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Read the Bible from start to finish, from Genesis to Revelation.
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La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
Version
Cantares 1-8

Título y prólogo

El cantar sublime, de Salomón.

Amada

¡Que me bese con besos de su boca!
Son mejores que el vino tus amores,
el olor de tu perfume es exquisito,
tu nombre es esencia penetrante,
¡por eso te aman las muchachas!
Condúceme detrás de ti y corramos:
¡llévame, rey, a tu alcoba!
Disfrutemos y gocemos los dos juntos,
saboreando más que el vino tus amores.
¡Con razón ellas te aman!

Primer cantar

Amada

Soy morena, pero hermosa,
muchachas de Jerusalén,
como tiendas de Quedar,
como lonas de Salmá.
No miren que estoy morena:
es que me ha quemado el sol.
Los hijos de mi madre,
enfadados conmigo,
me encargaron de las viñas
¡y no pude cuidar mi propia viña!
Dime tú, amor de mi vida,
dónde pastoreas,
dónde sesteas al mediodía,
para que no ande yo sin rumbo
tras los rebaños de tus compañeros.

Coro

Si no lo sabes tú,
hermosa entre las mujeres,
sigue las huellas del rebaño
y lleva a pastar tus cabritillas
por las cabañas de los pastores.

Amado

Amor mío, eres como la yegua
de la carroza del faraón.
10 ¡Qué hermosas tus mejillas
resaltando entre pendientes,
y tu cuello con collares!
11 Te haremos pendientes de oro
engastados en plata.

Amada

12 Mientras el rey se sentaba a la mesa,
mi nardo esparcía su aroma.
13 Mi amado es una bolsa de mirra
que descansa entre mis pechos.
14 Mi amado es un manojo de alheña
de las viñas de Engadí.

Amado

15 ¡Qué hermosa eres, amor mío!
¡Qué hermosa eres!
¡Tus ojos son palomas!

Amada

16 ¡Qué hermoso eres, amor mío!
¡Todo es delicia en ti!
Nuestro lecho es de hierba,
17 nuestras vigas son cedros
y cipreses nuestro techo.

Soy narciso de Sarón
y azucena de los valles.

Amado

Una azucena entre zarzas
es mi amada entre las mozas.

Amada

Un manzano entre árboles silvestres
es mi amado entre los mozos.
Me gusta sentarme a su sombra,
paladear su dulce fruta.
Me introdujo en la bodega
bajo la bandera de su amor.
Reconfórtenme con pasas,
reanímenme con manzanas,
que estoy enferma de amor.
En su izquierda reposa mi cabeza,
con su derecha me abraza.

Amado

Júrenme, muchachas de Jerusalén,
por las gacelas y ciervas del campo,
que no despertarán ni turbarán
al amor hasta que él quiera.

Segundo cantar

Amada

¡Es la voz de mi amor!
Mírenlo cómo viene,
brincando por los montes,
saltando por los cerros.
Mi amor es como un corzo,
es como un cervatillo.
Miren, se ha parado tras la tapia,
mirando por las ventanas,
espiando entre las rejas.
10 Mi amor habla y me dice:
— “Levántate, mi amada,
hermosa mía, y ven.
11 Que el invierno ha pasado,
han cesado y se han ido las lluvias.
12 Brotan flores en la tierra,
llega el tiempo de los cantos
y el arrullo de la tórtola
ya se oye en nuestros campos.
13 Las higueras echan higos
y hay aroma de uva en flor.
Levántate, mi amada,
hermosa mía, y ven.
14 Paloma mía, escondida
en las grietas de las rocas,
en los huecos más recónditos,
déjame ver tu figura,
déjame escuchar tu voz,
¡es tan dulce tu voz
y tan bella tu figura!”.

Dúo

15 Cácennos las raposas,
las raposas pequeñas
que destrozan las viñas,
nuestras viñas en flor.

Amada

16 Mi amado es mío y yo de mi amado,
que pasta entre azucenas.
17 Mientras despunta el día
y se esfuman las sombras,
amor mío, vuélvete
como corzo o cervatillo
por las montañas de Béter.

En mi cama, por la noche,
busqué al amor de mi vida,
lo busqué y no lo encontré.
Entonces me levanté
y recorrí la ciudad;
por las calles y las plazas
busqué al amor de mi vida,
lo busqué y no lo encontré.
Me descubrieron los guardias
que hacían ronda en la ciudad:
“¿Han visto ustedes
al amor de mi vida?”.
Y a poco de pasarlos
hallé al amor de mi vida;
lo agarré y no lo solté
hasta meterlo en casa de mi madre,
en la alcoba de la que me engendró.

Amado

Júrenme, muchachas de Jerusalén,
por las gacelas y ciervas del campo,
que no despertarán ni turbarán
al amor hasta que él quiera.

Tercer cantar

Coro

¿Qué es eso que sube del desierto
como columna de humo
con olor a incienso y mirra
y a mil aromas exóticos?

Amada

Esa es la litera de Salomón,
escoltada por sesenta valientes,
de lo más escogido de Israel:
todos van armados con espadas,
como expertos guerreros;
cada uno con su espada al flanco
ante amenazas nocturnas.
El rey Salomón se hizo un palanquín
con maderas del Líbano:
10 sus columnas son de plata,
su respaldo de oro,
sus asientos de púrpura
y su interior está decorado con amor
por las muchachas de Jerusalén.
11 Salgan a admirar,
muchachas de Sión,
al rey Salomón
con la corona que le ciñó su madre
el día de su boda,
un día feliz para él.

Amado

¡Qué hermosa eres, amor mío!
¡Qué hermosa eres!
Tus ojos son palomas entre el velo,
y tu pelo, un rebaño de cabras
que baja las laderas de Galaad.
Tus dientes, un rebaño esquilado
recién salido del baño;
cada oveja con mellizos,
no hay ni una estéril.
Una cinta carmesí son tus labios,
deliciosos cuando hablas;
dos mitades de granada
tus mejillas tras tu velo.
Tu cuello es la torre de David
destinada a museo de armas:
mil escudos penden de ella,
las adargas de los héroes.
Tus dos pechos,
dos crías mellizas de gacela
paciendo entre azucenas.
Mientras despunta el día
y se esfuman las sombras,
iré al monte de la mirra,
al otero del incienso.
¡Tú eres toda hermosa, amor mío!
¡No hay en ti ningún defecto!

Ven, novia, desde el Líbano,
vente del Líbano, vuelve;
baja de la cumbre de Amaná,
de las cimas del Senir y del Hermón
de las guaridas y montes
de leones y leopardos.
Me robaste el corazón,
hermana y novia mía,
me robaste el corazón
con una sola mirada,
con una sola perla del collar.
10 ¡Qué suaves son tus amores,
hermana y novia mía!
¡Son más dulces que el vino tus amores!
¡Es mejor que todo aroma
el olor de tus perfumes!
11 Miel silvestre hay en tus labios,
novia mía; miel y leche
debajo de tu lengua;
y el olor de tus vestidos
es como aroma del Líbano.

12 Eres jardín cerrado,
hermana y novia mía,
eres jardín cerrado,
fuente secreta.
13 De ti brota un jardín de granados
con frutos exquisitos,
de alheña y de nardo;
14 nardo y azafrán,
canela y cinamomo;
con toda clase de árboles
de incienso, mirra y áloe,
con las más selectas especias.
15 ¡Fuente de los jardines,
manantial de agua viva
que fluye desde el Líbano!

Amada

16 ¡Despierta, cierzo!
¡Ven aquí, ábrego!
Oreen mi jardín,
que esparza sus aromas.
Que venga mi amor a su jardín
y coma de sus frutos exquisitos.

Amado

Ya llego a mi jardín,
hermana y novia mía,
a recoger mi mirra y mis especias,
a comer de mi miel y mi panal,
a beber de mi vino y de mi leche.

Coro

¡Coman, amigos, beban
y embriáguense de amores!

Cuarto cantar

Amada

Yo dormía con el corazón en vela
y escuché la voz de mi amor:
— Ábreme, hermana y compañera mía,
mi paloma sin defecto,
que traigo la cabeza cubierta de rocío
y los rizos mojados del relente nocturno.
— Ya me quité la túnica,
¿cómo voy a ponérmela?
Ya me lavé los pies,
¿cómo voy a mancharlos?

Mi amor metió su mano en la rendija
y se me estremecieron las entrañas.
Me levanté para abrirle a mi amor:
mis manos goteaban mirra
y mis dedos mirra líquida
sobre el cerrojo de la puerta.
Yo misma abrí a mi amor
y mi amor se había marchado.
¡El alma se me fue con sus palabras!
Lo busqué y no lo hallé,
lo llamé y no respondió.
Me descubrieron los guardias
que hacían ronda en la ciudad:
me golpearon, me hirieron
y me quitaron el manto
los guardias de las murallas.
Júrenme, muchachas de Jerusalén,
que si encuentran a mi amor,
esto le habrán de decir:
¡que estoy enferma de amor!

Coro

¿Qué distingue a tu amor de cualquier otro,
hermosa entre las mujeres?
¿Qué distingue a tu amor de cualquier otro,
para que así nos supliques?

Amada

10 Mi amor es moreno claro,
descollante entre diez mil.
11 Su cabeza es oro puro
con los cabellos rizados
y más negros que los cuervos.
12 Sus ojos son dos palomas
sobre pilones de agua,
que se bañan en leche
y se posan en la alberca.
13 Sus mejillas, balsameras
y macizos de perfumes;
y sus labios como lirios
que destilan mirra líquida.
14 Sus manos, argollas de oro,
enjoyadas de topacio;
su vientre, marfil labrado,
recubierto de zafiros.
15 Dos columnas de mármol, sus piernas,
firmes sobre basas de oro.
Su apariencia es como el Líbano,
distinguido como el cedro.
16 Su paladar es dulcísimo,
¡todo él es un encanto!
Así es mi amor y mi amigo,
muchachas de Jerusalén.

Coro

¿Adónde se ha ido tu amor,
hermosa entre las mujeres?
¿Adónde ha vuelto tu amor,
para buscarlo contigo?

Amada

Mi amor ha bajado a su jardín,
a los macizos de bálsamos,
a apacentar en los huertos,
a recoger azucenas.
Yo soy de mi amado
y mi amado es mío,
que pasta entre azucenas.

Quinto cantar

Amado

Eres bella, amiga mía, como Tirsá,
atractiva como Jerusalén,
imponente como nube de banderas.
¡Aparta de mí tus ojos,
que me torturan!
Tu pelo es rebaño de cabras
que se descuelga del monte Galaad;
tus dientes, un rebaño de ovejas
recién salido del baño;
cada oveja con mellizos,
no hay ni una estéril;
dos mitades de granada
tus mejillas tras tu velo.
Aunque hay sesenta reinas,
ochenta concubinas
e incontables doncellas,
única es mi paloma sin defecto,
única para su madre,
favorita de la que la parió.
Al verla, muchachas la felicitan,
reinas y concubinas la ensalzan.

Coro

10 ¿Quién es esa que surge como el alba,
bella como la luna,
radiante como el sol,
e imponente como ejército
con las banderas desplegadas?

Amada

11 A mi nogueral bajé
a ver los brotes del valle,
a ver las vides en cierne
y los granados en flor.
12 Y sin que me diera cuenta
me sentí transportada
al carruaje de mi príncipe.

Coro

Vuelve, vuelve, Sulamita;
vuelve, vuelve, que te veamos.
¿Qué ven en la Sulamita
cuando danza entre dos coros?

Amado

¡Qué hermosos tus pies
en las sandalias, princesa!
Las curvas de tus caderas
son alhajas fabricadas
por manos de artesanos.
Tu ombligo es copa redonda
donde no falta el licor.
Tu vientre, montón de trigo
rodeado de azucenas.
Tus dos pechos son dos crías
mellizas de gacela.
Torre de marfil, tu cuello;
pozos de Jesbón, tus ojos,
junto a la puerta mayor;
tu nariz, torre del Líbano,
centinela de Damasco.
Tu cabeza se levanta
igual que el monte Carmelo,
tu cabello es como púrpura
que a un rey enreda en sus trenzas.
¡Qué hermosa y que dulce eres,
amor mío, qué delicia!
Tu talle es una palmera
y tus pechos, los racimos.
Dije: “Subiré a la palmera
y recogeré sus dátiles”.
Tus pechos serán racimos de uvas
y tu aliento, aroma de manzanas.
10 Tu paladar es como vino bueno
que me baja suavemente,
remojando los labios y los dientes.

Amada

11 Yo pertenezco a mi amor
que siente pasión por mí.
12 Ven, amor mío, vayamos al campo
y pasemos la noche en las aldeas.
13 De madrugada iremos a las viñas
a ver si están en cierne las vides,
si despuntan los retoños,
si florecen los granados.
¡Y allí te daré mi amor!
14 Las mandrágoras esparcen sus aromas
y a la puerta están todos los frutos,
tanto nuevos como añejos,
que he guardado, amor mío, para ti.

¡Quién te diera ser mi hermano,
criado a los pechos de mi madre!
Si te encontrara en la calle,
incluso podría besarte
sin temor a los reproches.
Te llevaría y te entraría
a la casa de mi madre,
donde tú me enseñarías
y yo te serviría el vino oloroso
y mi licor de granadas.
En su izquierda reposa mi cabeza,
con su derecha me abraza.

Amado

Júrenme, muchachas de Jerusalén
por las gacelas y ciervas del campo,
que no despertarán ni turbarán
al amor hasta que él quiera.

Conclusión

Coro

¿Quién es esa que sube del desierto,
recostada en el hombro del amor?

Amado

Debajo del manzano te desperté,
allí donde te concibió tu madre,
allí donde te concibió y te dio a luz.

Amada

Grábame como un sello
sobre tu corazón,
como un sello en tu brazo;
porque el amor es más fuerte que la muerte,
la pasión, más implacable que el abismo.
Sus saetas son saetas de fuego,
llamarada divina.
No podrán los océanos
apagar el amor,
ni los ríos anegarlo.
Para el que quiera comprar el amor
con todas sus riquezas,
el más profundo desprecio.

Apéndices

Coro

A nuestra hermana pequeña
no le han crecido los pechos.
¿Qué vamos a hacer con ella
cuando vengan a pedirla?
Si es una muralla,
la coronaremos
de almenas de plata;
y si es una puerta,
la recubriremos
con tablas de cedro.

Amada

10 Soy una muralla
y mis pechos, torres;
mas seré para él
remanso de paz.

Coro

11 Salomón tenía una viña
en Baal Hamón.
Le dio la viña a los guardas
y cada cual le pagaba
por su cosecha
con mil monedas de plata.

Amada

12 Mi viña, mi propia viña
es sólo mía;
para ti, rey Salomón,
las mil monedas;
y da a los guardas doscientas
por custodiar la cosecha.

Amado

13 Señora de los jardines,
mis compañeros te escuchan,
¡déjame escuchar tu voz!

Amada

14 Amor mío, huye corriendo
como corzo o cervatillo
por las montañas de especias.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España