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Reina Valera Contemporánea (RVC)
Version
2 Corintios 5-9

Bien sabemos que si se deshace nuestra casa terrenal, es decir, esta tienda que es nuestro cuerpo, en los cielos tenemos de Dios un edificio, una casa eterna, la cual no fue hecha por manos humanas. Y por esto también suspiramos y anhelamos ser revestidos de nuestra casa celestial; ya que así se nos encontrará vestidos y no desnudos. Los que estamos en esta tienda, que es nuestro cuerpo, gemimos con angustia; porque no quisiéramos ser desvestidos, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida. Pero Dios es quien nos hizo para este fin, y quien nos dio su Espíritu en garantía de lo que habremos de recibir.

Por eso vivimos siempre confiados, pues sabemos que mientras estemos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor (porque vivimos por la fe, no por la vista). Pero confiamos, y quisiéramos más bien ausentarnos del cuerpo y presentarnos ante el Señor. Pero ya sea que estemos ausentes o presentes, siempre procuramos agradar a Dios. 10 Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo,(A) para que cada uno reciba según lo bueno o lo malo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo.

El ministerio de la reconciliación

11 Así que, puesto que conocemos el temor del Señor, procuramos convencer a todos. Para Dios es evidente lo que somos; y espero que también lo sea para la conciencia de ustedes. 12 No estamos recomendándonos otra vez a ustedes, sino que les damos la oportunidad de estar orgullosos de nosotros, para que tengan con qué responder a los que presumen de las apariencias y no de lo que hay en el corazón. 13 Si estamos locos, lo estamos para Dios; y si estamos cuerdos, lo estamos para ustedes. 14 El amor de Cristo nos lleva a actuar así, al pensar que si uno murió por todos, entonces todos murieron; 15 y él murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.

16 Así que, de aquí en adelante, nosotros ya no conocemos a nadie desde el punto de vista humano; y aun si a Cristo lo conocimos desde el punto de vista humano, ya no lo conocemos así. 17 De modo que si alguno está en Cristo, ya es una nueva creación; atrás ha quedado lo viejo: ¡ahora ya todo es nuevo! 18 Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo a través de Cristo y nos dio el ministerio de la reconciliación. 19 Esto quiere decir que, en Cristo, Dios estaba reconciliando al mundo consigo mismo, sin tomarles en cuenta sus pecados, y que a nosotros nos encargó el mensaje de la reconciliación. 20 Así que somos embajadores en nombre de Cristo, y como si Dios les rogara a ustedes por medio de nosotros, en nombre de Cristo les rogamos: «Reconcíliense con Dios». 21 Al que no cometió ningún pecado, por nosotros Dios lo hizo pecado, para que en él nosotros fuéramos hechos justicia de Dios.

Por lo tanto, nosotros, como colaboradores de Dios, les rogamos a ustedes que no reciban su gracia en vano. Porque él dice:

«En el momento oportuno te escuché;
en el día de salvación te ayudé».(B)

Y éste es el momento oportuno; éste es el día de salvación. No somos motivo de tropiezo para nadie, para que tampoco nadie hable mal de nuestro ministerio. Más bien, siempre damos muestras de que somos ministros de Dios, con mucha paciencia en las tribulaciones, en las necesidades, en las angustias; en los azotes, en las cárceles,(C) en los tumultos, en los trabajos, en los desvelos, en los ayunos; en la pureza, en el conocimiento, en la tolerancia, en la bondad, en el Espíritu Santo, en el amor sincero, en la palabra de verdad, en el poder de Dios, con las armas justas, tanto para el ataque como para la defensa; recibiendo honra y deshonra, mala fama y buena fama; se nos considera mentirosos, pero somos veraces; desconocidos para unos, somos bien conocidos para otros; parecemos estar moribundos, pero seguimos con vida; se nos ve castigados, pero no muertos; 10 parecemos estar tristes, pero siempre estamos gozosos; parecemos pobres, pero enriquecemos a muchos; parecemos no tener nada, pero somos dueños de todo.

11 ¡Ay, corintios! Les hemos hablado con toda franqueza; les hemos abierto nuestro corazón. 12 No les hemos cerrado nuestro corazón, aunque ustedes sí nos han cerrado el suyo. 13 Por tanto les pido, como de un padre a sus hijos, correspondan del mismo modo y ábrannos su corazón.

Somos templo del Dios viviente

14 No se unan con los incrédulos en un yugo desigual. Pues ¿qué tiene en común la justicia con la injusticia? ¿O qué relación puede haber entre la luz y las tinieblas? 15 ¿Y qué concordia tiene Cristo con Belial? ¿O qué tiene en común el creyente con el incrédulo? 16 ¿Y qué acuerdo puede haber entre el templo de Dios y los ídolos? ¡Ustedes son el templo del Dios viviente!(D) Ya Dios lo ha dicho:

«Habitaré y andaré entre ellos,
y yo seré su Dios
y ellos serán mi pueblo.»(E)

17 Por lo tanto, el Señor dice:

«Salgan de en medio de ellos, y apártense;
y no toquen lo inmundo;
y yo los recibiré.(F)
18 Y seré un Padre para ustedes,
y ustedes serán mis hijos y mis hijas.»
Lo ha dicho el Señor Todopoderoso.(G)

Amados míos, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, y perfeccionémonos en la santidad y en el temor de Dios.

Regocijo de Pablo ante el arrepentimiento de los corintios

Ábrannos su corazón, pues a nadie hemos agraviado, a nadie hemos corrompido, a nadie hemos engañado. No digo esto para condenarlos, pues ya antes les he dicho que están en nuestro corazón. ¡Juntos en la muerte, y juntos en la vida! Soy demasiado franco con ustedes, pero mi orgullo por ustedes también es demasiado. En medio de todas nuestras tribulaciones, me siento muy estimulado y estoy rebosando de alegría.

Cuando llegamos de Macedonia,(H) no tuvimos ningún descanso, sino que enfrentamos tribulaciones de todas partes: desde afuera, conflictos; desde adentro, temores. Pero Dios, que consuela a los humildes, nos consoló con la llegada de Tito; y no sólo con su llegada, sino también con el consuelo que él había recibido de parte de ustedes, pues nos habló del gran afecto que recibió por parte de ustedes, así como de su profunda tristeza y de su preocupación por mí, lo cual me hizo alegrarme aún más. Ciertamente, mi carta fue para ustedes motivo de tristeza, y entonces lamenté haberla escrito porque vi que por algún tiempo ella los entristeció; pero ahora no lo lamento sino que me alegro. Y no porque ustedes se hayan entristecido, sino porque esa tristeza los llevó al arrepentimiento. Ustedes fueron entristecidos conforme a la voluntad de Dios, de modo que en nada fueron perjudicados por parte de nosotros. 10 La tristeza que proviene de Dios produce arrepentimiento para salvación, y de ésta no hay que arrepentirse, pero la tristeza que proviene del mundo produce muerte. 11 ¡Fíjense! Esta tristeza que provino de Dios, ¡produjo en ustedes preocupación, el deseo de disculparse, indignación, temor, vehemencia, celo, y deseos de hacer justicia! Es evidente que en este asunto ustedes no tuvieron la culpa. 12 Y aunque yo les escribí, no lo hice por el que cometió el agravio, ni por el que lo padeció, sino para que se hiciera evidente la preocupación que tenemos por ustedes delante de Dios.

13 Por eso el consuelo de ustedes ha sido nuestro propio consuelo. Pero más nos alegró el ver a Tito tan feliz porque su espíritu fue confortado por todos ustedes. 14 Yo me había jactado de ustedes con él, y no he quedado mal. Y así como en todo les hemos hablado con la verdad, también resultaron ciertos los elogios que hice ante Tito acerca de ustedes. 15 Y el cariño que él les tiene es aun mayor cuando se acuerda de la obediencia de todos ustedes, y del temor y temblor con que ustedes lo recibieron. 16 Me alegra poder confiar plenamente en ustedes.

La ofrenda para los santos

Hermanos, también queremos contarles acerca de la gracia que Dios ha derramado sobre las iglesias de Macedonia, cuya generosidad se desbordó en gozo y en ricas ofrendas, a pesar de su profunda pobreza y de las grandes aflicciones por las que han estado pasando. Yo soy testigo de que ellos han ofrendado con espontaneidad, y de que lo han hecho en la medida de sus posibilidades, e incluso más allá de éstas. Insistentemente nos rogaron que les concediéramos el privilegio de participar en este servicio para los santos,(I) e hicieron más de lo que esperábamos, pues primeramente se entregaron al Señor, y luego a nosotros, por la voluntad de Dios. Por eso le rogamos a Tito completar la obra de gracia que ya había comenzado entre ustedes. Por lo tanto, ya que ustedes sobresalen en todo, es decir, en fe, en palabra, en conocimiento, en todo esmero, y en su amor por nosotros, sobresalgan también en este acto de amor.

No es que les esté dando órdenes, sino que quiero ponderar la sinceridad del amor de ustedes en comparación con la dedicación de otros, pues ustedes ya conocen la gracia de nuestro Señor Jesucristo que, por amor a ustedes, siendo rico se hizo pobre, para que con su pobreza ustedes fueran enriquecidos. 10 Y ahora, por el bien de ustedes, les doy mi opinión sobre este asunto. Desde el año pasado, ustedes no sólo fueron los primeros en hacer algo sino que deseaban hacerlo; 11 así que ahora, dentro de sus posibilidades, lleven a cabo lo que ya estaban dispuestos a hacer. 12 Porque si hay buena disposición, lo que se da es bien recibido, según lo que uno tiene y no según lo que no tiene. 13 No digo esto para que otros tengan demasiado mientras ustedes sufren de escasez, 14 sino para que en este tiempo la abundancia de ustedes supla, con igualdad, la escasez de ellos, y para que la abundancia de ellos supla la necesidad de ustedes. De este modo habrá igualdad, 15 como está escrito: «El que recogió mucho, no tuvo más, y el que recogió poco, no tuvo menos.»(J)

16 Gracias a Dios, que puso en el corazón de Tito la misma preocupación por ustedes; 17 pues, a decir verdad, aceptó nuestra exhortación, pero estaba más que listo para ir a verlos, y por su propia voluntad. 18 Junto con él, enviamos al hermano a quien todas las iglesias elogian por su trabajo en el evangelio; 19 y no sólo esto, sino que también fue designado por las iglesias como compañero de nuestra peregrinación para llevar este donativo, que es administrado por nosotros para la gloria del Señor mismo, y para demostrar la buena voluntad de ustedes; 20 así evitamos que se nos censure en cuanto a esta abundante ofrenda que administramos, 21 pues procuramos hacerlo todo con honradez, no sólo ante el Señor sino también ante los hombres.(K) 22 Con ellos enviamos también a nuestro hermano, cuya diligencia hemos comprobado repetidas veces en muchas cosas, y que ahora muestra más diligencia por la gran confianza que tiene en ustedes. 23 En cuanto a Tito, él es mi compañero y colaborador para con ustedes; en cuanto a nuestros hermanos, ellos son mensajeros de las iglesias, y son una honra para Cristo. 24 Por lo tanto, ante las iglesias, demuestren a estos hermanos su amor por ellos, y por qué nos sentimos orgullosos de ustedes.

En cuanto a la ayuda para los santos, no es necesario que yo les escriba; pues conozco la buena predisposición de ustedes, de la cual he hablado con orgullo entre los de Macedonia, pues les he dicho que los de Acaya estaban preparados desde el año pasado, y el entusiasmo de ustedes ha estimulado a la mayoría. Pero he enviado a los hermanos, para que nuestro orgullo por ustedes no sea en vano, y para que ustedes estén preparados, como ya lo había dicho; no sea que, si algunos macedonios vienen conmigo y los encuentran desprevenidos, tengamos que avergonzarnos de la confianza que depositamos en ustedes, y ustedes mismos queden avergonzados. Por tanto, me pareció necesario rogar a los hermanos que vayan primero a visitarlos y preparen de antemano lo que ustedes ya habían prometido, para que lo tengan listo como un donativo generoso y no como una exigencia nuestra.

Pero recuerden esto: El que poco siembra, poco cosecha; y el que mucho siembra, mucho cosecha. Cada uno debe dar según se lo haya propuesto en su corazón, y no debe dar con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama a quien da con alegría. Y Dios es poderoso como para que abunde en ustedes toda gracia, para que siempre y en toda circunstancia tengan todo lo necesario, y abunde en ustedes toda buena obra; como está escrito:

«Repartió, dio a los pobres,
y su justicia permanece para siempre.»(L)

10 Y aquel que da semilla al que siembra, y pan al que come,(M) proveerá los recursos de ustedes y los multiplicará, aumentándoles así sus frutos de justicia, 11 para que sean ustedes enriquecidos en todo, para toda generosidad, que por medio de nosotros produce acción de gracias a Dios. 12 Porque la contribución de este servicio suple no solamente lo que les falta a los santos, sino que también abunda en muchas acciones de gracias a Dios; 13 pues al experimentar este servicio glorifican a Dios por la obediencia de ustedes al evangelio de Cristo, y por su generosa contribución para ellos y para todos. 14 Además, ellos orarán por ustedes, pues los aman por la superabundante gracia de Dios en ustedes. 15 ¡Demos gracias a Dios por su don inefable!

Reina Valera Contemporánea (RVC)

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