodonosor y su ejército,
    el más poderoso de las naciones,
    vendrán a destruir el país.
Desenvainarán la espada contra Egipto
    y llenarán de cadáveres el país.
12 Secaré los cauces del Nilo,
    y entregaré el país en manos de gente malvada.
Por medio de manos extranjeras
    desolaré el país y cuanto haya en él.
    Yo, el Señor, lo he dicho.

13 »”Así dice el Señor omnipotente:

»”Voy a destruir todos los ídolos de Menfis;
    pondré fin a sus dioses falsos.
Haré que cunda el pánico por todo el país,
    y no habrá más príncipes en Egipto.
14 Devastaré a Patros,
    le prenderé fuego a Zoán,
    y dictaré sentencia contra Tebas.

15 »”Desataré mi ira sobre Sin, la fortaleza de Egipto, y extirparé la riqueza de Tebas. 16 Le prenderé fuego a Egipto, y Sin se retorcerá de dolor. Se abrirán brechas en Tebas, y Menfis vivirá en constante angustia. 17 Los jóvenes de On y de Bubastis caerán a filo de espada, y las mujeres irán al cautiverio. 18 Cuando yo haga pedazos el yugo de Egipto, el día se oscurecerá en Tafnes. Así llegará a su fin el orgullo de su fuerza. Egipto quedará cubierto de nubes, y sus hijas irán al cautiverio. 19 Este será su castigo, y así Egipto sabrá que yo soy el Señor”».

20 El día siete del mes primero del año undécimo, el Señor me habló diciendo: 21 «Hijo de hombre, yo le he quebrado el brazo al faraón, rey de Egipto. Nadie se lo ha vendado ni curado para que recobre su fuerza y pueda empuñar la espada. 22 Por eso, así dice el Señor: “Estoy contra el faraón, rey de Egipto. Le quebraré los dos brazos, el sano y el fracturado, y haré que la espada se le caiga de la mano. 23 Voy a dispersar a los egipcios entre las naciones; voy a esparcirlos entre los países. 24 Fortaleceré a su vez los brazos del rey de Babilonia: pondré mi espada en sus manos y quebraré los brazos del faraón. Entonces él gemirá ante su enemigo como herido de muerte. 25 Fortaleceré los brazos del rey de Babilonia, y haré que desfallezcan los brazos del faraón. Y, cuando ponga yo mi espada en manos del rey de Babilonia, y él la extienda contra Egipto, se sabrá que yo soy el Señor. 26 Dispersaré por las naciones a los egipcios; los esparciré entre los países. Entonces sabrán que yo soy el Señor”».

El cedro del Líbano

31 El día primero del mes tercero del año undécimo, el Señor me habló diciendo: «Hijo de hombre, dile al faraón y a toda su gente:

»“¿Quién se puede comparar con tu grandeza?
Fíjate en Asiria,
    que alguna vez fue cedro del Líbano,
con bello y frondoso ramaje;
    su copa llegaba hasta las nubes.
Las aguas lo hicieron crecer;
    las corrientes profundas lo nutrieron.
Sus ríos corrían en torno a sus raíces;
    sus acequias regaban todos los árboles del campo.
Así el cedro creció
    más alto que todos los árboles.
Gracias a las abundantes aguas,
    se extendió su frondoso ramaje.
Todas las aves del cielo
    anidaban en sus ramas.
Todas las bestias del campo
    parían bajo su follaje.
Todas las naciones
    vivían bajo su sombra.
Era un árbol imponente y majestuoso,
    de ramas extendidas;
sus raíces se hundían
    hasta las profundas aguas.
Ningún cedro en el jardín de Dios
    se le podía comparar;
ningún pino ostentaba un follaje parecido,
    ni tenían sus frondas los castaños.
Ningún árbol del jardín de Dios
    se le comparaba en hermosura.
Yo lo hice bello
    y con un ramaje majestuoso.
En el Edén, jardín de Dios,
    era la envidia de todos los árboles.

10 »”Por eso, así dice el Señor omnipotente: ‘Por cuanto el árbol creció tan alto, y ufano de su altura irguió su copa hasta las nubes, 11 yo lo he desechado; lo he dejado en manos de un déspota invasor, para que lo trate según su maldad. 12 Los extranjeros más crueles lo han talado, abandonándolo a su suerte. Sus ramas han caído en los montes y en los valles; yacen rotas por todas las cañadas del país. Huyeron y lo abandonaron todas las naciones que buscaban protección bajo su sombra. 13 Ahora las aves del cielo se posan sobre su tronco caído, y los animales salvajes se meten entre sus ramas. 14 Y esto es para que ningún árbol que esté junto a las aguas vuelva a crecer tanto; para que ningún árbol, por bien regado que esté, vuelva a elevar su copa hasta las nubes. Todos están destinados a la muerte, a bajar a las regiones profundas de la tierra y quedarse entre los mortales que descienden a la fosa.

15 »” ’Así dice el Señor omnipotente: El día en que el cedro bajó al abismo, hice que el mar subterráneo se secara en señal de duelo. Detuve sus corrientes, y contuve sus ríos; por él cubrí de luto al Líbano, y todos los árboles del campo se marchitaron. 16 Cuando lo hice bajar al abismo, junto con los que descienden a la fosa, con el estruendo de su caída hice temblar a las naciones. Todos los árboles del Edén, los más selectos y hermosos del Líbano, los que estaban mejor regados, se consolaron en las regiones subterráneas. 17 Sus aliados entre las naciones que buscaban protección bajo su sombra también descendieron con él al abismo, junto con los que habían muerto a filo de espada. 18 Ningún árbol del Edén se le podía comparar en grandeza y majestad. No obstante, también él descendió con los árboles del Edén a las regiones subterráneas. Allí quedó tendido en medio de los paganos, junto con los que murieron a filo de espada. ¡Y así será la muerte del faraón y de todos sus súbditos! Lo afirma el Señor omnipotente’ ”».

Lamento por el faraón

32 El día primero del mes duodécimo del año duodécimo, el Señor me habló diciendo: «Hijo de hombre, entona este lamento dedicado al faraón, rey de Egipto:

»“Pareces un león entre las naciones;
    pareces un monstruo marino
    chapoteando en el río;
con tus patas enturbias el agua
    y revuelves sus corrientes.

»”Así dice el Señor omnipotente:

»” ‘Aunque estés entre numerosos pueblos,
    tenderé sobre ti mi red
    y te atraparé con ella.
Te arrastraré por tierra,
    y en pleno campo te dejaré tendido.
Dejaré que sobre ti se posen
    todas las aves del cielo.
Dejaré que con tu carne
    se sacien todas las bestias salvajes.
Desparramaré tu carne por los montes,
    y con tu carroña llenaré los valles.
Con tu sangre empaparé la tierra
    hasta la cima de las montañas;
con tu sangre llenaré
    los cauces de los ríos.
Cuando te hayas consumido,
    haré que el cielo se oscurezca
    y se apaguen las estrellas;
cubriré el sol con una nube,
    y no brillará más la luna.
Por ti haré que se oscurezcan
    todos los astros luminosos de los cielos,
    y que tu país quede envuelto en las tinieblas.
            Lo afirma el Señor omnipotente.

»” ’Cuando yo haga que la noticia de tu destrucción llegue hasta tierras que tú no conocías, haré temblar a muchas naciones. 10 También haré que por tu causa muchos pueblos queden consternados. Cuando yo esgrima mi espada delante de ellos, sus reyes se estremecerán. En el día de tu desastre, en todo momento temblarán de miedo por temor a perder la vida.

11 »” ’Así dice el Señor omnipotente: La espada del rey de Babilonia vendrá contra ti. 12 Haré que tu pueblo numeroso caiga a filo de espada, empuñada por los guerreros más crueles de las naciones. Ellos arrasarán la soberbia de Egipto, y toda su multitud será derrotada. 13 Voy a destruir a todo el ganado que pasta junto a las aguas abundantes, y estas nunca más serán enturbiadas por hombres ni animales. 14 Entonces dejaré que las aguas se asienten y que corran tranquilas, como el aceite. Lo afirma el Señor omnipotente. 15 Cuando convierta en desolación la tierra de Egipto, y la despoje de todo lo que hay en ella, e hiera a todos los que la habitan, entonces sabrán que yo soy el Señor’ ”.

16 »Este es el lamento que las ciudades de las naciones entonarán sobre Egipto y toda su multitud. Lo afirma el Señor omnipotente».

17 En el día quince del mes duodécimo del año duodécimo, el Señor me habló diciendo: 18 «Hijo de hombre, entona un lamento sobre las multitudes de Egipto y, junto con las ciudades de las naciones más poderosas, hazlas descender con los que bajan a la fosa, a las regiones más profundas. 19 Pregúntales: “¿Os creéis acaso más privilegiadas que otros? ¡Pues bajad y tendeos entre los paganos!” 20 Y caerán entre los que murieron a filo de espada. Ya tienen la espada en la mano: ¡que se arrastre a Egipto y a sus multitudes! 21 En medio del abismo, los guerreros más fuertes y valientes hablarán de Egipto y de sus aliados. Y dirán: “¡Ya han descendido a la fosa! ¡Yacen tendidos entre los paganos que murieron a filo de espada!”

22 »Allí está Asiria, con toda su multitud en torno a su sepulcro. Todos ellos murieron a filo de espada. 23 Todos los que sembraban el terror en la tierra de los vivientes yacen muertos, víctimas de la espada. Ahora están sepultados en lo más profundo de la fosa, ¡tendidos alrededor de su tumba!

24 »Allí está Elam, con toda su multitud en torno a su sepulcro. Todos ellos murieron a filo de espada. Todos los que sembraban el terror en la tierra de los vivientes bajaron como paganos a lo más profundo de la fosa. Yacen tendidos sin honor entre los que descendieron a la fosa. 25 A Elam le han preparado una cama en medio de los muertos, entre los paganos que murieron a filo de espada y que ahora rodean su tumba. Ellos sembraron el terror en la tierra de los vivientes, pero ahora yacen tendidos sin honor entre los que descendieron a la fosa. Allí quedaron, entre gente que murió asesinada.

26 »Allí están Mésec y Tubal, con toda su multitud en torno a su sepulcro. Todos ellos son paganos, muertos a filo de espada porque sembraron el terror en la tierra de los vivientes. 27 No yacen con los héroes caídos de entre los paganos, que bajaron al abismo con sus armas de guerra y que tienen sus espadas bajo la cabeza. El castigo de sus pecados cayó sobre sus huesos, porque estos héroes sembraron el terror en la tierra de los vivientes.

28 »Ahí estarás tú, Egipto, en medio de los paganos, quebrado y sepultado junto con los que murieron a filo de espada.

29 »Allí está Edom, con sus reyes y príncipes. A pesar de todo su poder, también ellos yacen tendidos junto a los que murieron a filo de espada. Yacen entre los paganos, con los que descendieron a la fosa.

30 »Allí están todos los príncipes del norte, y todos los de Sidón. A pesar del terror que sembraron con su poderío, también ellos bajaron, envueltos en deshonra, con los que murieron a filo de espada. Son paganos, y ahora yacen tendidos entre los que murieron a filo de espada, en medio de los que descendieron a la fosa.

31 »El faraón los verá y se consolará de la muerte de toda su gente, pues él y todo su ejército morirán a filo de espada. Lo afirma el Señor omnipotente.

32 »Aunque yo hice que el faraón sembrara el terror en la tierra de los vivientes, él y todo su ejército serán sepultados entre los paganos, con los que murieron a filo de espada. Lo afirma el Señor omnipotente».

El profeta, centinela de su pueblo

33 El Señor me habló diciendo: «Hijo de hombre, habla con tu pueblo y dile: “Cuando yo envío la guerra a algún país, y la gente de ese país escoge a un hombre y lo pone por centinela, si este ve acercarse al ejército enemigo, toca la trompeta para advertir al pueblo. Entonces, si alguien escucha la trompeta, pero no se da por advertido, y llega la espada y lo mata, él mismo será el culpable de su propia muerte. Como escuchó el sonido de la trompeta, pero no le hizo caso, será responsable de su propia muerte, pues si hubiera estado atento se habría salvado.

»”Ahora bien, si el centinela ve que se acerca el enemigo y no toca la trompeta para prevenir al pueblo, y viene la espada y mata a alguien, esa persona perecerá por su maldad, pero al centinela yo le pediré cuentas de esa muerte”.

»A ti, hijo de hombre, te he puesto por centinela del pueblo de Israel. Por lo tanto, oirás la palabra de mi boca, y advertirás de mi parte al pueblo. Cuando yo le diga al malvado: “¡Vas a morir!”, si tú no le adviertes que cambie su mala conducta, el malvado morirá por su pecado, pero a ti te pediré cuentas de su sangre. En cambio, si le adviertes al malvado que cambie su mala conducta, y no lo hace, él morirá por su pecado, pero tú habrás salvado tu vida.

10 »Hijo de hombre, diles a los israelitas: “Vosotros decís: ‘Nuestras rebeliones y nuestros pecados pesan sobre nosotros, y nos estamos consumiendo en vida. ¿Cómo podremos vivir?’ ” 11 Diles: “Tan cierto como que yo vivo —afirma el Señor omnipotente—, que no me alegro con la muerte del malvado, sino con que se convierta de su mala conducta y viva. ¡Conviértete, pueblo de Israel; conviértete de tu conducta perversa! ¿Por qué habrás de morir?”

12 »Tú, hijo de hombre, diles a los hijos de tu pueblo: “Al justo no lo salvará su propia justicia si comete algún pecado; y la maldad del impío no le será motivo de tropiezo si se convierte. Si el justo peca, no se podrá salvar por su justicia anterior. 13 Si yo le digo al justo: ‘¡Vivirás!’, pero él se atiene a su propia justicia y hace lo malo, no se le tomará en cuenta su justicia, sino que morirá por la maldad que cometió. 14 En cambio, si le digo al malvado: ‘¡Morirás!’, pero luego él se convierte de su pecado y actúa con justicia y rectitud, 15 y devuelve lo que tomó en prenda y restituye lo que robó, y obedece los preceptos de vida, sin cometer ninguna iniquidad, ciertamente vivirá y no morirá. 16 No se le tomará en cuenta ninguno de los pecados que antes cometió, sino que vivirá por haber actuado con justicia y rectitud”.

17 »Los hijos de tu pueblo dicen: “El Señor no actúa con justicia”. En realidad, los que no actúan con justicia son ellos. 18 Si el justo se aparta de su justicia y hace lo malo, morirá a causa de ello. 19 Y, si el malvado deja de hacer lo malo y actúa con justicia y rectitud, vivirá. 20 A pesar de esto, vosotros seguís repitiendo: “El Señor no actúa con justicia”. Pero yo, israelitas, os juzgaré a cada uno de vosotros según vuestra conducta».

La caída de Jerusalén

21 El día quinto del mes décimo del año duodécimo de nuestro exilio, un fugitivo que había huido de Jerusalén vino y me dio esta noticia: «La ciudad ha sido conquistada». 22 La noche antes de que llegara el fugitivo, la mano del Señor vino sobre mí y me dejó mudo. A la mañana siguiente, cuando vino el hombre, el Señor me devolvió el habla.

23 Luego el Señor me habló diciendo: 24 «Hijo de hombre, la gente que vive en esas ruinas en la tierra de Israel anda diciendo: “Si Abraham, que era uno solo, llegó a poseer todo el país, con mayor razón nosotros, que somos muchos, habremos de recibir la tierra en posesión”. 25 Por tanto, adviérteles que así dice el Señor omnipotente: “Vosotros coméis carne con sangre, adoráis a vuestros ídolos y derramáis sangre, ¿y aun así pretendéis poseer el país? 26 Además, confiáis en vuestras espadas, cometéis abominaciones, vivís en adulterio con la mujer de vuestro prójimo, ¿y aun así pretendéis poseer el país?”

27 »Por tanto, adviérteles que así dice el Señor omnipotente: “Tan cierto como que yo vivo, que los que habitan en las ruinas morirán a filo de espada; a los que andan por el campo abierto los daré como pasto a las fieras, y los que están en las fortalezas y en las cuevas morirán de peste. 28 Convertiré el país en un desierto desolado, y se acabará el orgullo de su poder. Los montes de Israel quedarán devastados, y nadie más pasará por ellos. 29 Y, cuando yo deje este país como un desierto desolado por culpa de los actos detestables que ellos cometieron, sabrán que yo soy el Señor”.

30 »En cuanto a ti, hijo de hombre, los de tu pueblo hablan de ti junto a los muros y en las puertas de las casas, y se dicen unos a otros: “Vamos a escuchar el mensaje que nos envía el Señor”. 31 Y se te acercan en masa, y se sientan delante de ti y escuchan tus palabras, pero luego no las practican. Me halagan de labios para afuera, pero después solo buscan las ganancias injustas. 32 En realidad, tú eres para ellos tan solo alguien que entona canciones de amor con una voz hermosa, y que toca bien un instrumento; oyen tus palabras, pero no las ponen en práctica. 33 No obstante, cuando todo esto suceda —y en verdad está a punto de cumplirse—, sabrán que hubo un profeta entre ellos».

Pastores y ovejas

34 El Señor me habló diciendo: «Hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel; profetiza y adviérteles que así dice el Señor omnipotente: “¡Ay de vosotros, pastores de Israel, que solo os cuidáis a vosotros mismos! ¿Acaso los pastores no deben cuidar al rebaño? Vosotros os bebéis la leche, os vestís con la lana y matáis las ovejas más gordas, pero no cuidáis del rebaño. No fortalecéis a la oveja débil, no cuidáis de la enferma ni curáis a la herida; no vais a por la descarriada ni buscáis a la perdida. Al contrario, tratáis al rebaño con crueldad y violencia. Por eso las ovejas se han dispersado: ¡por falta de pastor! Por eso están a merced de las fieras salvajes. Mis ovejas andan descarriadas por montes y colinas, dispersas por toda la tierra, sin que nadie se preocupe por buscarlas.

»”Por tanto, pastores, escuchad bien la palabra del Señor: Tan cierto como que yo vivo —afirma el Señor omnipotente—, que por falta de pastor mis ovejas han sido objeto del pillaje y han estado a merced de las fieras salvajes. Mis pastores no se ocupan de mis ovejas; cuidan de sí mismos, pero no de mis ovejas. Por tanto, pastores, escuchad la palabra del Señor. 10 Así dice el Señor omnipotente: Yo estoy en contra de mis pastores. Les pediré cuentas de mi rebaño; les quitaré la responsabilidad de apacentar a mis ovejas, y no se apacentarán más a sí mismos. Arrebataré de sus fauces a mis ovejas, para que no les sirvan de alimento.

11 »”Así dice el Señor omnipotente: Yo mismo me encargaré de buscar y de cuidar a mi rebaño. 12 Como un pastor que cuida de sus ovejas cuando están dispersas, así me ocuparé de mis ovejas y las rescataré de todos los lugares donde, en un día oscuro y de nubarrones, se hayan dispersado. 13 Yo las sacaré de entre las naciones; las reuniré de los países, y las llevaré a su tierra. Las apacentaré en los montes de Israel, en los vados y en todos los poblados del país. 14 Las haré pastar en los mejores pastos, y su aprisco estará en los montes altos de Israel. Allí descansarán en un buen lugar de pastoreo y se alimentarán de los mejores pastos de los montes de Israel. 15 Yo mismo apacentaré mi rebaño, y lo llevaré a descansar. Lo afirma el Señor omnipotente. 16 Buscaré a las ovejas perdidas, recogeré a las extraviadas, vendaré a las heridas y fortaleceré a las débiles, pero exterminaré a las ovejas gordas y robustas. Yo las pastorearé con justicia.

17 »”En cuanto a ti, rebaño mío, esto es lo que dice el Señor omnipotente: Juzgaré entre ovejas y ovejas, y entre carneros y chivos. 18 ¿No os basta con comeros los mejores pastos, sino que tenéis también que pisotear lo que queda? ¿No os basta con beber agua limpia, sino que tenéis que enturbiar el resto con las patas? 19 Por eso mis ovejas tienen ahora que comerse el pasto que vosotros habéis pisoteado, y beberse el agua que habéis enturbiado.

20 »”Por eso, así dice el Señor omnipotente: Yo mismo voy a juzgar entre las ovejas gordas y las flacas. 21 Por cuanto vosotros habéis empujado con el costado y con la espalda, y habéis atacado a cornadas a las más débiles, hasta dispersarlas, 22 voy a salvar a mis ovejas, y ya no os servirán de presa. Yo juzgaré entre ovejas y ovejas. 23 Entonces les daré un pastor, mi siervo David, que las apacentará y será su único pastor. 24 Yo, el Señor, seré su Dios, y mi siervo David será su príncipe. Yo, el Señor, lo he dicho.

25 »”Estableceré con ellas un pacto de paz: haré desaparecer del país a las bestias feroces, para que mis ovejas puedan habitar seguras en el desierto y dormir tranquilas en los bosques. 26 Haré que ellas y los alrededores de mi colina sean una fuente de bendición. Haré caer lluvias de bendición en el tiempo oportuno. 27 Los árboles del campo darán su fruto, la tierra entregará sus cosechas, y ellas vivirán seguras en su propia tierra. Y, cuando yo haga pedazos su yugo y las libere de sus tiranos, entonces sabrán que yo soy el Señor. 28 Ya no volverán a ser presa de las naciones, ni serán devoradas por las fieras. Vivirán seguras y nadie les infundirá temor. 29 Les daré una tierra famosa por sus cosechas. No sufrirán hambre en la tierra, ni tendrán que soportar los insultos de las naciones. 30 Entonces sabrán que yo, el Señor su Dios, estoy con ellos, y que ellos, el pueblo de Israel, son mi pueblo. Yo, el Señor omnipotente, lo afirmo, 31 y afirmo también que yo soy vuestro Dios y que vosotros sois mis ovejas, las ovejas de mi prado”».

Profecía contra Edom

35 El Señor me habló diciendo: «Hijo de hombre, vuélvete hacia la montaña de Seír y profetiza contra ella. Adviértele que así dice el Señor omnipotente:

»“Aquí estoy contra ti, montaña de Seír.
    Contra ti extenderé mi mano,
    y te convertiré en un desierto desolado.
Tus ciudades quedarán en ruinas,
    y tú serás una desolación.
    Entonces sabrás que yo soy el Señor.

»”En el día del castigo final de los israelitas, en el tiempo de su calamidad, tú les hiciste la guerra, y has mantenido contra ellos una enemistad perpetua. Por lo tanto, tan cierto como que yo vivo, que te anegaré en sangre, y la sangre te perseguirá. Lo afirma el Señor omnipotente: eres culpable de muerte, y la muerte no te dará tregua. Haré de la montaña de Seír un desierto desolado, y exterminaré a todo el que pase o venga por allí. Llenaré de víctimas tus montes; los que han muerto a filo de espada cubrirán tus colinas, tus valles y los cauces de tus ríos. Para siempre te convertiré en una desolación; tus ciudades quedarán deshabitadas. Entonces sabrás que yo soy el Señor.

10 »”Porque tú has dicho: ‘A pesar de que el Señor viva allí, las dos naciones y los dos territorios serán míos, y yo seré su dueño’. 11 Por eso, tan cierto como que yo vivo, que haré contigo conforme al furor y celo con que tú actuaste en tu odio contra ellos. Lo afirma el Señor. Y cuando yo te castigue me haré conocer entre ellos. 12 Entonces sabrás que yo, el Señor, he oído todas las injurias que has proferido contra las montañas de Israel. Tú dijiste desafiante: ‘¡Están devastados! ¡Ahora sí los puedo devorar!’ 13 Me has desafiado con arrogancia e insolencia, y te he escuchado.

14 »”Así dice el Señor omnipotente: Para alegría de toda la tierra, yo te voy a destruir. 15 Así como te alegraste cuando quedó devastada la herencia del pueblo de Israel, también yo me alegraré de ti. Tú, montaña de Seír, y todo el territorio de Edom quedaréis desolados. Así sabrán que yo soy el Señor”.

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