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La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
Version
Isaías 18-22

Contra Cus

18 ¡Ay del país donde zumban enjambres,
más allá de los ríos de Cus,
que envía sus correos por el mar,
por el agua en canoas de junco!
Vayan, rápidos, mensajeros a esa gente
esbelta y de tez brillante,
a ese pueblo temido por doquier,
que domina con fuerza y con nervio,
con su tierra surcada por ríos.
Habitantes del mundo,
moradores de la tierra,
miren cuando se alce
una enseña en los montes,
escuchen cuando oigan
el sonido del cuerno.
Pues así me dijo el Señor:
Desde mi sitio contemplo sereno:
como el calor ardiente del sol,
como nube de rocío en plena siega.
Antes de la vendimia, pasada la floración,
cuando están madurando los agraces,
se aplica la podadera a los racimos,
se cortan y se tiran los sarmientos.
Quedarán a merced de las rapaces del monte,
abandonados a las fieras del campo:
pasarán allí el verano las rapaces,
el invierno las fieras del campo.

Entonces traerá tributo al Señor del universo la gente esbelta de tez brillante, el pueblo temido por doquier, que domina con fuerza y con nervio, con su tierra surcada por ríos; lo traerán al lugar donde se invoca el nombre del Señor del universo, al Monte Sión.

Oráculo contra Egipto

19 El Señor cabalga sobre tenue nube,
véanlo entrando en Egipto;
tiemblan ante él los ídolos de Egipto,
el corazón de Egipto flaquea por dentro.
Voy a incitar a egipcios contra egipcios,
lucharán entre sí hermanos y amigos,
ciudad contra ciudad, reino contra reino.
El ímpetu egipcio no tiene salida,
yo destruiré sus planes;
consultarán a ídolos y adivinos,
también a nigromantes y hechiceros.
Voy a entregar a Egipto
en manos de un amo cruel,
un rey poderoso los gobernará
—oráculo del Señor del universo—.
Se agotarán las aguas del mar,
el Nilo quedará reseco,
los canales acabarán apestando,
el delta menguará hasta secarse,
cañas y juncos se agostarán;
las cañas de la orilla del Nilo,
todos los sembrados del Nilo
se secarán y el viento los llevará.
Hacen duelo los pescadores, se lamentan
los que lanzan al Nilo el anzuelo,
desfallecen los que echan las redes.
Los que trabajan el lino, defraudados,
palidecen con tejedores e hiladores;
10 los contratistas están consternados,
los jornaleros están desanimados.
11 ¡Qué necios los cortesanos de Soán!
Los consejeros del faraón desatinan.
¿Cómo se atreven a decir al faraón:
somos descendientes de sabios,
estirpe de reyes antiguos?
12 ¿Dónde están tus sabios?
¡Pues a ver si saben anunciarte
lo que ha decidido contra Egipto
el Señor del universo!
13 ¡Qué inútiles los cortesanos de Soán,
cómo se engañan los cortesanos de Nof!
Descarrían a Egipto sus gobernadores.
14 El Señor ha derramado en el país
espíritu de extravío:
están desorientando a Egipto
en todas sus empresas,
como cuando un borracho se tambalea
sacudido por su vómito.
15 Nada que hacer tiene Egipto:
lo haga la cabeza o la cola,
lo haga la palma o el junco.

Egipto y Asiria, pueblos del Señor

16 Aquel día será Egipto como las mujeres: temblará y temerá cuando vea agitarse sobre él la mano del Señor del universo. 17 La tierra de Judá causará terror a Egipto: cuando alguien se la mencione, temblará de miedo ante el plan que el Señor del universo ha proyectado sobre él. 18 Aquel día habrá cinco ciudades en el país de Egipto que hablarán la lengua de Canaán y jurarán por el Señor del universo. Una se llamará Ciudad del Sol. 19 Aquel día habrá un altar dedicado al Señor en medio del país de Egipto, y una piedra votiva cerca de su frontera, en honor del Señor. 20 Serán señal y testimonio de la presencia del Señor del universo en tierra de Egipto: cuando clamen al Señor agobiados por sus opresores, les enviará un salvador que los defenderá y los libertará. 21 El Señor se dará a conocer a Egipto, y conocerán los egipcios al Señor aquel día; servirán al Señor con sacrificios y ofrendas, le harán votos y los cumplirán. 22 El Señor irá imponiendo a Egipto castigos saludables, que le harán volver al Señor que los escuchará y los sanará. 23 Aquel día habrá una calzada de Egipto a Asiria, por la que Asiria irá a Egipto y Egipto a Asiria; y ambos servirán al Señor. 24 Aquel día Israel hará de mediador entre Egipto y Asiria, será una bendición en medio de la tierra, 25 pues los bendecirá así el Señor del universo: “Bendito sea Egipto, mi pueblo; y Asiria, obra de mis manos; e Israel, mi heredad”.

Signo profético contra Egipto y Cus

20 El año en que llegó a Asdod el general en jefe enviado por Sargón, rey de Asiria, la atacó y la capturó. Por aquel entonces mandó un mensaje el Señor a Isaías, hijo de Amós, en estos términos:

— Ve, descíñete el saco de la cintura y quítate las sandalias de los pies.

Así lo hizo [Isaías] y anduvo desnudo y descalzo. Dijo el Señor:

— Lo mismo que mi siervo Isaías ha andado desnudo y descalzo durante tres años como signo y presagio contra Egipto y contra Cus, así conducirá el rey de Asiria a los deportados de Egipto y a los prisioneros de Cus, lo mismo a jóvenes que a ancianos, desnudos y descalzos, mostrando sus vergüenzas.

Quedarán acobardados y avergonzados los que confiaban en Cus, los que se gloriaban de la amistad egipcia. Dirán aquel día los habitantes de esta costa: “A esto han ido a parar aquellos a quienes pedimos ayuda para que nos salvaran del rey de Asiria. ¿Cómo nos pondremos a salvo?”.

Caída de Babilonia

21 Oráculo desde la estepa marítima:

Igual que torbellinos
que barren el Négueb,
vienen de la estepa,
de un país temible.
Una visión terrible
me ha sido revelada:
un traidor que traiciona,
un devastador que devasta.
¡Ataquen, elamitas;
medos, al asedio!
¡Pondré fin a su orgullo!
Por eso mis entrañas
se llenan de espasmos;
angustias me atenazan
como de parturienta.
Me inquieto al oírlo,
al verlo me espanto;
me siento turbado,
me espanta el terror;
la tarde anhelada
sólo trae temblor.
¡Preparen la mesa,
pongan el mantel,
coman y beban!
¡En pie, oficiales;
bruñan los escudos!
Así me ha dicho el Señor:
Ve e instala un vigía,
que anuncie lo que vea.
Si ve gente montada,
un par de jinetes,
a lomos de burros,
a lomos de camellos,
que escuche atento,
con mucha atención.
Gritó el centinela:
“En la atalaya estoy,
Señor, vigilante
siempre de día;
en mi puesto de guardia
estoy sin moverme
toda la noche.
Miren, ahí vienen
hombres cabalgando,
un par de jinetes”.
Alguien dijo entonces:
“Cayó, cayó Babilonia,
todas las estatuas de sus dioses
yacen por tierra hechas añicos”.
10 Pueblo mío machacado,
trillado en la era,
te comunico lo que he oído
al Señor del universo,
al Dios de Israel.

Desde Seir-Edom

11 Oráculo sobre Dumá:
Me gritan desde Seír:
“Centinela, ¿cuánto queda,
cuánto queda de la noche?”.
12 Responde el centinela:
“Ya llega la mañana,
pero aún es de noche.
Si quieren preguntar,
vuelvan otra vez”.

Dedanitas y quedaritas

13 Oráculo en la estepa:
Pernocten en el oasis de la estepa,
caravanas de Dedán.
14 Reciban con agua a los sedientos,
habitantes de Temá,
lleven pan a los que huyen.
15 Van huyendo de la espada,
de la espada afilada,
de los arcos tensados,
de la dura batalla.

16 Así me ha dicho el Señor: Dentro de un año, de un año de jornalero, acabará el esplendor de Quedar. 17 Se verá reducido el número de los arqueros de Quedar. Quedarán unos pocos. Ha hablado el Señor, Dios de Israel.

Contra Jerusalén

22 Oráculo del valle de la Visión:
¿Qué te pasa que subes
en masa a las terrazas,
llena de jolgorio,
ciudad bulliciosa,
villa bullanguera?
Tus heridos no son de espada,
tus muertos no son de guerra.
Tus jefes huyeron en bloque,
los capturaron sin haber disparado;
tus valientes eran apresados
aunque habían huido lejos.
Por eso digo: “Déjenme en paz.
Lloraré hasta la amargura.
No insistan en consolarme
del desastre de mi pueblo”.
Un día de espanto y desconcierto
envía Dios, el Señor del universo:
en el valle de la Visión
se agrieta la muralla,
gritos de angustia
se elevan a los montes.
Elam apresta su aljaba,
envía carros y jinetes;
Quir desnuda su escudo.
Tus hermosos valles
están llenos de carros,
los jinetes apostados
enfrente de las puertas;
Judá está sin defensas.
Aquel día pasaban revista
a las armas en la Casa del Bosque,
cuando vieron las grietas numerosas
en los muros de la ciudad de David.
Recogieron el agua
de la alberca de abajo;
10 calcularon el número
de las casas de Jerusalén,
destruyeron viviendas
por reforzar los muros;
11 hicieron un depósito
entre muralla y muralla,
para recoger el agua
de la alberca vieja.
Pero no miraron a quien lo había hecho,
no vieron a quien ya lo tenía dispuesto.
12 Aquel día Dios, el Señor del universo,
convocaba al llanto y al duelo,
a afeitarse la cabeza,
a vestirse de sayal.
13 Ahora, en cambio, fiesta y alegría:
a matar novillos y corderos,
a hartarse de carne y de vino:
“Comamos y bebamos,
que mañana moriremos”.
14 Pero Dios, Señor del universo,
me ha revelado personalmente
que este pecado no será expiado;
seguirán así hasta que mueran
lo ha dicho el Señor del universo.

Contra el administrador Sebna

15 Así ha dicho Dios, Señor del universo:
Vete y di al administrador,
a Sebna, el jefe de palacio:
16 ¿Qué o a quién tienes aquí
para labrarte aquí un sepulcro,
excavarte en lo alto una tumba,
abrirte un panteón en la roca?
17 Verás: el Señor te va a zarandear
con toda fuerza, gran hombre;
te hará un fardo bien atado,
18 te hará rodar como una bola
hasta un país ancho y llano.
¡Allí morirás, allí acabarán
tus espléndidas carrozas,
vergüenza del palacio de tu señor!
19 Te echaré de tu puesto,
te quitaré de tu cargo.
20 Aquel día llamaré a mi siervo,
a Eliaquín, hijo de Jelcías.
21 Lo vestiré con tu túnica,
le ceñiré tu fajín,
le entregaré tus poderes.
Será lo mismo que un padre
para la gente de Jerusalén,
para la casa de Judá.
22 Pondré sobre su hombro
la llave de la casa de David:
si abre, nadie cerrará,
si cierra, nadie abrirá.
23 Lo hincaré como estaca en lugar firme,
será trono de gloria para la casa paterna.

24 De él dependerá la gloria de su casa paterna: sus vástagos y hojas; de él penderá toda la vajilla menor: de cuencos a jarras. 25 Aquel día —oráculo del Señor del universo— cederá la estaca hincada en lugar firme, y la carga que soportaba se soltará, caerá y se romperá. Lo ha dicho el Señor.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España